II. EL PROBLEMA DEL PODER
(Resolución V Congreso de la Internacional Comunista, 1924)
1. Conmoción del régimen burgués
El régimen
burgués ha salvado por cierto espacio de tiempo su existencia, aun cuando la
primera guerra mundial imperialista haya provocado hacia su fin una inmensa
explosión de descontento popular espontáneo. Las fuerzas del proletariado
internacional no se hallaban suficientemente organizadas. Los partidos del
golpe de Estado proletario eran demasiado débiles, y por eso la victoria de la
revolución proletaria era, al final de la guerra imperialista, imposible.
Pero no por
ello dejó la guerra de causar profundas sacudidas. Durante muchos años siguieron
manifestándose sus repercusiones. Sus consecuencias sociales y políticas apenas
se han esbozado. Los tratados imperialistas
sólo fueron, como hubo demostrado la ocupación del Ruhr, una continuación de la
guerra con otros medios; no curaron las
heridas abiertas por la guerra. Las consecuencias de la guerra no se han
alejado, ni los métodos capitalistas las alejarán.
En todo caso,
como resultado de la primera guerra mundial imperialista el régimen capitalista
aparece socavado y conmovido a la vez económica y políticamente. Los síntomas
de la fragilidad del capitalismo suelen mostrarse con una evidencia más sorprendente
aun en la política que en la economía.
El cambio
rápido e incesante de los gobiernos es uno de esos síntomas. En muchos países
el problema del poder está en la orden del día, y ello con una forma
desconocida antes de la guerra.
2. Las dos políticas de la burguesía
La posguerra y
en parte el período que la precedió han revelado dos tendencias políticas de la
burguesía: una francamente reaccionaria y la otra democrático-pacifista. La
encarnación más patente de la primera es Poincaré; de la segunda, Lloyd George.
En estos años
de crisis revolucionaria ese fenómeno no es fortuito. Cuando el piso tiembla
bajo los pies de la burguesía, cuando la era "normal" de su dominación
estable entra en el pasado, cuando acontecimientos revolucionarios se anuncian
de una manera manifiesta y crecen las fuerzas del golpe de Estado proletario,
dos sistemas de política deben necesariamente presentárseles a los jefes de la
clase dominante, uno que querría aplastar y reprimir las fuerzas revolucionarias
antes que éstas crecieran, echando mano a una furibunda campaña contra ellas, y
otro, más perspicaz, que por medio de pequeñas concesiones y corrompiendo a los
dirigentes de la clase obrera, en una palabra, por medio de la democracia, el
pacifismo y el reformismo, se esfuerza por modificar la relación de fuerzas en
favor de la burguesía.
3. Entre la socialdemocracia y el fascismo
La burguesía ya
no puede gobernar con los antiguos métodos. Es uno de los síntomas de la proximidad,
lenta pero segura, de la revolución proletaria. La burguesía recurre tan pronto
a los buenos oficios del fascismo y tan pronto a los de la socialdemocracia. En
ambos casos procura enmascarar el carácter capitalista de su dominación y darle
rasgos más o
menos "populares".
Fascistas
(primer período de Mussolini) y socialdemócratas (primer período de Noske) se
ponen al servicio de la burguesía como organizaciones de combate, bandas
armadas, tropas de choque contra el naciente ejército proletario, etcétera.
Con la ayuda
del fascismo y la socialdemocracia, la burguesía intenta reagrupar las fuerzas
sociales, fabricando la apariencia de una victoria política de la pequeña
burguesía y de una participación del pueblo en el ejercicio del poder.
4. La socialdemocracia, tercer partido de la
burguesía
En Estados Unidos
se hace mucho ruido en torno de la creación de un tercer partido de la
burguesía (la pequeña burguesía). En Europa la socialdemocracia ya es, en
cierto sentido, ese tercer partido.
La cosa es
particularmente visible en Inglaterra, donde a los dos partidos clásicos de la
burguesía, que en otros tiempos se turnaban prácticamente en el poder, se ha
sumado como factor gubernamental el Labour Party, que en realidad efectúa, o poco
menos, la política de una de las alas de la burguesía. Los jefes oradores del Labour Party están llamados a cooperar,
en una u otra forma, en el ejercicio del poder de la burguesía.
Está fuera de
toda duda que en Francia, Inglaterra y muchos otros países los líderes de la II
lnternacional desempeñan el papel de miserables burgueses y están prácticamente
a la cabeza de una fracción de la burguesía "democrática".
Hace ya tiempo
que, de ala derecha del movimiento obrero que eran, han degenerado cada vez más
en ala izquierda de la burguesía y en algunos sitios en ala del fascismo. Por
eso resulta históricamente falso hablar de victoria del fascismo sobre la socialdemocracia.
El fascismo y la socialdemocracia (en la medida en que se trata de los
dirigentes) son la mano derecha y la mano izquierda del capitalismo
contemporáneo, conmovido por la primera guerra mundial imperialista y las
primeras sublevaciones de los trabajadores.
5. La socialdemocracia de nuevo en el poder
Durante la
guerra e inmediatamente después de ella hemos visto a los líderes de la Il Internacional
en el poder en cierto número de países. El hecho se explicaba por la brutal necesidad
de los imperialistas de oponer a los países enemigos el movimiento obrero.
En estos
momentos la burguesía invita a los jefes de la socialdemocracia a compartir el
poder por segunda vez. En situación "normal" y" sin guerra, este
fenómeno da testimonio de la inestabilidad de la hegemonía burguesa, de las
colosales anomalías y las terribles crisis que esa situación normal encierra para
la burguesía.
6. Entre el terror blanco y los "gobiernos
obreros"
Pese a una
apariencia de consolidación del régimen burgués, su poderío se encuentra en
realidad cada vez más minado. La posición se vuelve cada vez más inestable. El
parlamentarismo vive sus últimos momentos. Sobre las ruinas del viejo
parlamentarismo a la burguesía le cuesta cada vez más construir un equilibrio
siquiera apenas sólido. Las últimas el
elecciones en Francia y Alemania son una ilustración al respecto; he ahí dos parlamentos
burgueses de dos grandes Estados de Europa que carecen de una mayoría estable.
La burguesía se verá constreñida, una y otra vez, entre el terror blanco y el
"gobierno obrero".
Puede ocurrir
que en un futuro próximo veamos "gobiernos obreros", no en un país o
en un par de países, sino en muchos. Serán el resultado de la lucha del
proletariado por el poder y de las vacilaciones de la burguesía inevitables en
el período actual.
Objetivamente,
esos "gobiernos obreros” pueden ser un progreso en el sentido de dar testimonio
de la progresiva dislocación del régimen burgués, de la falta de continuidad en
la política de las clases dominantes. El gobierno "obrero"
contrarrevolucionario (en
realidad, liberal)
de Mac Donald es un progreso.
Pero el papel
de los verdaderos partidarios de la revolución proletaria debe consistir, no en
llevar a las nubes a semejantes gobiernos "obreros", sino en agrupar
el ejército proletario para la lucha revolucionaria intransigente y en saltar
lo antes posible sobre ese gobierno
supuestamente obrero para hacer triunfar la dictadura del proletariado.
7. Significación objetiva y probables
perspectivas de la fase democrático-pacifista.
La
significación objetiva de la fase democrático-pacifista que atravesamos
consiste en el hecho de que la burguesía ya no puede mantenerse en el poder por
medio de los antiguos métodos. Es la expresión de la debilidad y la declinación
del régimen capitalista.
Los gobiernos
demcráticopacifistas actualmente en el poder, así como todos los gobiernos análogos que pueden
llegar a éste, no sólo no habrán de llevar una política realmente democrática y
pacifica, sino que por el contrario se teñirán cada vez más de fascismo. La
lucha de clases, lejos de calmarse, habrá de exasperarse aun más dentro
del marco de
esa "democracia”, de ese "pacifismo". La alternancia de los
regímenes (democracia, fascismo, democracia) socavará aun más ese marco de
"democracia" y "pacifismo". A Las masas populares, en
primer término las masas proletarias, saldrán enriquecidas de experiencia
política y más decididas a la lucha, mientras que la burguesía y los líderes
socialdemócratas al servició de ésta saldrán cada vez más débiles, mas desmoralizados,
perdida la fe en ellos mismos y en su política.
Así crecerán
las fuerzas de la Revolución Proletaria hasta el día de su victoria decisiva.
Mi apoyo irrestricto camaradas por la publicación de estos materiales que se hacen indispensables para los cuadros maoístas en sus trabajos con las masas, dándoles a conocer lo que la izquierda retrechera-revisionista le oculta y tergiversa la verdad Comunista, explicada con tanta verdad y sobre los hechos históricos como protagonista el proletariado.
ResponderEliminarEn Polonia, Presidente obrero: Walesa. En Venezuela, un chofer de camión es Presidente: Maduro. En Colombia, un ex sindicalista es Vicepresidente: Angelino. Etc.etc.es un análisis profundamente científico, que no entienden estos embrutecidos intelectuales de turno, y una izquierda amañada, arrastrada besándole el culo a la burguesía.
Por lo tanto, el trabajo MLM principalmente maoísta Pensamiento Gonzalo, tiene que ser de todos los pesos, contundente al mando la aplicación de la dictadura del proletariado, organizando y dirigiendo las masas bajo la dirección del Partido militarizado la guerra popular, y para no ir a quedar en solo palabrería, tenemos que ir estableciendo definiciones de acción, direccionando en reconstitución o creación de Partidos Comunistas militarizados sobre la base de la ciencia MLM principalmente maoístas Pensamiento Gonzalo!!! Movilizar a las masas en la guerra popular maoista!!!
Gloria Eterna al todo poderoso Pensamiento Gonzalo!!!.