viernes, 30 de mayo de 2014



X. SOBRE EL FASCÍSMO

V CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA.
Resoluciones, 1924.


El fascismo es una de las formas clásicas de la contrarrevolución en la época de la decadencia del orden capitalista, en la época de la revolución proletaria, sobre todo allí donde el proletariado ha entablado la lucha por el poder, pero donde, falto de experiencia revolucionaria y de un partido de clase dirigente, no ha sabido organizar Ia lucha revolucionaria e impulsar el levantamiento de las masas hasta la dictadura proletaria.

El fascismo es el instrumento de combate de la gran burguesía contra el proletariado, al que los instrumentos legales del Estado no han bastado para aniquilar; es el arma extralegal de la gran burguesía para establecer y consolidar su dictadura. Pero por su estructura social el fascismo es un movimiento pequeñoburgués. Hunde sus raíces en las clases medias destinadas a desaparecer por la crisis del capitalismo, así como en los elementos desclasados de la posguerra (antiguos oficiales, etcétera), y en parte hasta en los elementos del proletariado decepcionados en sus esperanzas revolucionarias y agriados.

Cuanto más se descompone la sociedad burguesa, más adquieren los partidos "burgueses", sobre todo la socialdemocracia, un carácter medianamente fascista, valiéndose de métodos violentos contra el proletariado y disolviendo así ellos mismos el orden social para cuyo mantenimiento se los había formado. El fascismo y la socialdemocracia son los dos aspectos de un sólo y mismo instrumento de la dictadura del gran capital. He ahí por qué la socialdemocracia nunca podrá ser una aliada segura del proletariado en la lucha contra el fascismo.

Por sus contradicciones (antagonismos de intereses entre la gran burguesía por un lado y los elementos pequeñoburgués y proletarios por el otro) el fascismo se hunde tras la victoria en una bancarrota política que conduce a su descomposición interna (Italia). Cae en
una crisis semejante allí donde, sin haberse alzado con la victoria formal, se ve obligado a sostener y defender abiertamente el régimen de la gran burguesía (Alemania).

Vistos el papel histórico, el carácter y la estructura social del fascismo, la lucha de los comunistas contra él debe ser llevada con métodos y medios que permitan a la vez triunfar políticamente sobre él y rechazar directamente su agresión armada contra el proletariado revolucionario. Esos medios son, entre otros:


a) EN EL TERRENO POLÍTICO

1) Una estrategia y una política verdaderamente revolucionarias que inspiren en el proletariado, en los elementos pequeñoburgueses y en los pequeños campesinos confianza en el movimiento comunista, originando y fortaleciendo en ellos la idea de que los problemas económicos, sociales, políticos y culturales se resolverán por la dictadura del proletariado.

2) Una educación sistemática de la clase obrera acerca del carácter contrarrevolucionario y antiobrero del fascismo.

3) Una educación sistemática de las masas pequeñoburguesas y  pequeñocampesinas proletarizadas y oprimidas por la crisis capitalista sobre su situación y el papel puramente gran capitalista del fascismo.

4) Una política exterior activa contra los tratados imperialistas, las reparaciones, la engañifa de la Sociedad de las Naciones, etcétera; el desenmascaramiento de la política imperialista y sus consecuencias desastrosas para las masas trabajadoras.

5) La lucha por la alianza revolucionaria con la Unión de Repúblicas Soviéticas; una política leninista en el problema nacional; la lucha por el derecho de autodeterminación y secesión de todas las naciones oprimidas.

6) La campaña por el frente único de todas las clases trabajadoras contra el fascismo; por el frente único internacional del proletariado bajo la dirección de la Internacional Comunista.

7) La subordinación de la propaganda antifascista a los comités centrales de los partidos; amplia propaganda antifascista mediante afiches y octavillas y a través de la prensa.


b) EN EL TERRENO MILITAR Y ORGANIZATIVO 

1) Organización de la defensa armada contra el fascismo armado (centurias proletarias, etcétera).
2) Desarme de los fascistas, confiscación de sus depósitos de armas y municiones.
3) En contra de las demostraciones fascistas, contramanifestaciones de la clase obrera bajo protección armada.
4) Contra los actos terroristas de los fascistas (destrucción de las casas sindicales, imprentas, etcétera, y atentados contra los obreros y los líderes obreros) organización de la huelga general, terror obrero, represalias contra los fascistas, sus jefes, sus imprentas y sus empresas.
5) Sabotaje de los trasportes con motivo de las movilizaciones expediciones, concentraciones y demostraciones fascistas.
6) Expulsión de los fascistas de las fábricas; sabotaje, resistencia pasiva, huelgas en las empresas en las que haya empleados fascistas que desempeñen el papel de soplones o agentes provocadores.




viernes, 23 de mayo de 2014

EL PROBLEMA DEL PODER


II. EL PROBLEMA DEL PODER

(Resolución V Congreso de la Internacional Comunista, 1924)

1. Conmoción del régimen burgués

El régimen burgués ha salvado por cierto espacio de tiempo su existencia, aun cuando la primera guerra mundial imperialista haya provocado hacia su fin una inmensa explosión de descontento popular espontáneo. Las fuerzas del proletariado internacional no se hallaban suficientemente organizadas. Los partidos del golpe de Estado proletario eran demasiado débiles, y por eso la victoria de la revolución proletaria era, al final de la guerra imperialista, imposible.

Pero no por ello dejó la guerra de causar profundas sacudidas. Durante muchos años siguieron manifestándose sus repercusiones. Sus consecuencias sociales y políticas apenas se han esbozado.  Los tratados imperialistas sólo fueron, como hubo demostrado la ocupación del Ruhr, una continuación de la guerra con otros medios;  no curaron las heridas abiertas por la guerra. Las consecuencias de la guerra no se han alejado, ni los métodos capitalistas las alejarán.

En todo caso, como resultado de la primera guerra mundial imperialista el régimen capitalista aparece socavado y conmovido a la vez económica y políticamente. Los síntomas de la fragilidad del capitalismo suelen mostrarse con una evidencia más sorprendente aun en la política que en la economía.

El cambio rápido e incesante de los gobiernos es uno de esos síntomas. En muchos países el problema del poder está en la orden del día, y ello con una forma desconocida antes de la guerra.

2. Las dos políticas de la burguesía

La posguerra y en parte el período que la precedió han revelado dos tendencias políticas de la burguesía: una francamente reaccionaria y la otra democrático-pacifista. La encarnación más patente de la primera es Poincaré; de la segunda, Lloyd George.

En estos años de crisis revolucionaria ese fenómeno no es fortuito. Cuando el piso tiembla bajo los pies de la burguesía, cuando la era "normal" de su dominación estable entra en el pasado, cuando acontecimientos revolucionarios se anuncian de una manera manifiesta y crecen las fuerzas del golpe de Estado proletario, dos sistemas de política deben necesariamente presentárseles a los jefes de la clase dominante, uno que querría aplastar y reprimir las fuerzas revolucionarias antes que éstas crecieran, echando mano a una furibunda campaña contra ellas, y otro, más perspicaz, que por medio de pequeñas concesiones y corrompiendo a los dirigentes de la clase obrera, en una palabra, por medio de la democracia, el pacifismo y el reformismo, se esfuerza por modificar la relación de fuerzas en favor de la burguesía.

3. Entre la socialdemocracia y el fascismo

La burguesía ya no puede gobernar con los antiguos métodos. Es uno de los síntomas de la proximidad, lenta pero segura, de la revolución proletaria. La burguesía recurre tan pronto a los buenos oficios del fascismo y tan pronto a los de la socialdemocracia. En ambos casos procura enmascarar el carácter capitalista de su dominación y darle
rasgos más o menos "populares".

Fascistas (primer período de Mussolini) y socialdemócratas (primer período de Noske) se ponen al servicio de la burguesía como organizaciones de combate, bandas armadas, tropas de choque contra el naciente ejército proletario, etcétera.

Con la ayuda del fascismo y la socialdemocracia, la burguesía intenta reagrupar las fuerzas sociales, fabricando la apariencia de una victoria política de la pequeña burguesía y de una participación del pueblo en el ejercicio del poder.

4. La socialdemocracia, tercer partido de la burguesía

En Estados Unidos se hace mucho ruido en torno de la creación de un tercer partido de la burguesía (la pequeña burguesía). En Europa la socialdemocracia ya es, en cierto sentido, ese tercer partido.

La cosa es particularmente visible en Inglaterra, donde a los dos partidos clásicos de la burguesía, que en otros tiempos se turnaban prácticamente en el poder, se ha sumado como factor gubernamental el Labour Party, que en realidad efectúa, o poco menos, la política de una de las alas de la burguesía. Los jefes oradores  del Labour Party están llamados a cooperar, en una u otra forma, en el ejercicio del poder de la burguesía.

Está fuera de toda duda que en Francia, Inglaterra y muchos otros países los líderes de la II lnternacional desempeñan el papel de miserables burgueses y están prácticamente a la cabeza de una fracción de la burguesía "democrática".

Hace ya tiempo que, de ala derecha del movimiento obrero que eran, han degenerado cada vez más en ala izquierda de la burguesía y en algunos sitios en ala del fascismo. Por eso resulta históricamente falso hablar de victoria del fascismo sobre la socialdemocracia. El fascismo y la socialdemocracia (en la medida en que se trata de los dirigentes) son la mano derecha y la mano izquierda del capitalismo contemporáneo, conmovido por la primera guerra mundial imperialista y las primeras sublevaciones de los trabajadores.

5. La socialdemocracia de nuevo en el poder

Durante la guerra e inmediatamente después de ella hemos visto a los líderes de la Il Internacional en el poder en cierto número de países. El hecho se explicaba por la brutal necesidad de los imperialistas de oponer a los países enemigos el movimiento obrero.

En estos momentos la burguesía invita a los jefes de la socialdemocracia a compartir el poder por segunda vez. En situación "normal" y" sin guerra, este fenómeno da testimonio de la inestabilidad de la hegemonía burguesa, de las colosales anomalías y las terribles crisis que esa situación normal encierra para la burguesía.

6. Entre el terror blanco y los "gobiernos obreros"

Pese a una apariencia de consolidación del régimen burgués, su poderío se encuentra en realidad cada vez más minado. La posición se vuelve cada vez más inestable. El parlamentarismo vive sus últimos  momentos. Sobre las ruinas del viejo parlamentarismo a la burguesía le cuesta cada vez más construir un equilibrio siquiera apenas  sólido. Las últimas el elecciones en Francia y Alemania son una ilustración al respecto; he ahí dos parlamentos burgueses de dos grandes Estados de Europa que carecen de una mayoría estable. La burguesía se verá constreñida, una y otra vez, entre el terror blanco y el "gobierno obrero".

Puede ocurrir que en un futuro próximo veamos "gobiernos obreros", no en un país o en un par de países, sino en muchos. Serán el resultado de la lucha del proletariado por el poder y de las vacilaciones de la burguesía inevitables en el período actual.

Objetivamente, esos "gobiernos obreros” pueden ser un progreso en el sentido de dar testimonio de la progresiva dislocación del régimen burgués, de la falta de continuidad en la política de las clases dominantes. El gobierno "obrero" contrarrevolucionario (en
realidad, liberal) de Mac Donald es un progreso.

Pero el papel de los verdaderos partidarios de la revolución proletaria debe consistir, no en llevar a las nubes a semejantes gobiernos "obreros", sino en agrupar el ejército proletario para la lucha revolucionaria intransigente y en saltar lo antes posible sobre ese gobierno  supuestamente obrero para hacer triunfar la dictadura del proletariado.

7. Significación objetiva y probables perspectivas de la fase democrático-pacifista.

La significación objetiva de la fase democrático-pacifista que atravesamos consiste en el hecho de que la burguesía ya no puede mantenerse en el poder por medio de los antiguos métodos. Es la expresión de la debilidad y la declinación del régimen capitalista.

Los gobiernos demcrático­pacifistas actualmente en el poder, así  como todos los gobiernos análogos que pueden llegar a éste, no sólo no habrán de llevar una política realmente democrática y pacifica, sino que por el contrario se teñirán cada vez más de fascismo. La lucha de clases, lejos de calmarse, habrá de exasperarse aun más dentro
del marco de esa "democracia”, de ese "pacifismo". La alternancia de los regímenes (democracia, fascismo, democracia) socavará aun más ese marco de "democracia" y "pacifismo". A Las masas populares, en primer término las masas proletarias, saldrán enriquecidas de experiencia política y más decididas a la lucha, mientras que la burguesía y los líderes socialdemócratas al servició de ésta saldrán cada vez más débiles, mas desmoralizados, perdida la fe en ellos mismos y en su política.

Así crecerán las fuerzas de la Revolución Proletaria hasta el día de su victoria decisiva.



sábado, 17 de mayo de 2014

¡VIVA EL XXXIV ANIVERSARIO DE LA GUERRA POPULAR EN EL PERU! MPP


¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡VIVA EL XXXIV ANIVERSARIO DE LA INVENCIBLE Y VICTORIOSA GUERRA POPULAR EN EL PERÚ!

El Partido Comunista del Perú una vez reconstituido como Partido de nuevo tipo marxista-leninista-maoísta, pensamiento gonzalo, bajo la Jefatura del Presidente Gonzalo y de su dirección personal, inició el 17 de mayo de 1980 la guerra popular en el Perú, con la cual bajo la dirección del Partido el proletariado y el pueblo peruano, como parte del proletariado internacional y de los pueb­los del mundo, entramos a ser protagonistas de la histo­ria, protagonistas conscientes, organizados, armados y se concretó la gran ruptura y se comenzó a hacer el futuro, la revolución comunista. 

La guerra popular se inició en el 80, para no detenerse ni un solo instante hasta que lleguemos todos al comunis­mo; hoy comprendemos la dimensión que le corresponde, en ese momento sólo el Presidente Gonzalo, lanzando la mirada décadas por delante caló su gran significado histórico.

Nosotros, a nombre del Movimiento Popular Perú, el organismo generado por el Partido Comunista del Perú para el trabajo en el extranjero, expresamos en esta oca­sión solemne de la celebración del XXXIV aniversario de la guerra popular, nuestro exultante saludo y sujeción incondicional, conciente y voluntaria a nuestra Jefatura, el Presidente Gonzalo, Jefe del Partido y la revolución, quien ha definido el marxismo-leninismo-maoísmo como la tercera, nueva y superior etapa del desarrollo de nues­tra ideología, quien aplicándola creadoramente a nuestra realidad concreta nos ha dado el pensamiento gonzalo, él es el más grande marxista-leninista-maoísta viviente sobre la tierra, centro de unificación partidaria y garantía de triunfo que nos lleva hasta el comunismo; a nuestra todopoderosa ideología, el marxismo-leninismo-maoís­mo, pensamiento gonzalo, principalmente pensamiento gonzalo, todopoderosa porque es verdadera; al heroico combatiente, el Partido Comunista del Perú, que dirige la guerra popular y a su sistema de dirección: Comité Central, Buró Político y Comité Permanente. Saludamos a nuestro Ejercito Popular de Liberación, columna vertebral del nuevo Poder, sin el cual nuestro pueblo no tendría nada.

La crisis general del imperialismo se agudiza día a día generando magníficas condiciones para la revolución proletaria mundial. Los pueblos se levantan y el proletariado y las masas de todo el mundo luchan contra este caduco y decadente sistema. Se organizan y combaten siendo su máxima expresión la guerra popular en el Perú dirigida por el Comité Central del Partido Comunista del Perú. El gendarme hegemónico la superpotencia yanqui y las potencias imperialistas en colusión y pugna están preparando una nueva guerra mundial y un nuevo reparto del mundo soñando con salir de la crisis y tratar de reorganizar el imperialismo según los intereses de la potencia o potencias vencedoras. A la vez, las potencias imperialistas al mismo tiempo que aplican su política genocida tratan de parar la revolución por todos los medios.

Es principalmente por la influencia de la Guerra popular en el Perú que el maoísmo es asumido por millones de proletarios y oprimidos del mundo y que en Nepal se da comienzo a la guerra popular siguiendo los pasos del PCP, una guerra popular que luego fue traicionada por los dirigentes revisionistas de Nepal encabezados por Prachanda. Lo concreto es que con la detención del Presidente Gonzalo el MRI entró en problemas ideológicos y fue tomado por el nuevo revisionismo, convirtiéndolo en un aparato burocrático que sólo se dedicaba a saludar luchas armadas. Se nombraba el maoísmo pero en los hechos se atacaba al maoísmo, al Presidente Gonzalo y al pensamiento Gonzalo atribuyéndole la autoría de las “cartas de paz”. Atacaban al Presidente Gonzalo pues él es el que había definido el maoísmo como nueva, tercera y superior etapa de la ideología comunista; a su vez, también había definido la etapa histórica actual, la del barrimiento del imperialismo de la faz de la Tierra. Al atacarlo, a lo que vilmente apuntaban estos felones era, en lo concreto, ser colaboradores eficaces del plan del imperialismo de aislar a la guerra popular en el Perú, plan que se sigue aplicando en la actualidad.

El nuevo revisionismo encabezado por Avakian y Prachanda está dirigido principalmente por el imperialismo yanqui con el objetivo de mantenerse como gendarme único por eso aplican y defienden el “plan imperialista de acuerdos de paz”, para desprestigiar el maoísmo, para difundir su revisionismo bajo las etiquetas de “no hay condiciones” o “el imperialismo está fuerte”; que el capitalismo es un avance en los países coloniales y semicoloniales, una etapa intermedia que prepararía las condiciones de la revolución proletaria. Vieja palabrería que sólo quiere poner a las masas bajo una dirección no proletaria: del imperialismo y de una facción de la gran burguesía.

Parafraseando al gran Lenin (El Estado y la Revolución), podemos afirmar sin tapujos que la tergiversación y el silenciamiento de la cuestión de la actitud de la revolución proletaria, de la guerra popular, de lo que significa el PCP como vanguardia de la revolución mundial, no pueden por menos que desempeñar un enorme papel de traición a la clase, precisamente en el momento en que los Estados, con su aparato militar reforzado a consecuencia de la rivalidad imperialista, se convierten en monstruos guerreros, que devoran a millones de hombres para dirimir el litigio de quién va a dominar al mundo.

Lo claro y cierto es que la perspectiva para los comunistas y revolucionarios es magnífica. La agudización de la contienda entre las potencias imperialistas abre flancos para la revolución. Mientras el imperialismo yanqui brega desesperadamente para mantenerse como gendarme hegemónico, China y Rusia en su disputa por el dominio del mundo no les queda otra que desarrollar el fascismo y el genocidio. Por tanto el cuento del mundo multipolar sólo está dirigido para servir a los intereses de un imperialismo más fascista y genocida como el chino, con sus zonas económicas especiales, o donde el Estado dice hasta cuántos hijos tener. Esto es el imperialismo en su fase más genocida y parasitaria.

El nuevo  revisionismo trabaja para contener todo inicio de guerra popular o desviarla de la toma del poder con “acuerdos de paz”. Con el cuento de la “fortaleza del imperialismo yanqui” y  de la “multipolaridad”,  en realidad su objetivo es imponer un imperialismo más genocida y fascista como el chino, que ha llevado la explotación del  proletariado y del campesinado en China a su máxima expresión.

El imperialismo necesita para mantenerse que los pueblos estén sumidos en el revisionismo para seguir llevando adelante sus guerras de rapiña y contener la revolución.

Ese es el papel del nuevo revisionismo, trabar, contener la difusión del maoísmo, de la reconstitución de partidos comunistas maoístas militarizados para iniciar guerra popular. ¿Por qué ahora antiguos elementos autodenominados maoístas ya no lo son? ¿Por qué dijeron que asumían el maoísmo? Para entrampar y dividir, para servir al imperialismo y a la reacción y que el maoísmo no dirija la nueva ola de la revolución proletaria mundial. Por eso el revisionismo es el peligro principal para la revolución, porque es el enemigo que ataca desde dentro de nuestras filas, creando confusión, obstaculizando toda lucha de dos líneas, usando el ataque personal, los chismes y los rumores, siendo el blanco principal de estos miserables la guerra popular en el Perú dirigida por el CC del PCP.

En el Perú la LOD y la LOI, al servicio del imperialismo, principalmente yanqui, junto al imperialismo y la reacción han tratado de aniquilar a la guerra popular y a su Estado mayor, el CC del PCP, sin conseguirlo. El PCP mantiene el rumbo, fiel a los principios, ampliando el trabajo de masas, aplicando creadoramente el pensamiento Gonzalo a condiciones nuevas y marcando el rumbo al proletariado internacional y a los pueblos del mundo desarrollando más la guerra popular. Combatiendo los enemigos externos, el imperialismo y la reacción, y los internos, el nuevo revisionismo.

¡VIVA LA VICTORIOSA E INVENCIBLE GUERRA POPULAR!

¡VIVA EL PRESIDENTE GONZALO Y SU TODOPODEROSO PENSAMIENTO!

¡VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ!

¡HONOR Y GLORIA AL PROLETARIADO Y PUEBLO PERUANO!

¡ABAJO EL IMPERIALISMO, LA REACCIÓN Y EL REVISIONISMO!

Movimiento Popular Perú
17 de mayo de 2014

miércoles, 7 de mayo de 2014

AMÉRICA LATINA: GUERRA POPULAR - CC del PCP



AMÉRICA LATINA: GUERRA POPULAR
Grandes Victorias, Brillante Perspectiva

Comité Central del Partido Comunista del Perú
(Mayo de 1970)

"La guerra revolucionaria es la guerra de las masas, y sólo puede realizarse movilizando a las masas y apoyándose en ellas".

"Nuestro principio es: El partido manda al fusil, y jamás permitiremos que el fusil mande al partido".
Mao Tse-tung


La situación mundial ha entrado en una nueva época: la del pensamiento Mao Tsetung. Bajo este signo hemos vivido en los últimos años hechos que han transformado enormemente el mundo. 

Las luchas de Liberación Nacional han avanzado inconteniblemente, la Gran Revolución Cultural Proletaria de China ha obtenido grandiosas victorias, el Movimiento Comunista Internacional se ha fortalecido, y las masas en todo el mundo, inclusive dentro de los países imperialistas y socialimperiastas, han desatado furiosas tormentas revolucionarias, remeciendo todo el caduco y podrido sistema de explotación del hombre por el hombre.

El mundo arde hoy por sus cuatro costados. Las chispas de la Guerra Popular incendian las praderas y el fuego violento de la revolución se extiende devorando para siempre al viejo mundo, sumiendo en la desesperación a todos los reaccionarios y abriendo nuevas y más próximas esperanzas para toda la humanidad.

América Latina es el "traspatio" del imperialismo norteamericano. Aplicando su política semicolonialista, el imperialismo ha penetrado con mayor ferocidad en los países latinoamericanos acelerando el despojo y la esquilmación de los recursos naturales, oprimiendo y arruinando a las masas populares cada vez más, principalmente obreras y campesinas.

Aplicando su estrategia global contrarrevolucionaria, los imperialistas prestan importancia al "fortalecimiento" de los regímenes títeres y lacayos. "Fortalecer" la posición de los terratenientes-feudales y los capitalistas burocráticos exige la centralización del control de la economía, de los medios de propaganda, el uso máximo del engaño político, adoptando poses "nacionalistas" y pseudoantiimperialistas, y la preparación mayor y el desarrollo sistemático del ejército reaccionario, la modernización de su armamento y aparatos de represión, el perfeccionamiento de sus métodos de asesinato, y el incremento de sus reservas materiales.

Para desatar una sangrienta guerra civil, en la que se enfrenten "nativos contra nativos", se pretende asegurar los gobiernos, no ya de venales y débiles políticos reaccionarios, sino de comandantes de ejército mucho más corruptos y sanguinarios, sin aspavientos para ensangrentar al pueblo.

A los ojos de los imperialistas son los regímenes fascistas, policiacos, los que brindan más "seguridad" y "eficacia" en el resguardo de sus intereses y en la represión violenta de la Guerra Popular. Los "golpes" militares, bajo el directo control de los imperialistas y su "agencia CIA", han sido innumerables en la última década y han sometido bajo la bota sangrienta del fascismo a la mayor parte de los países latinoamericanos.

Nuestro Partido Comunista ha señalado varias veces el carácter preventivo de estos planes imperialistas. El verdadero propósito de la modificación de determinadas estructuras es el de adecuarlas a sus planes semicolonialistas, seguros de que habrán de serles más "productivas" antes del estallido y brote de los brotes guerrilleros y la lucha armada. Apuntan, pues, a contener el avance impetuoso de la Guerra Popular.

La represión violenta siempre ha constituido el arma principal que usan los imperialistas y reaccionarios. A la menor manifestación de gérmenes guerrilleros se lanzan frenéticamente tratando de destruirlos por completo.

"Quemar todo, destruir todo, matar a todos" es la política usada contra las masas y los sectores patrióticos, "guerra sin cuartel y sin prisioneros" es su consigna ante los guerrilleros heridos y capturados.

Muestras bárbaras de ferocidad con la población y los luchadores capturados son continuas. Se usan métodos de asesinato masivo y las formas más refinadas y crueles de liquidación física.

Los reaccionarios han alentado y sostienen, principalmente en las ciudades, a grupos secretos de criminales y degenerados, los que con el apoyo público de las autoridades reaccionarias han provocado la muerte violenta de miles de patriotas y progresistas. 

La guerra popular emprendida por los pueblos latinoamericanos ha de enfrentar condiciones sumamente duras y en su desarrollo tendrá que vencer las dificultades más grandes que haya conocido la historia. Mas los imperialistas y los reaccionarios no son invencibles. Nuestros pueblos contribuirán a enterrar definitivamente a todos los explotadores.

Los socialimperialistas soviéticos y los demás revisionistas, mostrando su rostro de traidores y contrarrevolucionarios, principales cómplices del imperialismo norteamericano, actúan agitando sus '"transiciones pacíficas" (sumisión, servilismo, y adoración a los imperialistas), colaborando al mismo tiempo a sostener económica y militarmente a los deshechos y moribundos Estados terrateniente-burocráticos, aplaudiendo el engaño político y aclamando por la represión violenta de las masas.

Bajo la batuta de sus repugnantes cabecillas, los revisionistas en América Latina han realizado sucesivas y permanentes actividades contrarrevolucionarias, de sabotaje y traición desvergonzadas a la revolución y a la Guerra Popular.

En sus desesperados intentos de conseguir el "beneficio" de la legalidad no han vacilado en lanzar los más rabiosos ataques contra los partidos marxista-leninistas y la violencia revolucionaria.

Los revisionistas han cumplido "servicios" en favor del enemigo, y en la medida en que prosperan las acciones armadas y ellos son incapaces de obstruir su crecimiento desde fuera, se introducen o infiltran en sus filas, luego de hipócritas manifestaciones de apoyo, para capturar la dirección y utilizar a los grupos guerrilleros en sus negociados políticos pro "legalidad".

La experiencia de América Latina ha confirmado aun más la acción contrarrevolucionaria del trotskismo y la total falacia dañina de sus tesis de lucha "anticapitalista decisiva".

Son muchos los asesinatos por la policía "gracias" a la delación de los revisionistas y troskistas. La sangre de esos luchadores es una deuda que tendrán que saldar necesariamente con el pueblo.

Con el triunfo de la revolución armada en Cuba, a partir de 1959, y la actividad del movimiento castrista, Latino América ha sufrido una errónea y perniciosa influencia por parte del tercerismo pequeño burgués.

El tercerismo es una versión remozada de los vanos intentos de la pequeña burguesía por sustituir al proletariado como factor dirigente de la revolución y arrebatarle su hegemonía.

Los terceristas y sus ideólogos, difunden su llamado particularismo de la revolución en América Latina, atacando furiosamente el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung, preconizando su caducidad, así como la de las leyes universales de la Guerra Popular.

Los terceristas pequeño burgueses suplantan la política proletaria por una política burguesa, niegan la dirección de la clase obrera y de su partido político, y confían en las acciones de un grupo de héroes pequeño burgueses más que en la acción de las masas populares. Propagadores de una línea militar burguesa, rinden culto a las armas, rechazan el prolongado y sistemático trabajo político entre las masas, especialmente campesinos, propugnan los "focos guerrilleros" para la acción de las bandas errantes, y cultivan el espontaneísmo, iniciando sus acciones militaristas sin considerar las condiciones políticas y el deseo subjetivo de las masas, actuando por sobre la conciencia de ellas.

Todos los intentos del tercerismo han terminado, como tenía que suceder, en la derrota. Sus afanes vanguardistas, que los empujaron al aventurerismo, los han conducido de fracaso en fracaso, y a sufrir pérdidas dolorosamente grandes.

Todos los revolucionarios tienen la perentoria obligación y necesidad de sistematizar las experiencias adquiridas hasta hoy. Continuar la lucha lo exige.

La mejor receta para asesinar la revolución es coludiéndose con el revisionismo y el trotskismo. La mejor receta para llevar a la revolución al fracaso es conduciéndola por el camino del tercerismo pequeño burgués. Estas son las lecciones que han costado la sangre de numerosos combatientes.

En Venezuela, por ejemplo, los terceristas pequeño burgueses analizando erróneamente las condiciones, se opusieron, al principio, a tomar el camino de cercar las ciudades desde el campo. Limitándose a movilizar a reducidos sectores pequeño burgueses, llevaron adelante las acciones guerrilleras urbanas, rindiendo culto a la espontaneidad, a la lucha de los elementos aislados. Su falta de capacidad para ligar el trabajo revolucionario al movimiento obrero y campesino y la violenta represión desatada en las ciudades por la reacción, tuvo que obligarlos a abandonar las ciudades, o a descomponerse pasando a la legalidad, tras concesiones, o a subir a las montañas a continuar la lucha en las zonas rurales.

Los revisionistas, obligados por las circunstancias a unirse a tales grupos, sirvieron de agentes de corrosión política de los combatientes, y terminaron, como en otros casos de América Latina, ofreciendo a las guerrillas a cambio de su reconocimiento legal, traicionando al fin cobardemente, colocándose a la cola de la reacción, y gritando sus estúpidos "desarrollo democrático y pacífico, participación en las elecciones, etc.

El apoyo de Castro a los terceristas, como ha sucedido en otros casos en América Latina, se hallaba condicionado a su sometimiento a orientaciones dadas por él o por pseudo organismos constituidos con tal fin, es decir centros de dirección exteriores, desconociendo el principio marxista-leninista de que la revolución la hacen los pueblos de cada país, bajo la dirección de los estados mayores, los Partidos Comunistas.

El caso de Colombia es otro de los ejemplos, la lucha armada surge allá en respuesta a una de las más brutales represiones contra el pueblo que se conozcan en toda América. Las acciones reaccionarias se personifican en la "violencia reaccionaria" que asesina sistemáticamente a miles de patriotas, y ensangrienta Colombia.

Los revisionistas y los terceristas juegan el mismo papel que en Venezuela. Sabotean y traicionan desvergonzadamente, los primeros; conducen al fracaso a los grupos guerrilleros los segundos.

Tras la traición de Vicira y los duros golpes del ejército reaccionario, los grupos se desintegran, degenerando algunos en el bandolerismo, mientras otros constituyen lo que se ha dado a conocer como "repúblicas independientes de Marquetalia y el Pato". Aislados de los grandes sectores populares, sin extender en mayor medida su influencia, y fortalecerse mediante la movilización de masas, son fáciles presas de la contrarrevolución.

En los últimos años la lucha guerrillera se ha avivado en Colombia, más ahora con la gran particularidad de orientarse hacia una concepción proletaria de la guerra popular, en la medida que tal posición avance la lucha en Colombia alcanzará éxitos para su pueblo y ser gran aporte al movimiento revolucionario latinoamericano.

En el Perú, los grupos guerrilleros que iniciaron sus acciones en 1965, bajo las influencias nocivas del tercerismo, dispersan sus fuerzas para combatir con la ilusión de así dispersarlas del enemigo. Bandas errantes, con casi ningún vínculo con las masas campesinas, aplican las reglas de oro del tercerismo: desconfianza constante, seguridad constante, vigilancia constante; en esencia desconfianza y desprecio hacia las masas campesinas. Mientras tanto, las guerrillas del Cuzco adoptan la táctica de defensa pasiva, de defender el terreno pulgada por pulgada, rechazando la defensa activa, un consecuente concepto marxista-leninista, y única guía correcta para que los pueblos logren la victoria en sus guerras revolucionarias; además construyen sus campamentos en regiones montañosas, aislados de los centros de mayor concentración campesina, considerándolos ingenuamente inexpugnables.

El caso de las guerrillas bolivianas constituye una muestra típica de acción de los terceristas pequeño burgueses en América Latina, y uno de los más importantes actos de aventurerismo cometidos por el castrismo. Cultores del espotaneísmo confiaron más en el "prestigio" que en el trabajo de movilización política de las masas, trastocaron el verdadero concepto del internacionalismo proletario, e iniciaron sus acciones esperanzados en bases logísticas exteriores, desdeñando la línea marxista-leninista de basarse en los propios esfuerzos.

El fracaso del ELN, en Bolivia, y la muerte de Guevara y los hermanos Peredo, significan para América Latina, la bancarrota total del tercerismo pequeño burgués. Es además, una nueva muestra de la traición de los revisionistas, y del falso apoyo preconizado por Castro. La errónea orientación política, y consecuentemente la errónea línea militar, el aislamiento de las masas, la pérdida de las perspectivas revolucionarias y el abandono del trabajo revolucionario, ha conducido a una parte de los terceristas a las actividades terroristas, en las ciudades, reduciéndose a tales falsos métodos, mientras un sector de aquellos se aproximan paulatinamente, y a costa de tan dolorosas y sangrientas experiencias, al camino de la Guerra Popular, al del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung.

El proletario "no solo necesita una justa línea política marxista sino también una justa línea militar marxista." Sin la guía de una correcta línea política, es imposible tener una correcta línea militar, y sin una correcta línea militar es también imposible aplicar y llevar a cabo una correcta línea política.

Esta verdad ha venido siendo comprendida por los partidos marxista-leninista de América Latina, los que han hecho esfuerzos por prepararse para la Guerra Popular y atreverse a llevar adelante la Guerra del Pueblo, de acuerdo a la línea militar proletaria del camarada Mao Tsetung.

Gracias a la correcta orientación de los partidos marxista-leninistas y la poderosa influencia del Movimiento Comunista Internacional, ha prendido fuertemente en las masas la idea de que el poder nace del fusil, preciosa enseñanza del camarada Mao Tsetung, y es mayor y más profunda la comprensión de las ideas básicas sobre la Guerra Popular y el Ejército Popular: Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo.

Comprendiendo el camino de la Guerra Popular, y bajo la dirección de sus Partidos Comunistas, los marxista-leninistas de América Latina han ido consecuentemente a las zonas rurales a desarrollar trabajo político entre las masas campesinas, y a desarrollar las guerras revolucionarias.

La dirección de los Partidos Comunistas, marxista-leninistas, es un importantísimo y necesario factor para el triunfo de la Guerra Popular en América Latina. Solo tales Partidos, armados con el invencible pensamiento Mao Tsetung, podrán con toda seguridad conducir adelante y victoriosamente las luchas revolucionarias hasta el final.

Nuestro glorioso Partido Comunista es un firme partido marxista-leninista. En el seno de nuestro Partido siempre han habido agudas y encarnizadas luchas, en cada etapa histórica del desarrollo de la revolución, entre las dos líneas militares diametralmente opuestas. Nuestro Partido ha sabido defender exitosamente la línea militar proletaria, contribuyendo poderosamente al descrédito de las falsas teorías del revisionismo contemporáneo y el tercerismo pequeño burgués. En especial la presente lucha interna, contra los liquidadores, ha puesto a nuestro Partido en inmejorables condiciones y nos ha aproximado a la brillante realidad de la Guerra Popular.

Nuestro Partido Comunista está decidido a contribuir a la lucha de los pueblos de América Latina con el desarrollo de la lucha del pueblo peruano, y a mantenerse firmemente al lado de los partidos hermanos de Latino América, y a realizar mayores contribuciones para la victoria total del movimiento comunista en el mundo.

Sólo combatiendo en forma decidida al revisionismo, al trotskismo, a todos los revisionistas, al tercerismo pequeño burgués, desacreditándolos total y completamente, podremos combatir verdadera y resueltamente al imperialismo y al feudalismo.

Debemos destruir enérgicamente la línea militar burguesa y erradicar su venenosa influencia en América Latina. Debemos dar prioridad a la política proletaria, es decir al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung al pensamiento de José Carlos Mariátegui, a la línea política de nuestro Partido.

Debemos persistir en armar a nuestros cuadros, militantes, a las masas, con el marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung.

La década del 60 ha sido una etapa de victoria para el marxismo-leninismo en América Latina y en el mundo entero.

La nueva década del 70 habrá de significar mayores victorias aún para la revolución mundial.

Hemos logrado grandes victorias. Saludemos fervorosamente a la nueva década. Las perspectivas son brillantes.


¡VIVA EL TRIUNFO DE LA GUERRA POPULAR!

¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO PENSAMIENTO MAO TSETUNG!

¡ABAJO EL MILITARISMO PEQUEÑO BURGUÉS!



Bandera Roja, Número 42, mayo de 1970.