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jueves, 22 de agosto de 2013

EL DETERMINISMO MARXISTA

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
DEFENSA DEL MARXISMO VII
EL DETERMINISMO MARXISTA






...cada palabra, cada acto del marxismo
tiene un acento de fe, de voluntad, de
convicción heroica y creadora, cuyo impulso
sería absurdo buscar en un mediocre
y pasivo sentimiento determinista.


Otra actitud frecuente de los intelectuales que se entretienen en roer la bibliografía marxista es la de exagerar interesadamente el determinismo de Marx y su escuela, con el objeto de declararlos, también desde este punto de vista, un producto de la mentalidad mecanicista del siglo XIX, incompatible con la concepción heroica, voluntarista de la vida, a que se inclina el mundo moderno después de la Guerra.

Estos reproches no se avienen con la crítica de las supersticiones racionalistas y utopísticas y de fondo místico del movimiento socialista. Pero Henri de Man no podía dejar de echar mano de un argumento que tan fácil estrago hace en los intelectuales del novecientos, seducidos por el esnobismo de la reacción contra el “estúpido siglo diecinueve”. El revisionista belga observa, a este respecto, cierta prudencia. “Hay que hacer constar—declara— que Marx no merece el reproche que con frecuencia se le dirige de ser un fatalista, en el sentido de que negara la influencia de la volición humana en el desarrollo histórico; lo que ocurre es que considera esta volición como predeterminada”. Y agrega que “tienen razón los discípulos de Marx, cuando defienden a su maestro del reproche de haber predicado esa especie de fatalismo”. Nada de esto le impide, sin embargo, acusarlos de su “creencia en otro fatalismo, el de los fines categoriales ineluctables”, pues, “según la concepción marxista, hay una volición social social sometida a leyes, la cual se cumple por medio de la lucha de clases y el resultado ineluctable de la evolución económica que crea oposiciones de intereses”.

En sustancia, el neorrevisionismo adopta, aunque con discretas enmiendas, la crítica idealista que reivindica la acción de la voluntad y del espíritu. Pero esta crítica concierne sólo a la ortodoxia socialdemocrática que, como ya está establecido, no es ni ha sido marxista sino lasalliana; hecho probado hasta por el vigor con que se difunde hoy en la socialdemocracia tudesca esta palabra de orden: “el retorno a Lasalle”.

Para que esta crítica fuera válida habría que empezar por probar que el marxismo es la socialdemocracia, trabajo que Henri de Man se guarda de intentar. Reconoce, por el contrario, en la III Internacional, la heredera de la Asociación Internacional de Trabajadores, en cuyas asambleas alentaba un misticismo muy próximo al de la cristiandad de las catacumbas. Y consigna en su libro este juicio explícito:

Los marxistas vulgares del comunismo son los verdaderos usufructuarios de la herencia marxiana. No lo son en el sentido de que comprenden a Marx mejor con referencia a su época, sino porque lo utilizan con más eficacia para las tareas de su época, para la realización de sus objetivos.

La imagen que de Marx nos ofrece Kautsky se parece más al original que la que Lenin popularizó entre sus discípulos; pero Kautsky ha comentado una política en que Marx no ha influido nunca, mientras que las palabras que, como santo y seña, tomó Lenin de Marx, son la misma política después de muerto éste y continúan creando realidades nuevas.

A Lenin se le atribuye una frase que enaltece Unamuno en su La Agonía del Cristianismo; la que pronunciara una vez, contradiciendo a alguien que le observaba que su esfuerzo iba contra la realidad: “¡Tanto peor para la realidad!”. El marxismo, donde se ha mostrado revolucionario —vale decir, donde ha sido marxismo— no ha obedecido nunca a un determinismo pasivo y rígido. Los reformistas resistieron a la Revolución, durante la agitación revolucionaria postbélica, con razones del más rudimentario determinismo económico. Razones que, en el fondo, se identificaban con las de la burguesía conservadora, y que denunciaban el carácter absolutamente burgués, y no socialista, de ese determinismo. A la mayoría de sus críticos, la Revolución Rusa aparece, en cambio, como una tentativa racionalista, romántica, antihistórica, de utopistas fanáticos.

Los reformistas de todo calibre, en primer término, reprueban en los revolucionarios su tendencia a forzar la historia, tachando de “blanquista” y “putschista” la táctica de los partidos de la III Internacional. Marx no podía concebir ni proponer sino una política realista y, por esto, extremó la demostración de que el proceso mismo de la economía capitalista, cuanto más plena y vigorosamente se cumple, conduce al socialismo; pero entendió, siempre como condición previa de un nuevo orden, la capacitación espiritual e intelectual del proletariado para realizarlo, a través de la lucha de clases. Antes que Marx, el mundo moderno había arribado ya a un momento en que ninguna doctrina política y social podía aparecer en contradicción con la historia y la ciencia. La decadencia de las religiones tiene un origen demasiado visible en su creciente alejamiento de la experiencia histórica y científica. Y sería absurdo pedirle a una concepción política, eminentemente moderna en todos sus elementos, como el socialismo, indiferencia por este orden de consideraciones. Todos los movimientos políticos contemporáneos, a comenzar por los más reaccionarios, se caracterizan, como lo observa Benda en su Trahison des Clercs (1), por su empeño en atribuirse una estricta correspondencia con el curso de la historia. Para los reaccionarios de L’Action Frangaise (2), literalmente más positivistas que cualquier revolucionario, todo el período que inauguró la Revolución liberal es monstruosamente romántico y antihistórico. Los límites y función del determinismo marxista están fijados desde hace tiempo. Críticos ajenos a todo criterio de partido, como Adriano Tilgher, suscriben la siguiente interpretación:

La táctica socialista, para conducir a buen éxito, debe tener en cuenta la situación histórica sobre la cual le toca operar y, donde ésta es todavía inmadura para la instauración del socialismo, guardarse bien de forzarle la mano; pero, de otro lado, no debe remitirse quietistamente a la acción de los sucesos, sino, insertándose en su curso, tender siempre más a orientarlos en sentido socialista, de modo de hacerlos maduros para la transformación final. La táctica marxista es, así, dinámica y dialéctica como la doctrina misma de Marx: la voluntad socialista no se agita en el vacío, no prescinde de la situación preexistente, no se ilusiona de mudarla con llamamientos al buen corazón de los hombres, sino que se adhiere sólidamente a la realidad histórica, mas no resignándose pasivamente a ella; antes bien, reaccionando contra ella siempre más enérgicamente, en el sentido de reforzar económica y espiritualmente al proletariado, de acentuar en él la conciencia de su conflicto con la burguesía, hasta que habiendo llegado al máximo de la exasperación, y la burguesía al extremo de las fuerzas del régimen capitalista, convertido en un obstáculo para las fuerzas productivas, pueda ser útilmente derribado y sustituido, con ventaja para todos, por el régimen socialista.
(La Crisi Mondiale e Saggi critice di Marxismo e Socialismo).

El carácter voluntarista del socialismo no es, en verdad, menos evidente, aunque sí menos entendido por la crítica, que su fondo determinista. Para valorarlo basta, sin embargo, seguir el desarrollo del movimiento proletario; desde la acción de Marx y Engels en Londres, en los orígenes de la I Internacional, hasta su actualidad, dominada por el primer experimento de Estado socialista: la URSS. En ese proceso, cada palabra, cada acto del marxismo tiene un acento de fe, de voluntad, de convicción heroica y creadora, cuyo impulso sería absurdo buscar en un mediocre y pasivo sentimiento determinista.




  1. La traición de los intelectuales.
  2. Acción Francesa: grupo fascista francés.



http://www.solrojo.org/SR39.pdf



sábado, 27 de julio de 2013

ENGELS A AUGUSTO BEBEL (*)

EN HUBERTUSBURG
(Londres, 20 de junio de 1873)


Contestaré primero a su carta, pues la de Liebknecht se halla todavía en poder de Marx, y en estos momentos no puede encontrarla.

No ha sido Hepner, sino la carta de York a Hepner, firmada por el Comité, lo que nos ha hecho temer aquí que vuestra detención fuese aprovechada por la dirección del partido, desgraciadamente toda ella lassalleana, para convertir el "Volksstaat" [1] en algo parecido a un «honesto» "Neuer Social-Demokrat" [2]. York ha confesado de plano que tal era la intención, y en vista de que el Comité se atribuía el derecho de nombrar y destituir a los directores del periódico, el peligro ha sido, indudablemente, muy grande. El inminente destierro de Hepner dio aún más fuerza a estos planes. En tales circunstancias, era preciso que conociéramos la situación con toda exactitud. He aquí la razón de esta correspondencia...

Desde luego, usted puede juzgar mejor que nosotros cuál es la táctica que más le conviene al partido, sobre todo en los casos particulares, en lo que respecta a su actitud ante el lassalleanismo. Pero también debe ser tenido en cuenta lo siguiente. Cuando se encuentra uno, hasta cierto punto, en la situación de competidor con la Asociación General de Obreros Alemanes [3] --como es el caso de ustedes--, puede ocurrir fácilmente que se conceda demasiada atención al adversario y se adquiera la costumbre de pensar siempre y ante todo en él. Pero la Asociación General de Obreros Alemanes y el Partido Obrero Socialdemócrata aún constituyen, juntos, una minoría insignificante de la clase obrera alemana. Nuestra opinión, confirmada por una larga experiencia, es que una buena táctica de propaganda no debe proponerse arrebatar aquí y allí al adversario algunos militantes aislados o algunos grupos de militantes, sino influenciar a las grandes masas que todavía no se han incorporado al movimiento. Un solo individuo arrancado por nosotros a la masa virgen vale más que diez tránsfugas lassalleanos, que siempre traen al partido gérmenes de sus concepciones erróneas. Si lográsemos conquistar únicamente a las masas, sin sus dirigentes locales, la cosa no estaría mal. Por desgracia, siempre tenemos que aceptar además a un montón de líderes de esta clase, prisioneros de sus antiguas declaraciones públicas, cuando no de sus antiguos puntos de vista, y que ahora quieren demostrar por encima de todo que no han [456] abjurado de sus principios, sino que, por el contrario, es el Partido Obrero Socialdemócrata quien predica el verdadero lassalleanismo. Esta fue la desgracia ocurrida en Eisenach [4], inevitable tal vez en aquel entonces, pero no cabe duda de que todos esos elementos causaron daño al partido; y no estoy muy seguro de que sin su incorporación el partido tendría hoy menos fuerza de la que tiene. En todo caso, creo que sería una desdicha el que esos elementos recibieran refuerzos. 

No hay que dejarse engañar por los gritos de «unidad». Precisamente los que más abusan de esta consigna son los primeros en provocar disensiones; así ocurre con los actuales bakuninistas del Jura suizo, que han sido los instigadores de todas las escisiones y que por nada claman tanto como por la unidad. Estos fanáticos de la unidad, o bien son hombres de cortos alcances que desean mezclarlo todo en una masa indefinida, a la que basta dejar que se sedimente un poco para que se exacerben aún más las contradicciones de todos esos elementos que ahora se encuentran metidos en un mismo puchero (en Alemania tienen ustedes el excelente ejemplo de los señores que predican la reconciliación de los obreros con los pequeños burgueses); o bien se trata de personas que, consciente o inconscientemente (como Mülberger, por ejemplo), quieren desvirtuar el movimiento. Por eso, los sectarios más inveterados y los peores intrigantes y aventureros son los que en ciertos momentos más ruido arman en torno a la unidad. En lo que llevamos de vida nadie nos ha proporcionado tan grandes disgustos ni nos ha jugado tan malas pasadas como esos ruidosos predicadores de la unidad.

Es lógico y está muy bien que toda dirección de partido busque éxitos en su trabajo. Pero hay circunstancias en las que se debe tener el valor de renunciar a los éxitos inmediatos en aras de cosas más importantes. Sobre todo un partido como el nuestro, cuyo éxito final está plenamente asegurado y cuyo crecimiento en nuestra época y ante nuestros propios ojos ha sido tan gigantesco, no necesita, siempre y en todas las condiciones, obtener éxitos inmediatos. Tomemos el ejemplo de la Internacional. Después de la Comuna logró éxitos enormes. Los burgueses, muertos de miedo, la creían omnipotente. La gran masa de militantes de la Internacional pensaba que las cosas iban a continuar así eternamente. Nosotros sabíamos perfectamente que el globo tenía que reventar.

Gente de lo más despreciable se había adherido a la Internacional. Los sectarios que se hallaban en sus filas se aprovecharon abusivamente de su condición de miembros de la Internacional y llegaron en su desfachatez a suponer que se les iba a tolerar las más grandes necedades y vilezas. Pero nosotros no lo toleramos.

Sabiendo perfectamente que el globo tenía que reventar algún día, procuramos no aplazar la catástrofe y lograr que la Internacional saliese de ella limpia e incorrupta. El globo estalló en La Haya [5], y ya sabe usted que la mayoría de los miembros del Congreso regresó a sus casas profundamente desilusionada. Pero estos decepcionados, que se imaginaban que en la Internacional hallarían el ideal de la fraternidad y la reconciliación universales, provocaban casi todos ellos en sus organizaciones locales peleas mucho más graves de las que estallaron en La Haya. Ahora, los intrigantes sectarios predican la reconciliación y nos acusan de ser unos intratables y unos dictadores. Pero, ¿cuál hubiera sido el resultado si nosotros hubiésemos adoptado en La Haya una actitud conciliadora, si hubiésemos tratado de encubrir la escisión inminente? Los sectarios, esto es, los bakuninistas, habrían tenido un año más a su disposición para realizar en nombre de la Internacional estupideces
e infamias aún mayores; los obreros de los países más adelantados se habrían apartado llenos de repulsión; el globo no habría estallado, se habría desinflado lentamente, asaeteado a alfilerazos, y el Congreso siguiente, en el que forzosamente tendría que haber estallado la crisis, se habría convertido en la más vulgar y escandalosa de las
peleas personales, pues el sacrificio de los principios ya se habría realizado en La Haya.

Pero entonces la Internacional habría muerto realmente, asesinada por la «unidad». En lugar de eso, nos desembarazamos honrosamente de los elementos podridos (los miembros de la Comuna que asistieron a la última sesión decisiva, decían que ninguna sesión de la Comuna les había producido una impresión tan terrible como aquella reunión encargada de juzgar a los que habían traicionado al proletariado europeo); durante diez meses les habíamos permitido que mintieran, calumniaran e intrigaran todo lo que quisieran, ¿y cuál ha sido el resultado? Esos supuestos representantes de la enorme mayoría de la Internacional declaran ahora que no se atreven a presentarse en el próximo Congreso (más detalles en el artículo que envío al "Volksstaat" al mismo tiempo que esta carta [*]). Y si tuviéramos que hacerlo otra vez, procederíamos, en términos generales, de la misma manera; los errores tácticos, claro está, son siempre posibles.

En todo caso, estoy seguro de que con el tiempo los mejores elementos de entre los lassalleanos vendrán ellos mismos al partido, por lo que no sería razonable arrancar el fruto antes de que esté maduro, como pretenden hacerlo los grajos de la unificación.

Por lo demás, ya el viejo Hegel decía que un partido demuestra su triunfo aceptando y resistiendo la escisión [6].
El movimiento proletario pasa necesariamente por diversas fases de desarrollo, y en cada una de ellas se atasca parte de la gente, que ya no sigue adelante. Esa es la única razón de que en la práctica la «solidaridad del proletariado» se lleve a cabo en todas partes por diferentes grupos de partido que luchan entre sí a vida o muerte, como las sectas cristianas del Imperio romano en la época de las peores persecuciones.

Tampoco debe olvidar usted que si, por ejemplo, el "Neuer Social-Demokrat" tiene más suscriptores que el "Volksstaat", eso se debe a que cada secta es necesariamente fanática, y gracias a ese fanatismo --sobre todo donde la secta es nueva, como ocurre, por ejemplo, con la Asociación General de Obreros Alemanes en Schleswig-Holstein-- consigue éxitos momentáneos mucho más importantes que el partido que representa simplemente el movimiento real, sin extravagancias sectarias. Por otra parte, el fanatismo es algo que no dura mucho.

Termino mi carta, pues va a salir el correo. Quiero añadir a toda prisa que Marx no puede emprenderla con Lassalle [7] mientras no quede terminada la traducción al francés [*] (probablemente a fines de julio); además, necesita descansar a toda costa, pues se encuentra muy fatigado....

"Bolshevik", núm. 10, 1932.

(*) las letras en negrita y el énfasis puesto en partes del texto es obra nuestra.
[1] 54. "Der Volksstaat" («El Estado del pueblo»), órgano central del Partido Socialdemócrata Obrero de Alemania (los eisenachianos), se publicó en Leipzig del 2 de octubre de 1869 al 29 de setiembre de 1876. La dirección general corría a cargo de G. Liebknecht, y el director de la editorial era A. Bebel. Marx y Engels colaboraban en el periódico, prestándole constante ayuda en la redacción del mismo. Hasta 1869, el periódico salía bajo el título "Demokratisches Wochenblatt" (véase la nota 94).
Trátase del artículo de J. Dietzgen "Carlos Marx. «El Capital. Crítica de la Economía política»", Hamburgo,
1867, publicado en "Demokratisches Wochenblatt", núms. 31, 34, 35 y 36 del año 1868.- 96, 178, 314, 324, 452,
[2]238. "Neuer Social-Demokrat" («El Nuevo Socialdemócrata»), periódico alemán, se publicó en Berlín de 1871 a 1876. Organo de la Asociación General de Obreros Alemanes fundada por Lassalle. Sostenía una lucha contra la dirección marxista de la Internacional y el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán. Apoyaba a los bakuninistas y los representantes de otros partidos antiproletarios.- 299, 453, 455.
[3] 285. "Asociación General de Obreros Alemanes", organización política de los obreros alemanes, fundada en 1863 con la participación activa de Lassalle. La Asociación existió hasta 1875, cuando, en el Congreso de Gotha se produjo la unificación de los lassalleanos y los eisenachianos (partido encabezado por Liebknecht y Bebel) para formar el Partido Socialista Obrero de Alemania.- 438, 455.
[4] 305. En Eisenach, en el Congreso de los socialdemócratas de Alemania, Austria y Suiza, celebrado el 7-9 de agosto de 1869, fue creado el Partido Socialdemócrata Obrero Alemán, cuyo programa respondía al espíritu de las exigencias de la Internacional; sin embargo, se hacían en él varias concesiones a los lassalleanos.- 456.
[5] 242. El Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores celebrado en La Haya tuvo lugar del 2 al 7 de septiembre de 1872. Asistieron a sus labores 65 delegados de 15 organizaciones nacionales. En el
Congreso dirigido personalmente por Marx y Engels, se dio cima a la lucha de los fundadores del socialismo
científico y de sus adeptos contra toda clase de sectarismo pequeñoburgués en el movimiento obrero. La
actividad escisionista de los anarquistas fue condenada y sus líderes fueron expulsados de la Internacional. Los acuerdos del Conereso de La Haya colocaron los cimientos para la creación de partidos políticos de la clase obrera independientes en los diversos países.- 309, 457, 459.
[*] F. Engels. "En la Internacional". (N. de la Edit.)
[6] 306. Hegel. "Fenomenología del espíritu", párrafo "Verdad de la educación".- 458.
[7] 307. En 1872-1873, Liebknecht y Hepner pidieron reiteradas veces a Marx que escribiera un folleto o un
artículo para "Volksstaat" criticando las concepciones de Lassalle.- 458.
[*] Se trata de la traducción del tomo primero de "El Capital". (N. de la Edit.)

viernes, 12 de julio de 2013

VERDAD Y CONOCIMIENTO




  VERDAD Y CONOCIMIENTO

Tchang En_tsé   


Presentamos parte de un documento publicado durante la Gran Revolución Cultural Proletaria (GRCP) como muestra de nuestro compromiso por dar armas de combate al proletariado internacional y a las masas oprimidas, principalmente a la clase obrera y masas de los países del tercer mundo, en el combate contra el nuevo revisionismo disfrazado de maoísmo.

El documento «Verdad y conocimiento» de Tchang En-tsé se reedita en China en 1970 como parte de la directiva del Presidente Mao Tse-tung para que «Que la filosofía sea liberada de la sala de conferencias y de los libros de filósofos  y se convierta en un arma en manos de las masas». Esta consigna surge como necesidad para combatir a la burguesía todavía enquistada en el Partido y en los aparatos de Estado y dar un paso más en la GRCP y en la movilización de las masas. La burguesía, ahora disfrazada de ultraizquierda, trabaja en su labor por la restauración del capitalismo presentando la ideología del proletariado como una serie de citas, un comunismo muerto y sin aplicación concreta, sin capacidad de transformar la sociedad.

Ya en el prólogo del conocido como el «libro rojo» Lin Piao afirmaba que para las masas «conviene aprender de memoria sus frases clave, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente» o lo siguiente «Para asimilar efectivamente el pensamiento de Mao Tse-tung, es necesario estudiar una y otra vez los muchos conceptos fundamentales del Presidente Mao; conviene aprender de memoria sus frases clave, estudiarlas y aplicarlas reiteradamente.». En definitiva se trata de que la clase obrera no ejerza su dictadura, de arrebatarle a las masas y a la clase obrera su mayor arma de combate, su ideología, convirtiendo la rica experiencia del proletariado en unas cuantas frases memorizadas y estériles.

Hoy el nuevo revisionismo encabezado por Avakian, como muestra del temor de la pequeña burguesía ante la revolución proletaria ataca el maoísmo y sus principios, al PCP y a su organismo generado para el trabajo en el extranjero, el MPP. De esta forma se expresaba Avakian recientemente: «Algunos camaradas se han negado a condenar, incluso hasta la fecha, al puñado de partidarios del PCP en el extranjero, cuyos ataques extremadamente virulentos en contra del camarada Avakian y el CoMRI solo encuentran su par en los excesos de sus fantasías sobre el actual estado de la guerra popular en el Perú.» (Carta a los Partidos y organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista, Mayo 2012). De esta posición participan ya, siguiendo el llamado de Avakian, sus  camaradas, todo el nuevo revisionismo antimaoísta. Ya sea silenciando los documentos del CC del PCP, los documentos del MPP y a Sol Rojo, atacando directamente a la guerra popular en el Perú, al Partido que la dirige, el PCP, a su CC, o atacando a su organismo autogenerado para el trabajo en el extranjero, el MPP, o reconociendo otros supuestos organismos o bases que trabajan para la reacción y el imperialismo y que trafican con la guerra popular en el Perú.

El propio Avakian, en el mismo documento, justifica estos ataques: «En oposición a esto (a la nueva síntesis y al revisionismo moderno), se ha consolidado una línea y cosmovisión que eleva estos mismos errores a nivel de principio», es decir se ataca al MPP y a Sol Rojo por su defensa del maoísmo, y lo que Avakian llama errores son los principios fundamentales del maoísmo defendidos a muerte por el MPP. Que nadie se deje engañar, es al MPP al que Avakian muestra todo su odio de clase burgués. En la obra que presentamos, «Verdad y conocimiento», ya se alerta que «La burguesía hace pasar por error las leyes científicas más rigurosas y verdaderas si ellas no se acomodan a sus intereses, por ejemplo, el marxismo-leninismo.», hoy maoísmo.

Sobre el conocimiento de la verdad objetiva tomamos firme posición por lo planteado en el documento de Tchang En-tsé, en lo fundamental:

La verdad objetiva es una: no podrían existir múltiples verdades, según las diversas clases sociales. Pero todas las clases sociales no tienen las mismas posibilidades de descubrir la verdad; el descubrimiento de la verdad supone unos límites que son la posición de clase. Esta opinión se resume así: sólo una clase, cuyos intereses vayan en el sentido de las leyes de desarrollo objetivo del mundo, puede descubrir y utilizar la verdad objetiva; una clase cuyos intereses van en contra del sentido no podría alcanzar, y, por el contrario, le hace falta oponerse a esta verdad, atacarla, perseguirla, como lo hace Avakian cuando defiende la «verdad» al margen de las clases y sus intereses.

La burguesía se empeña por todos los medios en escamotear el carácter de clase de la verdad, para camuflar y disimular su naturaleza reaccionaria.

Liu Shao-chi propuso abiertamente la consigna: «Todos los hombres son iguales frente a la verdad», consigna que hoy ha sido actualizada por su nieto putativo, un recalcitrante avakianista virtual: «tú tienes tu verdad, yo tengo la mía y nos respetamos»; es esta una consigna burguesa por lo cual se rechaza completamente el carácter de clase de la verdad y en la que la burguesía se fundaba, y lo sigue haciendo, para hacer pasar lo blanco por negro, confundir lo verdadero y lo falso, proteger a la burguesía, y atacar al proletariado y a su ideología, hoy marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo.

Esta consigna burguesa de la igualdad de todos ante la verdad, que es, en nuestros días, una hipocresía, era ya una mistificación cuando la burguesía la lanzó por primera vez. En una sociedad donde existe la lucha de clases «la igualdad de todos ante la verdad», no existe, esto es fundamentalmente imposible, lo que existe es la desigualdad y la opresión.

Por esto los comunistas debemos sostener el carácter de clase de la verdad y llevar a cabo una lucha sin compromiso contra todo lo burgués dentro del Movimiento Comunista Internacional y todos los sofismas que niegan el carácter de clase de la verdad.




Para acceder al documento:


lunes, 17 de junio de 2013

AVANCE SOL ROJO Nº 39

                                                                                     ¡Proletarios de todos los países, uníos!

Avance de la revista Sol Rojo Nº 39


¡DESENMASCARAR LA "NUEVA SÍNTESIS" Y TODO EL NUEVO REVISIONISMO!
!VIVA EL MARXISMO-LENINISMO-MAOÍSMO, PRINCIPALMENTE EL MAOÍSMO!


"En efecto, para nadie es un secreto que, en el seno de la socialdemocracia internacional contemporánea, se han formado dos tendencias, cuya lucha tan pronto se reaviva y estalla en llamas, como se calma y adormece bajo las cenizas de imponentes "resoluciones de armisticio". En qué consiste la "nueva" tendencia que asume una actitud "crítica" frente al marxismo "viejo, dogmático", lo ha dicho Bernstein y lo ha mostrado Millerand con suficiente claridad.

 La socialdemocracia debe transformarse, de partido de la revolución social, en un partido democrático de reformas sociales, Bernstein ha apoyado esta reivindicación política con toda una batería de "nuevos" argumentos y consideraciones bastante armoniosamente concordados. Ha sido negada la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo y de demostrar, desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia, su necesidad e inevitabilidad; ha sido negado el hecho de la miseria creciente, de la proletarización y de la exacerbación de las contradicciones capitalistas; ha sido declarado inconsistente el concepto mismo del "objetivo final" y rechazada en absoluto la idea de la dictadura del proletariado; ha sido negada la oposición de principios entre el liberalismo y el socialismo; ha sido negada la teoría de la lucha de clases, pretendiendo que no es aplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc."
(V.I. Lenin - ¿Que hacer?, 1902)

El Movimiento Comunista Internacional (MCI) se encuentra hoy en una situación de dispersión. Vemos que los golpes del imperialismo, la reacción y el revisionismo contra las fuerzas de la revolución proletaria mundial han tenido éxitos de corto plazo en su intención de despojar el MCI de sus principios y su guía, de sembrar escisión; en concreto, así vemos la traición de la LOD y la LOI en Perú, bajo dirección directa y en colaboración con el imperialismo yanqui, y su equivalente en Nepal, donde los traidores revisionistas, teniendo el control pleno del partido, han capitulado y vendido la revolución por un plato de lentejas. Pero el aspecto principal de esta situación en el MCI no son los ataques del enemigo. No es que el enemigo es tan poderoso, como dicen algunos, o que las masas no quieren la revolución, como dicen otros. No, el problema principal, la raíz de la dispersión en el MCI, es el derechismo en sus propias filas; el revisionismo y el oportunismo, hoy bajo la máscara de un llamado “maoísmo”, es decir lo que llamamos el nuevo revisionismo - línea burguesa cuya esencia es la capitulación frente al imperialismo y la reacción y la negación del marxismo. Como siempre, la derecha insiste en que la dispersión es el producto del "dogmatismo" y "errores" supuestamente cometidos por los comunistas y revolucionarios, mientras los comunistas, como siempre, insistimos en que la unidad se alcanza enarbolando, defendiendo y aplicando los principios de la ideología universal del proletariado, hoy el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, para mantener el rumbo de la revolución hasta el Comunismo. Es decir, que la lucha para unir al MCI, apuntando a la nueva Internacional Comunista cuyo núcleo esté dirigido por los Partidos que dirijan guerra popular, es fundamentalmente una lucha para imponer el maoísmo como único mando y guía de la revolución proletaria mundial, y la tarea reaccionaria asignada a los revisionistas es atacar, revisar, neutralizar y domesticar el maoísmo con el objetivo negro e imposible de aplastarlo. Como ya sabemos, el PCR de EE.UU. y su cabeza Bob Avakian desde el comienzo del MRI se han opuesto a la lucha por el maoísmo en diferentes formas, mientras algunos otros han tomado una posición vacilante o ambigua.

Parte del problema de la situación actual es que mientras casi todos los Partidos y organizaciones se expresan en contra del nuevo revisionismo de Avakian y la capitulación, lo hacen solo en términos muy generales, evitan tomar posición sobre puntos específicos, e incluso expresan posiciones convergentes con el nuevo revisionismo y los capituladores. Por eso insistimos que, para desarrollar la lucha de dos líneas necesaria para unir a los comunistas a nivel mundial, cada uno tiene que tomar posición clara y firme. Enarbolar, defender y aplicar el maoísmo no significa enarbolar y defender una palabra, un mero símbolo, mientras en la práctica se aplica el pragmatismo o el oportunismo. El maoísmo consiste en los principios que son productos de toda la experiencia concreta del proletariado y del MCI, y cuando luchamos contra el nuevo revisionismo que quiere revisar estos principios, tenemos que especificar: ¿Cómo se expresa el revisionismo que estamos criticando? ¿De dónde viene y a donde lleva? Algunos camaradas piensan que "no hay que profundizar la lucha ideológica, no hay que centrar tanto en principios o etiquetas, eso solo lleva a dividirnos; hay que dedicarnos a la práctica y unirnos". Lo que estos camaradas no entienden, o no quieren entender, es que la práctica revolucionaria no se puede separar de la teoría, de las experiencias históricas y nuestra posición sobre ellas. Si uno mecánicamente defiende políticas obsoletas con el fin de librarse de la tarea de hacer la revolución, o para hacer carrera en organizaciones revisionistas, eso sí es dogmatismo. Pero cuando los comunistas inquebrantablemente defienden los principios de la revolución proletaria, productos de la práctica de la lucha de clases, porque son los principios que garantizan el inicio y el rumbo de la revolución hasta el comunismo, eso no es dogmatismo sino marxismo.

Hace un año, el PCR de EE.UU. publicó un documento (Carta a los Partidos y las organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista, Mayo de 2012) donde sintetiza su posición en cuanto a la situación actual y la lucha dentro del MCI. Lo hace en palabras ambiguas, imprecisas y pretenciosas, en un intento de esconder la esencia burguesa de su posición, y es claro que el motivo del documento es 1) dirigirse a los intelectuales del MCI, apelando a su origen pequeño burgués, llamando a su derecha y a su temor frente a la revolución proletaria y 2) dirigirse a los nuevos camaradas, que no conocen bien la historia del MCI y del MRI, para así poder revisar la historia. Es el deber de los comunistas tomar posición sobre estos puntos, y más aún cuando se ve que posiciones convergentes con ellas se expresan dentro de nuestras filas a nivel mundial. Aquí vamos a ver algunos de los puntos centrales del documento mencionado, no porque el PCR y Avakian en sí son muy importantes, sino porque ellos quieren devenir y ser reconocidos como cabeza del nuevo revisionismo, y porque son puntos que son centrales en el nuevo revisionismo en su conjunto, y que se expresan no sólo en el PCR sino en varios Partidos y organizaciones a nivel mundial.



Idealismo en vez de materialismo

Según Avakian, el maoísmo "se está dividiendo en dos", y es verdad. De hecho, el MCI se está dividiendo en dos: a un lado los comunistas, que están por continuar y desarrollar el camino del glorioso Movimiento Comunista Internacional, y al otro lado los revisionistas, que están por romper con este camino, que repiten, en otras palabras, la patraña del imperialismo y la reacción de que "el comunismo ha fallado" y todas las demás mentiras y ataques de las clases explotadoras. Según Avakian y sus seguidores, la historia del MCI y toda la práctica de los comunistas y de los países socialistas, están llenas de "errores" tan graves que es necesario romper con este legado comunista y comenzar de nuevo.  Pero notar que según esta "nueva visión" los supuestos graves "errores" no son debidos al derechismo, a posiciones burguesas, ni relacionados con las condiciones concretas de la lucha de clases, sino que tienen su origen en errores del marxismo en sí, en "errores" teoréticos cometidos por los comunistas, por Marx, Lenin, Stalin, el Presidente Mao etc. quienes han aplicado la ideología a la realidad concreta y así se han desviado de un supuesto marxismo puro, perfecto y de moral alta.  Así es el idealismo de Avakian, y se expresa en todo su análisis de la revolución mundial: para el, todo lo bueno viene de las cabezas de los grandes genios, y todo lo malo viene de errores cometidos por los comunistas, combatientes y masas que han aplicado la teoría en la práctica.

Consecuentemente, para ellos la formación del MRI en 1984 y sus declaraciones no fueron productos del desarrollo de la revolución, de la aplicación del maoísmo en la práctica - como el inicio (1980) y desarrollo de la guerra popular en Perú  - sino al revés:

"La formación del MRI dio ánimo y orientación a los comunistas revolucionarios de todo el mundo. El MRI entró en una lucha política e ideológica unificado y basándose en lo que, en ese momento, era una comprensión avanzada reflejada en la Declaración1. Unidos sobre esta base fundamental, los camaradas de diferentes países se comprometieron en la práctica comunista revolucionaria según la estrategia y la etapa de desarrollo del proceso revolucionario en sus países específicos. En algunos casos, de acuerdo con el carácter básico del país y las condiciones concretas, más notablemente en Perú y Nepal, los camaradas pudieron hacer verdaderos avances en dirigir a las masas en Guerra Popular." (Carta a los Partidos y las organizaciones participantes del Movimiento Revolucionario Internacionalista, El Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, Mayo de 2012) [Nota: todas las traducciones al español de las citas del documento original en inglés son nuestras]

Nuestra posición sobre el asunto está en la Línea Internacional del PCP:
"En el otoño de 1980, trece Partidos y organizaciones comunistas suscribieron una declaración: "A los marxistas-leninistas, a los obreros y a los oprimidos de todos los países" por la cual llaman a los comunistas a unirse en torno al marxismo-leninismo y toman al Presidente Mao pero sin considerarlo una nueva etapa y que no tiene vigencia universal, labor conducida por el Partido Comunista Revolucionario de los EE.UU, principalmente. El año 83 el PCR de los EE.UU. se vinculó con el PCP y lo invitó a suscribir la declaración del 80, el PCP no estuvo de acuerdo porque no estaba ahí considerado el pensamiento Mao Tsetung y más aún nosotros ya nos basábamos en el marxismo-leninismo-maoísmo. En marzo del 84 se llevó a cabo la II Conferencia de estas organizaciones donde se acordó la conformación del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) y aprobaron una declaración conjunta en la que se habla de unirse en torno al marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung. Nuestra posición sobre la incorporación del PCP al MRI está condensada en una carta escrita al Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista, de octubre del 86: 'Dos cuestiones quisiéramos reiterar acerca de este punto. Primeramente, desde el inicio de nuestras vinculaciones el punto de partida de nuestras divergencias fue el sustancial y decisivo problema del marxismo-leninismo-maoísmo como única, verdadera y nueva etapa del desarrollo de la ideología del proletariado, de vigencia universal y principalmente del maoísmo como clave de la cuestión; y, en consecuencia, nuestra disconformidad con la nominación de marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tsetung. Sin embargo, hemos pensado y pensamos que resolver éste, para nosotros indispensable punto de partida, es complejo, demanda tiempo y, especialmente desarrollar la revolución'."

Para el PCR, por otro lado, todos los éxitos eran debidos al "entendimiento avanzado" de los dirigentes del MRI. Pero los problemas no. Lo malo, una vez más, viene de los comunistas que están en la arena del combate:

"Pero los camaradas en diferentes países encontraron también serios obstáculos, y en algunos lugares el proceso revolucionario dio marcha atrás o se estancó, lo cual ha tenido un impacto en el MRI en su conjunto."(ibid.)

De hecho, todo el documento, y toda la "nueva síntesis" de Avakian, se caracteriza no por el materialismo histórico y dialectico, sino por el idealismo y la metafísica. En su análisis de cualquier problema, siempre llega a la conclusión idealista, de que toda solución y todo problema tienen su origen en el mundo de las ideas, no en la práctica de la lucha de clases:

"Lo más fundamental es que, las cosas han llegado a un punto muerto no debido a la obstrucción de uno u otro partido, o a la inactividad del CoMRI [Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista] frente las agudas diferencias sobre línea, ni siquiera fundamentalmente debido a la muy real traición de la revolución en Nepal con todas su negativas consecuencias (sobre lo que tendremos más que decir más adelante). Mas bien, la crisis del MRI y del movimiento comunista internacional más en general surgió debido a que la comprensión sobre la que estaba basado el movimiento, a la cual hemos llamado marxismo-leninismo-maoísmo, se está ‘dividiendo en dos’”.(ibid.)

¡Genial! ¡Lo que este señor ha descubierto entonces, es que la razón de porque el MCI se está dividiendo en dos - es porqué se está dividiendo en dos! La posición de clase de los traidores en Nepal, el surgimiento de la LOD en Perú, su ligazón con los planes del imperialismo y la reacción, la política de un partido frente al parlamentarismo burgués y las "conversaciones de paz", y la incapacidad total del CoMRI de tomar firme posición y dar guía correcta al movimiento - estos factores para Avakian son meros detalles no importantes. Por supuesto, en su análisis de la lucha en el MRI, no mencionan la posición tomada por el PCR frente a la patraña de los "acuerdos de paz", es decir el no asumir y defender la declaración del Comité Central del PCP, que correctamente desenmascaró la patraña como plan reaccionario dirigido por el imperialismo yanqui, sino dedicarse a hacer "investigaciones" y dar cabida a las llamadas “autocríticas” y declaraciones hechas por los capituladores junto con la reacción en las prisiones, así contribuyendo al plan del enemigo. Ni siquiera mencionan que han aplicado la misma política de "esperar" e "investigar" en cuanto a los "acuerdos de paz" en Nepal, y que mientras el PCP han luchado contra estas posiciones revisionistas en una serie de reuniones desde en torno del 2001, el PCR (y el CoMRI) se han callado totalmente hasta el 2009, cuando la traición ya era un hecho innegable, e incluso dicen que recién la línea revisionista en Nepal tomó el control del partido en 2005.

Consecuentemente, cuando declaran que la revolución proletaria mundial ha llegado a una "nueva etapa", la cual supuestamente explica la necesidad de deshacerse del maoísmo y asumir la "nueva síntesis", no pueden especificar en qué consiste esta "nueva etapa". ¿Cuáles son los cambios decisivos en la práctica de la lucha de clases, en la correlación de las fuerzas en el mundo, que caracterizan esta "nueva etapa"? No, para Avakian, lo esencial de la "nueva etapa" es que el mismo ha "descubierto" los llamados "errores" del marxismo y del MCI, no a través de su experiencia de aplicar el marxismo en la práctica, sino simplemente a través de sus propias revelaciones. Revelaciones que son, en realidad, nada más que ecos de la propaganda anticomunista de la reacción e intentos de adaptar el marxismo a los principios podridos, caducos e hipócritas de la burguesía: de "ciencia objetiva" por encima de las clases, de "democracia" y "libertad" por encima de las clases, de "moral" por encima de las clases etc.

Según Avakian, "Existe la necesidad real de un análisis científico de toda esta experiencia [de la revolución proletaria mundial]". Claro que sí, pero sí somos materialistas dialécticos, eso se hace en la práctica, aplicando la experiencia de la clase y del MCI, como está sintetizada en la teoría marxista-leninista-maoísta, principalmente maoísta, a la práctica de cada revolución. La "evaluación" se hace por los comunistas en medio de la lucha de clases, dirigiendo a las masas, iniciando y desarrollando guerra popular, no por intelectualoides aislados en su biblioteca. El PCR continua ridículamente: "En verdad, ha habido muy poco análisis de los verdaderos obstáculos y contradicciones en el proceso de hacer la revolución". ¿Ha habido muy poco análisis? Entonces, los clásicos del marxismo, todos los textos de Marx, Lenin y el Presidente Mao, y los documentos del Partido Comunista del Perú y otros, ¿qué son, sino exámenes de los 'verdaderos obstáculos y contradicciones en el proceso de hacer la revolución', basados en la práctica concreta de hacer la revolución? No, para Avakian no se puede confiar en ellos, porque son contaminados por la práctica revolucionaria, sucia, compleja y sangrienta. En realidad, Avakian desprecia a los comunistas y revolucionarios, que tienen que tomar decisiones difíciles, probar las teorías en la guerra y en las complejas situaciones de la lucha de clases, "cruzando el río de sangre", como dice el Presidente Gonzalo. Para Avakian, "científico" significa "imparcial", sin posición de clase y alejado de la práctica, y consecuentemente, el más grande teórico es el que no hace nada (y por consiguiente, podemos entender mejor porque el PCR no dirige ni participa en ninguna de las luchas del proletariado estadounidense). Como decía el gran Lenin: “Únicamente quien no hace nada no se equivoca”.



La "nueva síntesis" - ¿más científico, o más burgués?

"En términos de filosofía y método, la nueva síntesis, en un sentido significativo, está refundamentando el marxismo de manera más plenamente sobre sus raíces científicas" dice Avakian. ¿Pero qué significa "científico" para él? Como ya sabemos, no es la primera vez que intelectuales o científicos burgueses intentan negar el marxismo con el argumento de que "no es científico", Popper siendo uno de los más famosos. Queda claro entonces, que "científico" significa una cosa para los burgueses, y otra cosa para nosotros. Lo que significa para nosotros está magistralmente sintetizado por el Presidente Mao:

"Efectivamente, el conocimiento del hombre queda confirmado sólo cuando éste logra los resultados esperados en el proceso de la práctica social (producción material, lucha de clases o experimentación científica). [...] La filosofía marxista -- el materialismo dialéctico -- tiene dos características sobresalientes. Una es su carácter de clase: afirma explícitamente que el materialismo dialéctico sirve al proletariado. La otra es su carácter práctico: subraya la dependencia de la teoría respecto a la práctica, subraya que la práctica es la base de la teoría y que ésta, a su vez, sirve a la práctica. El que sea verdad o no un conocimiento o teoría no se determina mediante una apreciación subjetiva, sino mediante los resultados objetivos de la práctica social. El criterio de la verdad no puede ser otro que la práctica social. El punto de vista de la práctica es el punto de vista primero y fundamental de la teoría materialista dialéctica del conocimiento." (Presidente Mao Tse-tung - Sobre la Práctica) [subrayado nuestro]

Por consiguiente, para los marxistas, si queremos demostrar sí una teoría es científica o no, tenemos que ver la relación entre la teoría y la realidad concreta. Tenemos que mostrar y analizar con ejemplos específicos como la teoría ha sido aplicada en la práctica y en que ha resultado. Pero para Avakian eso no es necesario. Para él, es suficiente declarar que el marxismo de Marx, de Lenin y del Presidente Mao supuestamente no obedece a algunos principios abstractos supuestamente "científicos". Vulgarmente, Avakian repite la misma vieja cantaleta de los intelectuales anticomunistas y revisionistas desde Bernstein hasta Jrushchov y Teng: que el marxismo, como aplicado por los comunistas, es "hegeliano", que es "simplista" y "mecánico", que su determinismo - es decir la verdad demostrada por Marx de la inevitabilidad de la derrota del capitalismo y la realización de la sociedad sin clases, el comunismo - es "fatalista" y "religiosa". Así como su predecesor Trotsky, Avakian quiere socavar la autoridad de los jefes del proletariado a toda costa. Como Trotsky decía en el 90 aniversario del Manifiesto Comunista: "El Manifiesto también requiere correcciones y agregados", porque "el pensamiento revolucionario no tiene nada en común con la adoración de ídolos".

Así por ejemplo, cuando se trata del determinismo, porque no puede refutar la verdad marxista, Avakian recurre, una vez más, a tonterías.  La tesis marxista, de que la sociedad así como la naturaleza se mueve según leyes, y que conociendo estas leyes, el ser humano puede deducir científicamente que un cierto proceso inevitablemente va a llevar a una cierta etapa de su desarrollo - esta verdad marxista, según Avakian, es "teleológica", es decir la idea de que "la naturaleza o la historia están dotadas de una especie de voluntad o propósito". Así Avakian, sin ni siquiera tratar de refutar esta verdad con argumentos científicos, puede llegar a su conclusión deseada: que "el marxismo es religión" - una frase recurrente en la propaganda anticomunista. Avakian dice "refundamentar el marxismo sobre sus raíces científicas", pero en realidad niega "la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo y de demostrar, desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia, su necesidad e inevitabilidad" (Lenin), y se une con Hoxha, Wang Ming y Jrushchov, quienes acusaron al Presidente Mao Tsetung de ser "nacionalista", "idealista" y de tener una "mentalidad campesina".

La siguiente cita del Gran Lenin muestra claramente que la "nueva sintesis" de Avakian no es tan nueva, sino que pertenece a una vieja tradición de teoréticos burgueses dedicados a "refutar" el marxismo:

"...la idea del conflicto entre el determinismo y la moralidad, entre la necesidad histórica y la importancia del individuo. Para ello, [Mijailovski] borroneó un montón de papeles, llenó un abismo con sus absurdas habladurías sentimentales y pequeñoburguesas: para solucionar este conflicto a favor de la moralidad y el papel del individuo. En realidad no existe tal conflicto: lo inventó el señor Mijailovski, temeroso (y no sin razón) de que el determinismo quite terreno a la moralidad pequeñoburguesa por la cual tanto cariño siente. La idea del determinismo que establece la necesidad de los actos del hombre y rechaza la absurda leyenda del libre albedrío, no niega en un ápice la inteligencia ni la conciencia del hombre, como tampoco la valoración de sus acciones. Muy por el contrario, sólo la concepción determinista permite hacer una valoración rigurosa y acertada, sin imputar todo lo imaginable al libre albedrío. Del mismo modo, tampoco la idea de la necesidad histórica menoscaba en nada el papel del individuo en la historia: toda la historia se compone precisamente de acciones de individuos que son indudablemente personalidades. (Lenin - QUIENES SON LOS "AMIGOS DEL PUEBLO" Y COMO LUCHAN CONTRA LOS SOCIALDEMOCRATAS, 1894)

(Al respecto del determinismo marxista, ver también el artículo de Mariátegui publicado en este número de Sol Rojo).

Avakian, así como cientos de otros revisionistas, sibilinamente nos acusa de ser "religiosos" e "idealistas", porque no nos conciliamos con su idea de un llamado marxismo "científico" en el sentido burgués, un marxismo frio, de seres que habitan en el Topos Urano de Platón, sin sentimientos, sin raíces profundas en las masas y sin una meta final inevitable. Los intelectuales burgueses temen a las masas explotadas y oprimidas armadas con la fuerza de una fe, como dice Mariátegui: "Las masas reclaman la unidad. Las masas quieren fe. Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista, cordial, juvenil y fecunda de los afirman y de los que creen." (J.C. Mariátegui - El 1° de Mayo y el Frente Único). Y el marxismo sí es una fe, pero no es la fe idealista y metafísica en fuerzas sobrenaturales, utilizada por las clases explotadoras para sustentar su dominio, sino la fe en la fuerza incontenible de las masas trabajadoras mismas y su capacidad de transformar el mundo. Nos reafirmamos en la posición marxista, dialéctica y materialista del Presidente Mao Tse-tung, y vemos que Avakian y los demás intelectuales burgueses tienen mucho en común con el "Viejo Sabio":

"Después de refutar la errónea idea del Viejo Sabio, siguió cavando día tras día, sin cejar en su decisión. Dios, conmovido ante esto, envió a la tierra dos ángeles, que se llevaron a cuestas ambas montañas. Hoy, sobre el pueblo chino pesan también dos grandes montañas, una se llama imperialismo y la otra, feudalismo. El Partido Comunista de China hace tiempo que decidió eliminarlas. Debemos perseverar en nuestra decisión y trabajar sin cesar; también conmoveremos a Dios. Nuestro Dios no es otro que las masas populares de China. Si ellas se alzan y cavan junto con nosotros, ¿por qué no vamos a poder eliminar esas montañas?" (Mao Tse-tung - EL VIEJO TONTO QUE REMOVIO LAS MONTAÑAS)



¿Internacionalismo proletario o internacionalismo burgués?

Según Avakian, existe en el MCI una "tendencia hacia el nacionalismo, hacia la separación de la lucha revolucionaria de un país específico, incluso levantándola por encima, de la lucha revolucionaria mundial general por el comunismo". Así, una vez más Avakian se distingue como continuador de Trotsky, quien atacó y conspiró contra la Unión Soviética con argumentos similares: que no se puede construir el socialismo en un país, que hay que esperar hasta que hay revolución en los demás países. En su supuesta critica de "tendencias nacionalistas", Avakian y el PCR no hablan de ningún ejemplo concreto, no hablan de los errores que sí se han cometido en algunos casos (la política del 'bastón de mando', de 'exportar la revolución etc.), porque su intención no es "evaluar", sino cuestionar, atacar y "romper" con la revolución proletaria en sí. Avakian, como todos los propagandistas de la ofensiva contrarrevolucionaria general, mezcla el chauvinismo nacionalista de los imperialistas con la defensa de la patria que llevan acabo los pueblos oprimidos del Tercer Mundo y la defensa de la patria en un país socialista. En realidad, con su "critica" a las "tendencias nacionalistas", Avakian apunta contra todos los Partidos y organizaciones que no aceptan el hegemonismo del PCR y quienes están por aplicar el maoísmo a las condiciones concretas de la revolución en sus países. El camarada Stalin, desenmascarando el revisionismo de Trotsky, decía que para Trotsky "a nuestra revolución no le queda más que una perspectiva: vegetar en sus propias contradicciones y podrirse en vida, esperando la revolución mundial.". Es una descripción que corresponde bien a la política del PCR.



La dictadura del proletariado, la verdad de clase, y la "objetividad" burguesa

"Esa es nuestra consigna de lucha, esa es nuestra verdad proletaria, la verdad de la lucha contra el capital, la verdad que lanzamos a la cara del mundo del capital, con sus melosas, hipócritas y pomposas frases sobre libertad e igualdad en general, sobre libertad e igualdad para todos." (V.I. Lenin - El Poder Soviético y la posición de la mujer, 1919)

"Toda observación debe apoyar a favor o en contra de un punto de vista claramente expresado y sólo así rendir frutos y servicios a los demás." (Charles Darwin)

Avakian, otra vez en conformidad con toda la propaganda de la ofensiva contrarrevolucionaria general encabezado por el imperialismo yanqui, prosigue con su ataque contra la dictadura del proletariado. Aunque dice que la defiende, en realidad la ataca, apuntando a despojarla de su carácter de clase e introducir en ella los principios del liberalismo burgués.

"Bob Avakian ha reconocido y enfatizado la necesidad en la sociedad socialista de un papel mayor para el disentimiento, de una mayor promoción del fermento intelectual y de tener un ámbito más amplio para la iniciativa y la creatividad en las artes."

Vemos que el PCR no quiere ensuciar sus revelaciones con ejemplos de la realidad concreta, de la práctica, sino prefieren hablar en abstracto, en general, insinuando cosas sin decirlas abiertamente. ¿Cómo ha sido reprimido el "fermento intelectual" en los países socialistas? ¿Cómo ha sido restringido el "ámbito más amplio para la iniciativa y la creatividad en las artes"? Tenemos un dicho: "bajo la generalidad se esconde el revisionismo". Para los comunistas, lo decisivo es el carácter de clase de la dictadura, el carácter de clase de la democracia, y el carácter de clase de los intelectuales y de su creatividad. Pero Avakian, cuando habla de "disentimiento" (otra palabra favorita de la propaganda reaccionaria), no menciona el carácter de clase de tal "disentimiento". De hecho, el carácter proletario de la dictadura, es decir la dictadura de la clase obrera sobre las clases explotadoras, es precisamente lo que Avakian está atacando cuando critica "la tendencia hacia una 'reificación' del proletariado”. Y cuando habla del "papel importante que juegan los intelectuales", estos intelectuales supuestamente tampoco no tienen carácter de clase.

"…la noción de la ‘verdad de clase’, la cual de hecho se opone a la comprensión científica de que la verdad existe objetivamente, no varía de acuerdo a los diferentes intereses de clase y no depende de la concepción de clase que uno lleva en la búsqueda de la verdad. La concepción científica y método científico del comunismo — si se asume y aplica correctamente como ciencia viva y no como dogma— proporciona, en un sentido general, los medios más coherentes,  sistemáticos y comprensivos para llegar a la verdad, pero no eso no es lo mismo que decir que la verdad en sí tiene carácter de clase ni que los comunistas están destinados a conocer la verdad acerca de un fenómeno específico mientras que las personas que no aplican o incluso se oponen a la concepción y al método comunistas no son capaces de llegar  a importantes verdades."

Así Avakian se une con todos los dirigentes vendeobreros de la socialdemocracia reformista y socialfascista, quienes explícitamente han declarado su intención de "aniquilar el espíritu de clase" del marxismo y establecer la sociedad guiada por la "ciencia objetiva", es decir mantener la dictadura de la burguesía. Así se une con los revisionistas rusos y su "Partido de todo el pueblo" y "Estado de todo el pueblo", y con todos los intelectuales burgueses, seguidores del camino capitalista que han sido el blanco de la Gran Revolución Cultural Proletaria. Según ellos, el motor de la revolución y de la sociedad socialista no es la lucha de clases, no es la lucha del proletariado para consolidar y profundizar su dictadura, sino la "ciencia objetiva". Eso, como los marxistas-leninistas-maoístas ya sabemos, en la realidad significa ciencia burguesa; significa el Poder de los expertos burgueses, y en el contexto de un país socialista significa la restauración del capitalismo. En corto, para Avakian el requisito para poder llegar a la verdad objetiva es ponerse "por encima de las clases"  (lo cual no es posible según la concepción materialista en una sociedad dividida en clases) mientras para nosotros el requisito para llegar a la verdad, particularmente sobre las leyes de la lucha de clases y la revolución, es tener una firme posición de clase proletaria. Es decir, la verdad proletaria es el fundamento científico de nuestra ideología.

La posición nuestra, de los marxistas-leninistas-maoístas, es clara y contundente: estamos por la dictadura del proletariado, dirigido por su vanguardia el Partido Comunista, dictadura ejercida a través del Estado proletario y basada en la fuerza armada del proletariado, dictadura proletaria que abarca la verdadera democracia para el proletariado y el pueblo, y la dictadura sobre las clases explotadoras, los contrarrevolucionarios y los seguidores del camino capitalista. El proletariado, en el sentido de la clase obrera, no en ningún sentido abstracto o difuso, es la clase que dirige la revolución y la construcción del socialismo en unión con las demás clases del pueblo, el campesinado y la pequeña burguesía, que necesariamente en este proceso van a proletarizarse. Eso es particularmente importante en cuanto a los intelectuales, que inevitablemente tienen un papel importante en la revolución: lo que la revolución necesita es forjar intelectuales proletarios. Es decir, que los obreros tienen que forjarse no solamente como obreros, sino también como intelectuales marxistas, y los intelectuales de origen pequeño burgués o burgués tienen que forjarse como proletarios. Nuestro Partido ha sintetizado la posición correcta de su fundador J.C. Mariátegui:

"Debemos seguir ese camino [el de Mariátegui - nota del editor]; no estoy planteando que seamos iguales a él, sino sólo seguir su camino. Yo por ejemplo puedo hacer un prologuito, por ejemplo yo puedo hacer algo siguiendo su luz en ese plano y así seré un teoriquito pequeñito, pero estoy por esa senda y si juntamos todas las pequeñas verdades que podamos ir logrando tras el camino de Mariátegui, será un gran río de verdad. ¿Quién tiene más responsabilidad en esto? Los intelectuales, pero no los intelectuales a secas. Nuestra patria, el cambio en nuestro país, el desarrollo no solamente exige intelectuales, sino intelectuales revolucionarios. ¿Qué quiere decir esto? Mao Tse Tung es luminoso y preciso y muy concreto cuando dice que hay que fundirse con las masas explotadas obreras y campesinas. Eso lo dice muy concretamente. Si uno quiere ser intelectual revolucionario tiene que fundirse con las masas, trabajar como ellas, sentir como ellas y pensar como ellas. Pero ése es un proceso porque tengo que dejar mi alto status, mi corbata, tengo que dejar eso en muy buena y santa hora, si con eso voy a lograr ser un intelectual revolucionario. Esta es una reflexión que nos corresponde a todos. Esto nos lleva a lo segundo. En Mariátegui hay que ver al hombre de acción. Cuando Mariátegui asumía una tarea, la cumplía, la ejecutaba y cuando tocaba el problema particular, de su salud, de su familia, ponía familia y problemas tras sus tareas.
Mariátegui era muy consecuente, sacrificó todo a su obra porque comprendía esto, porque era combatiente, el que no es combatiente no es marxista leninista." (PCP - Para entender a Mariátegui)

Y en cuanto a los intelectuales burgueses, incluso aquellos que hoy se llaman "marxistas" o "izquierdistas", nos unimos con la posición del gran Lenin:

“Las fuerzas intelectuales de los obreros y campesinos crecen y se robustecen en la lucha por el derrocamiento de la burguesía, de sus cómplices, los intelectualillos lacayos del capital, que se creen el cerebro de la nación. En realidad no son cerebro, sino mierda”. (Lenin, carta a Gorki del 15 de Septiembre de 1919)



El nuevo revisionismo objetivamente sirve a los planes del imperialismo y la reacción

Hemos tratado aquí algunos de los puntos centrales de la "nueva síntesis" de Avakian, y esperamos que sirva a desarrollar la lucha en el MCI contra el nuevo revisionismo en su conjunto. Como hemos señalado, es necesario desarrollar una lucha implacable no solamente contra Avakian y su "nueva síntesis" en sí, sino también contra todas las posiciones convergentes con la misma. Estas llamadas "criticas" al marxismo no son nada más que repeticiones de viejas posiciones revisionistas y de las mentiras y ataques de la ofensiva contrarrevolucionaria general. Lo nuevo es que hoy las presentan como "maoístas", cuando son realmente ataques contra el maoísmo. Apuntan a evitar que el maoísmo sea reconocido como único mando y guía de la revolución mundial, evitar que se encarne en los pueblos del mundo y entrampar la revolución mundial en el pantano del revisionismo y oportunismo. El PCR y todo el nuevo revisionismo se muestran más activo cumpliendo el papel delineado por la CIA, y en esta década la lucha contra el revisionismo va a agudizarse. Por ello el papel del PCP en marcar y mantener el rumbo es crucial para la revolución peruana, y para preparar al proletariado internacional a como enfrentar al revisionismo en medio de una nueva guerra imperialista mundial. Ese es el marco que se viene, y por ello el imperialismo yanqui busca fundamentar la capitulación en el campo revolucionario para mantener su posición de gendarme. El imperialismo yanqui está perdiendo su hegemonía y necesita al PCR y otros partidos revisionistas para mantener el viejo sistema, para defender la democracia burguesa, es decir el viejo Estado, al igual que su par siamés, la LOD en Perú.

Hay otros puntos importantes de discutir en este debate, como el miserable retorno en las filas comunistas de la tesis revisionista del "culto a la personalidad", la cuestión de la validez universal de la guerra popular y otros, los cuales vamos a tratar en otros artículos. Llamamos a todos los Partidos y organizaciones del MCI a participar en este debate y desarrollar la lucha de dos líneas para poder unirnos en pensamiento y en acción revolucionaria, sirviendo a la revolución mundial.




http://www.solrojo.org/mpp_doc/SR39_avance.html