N.KRUPSKAYA
(Artículo publicado en
«Pravda», año 1923)
El
Comité Ejecutivo de la
Internacional juvenil Comunista ha Dispuesto que se celebre la III Semana
Internacional del Niño desde el 24 al 30 de julio. El movimiento infantil de
Rusia está todavía en la fase de organización y aprovechamos la «Semana del
Niño» para hacer propaganda de este movimiento.
«¿Qué
falta hace un movimiento infantil, una organización de niños? Cuando crezcan y
empiecen a comprender algo que entren el komsomol; ¿qué entienden los niños?
Dejadlos que jueguen y estudien» - suelen decir algunos camaradas.
En
los jóvenes Pioneros, como se llama la organización comunista infantil, pueden
ingresar los muchachos y las muchachas a partir de los 11 años.
Los
jóvenes Pioneros se esfuerzan en educar los instintos colectivistas en sus
afiliados, acostumbrándolos a compartir las alegrías y las penas con la
colectividad, a no separarse de ella y a pensar en que son miembros de la
colectividad, se esfuerzan en formar hábitos colectivistas, es decir, el arte
de trabajar y actuar colectivamente, de manera organizada, supeditando su
voluntad a la colectividad, de llevar a cabo sus iniciativas a través de ella,
conquistando la opinión de la colectividad y, por fin, procuran forjar la
conciencia comunista de los niños, contribuyendo a que comprendan que son miembros de la clase
obrera que lucha por la dicha de la humanidad, miembros del gran ejército del
proletariado internacional.
La
sola enumeración de estas tareas muestra que cuanto antes se incorporen los
niños al movimiento infantil tanto mejor será. A los hijos de los obreros se
les oye decir con frecuencia: «No vemos nunca al padre, por el día trabaja y
por la tarde va a las reuniones». La madre también trabaja o está absorbida por
los quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos. Los chicos de los obreros
crecen a la buena de Dios: bien están en casa sin ver nada, haciendo travesuras
por aburrimiento, o bien caen bajo la influencia de la calle. La organización
infantil les proporcionara muchas emociones jubilosas, campo para que apliquen
sus fuerzas y desarrollen su actividad y alimento a sus mentes.
La
organización de pioneros no debe parecerse a la de los adultos. Sería un gran
mal si fuera copia de la organización de los mayores, pero debe estar saturada
de espíritu comunista.
Ante
todo ha de hacer sentir a los niños muchas emociones jubilosas. Los coros, los
juegos, las excursiones al campo, la poesía de los cuentos en torno a la
hoguera, las visitas a las fábricas y la participación en las fiestas
proletarias dejan una impresión que no se borra en toda la vida, y unen todas
estas emociones con la idea de la organización, de la colectividad. La
participación en las fiestas proletarias, las visitas a los clubs obreros, a
las fábricas y la asistencia a las reuniones de los trabajadores ligan con
fuertes lazos a los niños de la clase obrera, lazos que hay que robustecer por
todos los medios. Las secciones de mujeres, las células del Partido y los sindicatos
deben patrocinar a los pioneros y no regatear esfuerzos para fortalecer en los
niños el espíritu de la solidaridad de clase.
Durante
la semana del movimiento infantil, las organizaciones obreras deben apadrinar a
los pioneros, organizar excursiones, mostrarles su trabajo, hablarles de el,
designar a obreros y obreras que hablen de su infancia v de su lucha a los
niños, en una palabra, la clase obrera debe prohijar durante la «semana del
niño» a los pioneros.
Los
chicos son chicos. Por eso los jóvenes Pioneros prestan gran atención a los
juegos. El juego es una necesidad del organismo infantil en desarrollo,
acrecienta las fuerzas físicas de los niños, hace más firme la mano, más ágil
el cuerpo, más certero el ojo y desarrolla la inteligencia, el ingenio y la
iniciativa. En el juego adquieren los niños hábitos de organización, entereza,
y
aprenden a sopesar las circunstancias, etc. Pero
hay juegos y juegos. Hay juegos que fomentan la crueldad, la grosería, el odio
nacional, que influyen nocivamente en el sistema nervioso, que exaltan y
estimulan la vanidad. Hay otros que tienen gran valor educativo, que fortalecen
la voluntad y el sentido de la justicia, que enseñan a ayudar en la desgracia,
etc. Por medio de los juegos se puede hacer de un niño una bestia y se puede
hacer un comunista. Los pioneros se plantean esta última tarea y los Komsomoles
les ayudan a cumplirla.
Los
pioneros no se ocupan solamente de los juegos. Los niños de nuestros dias han
visto y oído mucho y sienten el deseo de participar en la lucha por la dicha de
la humanidad, en la construcción de la nueva vida. Aunque su labor colectiva no
sea mucha - recoger hierbas medicinales, plantar flores delante de las
fábricas, hacer camisitas para las casascuna, distribuir invitaciones para los
actos, adornar los clubs obreros, etc.-, les hace pensar en que son miembros
útiles de la sociedad y les da ánimos para trabajar. Es necesario que todas las
instituciones soviéticas presten atención a los pioneros y les den la
posibilidad de trabajar en nuevas ramas.
El
movimiento infantil tiene gran valor para la escuela, ya que proporciona
hábitos que contribuyen a organizar acertadamente la autogestión de los niños
en ella y propician la aplicación de nuevos métodos de enseñanza. El movimiento
infantil acrecienta en los alumnos el interés por el estudio y el ansia de
saber. De ahí que los maestros avanzados lo vean con satisfacción. Durante la Semana Internacional
del movimiento infantil, las escuelas deben abrir de par en par las puertas a
los pioneros. Los pioneros deben ayudar con entusiasmo a los maestros a
organizar la nueva escuela y deben ser la solera de ella.
En
la semana que va del 24 al 30 de julio hay que echar los cimientos del
movimiento infantil en la
Federación Rusa.
Descargar "Pequeños Guardias Rojos":
https://drive.google.com/file/d/0B0cNhGDp1iorTXFma3BDTFNlMEk/edit?usp=sharing
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