viernes, 18 de julio de 2014

LA CRISIS REVOLUCIONARIA Y LA SOCIALDEMOCRACIA.




PROGRAMA DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

II.LA CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO Y LA PRIMERA FASE DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

(VI CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA)


2. La crisis revolucionaria y la socialdemocracia contrarrevolucionaria.

En el curso de la revolución mundial, los jefes socialdemócratas, por un lado, y las organizaciones capitalistas de combate de tipo fascista, por otro, han adquirido una significación especial como fuerzas contrarrevolucionarias de la mayor importancia, que han luchado activamente contra la revolución y que han prestado un apoyo a la estabilización parcial capitalista.

La crisis producida por la guerra de 1914-1918, vióse acompañada de la ignominiosa bancarrota de la Internacional socialdemócrata, de la II Internacional. En contradicción completa con la tesis del Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, según la cual los proletarios no tienen patria en el régimen capitalista, en oposición absoluta a las resoluciones contra la guerra tomadas por los congresos de Stuttgart y de Basilea, los líderes de los partidos socialdemócratas nacionales, salvo contadas excepciones, votaron en favor de los créditos de guerra, proclamaronse defensores decididos de las «patrias» imperialistas (o, lo que es lo mismo, de las organizaciones estatales de la burguesía imperialista), y, en vez de luchar contra la guerra imperialista, se convirtieron en fieles soldados, propagandistas y cantores del socialchauvinismo, transformado bien pronto en socialimperialismo. En el período que siguió inmediatamente a la guerra, la socialdemocracia apoyó los tratados de rapiña (Brest, Versalles); Se puso de un modo activo al lado de los generales cuando las revoluciones proletarias eran abogadas en sangre (Noske); luchó con las armas en la mano contra la primera república proletaria (Rusia de los soviets); traicionó pérfidamente al proletariado en el poder (Hungría); entró en la Sociedad de las Naciones imperialistas (Thomas, Paul Boncour, Vandervelde); se colocó directamente al lado de los imperialistas contra los esclavos coloniales (Partido Laborista ingles); apoyó activamente a los verdugos mas reaccionarios de la clase obrera (Bulgaria, Polonia), tomó sobre sí la iniciativa de las «leycs militares» imperialistas (Francia); traicionó la gran huelga general del proletariado ingles; contribuyó a ahogar la huelga de los mineros, ayudó y ayuda a estrangular a China y a la India (gobierno MacDonald); es el agente de propaganda de la Sociedad de las Naciones imperialistas, es el heraldo del capital y el centro de organización de la lucha contra la dictadura del proletariado en la URSS (Kautsky, Hilferding). La socialdemocracia realiza esta política contrarrevolucionaria de un modo sistemático operando activamente por medio de sus dos alas: el ala derecha, abiertamente contrarrevolucionaria, necesaria para las negociaciones y la relación directa con la burguesía, y el ala izquierda, para poder engañar de un modo particularmente sutil a los obreros. La socialdemocracia de “izquierda”, sin dejar de esgrimir la frase pacifista y, a veces, la frase revolucionaria inclusive, de hecho se coloca contra los obreros, particularmente en los momentos más críticos (los «independientes» ingleses y los jefes de «izquierda» del Consejo General durante la huelga general de 1926. Otto Bauer y Cía., durante la insurrección vienesa, etcétera), siendo, por consiguiente, la fracción más perniciosa de los partidos socialdemócratas. Sin dejar de servir los intereses de la burguesía en el terreno de la colaboración de clases y de la coalición con la burguesía, la socialdemocracia se ve obligada, en ciertos periodos, a pasar a la situación de partido de oposición e incluso a simular la defensa de los intereses del proletariado en su lucha económica con un solo objetivo: Conquistar la confianza de una parte de la clase obrera y, gracias a ello, traicionar de un modo todavía más vergonzoso sus intereses permanentes durante las contiendas decisivas de clase.

La función esencial de la socialdemocracia en la actualidad consiste en socavar la unidad de combate necesaria del proletariado en su lucha contra el imperialismo. Al escindir y desmoralizar el frente único de la lucha proletaria contra el capital, la socialdemocracia se trueca en el sostén más firme del imperialismo en el seno de la clase obrera.

La socialdemocracia internacional de todos los matices, la Segunda internacional y su sucursal sindical, la Internacional de Amsterdam, se han convertido, pues, en la reserva de la sociedad burguesa, en su apoyo más seguro.

3. La crisis del capitalismo y el fascismo.

Al lado de la socialdemocracia, por cuya mediación la burguesía aplasta a los obreros y adormece su sensibilidad de clase, entra en acción el fascismo.

La época del imperialismo, la exacerbación de la lucha de clases y la acumulación, particularmente después de la guerra imperialista mundial, de los elementos de guerra civil, han determinado la quiebra del parlamentarismo. De aquí «nuevos» métodos y formas de gobierno (por ejemplo, el sistema de gabinetes poco numerosos, la creación de grupos oligárquicos que actúan tras cortina, la degeneración y la falsificación de las funciones de la «representación nacional», la limitación y la supresión de las «libertades democráticas», etcétera). Este proceso de ofensiva de la reacción burguesa-imperialista adopta, en condiciones históricas determinadas, la forma del fascismo. Dichas condiciones son: la inestabilidad de las relaciones capitalistas; la existencia de un gran número de elementos sociales desplazados; la pauperización de grandes sectores de la pequeña burguesía urbana y de los intelectuales; el descontento de la pequeña burguesía agraria y, finalmente, la amenaza constante de acciones de masa proletarias. Con objeto de asegurarse un poder mas estable, más firme, más duradero, la burguesía se ve obligada cada día más a pasar del sistema parlamentario al método fascista, que no se halla sujeto a las relaciones y combinaciones entre partidos. Este método es el de la dictadura directa, cuya verdadera faz se halla ideológicamente cubierta por medio de «ideales nacionales», representaciones «profesionales» (es decir, grupos diversos de las clases dominantes), y el método de utilización del descontento de la pequeña burguesía y de los intelectuales mediante una demagogia social particular (antisemitismo, ataques parciales al capital usurario, indignación ante el charlatanismo parlamentario) y la corrupción bajo la forma de creación en la milicia fascista, en el aparato del partido y entre los funcionarios de una jerarquía cohesionada y bien retribuida. Al mismo tiempo, el fascismo hace esfuerzos para introducirse en los medios obreros, reclutando a los elementos más atrasados, explotando su descontento y la pasividad de la socialdemocracia, etcétera. El objetivo principal del fascismo consiste en la devastación de la vanguardia obrera revolucionaria, es decir, el sector comunista del proletariado y, particularmente, sus militantes más activos. La combinación de la demagogia social, de la corrupción y del terror blanco, al lado de una agresividad imperialista extrema en la esfera de la política exterior, constituyen los rasgos más salientes del fascismo. Después de haber sido utilizada la fraseología anticapitalista en los períodos particularmente críticos para la burguesía, el fascismo, sintiéndose firme en el poder, ha ido perdiendo por el camino sus oropeles anticapitalistas, para manifestarse cada vez más como la dictadura terrorista del gran capital.

Con objeto de adaptarse a las modificaciones de la coyuntura política, la burguesía utiliza alternativamente los métodos fascistas y los métodos de coalición con la socialdemocracia, dándose el caso de que, a menudo, esta última desempeña abiertamente un papel fascista. En el curso de los acontecimientos manifiesta tendencias fascistas, lo cual no le impide, en otras circunstancias políticas, agitarse contra el gobierno burgués en calidad de partido de oposición. El método fascista y el de coalición con la socialdemocracia, que no son habituales para el capitalismo «normal» y constituyen un signo de la crisis capitalista general, son utilizados por la burguesía para retrasar la marcha progresiva de la revolución.



miércoles, 9 de julio de 2014

LA INTERNACIONAL COMUNISTA Y LA LUCHA POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO



VI. LA ESTRATEGIA Y LA TÁCTICA DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA EN LA LUCHA POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO.

(VI CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA: PROGRAMA)


1. Las ideologías adversas al comunismo en la clase obrera.

(...)

En el terreno teórico, la socialdemocracia ha traicionado al marxismo, completamente, pasando, a través de la etapa revisionista, al reformismo liberalburgués definido y, abiertamente, al socialimperialismo. Las enseñanzas de Marx sobre las contradicciones del capitalismo han sido remplazadas por ella por la teoría de su evolución armónica, las enseñanzas sobre las crisis y la pauperización del proletariado las ha relegado al archivo; la teoría inflamada de la lucha de clases, llena de amenazas, la ha convertido en prédica vulgar de la paz social; las enseñanzas sobre la exacerbación de las contradicciones de clase han sido remplazadas por la fabula pequeñoburguesa de la «democratización» del capital; la teoría de lo inevitable de las guerras imperialistas en el régimen capitalista, por la farsa burguesa del pacifismo y la prédica del «ultraimperialismo»; la teoría del derrumbamiento revolucionario del capitalismo, la ha cambiado por la moneda falsa del capitalismo «sano» que se transforma pacíficamente en socialismo; la revolución la ha reemplazado por la evolución, la destrucción del estado burgués, por su edificación activa; las enseñanzas sobre la dictadura del proletariado por la teoría de la coalición con la burguesía; las enseñanzas sobre la solidaridad internanacional, por las de la defensa de las patrias imperialistas; el materialismo-dialéctico de Marx, por la filosofía idealista y el coqueteo con los desechos religiosos de la burguesía.

En el interior de este reformismo socialdemocratico se manifiesta una serie de tendencias particularmente características desde el punto de vista de la degeneración burguesa de la socialdemocracia.

El «socialismo constructivo» (Macdonald y compañía), cuya sola denominación indica la idea de luchar contra la revolución del proletariado y de respeto al régimen capitalista, continúan las tradiciones liberalfilantrópicas, antirrevolucionarias y burguesas del fabianismo (los Web, B. Shaw, lord Olivier, etcétera). Al rechazar, por principio, la dictadura del proletariado y todo «procedimiento de violencia» en general, contra la burguesía, el «socialismo constructivo» apoya la lucha violenta contra el proletariado y los pueblos coloniales. Al mismo tiempo que es el apologista del estado capitalista, que predica, con el nombre de socialismo, el capitalismo de estado, que proclama -junto con los ideólogos más vulgares del imperialismo de los dos continentes- que la teoría de la lucha de clases es una teoría «precientifica», el «socialismo constructivo» predica verbalmente un programa moderado de nacionalización con indemnización, impuesto sobre la renta, la herencia y los extrabeneficios. Enemigo decidido de la dictadura del proletariado en la URSS, el «socialismo constructivo», en estrecha alianza con la burguesía, es un adversario activo del movimiento comunista del proletariado y de las revoluciones coloniales.

Una de las formas particulares del «socialismo constructivo» es el corporativismo o socialismo cooperativo (Charles Gide, Totomiantz y compañía), el cual rechaza asimismo enérgicamente la lucha de clases y propaga la organización cooperativa de los consumidores,
como medio de eliminar el capitalismo por vías pacíficas mientras que, de hecho, contribuye a fortalecerlo por todos los medios. El «cooperativísmo», que dispone, con las organizaciones de masa de la cooperación de consumo, de un vasto aparato de propaganda para ejercer una influencia cotidiana sistemática, sobre la clase obrera, lucha enérgicamente contra el movimiento obrero revolucionario, creando obstáculos a la realización de sus objetivos y representa actualmente uno de los factores más activos en el campo de la contrarrevolución reformista.

El llamado socialismo gremial (Penty, Orage, Hobson, ectétera) constituye una tentativa ecléctica para unir el sindicalismo «revolucionario» al fabianismo liberalburgués, la descentralización anarquista (las «ghildas» nacionales industriales) a la centralización estatal capitalista, la limitación artesana corporativa de la edad media al capitalismo contemporáneo. Tomando como punto de partida la exigencia verbal de la supresión del «sistema del asalariado» por considerarlo como una institución «inmoral» que debe ser abolida por medio del control obrero de la industria, el socialismo gremial deja completamente de lado el problema más importante; la cuestión del poder. Al aspirar a unir a los obreros, intelectuales y técnicos en una federación de «ghildas» (gremios) industrias nacionales y convertirlas por medios pacíficos (control desde el interior) en órganos de dirección de la industria en el marco del estado burgués, el socialismo gremial defiende de hecho a dicho estado, vela su carácter de clase, imperialista, antiproletario - y le asigna el puesto- de representante «por encima de las clases» de los intereses de los «consumidores» como contrapeso de los «productores» organizados en las «ghildas». Con su prédica de la «democracia funcional», es decir, de la representación de las clases de la sociedad capitalista, presentadas como profesiones con funciones sociales y de producción particulares, el socialismo gremial prepara el terreno para el «estado corporativo» del fascismo.

Al rechazar simultáneamente el parlamentarismo y la «acción directa», la mayoría de los socialistas gremiales condenan a la clase obrera a la inacción completa y a la sumisión pasiva a la burguesía. Se trata, pues, de un oportunismo tradeunionista utópico particular, y, como tal, no puede dejar de desempeñar un papel antirrevolucionarro.

Finalmente, una de las formas particulares del reformismo socialdemócrata es el austromarxismo. El austromarxismo, que figura en el ala «izquierda» de la socialdemocracia, representa una de las formas más sutiles de mistificación de las masas trabajadoras. Dicha
tendencia prostituye la terminología marxista, rompiendo al mismo tiempo decididamente con las bases del marxismo revolucionario (kantismo, machismo, etcétera, en el terreno filosófico); Coquetea con la religión, hace suya la teoría de los reformistas ingleses de la «democracia funcional»; se coloca en el punto de vista de la «edificación de la república», es decir, la edificación del estado burgués; recomienda la «cooperación de las clases» en el período llamado «equilibrio» de las fuerzas de clase, esto es, precisamente cuando madura las crisis revolucionaria. Esa teoría implica la justificación de la coalición con la burguesía para abatir la revolución proletaria, bajo la máscara de la defensa de la «democraca» contra los ataques de la reacción. Objetivamente, en la práctica, la violencia aceptada por el austromarxismo en los casos de ataque de la reacción, se convierte en violencia de la reacción contra la revolución del proletariado. El «papel funcional» del austromarxismo consiste en engañar a los obreros que van hacia el comunismo, y por esto el austromarxismo es un enemigo particularmente peligroso para el proletariado, más peligroso aún que los partidarios francos del socialimperialismo de rapiña.

Si todas estas tendencias, que forman parte del reformismo «socialista», son otras tantas agencias de la burguesía imperialista en el seno de la clase obrera, por otra parte, el comunismo tropieza con una serie de tendencias pequeñoburguesas que reflejan y expresan las oscilaciones de los sectores sociales inconsistentes (pequeña burguesía urbana, lumpen-proletariat, artesanos pauperizados, ciertos sectores campesinos, etcétera). Dichas tendencias, que se distinguen por su inconsistencia política extrema, a menudo cubren la política de derecha con una fraseología de izquierda o aen en el aventurerismo, remplazando el cálculo objetivo de las fuerzas por la gesticulación política vocinglera, pasando con frecuencia de una fanfarronada revolucionaria increíble al pesimismo más profundo y a la capitulación efectiva ante el enemigo. Estas tendencias, en ciertas condiciones, particularmente en los momentos en que se producen cambios bruscos de la situación política o en que es necesaria una retirada temporal, pueden convertirse en desorganizadores peligrosísimos de las filas proletarias y, por tanto, en freno del movimiento revolucionario del proletariado.

(...)

Todas estas tendencias coinciden con la socialdemocracia, principal enemigo de la revolución proletaria, en la cuestión política fundamental: la cuestión de la dictadura del proletariado. Por este motivo todas ellas actúan, de un modo más o menos determinado, contra la URSS, en su frente único con la socialdemocracia. Por otra parte, la socialdemocracia, que ha traicionado por completo al marxismo, apóyase cada vez más en la ideología de los fabianos y de los socialistas «constructivos» y gremiales. Estas tendencias se convierten en la ideología liberal reformista oficial del «socialismo» burgués de la Segunda Internacional.

En los países coloniales y entre las razas y los pueblos oprimidos en general, el comunismo tropieza en el movimiento obrero con la influencia de aquellas tendencias especiales, que en una fase determinada de desarrollo del movimiento han desempeñado un papel positivo importante, pero que, en una nueva etapa de evolución, se convierten en una fuerza de conservación.

El sun-yet-senismo era la ideología del «socialismo» pequeñoburgués populista. En la teoria de los «tres principios» (nacionalismo, democracia, socialismo), la noción de pueblo cubría y ocultaba la  noción de las clases; el socialismo era presentado no como un sistema específico y particular de producción realizado por el proletariado, sino como un bienestar social indeterminado; la lucha contra el imperialismo no se hallaba enlazada con las perspectivas de desarrollo de la lucha de clases en el interior del país. Por este motivo, el sun-yet-senismo que desempeñó en el primer estadio de la revolución china un inmenso papel positivo, como resultado de la diferenciación de clases en el país y del desarrollo ulterior de la revolución china, se convirtió de forma ideológica de dicha revolución en un obstáculo a la misma. Los epígonos del sun-yet-senismo, al preconizar con preferencia, precisamente, los principios ideológicos de este último, que han terminado por ser objetivamente reaccionarios, lo han convertido con ello en la ideología oficial del Kuomintang, el cual es, en la actualidad, una fuerza abiertamente contrarrevolucionaria. El progreso idelógico de las masas del proletariado chino y de los campesinos explotados debe ir acompañado de una lucha decidida contra la mistificación representada por el Kuomintang y la eliminación de las reminiseencias de la ideología del sun-yet-senismo.

Tendencias como el gandismo en la India, impregnadas de espíritu religioso, que idealizan las forrnas de existencia más atrasadas y económicamente reaccionarias, que ven la salvación en el retorno a lo viejo, que predican la pasividad y la negación de la lucha de clases, se convierten, en el proceso de desarrollo de la revolución, en una fuerza abiertamente contrarrcvolucionaria. El  gandismo es cada día más una ideología dirigida contra la revolución de las masas populares y, por ello, debe ser combatido decididamente por parte del comunismo.

El garvismo, que era antes la ideología de los pequeños propietarios y obreros negros en los Estados Unidos y que ejerce hoy todavía cierta influencia sobre las masas negras, se ha eonvertido, asímismo, en un obstáculo en el camino de la evolución revolucionaria. Después de haberse pronunciado en un principio por la igualdad social completa de derechos de los negros, se ha transformado en una especie de sionismo negro, el cual, en vez de la lucha contra el imperialismo norteamericano, ha lanzado la consigna «¡Retorno al África!» Esta ideología peligrosa, carente de todo rasgo deimocrático auténtico, que coquetea con los atributos de un «reinado negro» inexistente, debe ser combatida sañudamente pues, no sólo no fomenta, sino que obstaculiza la lucha libertadora de las masas negras contra el imperialismo norteamericano.

Frente a todas estas tendencias se levanta el comunismo proletario; en su calidad de ideología del movimiento revolucionario internacional de la clase obrera, se distingue de todas estas tendencias y  en primer lugar, de la socialdemocracia, en que, en completo acuerdo con las enseñanzas de Marx y Engels, lleva a cabo una lucha revolucionaria teórica y práctica por la dictadura del proletariado aplicando todas las formas de acción proletaria de las masas.

 




miércoles, 2 de julio de 2014

J.STALIN- SOBRE LA GRAN GUERRA POR LA SALVACIÓN DE LA PATRIA




SOBRE LA GRAN GUERRA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA
POR LA SALVACIÓN DE LA PATRIA

J. STALIN

(Discurso radiodifundido el 3 de julio de 1941)


¡Camaradas! ¡Ciudadanos!
¡Hermanos y hermanas!
¡Combatientes de nuestro ejército y nuestra flota!

¡Me dirijo a vosotros, amigos!

La pérfida agresión militar de la Alemania hitleriana contra nuestra patria, iniciada el 22 de junio, prosigue. Pese la resistencia heroica del Ejército Rojo, y aunque las divisiones de élite del enemigo y las mejores unidades de su aviación han sido ya derrotadas y han encontrado la muerte en los campos de batalla, el enemigo continúa avanzando, lanzando al frente nuevas fuerzas. Las tropas hitlerianas han podido apoderarse de Lituania, de una gran parte de Letonia, de la parte oeste de Bielorrusia, de una parte de la Ucrania occidental, La aviación fascista extiende la acción de sus bombarderos, sometiendo a bombardeo a Murmansk, Orcha, Moguilev, Smolensk, Kiev, Odessa, Sebastopol. Un grave peligro pesa sobre nuestra Patria.

¿Cómo ha podido ocurrir que nuestro glorioso Ejército Rojo haya abandonado a las tropas fascistas una serie de ciudades y regiones? ¿Son realmente invencibles las tropas fascistas alemanas como proclaman sin cesar los propagandistas fascistas fanfarrones?

No, por supuesto. La historia demuestra que jamás ha existido ni existe un ejército invencible. Se pensaba que el ejército de Napoleón era invencible. Pero fue batido sucesivamente por las tropas rusas, inglesas, alemanas. El ejército alemán de Guillermo estaba considerado también invencible durante la primera guerra imperialista; y sin embargo, se vio infligir muchas derrotas por las tropas rusas y anglo-francesas, y por último fue batido por las tropas anglo­francesas. Es preciso decir lo mismo del actual ejército alemán fascista de Hitler. Todavía no había encontrado una resistencia seria en el continente europeo. Sólo en nuestro territorio ha encontrado seria resistencia. Y si, a consecuencia de esta resistencia las mejores divisiones del ejército fascista alemán han sido batidas por nuestro Ejército Rojo, es que el ejército fascista hitleriano también puede ser batido y que lo será como lo fueron los ejércitos de Napoleón y de Guillermo.

El que una parte de nuestro territorio haya sido invadido, no obstante, por las tropas fascistas alemanas se explica sobre todo por el hecho de que la guerra de la Alemania fascista contra la U.R.S.S. ha sido desencadenada en condiciones ventajosas para las tropas alemanas y desventajosas para las tropas soviéticas. En efecto, las tropas de Alemania, como país que desencadena la guerra, fueron movilizadas íntegramente. Ciento sesenta divisiones lanzadas por Alemania contra la U.R.S.S. y llevadas a las fronteras de este país, estaban dispuestas para esperar Sólo la señal de ponerse en marcha. Mientras tanto, a las tropas soviéticas hubo que movilizarlas y llevarlas a las fronteras. Cosa muy importante aún es que la Alemania fascista ha violado pérfida e inopinadamente el pacto de no agresión concluido en 1939 por ella con la U.R.S.S., sin tener en cuenta que sería mirada por todo el mundo como el país agresor. Se concibe que nuestro pacífico país, que no quería asumir la iniciativa de la violación del pacto, no podía adentrarse por ese camino de felonía.

Se nos puede preguntar: ¿cómo es que el gobierno soviético ha aceptado concluir un pacto de no agresión con felones de esa especie y con monstruos como Hitler y Ribbentrop? ¿No ha cometido el gobierno soviético un error? Por supuesto que no. El pacto de no agresión es un pacto de paz entre dos Estados. Y fue un pacto de esta clase el que Alemania nos propuso en 1939. ¿Podía el gobierno soviético rechazar esta proposición? Pienso que ningún Estado pacífico puede rechazar un acuerdo de paz con una potencia vecina, aunque a la cabeza de esta última se encuentren monstruos y Caníbales como Hitler y Ribbentrop. Esto, por supuesto, con una condición expresa: que el acuerdo de paz no afecte, ni directa ni indirectamente, a la integridad territorial, a la independencia y al honor del Estado pacífico. Y se sabe que el pacto de no agresión entre Alemania y la U. R. S. S. era precisamente un pacto de este género.

(...) Es preciso que no haya en nuestras filas lugar para los llorones y los cobardes, los sembradores del pánico y los desertores; que nuestros hombres estén exentos de temor en la lucha y marchen con abnegación en nuestra guerra liberadora para la salvación de la patria contra los esclavizadores fascistas. El gran Lenin, que creó nuestro Estado, dijo que la cualidad esencial de los hombres soviéticos debe ser el coraje, el valor, la intrepidez en la lucha, la voluntad de batirse al lado del pueblo contra los enemigos de nuestra patria. Es preciso que esta excelente cualidad bolchevique se convierta en la de millones y millones de hombres del Ejército Rojo, de nuestra Flota Roja y de todos los pueblos de la Unión Soviética.

(...)

Tenemos que organizar una lucha implacable contra los desorganizadores de la retaguardia, los desertores, los sembradores de pánicos, los propagadores de rumores de toda clase, acabar con los espías, los agentes de la diversión, los paracaidistas enemigos, llevando así una ayuda rápida a nuestros batallones de lucha. No hay que olvidar que el enemigo es pérfido, taimado, experto en el arte de engañar y de expandir falsos rumores. Hay que tener en cuenta todo esto y no dejarse coger por la provocación. Hay que llevar inmediatamente ante el tribunal militar, sin tener en cuenta a las personalidades, a todos los que sembrando el pánico y dando muestras de cobardía, obstaculizan la obra de la defensa.



Descargar el texto completo en:

https://drive.google.com/file/d/0B0cNhGDp1iorUF8xekE3SHkyX2M/edit?usp=sharing





jueves, 26 de junio de 2014

jueves, 19 de junio de 2014

¡VIVA EL DÍA DE LA HEROICIDAD!





¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡VIVA EL DÍA DE LA HEROICIDAD!
¡HÉROES DEL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ:
PERPETUO EJEMPLO DE CÓMO MANTENER EL RUMBO 
Y DAR LA VIDA POR EL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN!

"La gloriosa muerte beligerante de estos prisioneros de guerra se abriga con la sangre ya vertida y ante ella los comunistas, los combatientes y los hijos del pueblo, armados, asumimos el compromiso indeclinable de seguir su luminosos ejemplo, para desarrollando guerra popular servir a la revolución mundial hasta que la luz inmarcesible del comunismo se presente en todo el orbe bajo las invictas banderas de Marx, Lenin y Mao Tse-tung, del siempre vivo marxismo-leninismo-maoísmo.
¡Gloria a los héroes caídos, viva la revolución!"
(CC del Partido Comunista del Perú Perú, Junio 1986)

El 19 de junio de 1986, el fascista gobierno aprista de Alan García junto con las fuerzas armadas y policiales reaccionarias, con el respaldo de la Internacional Socialista, que estaba reunida en Lima, con todo el contubernio vil y macabro de la reacción y del revisionismo, ejecutó el  genocidio de cientos de prisioneros de guerra.

Los mejores hijos del Pueblo, fraguados en guerra popular, dieron la vida por el Partido y la Revolución. Ellos son ejemplo de comunistas, ellos son modelo de revolucionarios que nunca pensaron en la capitulación. Ellos se levantan como el arquetipo de la no claudicación. Su paradigma aplasta y barre todo el discurso de aquellos felones que ahora quieren vender la "paz" de los cementerios, manipuladores y rufianes que dizque "optan por nuevas formas de lucha", cretinos parlamentarios, amamantados con el negro veneno de los genocidas; traidores y ruines, que con  engañifas y teatrillos quieren acomodar sus miserables pellejos en el estercolero de este viejo, caduco y podrido sistema. Estos abyectos fulanos quieren ocultar y falsificar con sus patrañas el glorioso camino de los héroes de nuestra guerra popular, héroes del PCP: ¡vanos y desgraciados deseos! ¡Nada podrá silenciar ni viciar el ejemplo de nuestros héroes! Por más que canten triunfos y quieran mostrar éxitos pírricos (como los canallas de la LOD con sus "pioneritos"): asco y desprecio es lo que dan; repugnancia se tiene al ver cómo estos elementos se han convertido en lacayos, en ratas, que sirven (gobierno tras gobierno) al nuevo gobierno genocida y vendepatria en sus aspiraciones de que, como en el 79, un grupo de revisionistas avale y dé legitimidad a esta podre  de la "democracia" burguesa, y  ahora con el añadido de que se monte el melodrama de que "abjuran de la violencia", que es la consigna de la reacción mundial y del imperialismo para acabar con todas las luchas y guerras revolucionarias del mundo: sino ver a ETA, FARC, Nepal, etc.; a todas las organizaciones que abdican, que "deponen las armas", o que, en definitiva, se venden por un plato de lentejas, se les exige eso.

Hoy, pasados 28 años, el Comité Central del Partido Comunista del Perú mantiene su compromiso inalterable de desarrollar la guerra popular al servicio de la revolución proletaria mundial, combatir al imperialismo, a la reacción y al revisionismo de viejo y nuevo cuño, y de no cejar en la lucha intensa y denodada por mantener el rumbo.

A nivel internacional el imperialismo se encuentra en su crisis final. El imperialismo yanqui busca mantener su hegemonía en el mundo y para esto necesita del nuevo revisionismo para que frene el inicio y desarrollo de guerras populares en el mundo y para que no se desarrolle ningún movimiento de apoyo a la revolución en el mundo y menos que se desarrolle ningún movimiento que lo golpee desde dentro. Por tanto, además de desplegar sus fuerzas alrededor de África, Asia y Rusia necesita del revisionismo para que sólo exista contienda interimperialista y contener la revolución en el mundo. El PCR (EE.UU.) con Avakian a su cabeza, Prachanda y todo el nuevo revisionismo que se desarrolla en el mundo cumplen su papel de sostener este sistema: impedir que se inicie o desarrolle guerras populares. Los nuevos lacayos, los nuevos tontos útiles del imperialismo trabajan denodadamente frenando la revolución mundial para que éste tenga el campo despejado y así despelleje a los pueblos sin traba alguna. Los imperialistas contendientes (en artera colusión y brutal pugna) quieren el mundo tranquilo para poderlo despedazar, para poder realizar su bárbara e inhumana repartija sin sobresaltos.

Hay que ver cómo las organizaciones árabes montadas por el imperialismo yanqui y la OTAN sólo sirven para que las masas que luchan sean carne de cañón, que sólo valen para que el imperialismo yanqui tome posición geopolítica en su disputa con otras potencias imperialistas. El imperialismo yanqui ya ni siquiera mantiene las formas, levantando gobiernos fascistas. El imperialismo yanqui no va a salir de Ucrania, ni de Siria y otros países pues necesita de recursos energéticos, materias primas, etc,. para mantener su tambaleante hegemonía. Cada año que pasa se profundiza la crisis del imperialismo y se amplían los ámbitos de guerra: el asunto está en que mientras el socialimperialismo Chino y el imperialismo ruso, tratan de reorganizar el imperialismo conforme a sus intereses, también el imperialismo yanqui trata de mantener su hegemonía.

Los hechos demuestran que nos encontramos en la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial y dentro de ella estamos en un momento de inflexión del Movimiento Comunista Internacional. Se necesitan Partidos Comunistas que dirijan guerras populares, y que el maoísmo sea  único mando y guía de la revolución proletaria mundial. Será en medio de la guerra de donde saldrán los Partidos y Jefaturas.

Tras la captura del Presidente Gonzalo el revisionismo se desbocó dentro del MRI, y los que se opusieron al maoísmo hoy lo tergiversan. El Partido Comunista de Nepal y otros caen en el revisionismo mientras el imperialismo yanqui sufre la que los propios economistas burgueses han llamado la gran recesión (2008-2014).

En el Perú, el imperialismo, la reacción y el revisionismo tratan de llevar a cabo las tres tareas pendientes del Estado reaccionario. Para ello La LOD y la LOI apuntan a las elecciones de 2016 y presentar un maoísmo de membrete para legitimar el Estado reaccionario en el momento en que el Perú entra en crisis y el imperialismo está en pugna por el reparto del mundo.

Resumiendo, el imperialismo yanqui necesita y busca afianzar en el mundo y en el Perú un revisionismo que enarbole “maoísmo” para frenar la revolución en el mundo.

En el Perú el CC del PCP desarrolla la guerra popular, manteniendo el rumbo, firme en los principios, centrando en el trabajo de masas y combatiendo con guerra popular al imperialismo, principalmente yanqui, a la reacción y al nuevo revisionismo, tanto a la LOD como a la LOI en el Perú, como al nuevo revisionismo a nivel internacional.

El Partido Comunista del Perú, con su Comité Central, vórtice de lucha, lo tiene claro y sigue adelante, sin cesar un minuto y en dura brega, forjando dirección, formando cuadros, cuajando comunistas, acerando camaradas que son imagen y semejanza de nuestros héroes, de aquellos que, tal y como sancionó el presidente Gonzalo, fueron camaradas que "nunca hincaron la rodilla" y, que ante el ciego odio y la perversa furia homicida de las fuerzas armadas y aparatos represivos, blandieron "indoblegable, férrea resistencia feroz [...] los camaradas, combatientes e hijos de las masas enarbolaron ideología, valor y heroicidad desplegadas audazmente en encendido desafío bélico; y si la bestia reaccionaria bebió sangre hasta el hartazgo para imponer la paz de los muertos, las vidas miserable y arteramente cegadas se transformaron en imperecederas, plasman la trilogía monumental de las luminosas trincheras de combate del Frontón, Lurigancho y el Callao, hito histórico que proclamará más y más la grandeza del Día de la Heroicidad".

Este día quedó grabado en las mentes y corazones del pueblo en el Perú y en los pueblos del mundo. El "Día de la Heroicidad" nos enseña a no rendirnos y cómo una aparente pérdida se transforma en victoria, porque la masacre de cientos de camaradas en las luminosas trincheras de combate fue en realidad una gran victoria política, militar y moral para el PCP, para la clase y el pueblo: "Así, los prisioneros de guerra, como el personaje de la historia, siguen ganando batallas más allá de la muerte, pues viven y combaten en nosotros, conquistando nuevas victorias; su recia e imborrable presencia la sentimos palpitante y luminosa, enseñándonos hoy, mañana y siempre a dar la vida por el Partido y la revolución" (Presidente Gonzalo, 1987).

¡GLORIA AL DÍA DE LA HEROICIDAD!

¡DAR LA VIDA POR EL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN!

¡VIVA EL MAOÍSMO!

¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!



19 de junio de 2014
Movimiento Popular Perú