viernes, 23 de marzo de 2012

                               SOBRE LA MORAL COMUNISTA





ELOGIO DE "EL CEMENTO"



He escuchado reiteradamente la opinión de que la lectura de El Cemento de Fedor Gladkov no es edificante ni alentadora para los que, fuera todavía de los rangos revolucionarios, busquen en esa novela la imagen de la revolución proletaria. Las peripecias espirituales, los conflictos morales que la novela de Gladkov describe no serían, según esta opinión, aptos para alimentar las ilusiones de las almas hesitantes y miríficas que sueñan con una revolución de agua de rosas. Los residuos de una educación eclesiástica y familiar, basada en los beatísimos e inefables mitos del reino de los cielos y de la tierra prometida, se agitan mucho más de lo que estos camaradas pueden imaginarse, en la subconciencia de su juicio.

En primer lugar, hay que advertir que El Cemento no es una obra de propaganda. Es una novela realista, en la que Gladkov no se ha propuesto absolutamente la seducción de los que esperan, cerca o lejos de Rusia, que la revolución muestre su faz risueña, para decidirse a seguirla. El pseudo-realismo burgués —Zola incluido— había habituado a sus lectores a cierta idealización de los personajes representativos del bien y la virtud. En el fondo, el realismo burgués, en la literatura, no había renunciado al espíritu del romanticismo, contra el cual parecía reaccionar irreconciliable y antagónico. Su innovación era una innovación de procedimiento; de decorado, de indumentaria. La burguesía que en la historia, en la filosofía, en la política, se había negado a ser realista, aferrada a su costumbre y a su principio de idealizar o disfrazar sus móviles, no podía ser realista en la literatura. El verdadero realismo llega con la revolución proletaria, cuando en el lenguaje de la crítica literaria, el término "realismo" y la categoría artística que designa, están tan desacreditados, que se siente la perentoria necesidad de oponerle los términos de "suprarrealismo", "infrarrealismo", etc. El rechazo del marxismo, parecido en su origen y proceso, al rechazo del freudismo, como lo observa Max Eastman en La Ciencia de la Revolución tan equivocado a otros respectos, es en la burguesía una actitud lógica,—e instintiva—, que no consiente a la literatura burguesa liberarse de su tendencia a la idealización de los personajes, los conflictos y los desenlaces. El folletín, en la literatura y en el cinema, obedece a esta tendencia que pugna por mantener en la pequeña burguesía y el proletariado la esperanza en una dicha final ganada en la resignación más bien que en la lucha. El cinema yanqui ha llevado a su más extrema y poderosa industrialización esta optimista y rosada pedagogía de pequeños burgueses. Pero la concepción materialista de la historia, tenía que causar en la literatura el abandono y el repudio de estas miserables recetas. La literatura proletaria tiende naturalmente al realismo, como la política, la historiografía y la filosofía socialistas.

El Cemento pertenece a esta nueva literatura, que en Rusia tiene precursores desde Tolstoy y Gorki. Gladkov no se habría emancipado del más mesocrático gusto de folletín si al trazar este robusto cuadro de la revolución, se hubiera preocupado de suavizar sus colores y sus líneas por razones de propaganda e idealización. La verdad y la fuerza de su novela, —verdad y fuerza artísticas, estéticas y humanas—, residen, precisamente, en su severo esfuerzo por crear una expresión del heroísmo revolucionario —de lo que Sorel llamaría "lo sublime proletario"—, sin omitir ninguno de los fracasos, de las desilusiones, de los desgarramientos espirituales sobre los que ese heroísmo prevalece. La revolución no es una idílica apoteosis de ángeles del Renacimiento, sino la tremenda y dolorosa batalla de una clase por crear un orden nuevo. Ninguna revolución, ni la del cristianismo, ni la de la Reforma, ni la de la burguesía, se ha cumplido sin tragedia. La revolución socialista, que mueve a los hombres al combate sin promesas ultraterrenas, que solicita de ellos una extrema e incondicional entrega, no puede ser una excepción en esta inexorable ley de la historia. No se ha inventado aún la revolución anestésica, paradisíaca, y es indispensable afirmar que el hombre no alcanzará nunca la cima de su nueva creación, sino a través de un esfuerzo difícil y penoso en el que el dolor y la alegría se igualarán en intensidad. Glieb, el obrero de El Cemento, no sería el héroe que es, si su destino le ahorrase algún sacrificio. El héroe llega siempre ensangrentado y desgarrado a su meta: sólo a este precio alcanza la plenitud de su heroísmo. La revolución tenía que poner a extrema prueba el alma, los sentidos, los instintos de Glieb. No podía aguardarle, asegurados contra toda tempestad, en un remanso dulce, su mujer, su hogar, su hija, su lecho, su ropa limpia. Y Dacha, para ser la Dacha que en El Cemento conocemos, debía a su vez vencer las más terribles pruebas. La revolución al apoderarse de ella total e implacablemente, no podía hacer de Dacha sino una dura y fuerte militante. Y en este proceso, tenía que sucumbir la esposa, la madre, el ama de casa; todo, absolutamente todo, tenía que ser sacrificado a la revolución. Es absurdo, es infantil, que se quiera una heroína como Dacha, humana, muy humana, pero antes de hacerle justicia como revolucionaria, se le exija un certificado de fidelidad conyugal. Dacha, bajo el rigor de la guerra civil, conoce todas las latitudes del peligro, todos los grados de la angustia. Ve flagelados, torturados, fusilados, a sus camaradas; ella misma no escapa a la muerte sino por azar; en dos oportunidades asiste a los preparativos de su ejecución. En la tensión de esta lucha, librada mientras Glieb combate lejos, Dacha está fuera de todo código de moral sexual: no es sino una militante y sólo debe responder de sus actos de tal. Su amor extra-conyugal carece de voluptuosidad pecadora. Dacha ama fugaz y tristemente al soldado de su causa que parte a la batalla, que quizás no regresará más, que necesita esta caricia de la compañera como un viático de alegría y placer en su desierta y gélida jornada. A Badyn, el varón a quien todas se rinden, que la desea como a ninguna, le resiste siempre. Y cuando se le entrega, —después de una jornada en que los dos han estado a punto de perecer en manos de los cosacos, cumpliendo una riesgosa comisión, y Dacha ha tenido al cuello una cuerda asesina, pendiente ya de un árbol del camino, y ha sentido el espasmo del estrangulamiento—, es porque a los dos la vida y la muerte los ha unido por un instante más fuerte que ellos mismos.

viernes, 16 de marzo de 2012

Avance de la revista Sol Rojo No. 37:


ELECCIONES EN ESPAÑA

En uno de los periódicos de la prensa burguesa, que es la única que se puede comprar en los quioscos, se podía leer pocos días antes de las pasadas elecciones generales: "El vencedor de las elecciones generales [...] se encontrará con una economía en estado de shock, al filo de una nueva recesión y con el desempleo en niveles intolerables". Una breve y acertada descripción del estado de la economía española. Han sido unas elecciones de urgencia, no hay que olvidar que han sido elecciones anticipadas, donde la burguesía monopolista española ha buscado un nuevo recambio para que lleve a cabo las próximas reformas económicas, es decir los próximos ataques a la clase obrera y a los más desfavorecidos. El hundimiento electoral del partido gobernante, el PSOE, quemado por toda una política de recortes sociales, de ataques a las condiciones de vida de la clase obrera, de aventuras imperialistas, etc., ha demostrado que en este momento ya no es útil para llevar adelante los próximos ajustes necesarios para la clase dominante con el objetivo de tratar de reimpulsar al capital monopolista español.

De estas votaciones va a salir un nuevo consejo de administración, ahora presidido por el líder de la derecha Rajoy, que siga protegiendo los intereses del capital monopolista español. En el interior pocas sorpresas se esperan. Más crisis y más explotación. En el exterior ya se están dando los primeros pasos hacia un mayor acercamiento al imperialismo alemán. Imperialismo en colusión y pugna con el imperialismo yanqui. Recordar el caso de Libia y la reciente inauguración del gaseoducto submarino  Nord-Stream. Merkel además de hablar del gran honor de participar en la inauguración de éste añadió que "se trata del mayor proyecto de infraestructura energética de nuestro tiempo y un ejemplo de la cooperación entre Rusia y la Unión Europea." La sociedad Nord-Stream está integrada por la rusa Gazprom, las alemanas Eon y Basf, la francesa GDF Suez y la holandesa Gasunie. Gazprom distribuirá el gas  a Alemania y desde ahí se distribuirá a la UE, se espera que a 26 millones de hogares. Por tanto habrá que prestar atención a los próximos pasos del imperialismo español en el exterior y qué repercusiones tiene este acercamiento al imperialismo Alemán sin romper la alianza con el imperialismo yanqui.

Y si las elecciones se han dado en plena crisis económica también se han realizado dentro de una evidente crisis política. Labor de los comunistas y revolucionarios es convertir esto en un cuestionamiento del sistema de Estado, de toda dictadura de la burguesía, sea con la monarquía o la república, con capitalismo liberal o planificado. 

Durante los últimos meses cientos de miles de personas en todo el Estado español han gritado "¡No nos representan!" a los elegidos para los cargos públicos en los diferentes circos electorales. A esto hay que unir que cientos de miles de manifestantes han salido a las calles al margen de los sindicatos estatales (CC.OO. y UGT) y de los partidos parlamentarios. El 19 de Junio bajo el lema "¡Caminemos contra la crisis y el capital hacia la huelga general! se reunieron en Madrid más de medio millón de personas, repetimos, al margen de la mafia sindical de CC.OO. y UGT y de los partidos parlamentarios. Estos son sólo los primeros síntomas de lo que está por venir. Que a la crisis económica, y a su profundización, le siga una mayor crisis política y social.

Para dar unos pocos datos de la cada vez mayor falta de legitimidad de la dictadura de la burguesía en su forma actual bastan ver los datos del barómetro de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Octubre. En la encuesta se puntúa del 1 al 10 y estos son algunos de los resultados: los gobiernos autonómicos puntuaron con 3,93 y los parlamentos autonómicos 3,52, el Parlamento 3,52, el Gobierno 3,24 y los partidos políticos 2,76. El barómetro de opinión no distingue entre clases, todos somos ciudadanos, pero no puede caber ninguna duda de que el descrédito de estas instituciones que representan la dictadura de la burguesía todavía es mayor dentro de la clase obrera y sobre todo entre nuestros jóvenes proletarios.

Para acabar de sintetizar las condiciones económicas, políticas y sociales en las que se desarrollaron las pasadas votaciones es importante señalar que se celebraron en pleno "proceso de paz" en Euskal Herria, asunto que abordaremos más adelante.

En esta situación de crisis económica, política y social fueron llamados a votar 35.776.615 personas. Y a pesar de esta crisis, del llamado a la socialdemocracia y del viejo revisionismo a parar a la derecha, a "construir frentes a los que quieren derribar al Estado del bienestar y la democracia" (Cayo Lara de Izquierda Unida –IU), esta vez el miedo a la derecha no ha funcionado. El PSOE se ha desplomado, ha perdido 4,3 millones votantes de los cuales IU el viejo revisionismo heredero del PCE de Carrillo sólo ha recogido unos 500.000. La suma de abstenciones, voto nulo y votos en blanco superó el 30% del electorado. La abstención ha crecido en dos puntos y cabe señalar que ha subido especialmente en lugares donde se concentra la clase obrera. Por ejemplo en Madrid en el barrio de Vallecas la abstención llegó al ascendió al 40,35%, frente a los 37,04% del 2007. En Villaverde Alto, otro barrio obrero de la capital la abstención pasó del 23,8% al 30%, en Nou Barris, Barcelona, otro barrio obrero, fue del 45,66% y podríamos seguir así. Estamos hablando de datos oficiales y, por eso, parciales, con toda seguridad la abstención está por encima de estos números.

En estas circunstancias cabe preguntarse por el papel del viejo revisionismo, IU. Mientras no haya ninguna alternativa electoralista viable a la  “izquierda” de  IU  para la burguesía imperialista española, le va a tocar a los hijos de Carrillo seguir cumpliendo el papel de embellecer al imperialismo español y hacer el papel que ya le tocó al PCE de Carrillo tras la muerte de Franco, que las luchas sociales y especialmente las de la clase obrera no vayan más allá de la legalidad burguesa, no pongan en cuestión el aparato de Estado burgués.

Hemos podido oír durante la campaña electoral a los candidatos de IU llamar a unir fuerzas para forjar un frente contra las políticas “neoliberales”, de sumar para "rescatar la democracia" de las políticas “neoliberales”, de la derecha, de los especuladores, etc. Mucho "socialismo del siglo XXI" y para acabar con la crisis algo “revolucionario”: "salir de la crisis con inversión pública" (Cayo Lara). Incluso Cayo Lara se ha atrevido a hablar de "crear las condiciones para acabar con el capitalismo", actualmente es posible "más que nunca". "El desarrollo tecnológico, científico y social lo hacen posible y las contradicciones que el capitalismo genera con las personas y con la naturaleza empiezan a verse con insuperables". Es decir, la vieja tesis revisionista de Kautsky del “ultraimperialismo”: mucho cientifismo y poco socialismo científico. En lo ideológico, este tipo de revisionistas en todo el mundo repiten las viejas tesis revisionistas ya aplastadas por el marxismo, y en lo político sirven para apoyar a la fracción socialfascista de la burguesía y consolidar las ilusiones demo-burgueses en las filas del pueblo – todo para garantizar la dictadura burguesa.  

Ya defendió Carrillo en su momento el "socialismo democrático" cuyo ingrediente fundamental era la "planificación racional" y que "la posición dominante del sector público en la economía y la hegemonía política de las fuerzas del trabajo y de la cultura asegurarán la marcha progresiva hacia la sociedad sin clases, igualitaria: hacia el socialismo", aclarando que esto necesariamente cambiaba la concepción del Estado capitalista y que "la lucha por democratizarle presupone la renuncia, en su forma clásica, a la idea de un Estado obrero y campesino". El mismo programa que sigue defendiendo hoy IU. Reforma de la dictadura de la burguesía y combate a la dictadura del proletariado. La actual crisis reserva, por ahora, un papel importante para IU, la de contener las luchas y mantenerlas dentro del "orden". Ya lo hizo el PCE de Carrillo y por ahora le toca a sus herederos.

 El "proceso de paz" se ha reflejado en las elecciones con un aumento de la participación en el País Vasco, la abstención bajó del 35,97% de las anteriores elecciones al 30,80% esto unido a los muy buenos resultados de la izquierda abertzale son la plasmación de que la esperanza de poder llegar a la independencia por vía democrática, e incluso al socialismo, ha calado en buena parte de la izquierda abertzale. Lo que ahora propone ETA no es algo nuevo, partiendo de unas supuestas "nuevas condiciones" acaba con el cuento de que las masas desarmadas y sin Partido pueden conseguir algo. Aunque hoy parecen mayoritarias estas posiciones dentro de la izquierda abertzale no puede caber ninguna duda de que los comunistas y revolucionarios vascos sabrán hacer balance y darle la vuelta a esta situación, toca aplastar todo “acuerdo de paz” y aplastar el cretinismo parlamentario.

Para terminar, cabe señalar que la abstención superó los once millones. Que el rechazo al circo electoral se da sobre todo dentro de la clase obrera. Que las elecciones han traído un gobierno con mayoría absoluta y fuerte en el parlamento. Ya veremos cuánto tarda en entrar en crisis. Que sólo cabe una mayor agudización de la crisis dentro del marco de crisis global del imperialismo. Que la crisis política y social seguirá profundizándose. Que el revisionismo y el reformismo tratarán de seguir haciendo su papel de "policía bueno" para desviar a la clase obrera de su camino al socialismo y al comunismo. Cabe señalar otra vez como punto negativo y fundamental la falta de Partido Comunista marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta que inicie guerra popular para acabar con este podrido sistema de explotación y opresión y lleve adelante la revolución socialista mediante la guerra popular. Las condiciones están dadas.

miércoles, 7 de marzo de 2012

¡VIVA EL DÌA DE LA MUJER OBRERA!


¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER OBRERA!

Mujeres explotadas, sin derechos laborales, ejerciendo los trabajos más precarios, asesinadas, torturadas, violadas en sus propias casas, mujeres conducidas al suicidio como única salida. Esta es la realidad de millones de mujeres proletarias y prueba palpable de que los cambios en las leyes, el reconocimiento de derechos por parte del Estado imperialista español, la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo no ha traído para la mayoría de las mujeres la igualdad sino la frustración. Cuanto más conciencia ha ido adquiriendo la mujer proletaria de su posición en la sociedad más impotencia causa comprobar que la realidad sólo ha cambiado para un pequeño número de mujeres, las burguesas.

Hay que destacar que no todo ha sido impotencia y frustración y que ahí donde la lucha de la mujer proletaria se unió y se une con la lucha por el comunismo la vida de la mujer proletaria, de la mujer campesina pobre ha cambiado y ha pasado de la tutela del marido, de la tutela del Estado burgués a ser protagonista de los grandes cambios revolucionarios que han estremecido el mundo: las luchas antimperialistas, las revoluciones de nueva democracia, las revoluciones socialistas y la Gran Revolución Cultural Proletaria. Y protagonista de su propia emancipación.

Repasando la historia podemos comprobar que en una de las grandes crisis del imperialismo, y paralelamente a la paralización del feminismo burgués, incapaz de dar ninguna respuesta a la crisis y desaparecido durante la I Guerra Mundial, es la Revolución Rusa dirigida por el Partido Bolchevique y el miedo a su expansión a los demás países imperialistas lo que obliga a las burguesías monopolistas inglesa, sueca y alemana a conceder el derecho al voto, revisar el derecho matrimonial y hereditario asegurándose los derechos de la mujer burguesa.

Anteriormente, la Rusia soviética trajo la igualdad de derechos y obligaciones, el derecho al divorcio sin el consentimiento del marido, el derecho al aborto, la protección de la mujer soltera, se garantizaba el acceso a la educación y al trabajo en pie de igualdad con el hombre. Era la revolución proletaria, la instauración de la dictadura del proletariado la garantía de la defensa de los derechos de la mujer.

Otro hito para la mujer obrera y campesina pobre en el siglo XX ha sido la Revolución China dirigida por el Partido Comunista Chino. De nuevo el movimiento feminista burgués fue incapaz de dar respuesta a la gran crisis del imperialismo que llevó a la II Guerra Mundial y al surgimiento de los fascismos, crisis que además siempre han ido acompañadas por un mayor ataque a la mujer y a sus condiciones de vida.

En 1949 se proclama la República Popular China y con el poder en manos del proletariado la situación de la mujer va a cambiar radicalmente. No sólo por el derecho al divorcio, al aborto, a su acceso a la salud, a la educación, al mundo del trabajo... La reforma agraria significó un gran golpe a la antigua estructura familiar en el campo donde la mujer era una menor ante el marido. Demostrando que no puede haber cambios en las relaciones sociales sin cambios en las relaciones de producción. La mujer participa en primera línea de estas transformaciones dirigida por el Partido Comunista.

Durante la Gran Revolución Cultural Proletaria se aplastó la tesis del “desarrollo de las fuerzas productivas”. Tesis que afirma que con el sólo desarrollo de la técnica se llega al comunismo. La tesis comunista afirma que es la lucha de clases el motor de la historia. La técnica no es neutra: o sirve para consolidar la división del trabajo capitalista o sirve para ir eliminando la diferencia entre trabajo manual y trabajo intelectual, entre dirigentes y dirigidos. Durante la Gran Revolución Cultural Proletaria se desarrollaron los comedores populares, los talleres colectivos de trabajo doméstico de modo que se apuntó a destruir el carácter privado de la familia y de las tareas domésticas. Los hijos ya no son propiedad de la familia o del Estado, es la sociedad, hombres y mujeres, los responsables de su bienestar.

No es cierto que a la revolución económica le tenga que seguir otra revolución para defender los derechos de la mujer. Si la transformación económica no hace de las mujeres personas libres es que no hay Revolución. Por decirlo de alguna manera, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo sin transformar las relaciones de producción no libera a nadie. Es en los campos de concentración nazis donde se exponía el lema “El trabajo os hará libres”. En el capitalismo el trabajo no ha liberado al obrero y menos lo va a hacer con la obrera. La técnica no es neutra, el desarrollo de la producción no es neutro, tiene carácter de clase. Es necesario el desarrollo de una nueva economía para transformar la vida social y a la vez es necesaria la lucha de clases dirigida por el Partido Comunista para transformar la economía.

También podemos ver cómo la restauración del capitalismo en China tras la muerte del Presidente Mao ha traído otra vez la explotación y la opresión sobre la mujer pobre. La igualdad legal no ha impedido que la restauración de la pequeña propiedad en el campo haya vuelto a encerrar a la mujer pobre del campo en la casa del marido y el feminicidio de miles de niñas.

Hoy volvemos a ver cómo cambia la situación de la mujer ahí donde se desarrollan guerras populares dirigidas por verdaderos partidos comunistas. En el Perú y bajo la dirección del PCP, partido marxista-leninista-maoísta-pensamiento gonzalo, principalmente pensamiento gonzalo vemos cómo la mujer se incorpora a la vida social, desde la lucha reivindicativa hasta su máxima expresión, la Guerra Popular. Logrando en el Nuevo Poder el lugar que la vieja sociedad le ha negado. Por eso miles de mujeres han dado su vida por la Revolución de forma consciente y voluntaria pues el futuro de ellas está íntimamente ligado al del triunfo de la Revolución.

¡POR UNA LÍNEA DE CLASE EN EL MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR!
¡VIVA EL MAOÍSMO! ¡ABAJO EL REVISIONISMO!
¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!

Movimiento por el Internacionalismo Proletario – Comité España
Marzo, 2012



martes, 28 de febrero de 2012





GANDHI

JOSE CARLOS MARIATEGUI (1924) 

Este hombre dulce y piadoso es uno de los mayores personajes de la historia contemporánea. Su pensamiento no influye sólo sobre trescientos veinte millones de hindúes. Conmueve toda el Asia y repercute en Europa. Romain Rolland, que descontento del Occidente se vuelve hacia el Oriente, le ha consagrado un libro. La prensa europea explora con curiosidad la biografía y el escenario del apóstol.

El principal capítulo de la vida de Gandhi empieza en 1919. La post-guerra colocó a Gandhi a la cabeza del movimiento de emancipación de su pueblo. Hasta entonces Gandhi sirvió fielmente a la Gran Bretaña. Durante la guerra colaboró con los ingleses. La India dio a la causa aliada una importante contribución. Inglaterra se había comprometido a concederle los derechos, de los demás «Dominios». Terminada la contienda, Inglaterra olvidó su palabra y el principio wilsoniano de la libre determinación de los pueblos. Reformó superficialmente la administración de la India, en la cual acordó al pueblo hindú una participación secundaria e inocua. Respondió a las quejas hindúes con una represión marcial y cruenta. Ante este tratamiento pérfido, Gandhi rectificó su actitud y abandonó sus ilusiones. La India insurgía contra la Gran Bretaña y reclamaba su autonomía, La muerte de Tilak había puesto la dirección del movimiento nacionalista en las manos de Gandhi, que ejercía sobre su pueblo un gran ascendiente religioso. Gandhi aceptó la obligación de acaudillar a sus compatriotas y los condujo a la no cooperación: La insurrección armada le repugnaba. Los medios debían ser, a su juicio, buenos y morales como los fines. Había que oponer a las armas británicas la resistencia del espíritu y del amor. La evangélica palabra de Gandhi inflamó de misticismo y de fervor el alma indostana. El Mahatma1 acentuó, gradualmente, su método. Los hindúes fueron invitados a desertar de las escuelas y las universidades, la administración y los tribunales, a tejer con sus manos su traje khaddar, a rechazar las manufacturas británicas. La India gandhiana tornó, poéticamente, a la "música de la rueca". Los tejidos ingleses fueron quemados en Bombay como cosa maldita y satánica. La táctica de la no cooperación se encaminaba a sus últimas consecuencias: la desobediencia civil, el rehusamiento del pago de impuestos. La India parecía próxima a la rebelión definitiva. Se produjeron algunas violencias. Gandhi, Indignado por esta falta, suspendió la orden de la desobediencia civil y, místicamente, se entregó a la penitencia. Su pueblo no estaba aún educado para el uso de la satyagraha, la fuerza-amor, la fuerza-alma. Los hindúes obedecieron a su jefe. Pero esta retirada, ordenada en el instante de mayor tensión y mayor ardimiento, debilitó la ola revolucionaria. El movimiento se consumía y se gastaba sin combatir. Hubo algunas defecciones y algunas disensiones. La prisión y el procesamiento de Gandhi vinieron a tiempo. El Mahatma dejó la dirección del movimiento antes de que éste declinase.
El Congreso Nacional indio de diciembre de 1923 marcó un descenso del gandhismo. Prevaleció en esta asamblea la tendencia revolucionaria de la no cooperación; pero se le enfrentó una tendencia derechista o revisionista que, contrariamente a la táctica gandhista, propugnaba la participación en los consejos de reforma, creados por Inglaterra para domesticar a la burguesía hindú. Al mismo tiempo apareció en la asamblea, emancipada del gandhismo, una nueva corriente revolucionaria de inspiración socialista. El programa de esta corriente, dirigido desde Europa por los núcleos de estudiantes y emigrados hindúes, proponía la separación completa de la India del Imperio Británico, la abolición de la propiedad feudal de la tierra, la supresión de los impuestos indirectos, la nacionalización de las minas, ferrocarriles, telégrafos y demás servicios públicos, la intervención del Estado en la gestión de la gran industria, una moderna legislación del trabajo, etc., etc. Posteriormente, la escisión continuó ahondándose. Las dos grandes facciones mostraban un contenido y una fisonomía clasistas. La tendencia revolucionaria era seguida por el proletariado que, duramente explotado sin el amparo de leyes protectoras, sufría más la dominación inglesa. Los pobres, los humildes eran fieles a Gandhi y a la revolución. El proletariado industrial se organizaba en sindicatos en Bombay y otras ciudades indostanas. La tendencia de derecha, en cambio, alojaba a las castas ricas, a los parsis,2 comerciantes, latifundistas.
El método de la no cooperación, saboteado por la aristocracia y la burguesía hindúes, contrariado por la realidad económica, decayó así, poco a poco. El boycot3de los tejidos ingleses y el retorno a la lírica rueca no pudieron prosperar. La industria manual era incapaz de concurrir con la industria mecánica. El pueblo hindú, además, tenía interés en no resentir al proletariado inglés, aumentando las causas de su desocupación, con la pérdida de un gran mercado. No podía olvidar que la causa de la India necesita del apoyo del partido obrero de Inglaterra. De otro lado, los funcionarios dimisionarios volvieron, en gran parte, a sus puestos. Se relajaron, en suma, todas las formas de la no cooperación.
Cuando el gobierno laborista de Mac Donald lo amnistió y libertó, Gandhi encontró fraccionado y disminuido el movimiento nacionalista hindú. Poco tiempo antes, la mayoría del Congreso Nacional, reunido extraordinariamente en Delhi en setiembre de 1923, se había declarado favorable al partido Swaraj, dirigido por C. R. Das, cuyo programa se conforma con reclamar para la India los derechos de los «Dominios» británicos, y se preocupa de obtener para el capitalismo hindú sólidas y seguras garantías.
Actualmente Gandhi no dirige ni controla ya las orientaciones políticas de la mayor arte del nacionalismo hindú. Ni la derecha, que desea la colaboración con los ingleses, ni la extrema izquierda, que, aconseja la insurrección, lo obedecen. El número de sus fautores ha descendido. Pero, si su autoridad de líder politicona decaído, su prestigio de asceta y de santo no ha cesado de extenderse. Cuenta un Periodista, cómo al retiro del Mahatma afluyen peregrinos de diversas razas y comarcas asiáticas Gandhi recibo, sin ceremonias y sin protocolo, a todo el que llama a su puerta. Alrededor de su morada, viven centenares de hindúes felices de sentirse junto a él.
Esta es la gravitación natural de la vida del Mahatma. Su obra es más religiosa y moral que política. En su diálogo con Rabindranath Tagore, el Mahatma ha declarado su intención de introducir la religión en la política. La teoría de la no cooperación está saturada de preocupaciones éticas. Gandhi no es verdaderamente, el caudillo de la libertad  de la India, sino el apóstol de un movimiento religioso. La autonomía de la India no le interesa, no le apasiona, sino secundariamente. No siente, ninguna prisa por llegar a ella. Quiere, ante todo, purificar y elevar el alma hindú. Aunque su mentalidad está nutrida, en parte, de cultura europea, el Mahatma repudia la civilización de Occidente, Le repugna su materialismo, su impureza, su sensualidad. Como Ruskin y como Tolstoy, a quienes ha leído y a quienes ama, detesta la máquina. La máquina es para él el símbolo de la «satánica» civilización occidental. No quiere, por ende, que el maquinismo y su influencia se aclimaten en la India. Comprende que la máquina es el agente y el motor de las ideas occidentales. Cree que la psicología indostana no es adecuada a una educación europea; pero osa esperar que la India, recogida en sí misma, elabore una moral, buena Pera el uso de los demás pueblos. Hindú hasta la médula, piensa que la India puede dictar al mundo su propia disciplina. Sus fines y su actividad, cuando persiguen la fraternización de hinduistas y mahometanos o la redención de los intocables, de los parias, tienen una vasta trascendencia política y social. Pero su inspiración, es esencialmente religiosa.
Gandhi se clasifica como un idealista práctico. Henri Barbusse lo reconoce, además, como un verdadero revolucionario. Dice, en seguida, que "este término designa en nuestro espíritu a quién, habiendo concebido, en oposición al orden político y social establecido, un orden diferente, se consagra a la realización de este plan ideal por medios prácticos" y agrega que "el utopista no es un verdadero revolucionario por subversivas que sean sus sinrazones". La definición es excelente. Pero Barbusse cree, además, que, "si Lenin se hubiese encontrado, en lugar de "Gandhi, hubiera hablado y obrado cómo él. Y ésta hipótesis es arbitraria. Lenin era un realizador y un realista. Era, indiscutiblemente, un idealista práctico. No está probado que la vía de la no cooperación y la no violencia sea las únicas vías de la emancipación indostana. Tilak, el anterior líder del nacionalismo hindú, no habría desdeñado el método insurreccional. Romain Rolland opina que Tilak, cuyo genio enaltece, habría podido entenderse con los revolucionarios rusos. Tilak, sin embargo, no era menos asiático ni menos hindú que Gandhi. Más fundada que la hipótesis de Barbusse es la hipótesis opuesta, la de que, Lenin habría trabajado por aprovechar la guerra y sus consecuencias para liberar a la India y no habría detenido, en ningún caso, a los hindúes en el camino de la insurrección. Gandhi, dominado por su temperamento moralista, no ha sentido a veces la misma necesidad de libertad que sentía su pueblo. Su fuerza, en tanto, ha dependido, más que de su predicación religiosa, de que ésta ha ofrecido a los hindúes una solución para su esclavitud y para su hambre.
La teoría de la no cooperación contenía mu­chas ilusiones. Una de ellas era la ilusión medio­eval de revivir en la India una economía supe­rada. La rueca es impotente para resolver la cuestión social de ningún pueblo. El argumento de Gandhi —"¿no ha vivido así antes la India?"— es un argumento demasiado antihistórico e inge­nuo. Por escéptica y desconfiada que sea su ac­titud ante el Progreso, un hombre moderno re­chaza instintivamente la idea de que se pueda volver atrás. Una vez adquirida la máquina, es difícil que la humanidad renuncie a emplearla. Nada puede contener la filtración de la civiliza­ción occidental en la India. Tagore tiene plena razón en este incidente de su polémica con Gan­dhi. "El problema de hoy es mundial. Ningún pueblo puede buscar su salud separándose de los otros. O salvarse juntos o desaparecer juntos".
Las requisitorias contra el materialismo occi­dental son exageradas. El hombre del Occidente no es tan prosaico y cerril como algunos espíri­tus contemplativos y estáticos suponen. El so­cialismo y el sindicalismo, a pesar de su concep­ción materialista de la historia, son menos mate­rialistas de lo que parecen. Se apoyan sobre el interés de la mayoría, pero tienden a ennoblecer y dignificar la vida. Los occidentales son místi­cos y religiosos a su modo. ¿Acaso la emoción revolucionaria no es una emoción religiosa? Acon­tece en el occidente que la religiosidad se ha desplazado del cielo a la tierra. Sus motivos son humanos, son sociales; no son divinos. Pertenecen a la vida terrena y no a la vida celeste.
La ex-confesión de la violencia es más ro­mántica que la violencia misma. Con armas sola­mente morales jamás constreñirá la India a la burguesía inglesa a devolverle su libertad. Los honestos jueces británicos reconocerán, cuantas veces sea necesario, la honradez de los apóstoles de la no cooperación y del satyagraha;4 pero se­guirán condenandolos a seis años de cárcel. La revolución no se hace, desgraciadamente, con ayunos. Los revolucionarios de todas las latitu­des tienen que elegir entre sufrir la violencia o usarla. Si no se quiere que el espíritu y la inte­ligencia estén a órdenes de la fuerza, hay que re­solverse a poner la fuerza a órdenes de la inteli­gencia y del espíritu.

NOTAS:
1 En hindú, el "alma grande", apelativo con que se de signaba a Gandhi.
2 Practicantes de la religión de Zoroastro.
3 Práctica de lucha social que consiste en evitar toda relación con el castigado.
4 Término inventado por Gandhi para expresar su mo­vimiento de defensa de la verdad no haciendo sufrir al adversario, sino sufriendo uno mismo.


                                       

lunes, 27 de febrero de 2012

POR UN FRENTE CULTURAL PROLETARIO


"En nuestra lucha por la liberación del pueblo chino existen varios frentes, entre ellos, el de la pluma y el del fusil, es decir, el frente cultural y el frente militar. Para vencer al enemigo, hemos de apoyarnos ante todo en el ejército que tiene los fusiles en la mano. Pero éste no basta por sí solo; necesitamos también un ejército cultural, que es absolutamente indispensable para estrechar nuestras propias filas y derrotar al enemigo."

Presidente Mao Tse-Tung
"Intervenciones en el Foro de Yenan de arte y literatura"