domingo, 10 de agosto de 2014

viernes, 1 de agosto de 2014

jueves, 24 de julio de 2014

SEMANA INTERNACIONAL DEL NIÑO




LA SEMANA INTERNACIONAL DEL NIÑO
N.KRUPSKAYA
(Artículo publicado en «Pravda», año 1923)

            El Comité Ejecutivo de la Internacional juvenil Comunista ha Dispuesto que se celebre la III Semana Internacional del Niño desde el 24 al 30 de julio. El movimiento infantil de Rusia está todavía en la fase de organización y aprovechamos la «Semana del Niño» para hacer propaganda de este movimiento.

            «¿Qué falta hace un movimiento infantil, una organización de niños? Cuando crezcan y empiecen a comprender algo que entren el komsomol; ¿qué entienden los niños? Dejadlos que jueguen y estudien» - suelen decir algunos camaradas.

            En los jóvenes Pioneros, como se llama la organización comunista infantil, pueden ingresar los muchachos y las muchachas a partir de los 11 años.

            Los jóvenes Pioneros se esfuerzan en educar los instintos colectivistas en sus afiliados, acostumbrándolos a compartir las alegrías y las penas con la colectividad, a no separarse de ella y a pensar en que son miembros de la colectividad, se esfuerzan en formar hábitos colectivistas, es decir, el arte de trabajar y actuar colectivamente, de manera organizada, supeditando su voluntad a la colectividad, de llevar a cabo sus iniciativas a través de ella, conquistando la opinión de la colectividad y, por fin, procuran forjar la conciencia comunista de los niños, contribuyendo a que  comprendan que son miembros de la clase obrera que lucha por la dicha de la humanidad, miembros del gran ejército del proletariado internacional.

            La sola enumeración de estas tareas muestra que cuanto antes se incorporen los niños al movimiento infantil tanto mejor será. A los hijos de los obreros se les oye decir con frecuencia: «No vemos nunca al padre, por el día trabaja y por la tarde va a las reuniones». La madre también trabaja o está absorbida por los quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos. Los chicos de los obreros crecen a la buena de Dios: bien están en casa sin ver nada, haciendo travesuras por aburrimiento, o bien caen bajo la influencia de la calle. La organización infantil les proporcionara muchas emociones jubilosas, campo para que apliquen sus fuerzas y desarrollen su actividad y alimento a sus mentes.

            La organización de pioneros no debe parecerse a la de los adultos. Sería un gran mal si fuera copia de la organización de los mayores, pero debe estar saturada de espíritu comunista.

            Ante todo ha de hacer sentir a los niños muchas emociones jubilosas. Los coros, los juegos, las excursiones al campo, la poesía de los cuentos en torno a la hoguera, las visitas a las fábricas y la participación en las fiestas proletarias dejan una impresión que no se borra en toda la vida, y unen todas estas emociones con la idea de la organización, de la colectividad. La participación en las fiestas proletarias, las visitas a los clubs obreros, a las fábricas y la asistencia a las reuniones de los trabajadores ligan con fuertes lazos a los niños de la clase obrera, lazos que hay que robustecer por todos los medios. Las secciones de mujeres, las células del Partido y los sindicatos deben patrocinar a los pioneros y no regatear esfuerzos para fortalecer en los niños el espíritu de la solidaridad de clase.

            Durante la semana del movimiento infantil, las organizaciones obreras deben apadrinar a los pioneros, organizar excursiones, mostrarles su trabajo, hablarles de el, designar a obreros y obreras que hablen de su infancia v de su lucha a los niños, en una palabra, la clase obrera debe prohijar durante la «semana del niño» a los pioneros.

            Los chicos son chicos. Por eso los jóvenes Pioneros prestan gran atención a los juegos. El juego es una necesidad del organismo infantil en desarrollo, acrecienta las fuerzas físicas de los niños, hace más firme la mano, más ágil el cuerpo, más certero el ojo y desarrolla la inteligencia, el ingenio y la iniciativa. En el juego adquieren los niños hábitos de organización, entereza, y
aprenden a sopesar las circunstancias, etc. Pero hay juegos y juegos. Hay juegos que fomentan la crueldad, la grosería, el odio nacional, que influyen nocivamente en el sistema nervioso, que exaltan y estimulan la vanidad. Hay otros que tienen gran valor educativo, que fortalecen la voluntad y el sentido de la justicia, que enseñan a ayudar en la desgracia, etc. Por medio de los juegos se puede hacer de un niño una bestia y se puede hacer un comunista. Los pioneros se plantean esta última tarea y los Komsomoles les ayudan a cumplirla.

            Los pioneros no se ocupan solamente de los juegos. Los niños de nuestros dias han visto y oído mucho y sienten el deseo de participar en la lucha por la dicha de la humanidad, en la construcción de la nueva vida. Aunque su labor colectiva no sea mucha - recoger hierbas medicinales, plantar flores delante de las fábricas, hacer camisitas para las casascuna, distribuir invitaciones para los actos, adornar los clubs obreros, etc.-, les hace pensar en que son miembros útiles de la sociedad y les da ánimos para trabajar. Es necesario que todas las instituciones soviéticas presten atención a los pioneros y les den la posibilidad de trabajar en nuevas ramas.

            El movimiento infantil tiene gran valor para la escuela, ya que proporciona hábitos que contribuyen a organizar acertadamente la autogestión de los niños en ella y propician la aplicación de nuevos métodos de enseñanza. El movimiento infantil acrecienta en los alumnos el interés por el estudio y el ansia de saber. De ahí que los maestros avanzados lo vean con satisfacción. Durante la Semana Internacional del movimiento infantil, las escuelas deben abrir de par en par las puertas a los pioneros. Los pioneros deben ayudar con entusiasmo a los maestros a organizar la nueva escuela y deben ser la solera de ella.

            En la semana que va del 24 al 30 de julio hay que echar los cimientos del movimiento infantil en la Federación Rusa.



Descargar "Pequeños Guardias Rojos":

https://drive.google.com/file/d/0B0cNhGDp1iorTXFma3BDTFNlMEk/edit?usp=sharing

viernes, 18 de julio de 2014

LA CRISIS REVOLUCIONARIA Y LA SOCIALDEMOCRACIA.




PROGRAMA DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

II.LA CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO Y LA PRIMERA FASE DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

(VI CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA)


2. La crisis revolucionaria y la socialdemocracia contrarrevolucionaria.

En el curso de la revolución mundial, los jefes socialdemócratas, por un lado, y las organizaciones capitalistas de combate de tipo fascista, por otro, han adquirido una significación especial como fuerzas contrarrevolucionarias de la mayor importancia, que han luchado activamente contra la revolución y que han prestado un apoyo a la estabilización parcial capitalista.

La crisis producida por la guerra de 1914-1918, vióse acompañada de la ignominiosa bancarrota de la Internacional socialdemócrata, de la II Internacional. En contradicción completa con la tesis del Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, según la cual los proletarios no tienen patria en el régimen capitalista, en oposición absoluta a las resoluciones contra la guerra tomadas por los congresos de Stuttgart y de Basilea, los líderes de los partidos socialdemócratas nacionales, salvo contadas excepciones, votaron en favor de los créditos de guerra, proclamaronse defensores decididos de las «patrias» imperialistas (o, lo que es lo mismo, de las organizaciones estatales de la burguesía imperialista), y, en vez de luchar contra la guerra imperialista, se convirtieron en fieles soldados, propagandistas y cantores del socialchauvinismo, transformado bien pronto en socialimperialismo. En el período que siguió inmediatamente a la guerra, la socialdemocracia apoyó los tratados de rapiña (Brest, Versalles); Se puso de un modo activo al lado de los generales cuando las revoluciones proletarias eran abogadas en sangre (Noske); luchó con las armas en la mano contra la primera república proletaria (Rusia de los soviets); traicionó pérfidamente al proletariado en el poder (Hungría); entró en la Sociedad de las Naciones imperialistas (Thomas, Paul Boncour, Vandervelde); se colocó directamente al lado de los imperialistas contra los esclavos coloniales (Partido Laborista ingles); apoyó activamente a los verdugos mas reaccionarios de la clase obrera (Bulgaria, Polonia), tomó sobre sí la iniciativa de las «leycs militares» imperialistas (Francia); traicionó la gran huelga general del proletariado ingles; contribuyó a ahogar la huelga de los mineros, ayudó y ayuda a estrangular a China y a la India (gobierno MacDonald); es el agente de propaganda de la Sociedad de las Naciones imperialistas, es el heraldo del capital y el centro de organización de la lucha contra la dictadura del proletariado en la URSS (Kautsky, Hilferding). La socialdemocracia realiza esta política contrarrevolucionaria de un modo sistemático operando activamente por medio de sus dos alas: el ala derecha, abiertamente contrarrevolucionaria, necesaria para las negociaciones y la relación directa con la burguesía, y el ala izquierda, para poder engañar de un modo particularmente sutil a los obreros. La socialdemocracia de “izquierda”, sin dejar de esgrimir la frase pacifista y, a veces, la frase revolucionaria inclusive, de hecho se coloca contra los obreros, particularmente en los momentos más críticos (los «independientes» ingleses y los jefes de «izquierda» del Consejo General durante la huelga general de 1926. Otto Bauer y Cía., durante la insurrección vienesa, etcétera), siendo, por consiguiente, la fracción más perniciosa de los partidos socialdemócratas. Sin dejar de servir los intereses de la burguesía en el terreno de la colaboración de clases y de la coalición con la burguesía, la socialdemocracia se ve obligada, en ciertos periodos, a pasar a la situación de partido de oposición e incluso a simular la defensa de los intereses del proletariado en su lucha económica con un solo objetivo: Conquistar la confianza de una parte de la clase obrera y, gracias a ello, traicionar de un modo todavía más vergonzoso sus intereses permanentes durante las contiendas decisivas de clase.

La función esencial de la socialdemocracia en la actualidad consiste en socavar la unidad de combate necesaria del proletariado en su lucha contra el imperialismo. Al escindir y desmoralizar el frente único de la lucha proletaria contra el capital, la socialdemocracia se trueca en el sostén más firme del imperialismo en el seno de la clase obrera.

La socialdemocracia internacional de todos los matices, la Segunda internacional y su sucursal sindical, la Internacional de Amsterdam, se han convertido, pues, en la reserva de la sociedad burguesa, en su apoyo más seguro.

3. La crisis del capitalismo y el fascismo.

Al lado de la socialdemocracia, por cuya mediación la burguesía aplasta a los obreros y adormece su sensibilidad de clase, entra en acción el fascismo.

La época del imperialismo, la exacerbación de la lucha de clases y la acumulación, particularmente después de la guerra imperialista mundial, de los elementos de guerra civil, han determinado la quiebra del parlamentarismo. De aquí «nuevos» métodos y formas de gobierno (por ejemplo, el sistema de gabinetes poco numerosos, la creación de grupos oligárquicos que actúan tras cortina, la degeneración y la falsificación de las funciones de la «representación nacional», la limitación y la supresión de las «libertades democráticas», etcétera). Este proceso de ofensiva de la reacción burguesa-imperialista adopta, en condiciones históricas determinadas, la forma del fascismo. Dichas condiciones son: la inestabilidad de las relaciones capitalistas; la existencia de un gran número de elementos sociales desplazados; la pauperización de grandes sectores de la pequeña burguesía urbana y de los intelectuales; el descontento de la pequeña burguesía agraria y, finalmente, la amenaza constante de acciones de masa proletarias. Con objeto de asegurarse un poder mas estable, más firme, más duradero, la burguesía se ve obligada cada día más a pasar del sistema parlamentario al método fascista, que no se halla sujeto a las relaciones y combinaciones entre partidos. Este método es el de la dictadura directa, cuya verdadera faz se halla ideológicamente cubierta por medio de «ideales nacionales», representaciones «profesionales» (es decir, grupos diversos de las clases dominantes), y el método de utilización del descontento de la pequeña burguesía y de los intelectuales mediante una demagogia social particular (antisemitismo, ataques parciales al capital usurario, indignación ante el charlatanismo parlamentario) y la corrupción bajo la forma de creación en la milicia fascista, en el aparato del partido y entre los funcionarios de una jerarquía cohesionada y bien retribuida. Al mismo tiempo, el fascismo hace esfuerzos para introducirse en los medios obreros, reclutando a los elementos más atrasados, explotando su descontento y la pasividad de la socialdemocracia, etcétera. El objetivo principal del fascismo consiste en la devastación de la vanguardia obrera revolucionaria, es decir, el sector comunista del proletariado y, particularmente, sus militantes más activos. La combinación de la demagogia social, de la corrupción y del terror blanco, al lado de una agresividad imperialista extrema en la esfera de la política exterior, constituyen los rasgos más salientes del fascismo. Después de haber sido utilizada la fraseología anticapitalista en los períodos particularmente críticos para la burguesía, el fascismo, sintiéndose firme en el poder, ha ido perdiendo por el camino sus oropeles anticapitalistas, para manifestarse cada vez más como la dictadura terrorista del gran capital.

Con objeto de adaptarse a las modificaciones de la coyuntura política, la burguesía utiliza alternativamente los métodos fascistas y los métodos de coalición con la socialdemocracia, dándose el caso de que, a menudo, esta última desempeña abiertamente un papel fascista. En el curso de los acontecimientos manifiesta tendencias fascistas, lo cual no le impide, en otras circunstancias políticas, agitarse contra el gobierno burgués en calidad de partido de oposición. El método fascista y el de coalición con la socialdemocracia, que no son habituales para el capitalismo «normal» y constituyen un signo de la crisis capitalista general, son utilizados por la burguesía para retrasar la marcha progresiva de la revolución.