martes, 26 de febrero de 2013

MASA - CÉSAR VALLEJO

                               
  Masa

    (César Vallejo)


Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos lo hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...


 España, aparta de mí este cáliz (1937)

jueves, 14 de febrero de 2013

CONTRA EL REVISIONISMO - PRESIDENTE MAO

SOBRE LA LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO
(3 – Presidente Mao Tse-tung)

El Presidente Mao Tse-tung desarrolló una grandiosa lucha contra el revisionismo contemporáneo de Jruschov y sus secuaces a nivel mundial, apuntando contra la siniestra restauración del capitalismo en la Unión Soviética, desenmascarándolo cabal y completamente como lo demuestra la “Polémica acerca de la línea general del Movimiento Comunista Internacional”, documentación redactada bajo su dirección personal. Sin embargo su más trascendental lucha contra el revisionismo la libró en la propia China a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria. En su “Discurso en la II Sesión Plenaria del VIII Comité Central”, en 1956, dijo:

Respecto al XX Congreso del PCUS, quisiera decir algo. A mi juicio, existen dos ‘espadas’: Una es Lenin y la otra, Stalin. Ahora, una de esas espadas, Stalin, ha sido abandonada por los rusos. Gomulka y algunos húngaros han echado mano de ella para caer sobre la Unión Soviética y combatir el llamado stalinismo. Los Partidos Comunistas de muchos países europeos también están criticando a la Unión Soviética, y es Togliatti quien va a la cabeza. Los imperialistas, a su vez, hacen uso de esta espada para matar a la gente. Dulles, por ejemplo, la blandió durante algún tiempo. Lo ocurrido con esta espada no es que haya sido dada en préstamo, sino simplemente botada. Los chinos no la hemos abandonado. Como primer punto, defendemos a Stalin y, como segundo, criticamos sus errores; es por eso que hemos escrito el artículo ‘Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado’. A diferencia de aquellas gentes que denigran y liquidan a Stalin, nosotros lo tratamos conforme a la realidad.
En cuanto a la otra espada, Lenin, ¿no habrá sido abandonada en cierta medida por algunos dirigentes soviéticos? Me parece que lo ha sido en medida considerable. ¿Tiene aún validez la Revolución de Octubre? ¿Puede todavía servir de ejemplo para los demás países? En su informe ante el XX Congreso del PCUS, Jruschov afirmó que era posible conquistar el Poder por la vía parlamentaria, lo que quiere decir que para los demás países ya no es necesario aprender de la Revolución de Octubre. Abierta esta compuerta, el leninismo ha sido prácticamente abandonado.
La doctrina leninista es un desarrollo del marxismo. ¿En qué aspectos lo es? Primero, en cuanto a la concepción del mundo, es decir, el materialismo y la dialéctica; segundo, en cuanto a la teoría y la táctica de la revolución y, sobre todo, en lo que se refiere a la lucha de clases, la dictadura del proletariado y el partido proletario. Lenin creo, además, la doctrina de la construcción socialista. Desde la Revolución de Octubre de 1917, hubo construcción en medio de la revolución, y al respecto Lenin tuvo siete años de practica, la cual no tuvo Marx. Lo que nosotros estudiamos es precisamente estos principios fundamentales del marxismo-leninismo.”

E insistiendo en lo mismo y sobre los vacilantes ante las tormentas, el abandono del marxismo y el ataque contra las cosas avanzadas, en “Discursos en una conferencia de secretarios”, del año 57:

“En el transcurso del año pasado se desataron varias grandes tempestades en el plano internacional. El XX Congreso del PCUS lanzó su violento ataque a Stalin; posteriormente, los imperialistas levantaron dos grandes tormentas anticomunistas y, en el movimiento comunista internacional, también se desplegaron dos grandes y tempestuosas polémicas. Algunos Partidos europeos y americanos salieron seriamente afectados de dichas tempestades y sufrieron pérdidas considerables, en tanto que el impacto y las pérdidas en los Partidos de los países de Oriente fueron relativamente pequeños. Bastó que el XX Congreso del PCUS hiciera lo que hizo para que algunos de los que se habían presentado como fervientes partidarios de Stalin pasaran a combatirlo con igual fervor. En mi opinión, ellos han dejado de lado el marxismo-leninismo, no tienen un enfoque analítico de los problemas y, en fin, carecen de moral revolucionaria. El marxismo-leninismo conlleva, entre otras cosas, la moral revolucionaria del proletariado. Ya que ustedes fueron antes tan ardientes partidarios de Stalin, ¿no tendrían que haber explicado de alguna manera su actual viraje? Pero, sin brindar la menor explicación, han dado de repente un viraje de 180 grados, como si estas sus Señorías nunca jamás hubieran sido partidarios de Stalin, no obstante haberse adherido a él, en el pasado, de manera muy fervorosa. El problema de Stalin atañe al movimiento comunista internacional en su conjunto y a los Partidos Comunistas de todos los países.
La aplastante mayoría de los cuadros de nuestro Partido están descontentos con el XX Congreso del PCUS y consideran que ha ido demasiado lejos al atacar a Stalin. Este es un estado de ánimo natural, una reacción natural. Sin embargo, unos cuantos vacilaron. Cada vez que se avecina un tifón anunciando un aguacero, las hormigas salen de sus galerías, pues poseen un ‘olfato’ muy fino y entienden de meteorología. Al desatarse el tifón del XX Congreso del PCUS, también en China salieron de sus galerías algunas hormigas. Se trata de los elementos vacilantes de dentro del Partido, que cambian de posición cada vez que se les presenta determinada coyuntura. Al oír decir que habían acabado con Stalin de un mazazo, se frotaron las manos y se pasaron al otro lado, gritando vivas y afirmando que Jruschov tenía razón en todo y que estas sus Señorías venían sosteniendo lo mismo que desde hacia mucho. Pero mas tarde, al recibir unos cuantos garrotazos del imperialismo y otros tantos dentro del movimiento comunista internacional, hasta el propio Jruschov se vio obligado a cambiar un poco de tono, y entonces ellos volvieron, en su tambaleo, a este lado. Es que, impedidos por la tendencia general, no podían hacer otra cosa. Hierbas que crecen sobre la tapia se mecen con el viento. En su vacilación, volver acá no es su sincero deseo, y si lo es, en cambio, pasarse al lado de allá. ¡Qué bien hicieron esos elementos de dentro y de fuera del Partido en cantar loas a los acontecimientos de Polonia y Hungría! Al abrir la boca solo decían Poznan y al cerrarla, Hungría. De esta manera se descubrió el pastel, las hormigas salieron de sus galerías y las tortugas e hicoteas también hicieron su aparición. Ellos giraron conforme giro el bastón de Gomulka, abogando por la democracia grande cuando aquél abogaba por la democracia grande. Como ahora se ha operado un cambio en la situación, permanecen mudos. Pero quedarse mudos no es su íntimo deseo; lo que realmente desean es hacerse oír.”
“La delegación nuestra que fue últimamente a la Unión soviética destapó allí algunos problemas. En una conversación telefónica con el camarada Chou En-lai, yo le dije que esa gente estaba cegada por sus logros y que la mejor manera de tratar con ella era poniéndola como un trapo. ¿De qué logros se trata en este caso? De sólo cincuenta millones de toneladas de acero, cuatrocientos millones de toneladas de carbón y ochenta millones de toneladas de petróleo. ¿Tiene todo esto algo de impresionante? Nada. Pero, ¿qué clase de comunistas, que clase de marxistas son aquellos que se ponen calenturientos con tan poquita cosa? Yo diría que eso no tendría nada de impresionante ni siquiera en el caso de que se multiplicara por diez o por cien. Ustedes no han hecho mas que extraer de este globo terráqueo unas cuantas migajas, transformarlas en acero y hacer con este unos cuantos camiones y aviones y otras cosas por el estilo. ¿Qué tiene esto de maravilloso? Pero ustedes lo han convertido en un fardo que llevan a cuestas, un fardo tan pesado que les ha hecho dejar a un lado todos los principios revolucionarios. ¿No significa esto dejarse cegar por los logros?”
“En un período posterior a la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista de la Unión Soviética y los Partidos de algunos países de Europa Oriental dejaron de lado los principios fundamentales del marxismo. Tendieron un manto de silencio sobre la lucha de clases, la dictadura del proletariado, la dirección del Partido, el centralismo democrático, los vínculos del Partido con las masas, etc., y la atmósfera que allí se vivía era de escaso interés por estas cosas. Fue por eso que se produjeron los acontecimientos de Hungría. Nosotros hemos de atenernos firmemente a la teoría básica del marxismo.”
“El Partido Comunista ha sido blanco de no sé cuántos insultos. El Kuomintang nos tildaba de ‘bandidos comunistas’ y llamaba ‘elementos vinculados con los bandidos’ a los que mantenían contactos con nosotros. Pero los ‘bandidos’ resultaron mejores que los del Kuomintang, que no eran ‘bandidos’. Desde que el mundo es mundo, en su comienzo nada de lo avanzado ha sido aplaudido sino cubierto de invectivas. Desde su nacimiento, el marxismo y el Partido Comunista han sido objeto de injurias. Luego de transcurridos diez mil años, las cosas avanzadas serán también vilipendiadas al inicio.”

En su gran obra “Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del Pueblo”, febrero del 57, el Presidente Mao nos dijo:

“El marxismo sólo puede desarrollarse en la lucha, esto es cierto no sólo para el pasado y el presente, también es necesariamente cierto para el futuro. Lo correcto se desarrolla siempre en el proceso de la lucha contra lo erróneo. Lo verídico, lo bueno y lo hermoso siempre existen en contraste con lo falso, lo malo y lo feo, siempre se desarrollan en la lucha con ellos. Cuando la humanidad desecha en general un error y acepta una verdad, una nueva verdad comienza a luchar contra las nuevas ideas erróneas. Esta lucha no cesará jamás. Esta es la ley del desarrollo de la verdad y, desde luego, la ley del desarrollo del marxismo.”

Y sobre no temer a la crítica sino desarrollarse en ella:

“¿Puede ser criticado el marxismo, puesto que es aceptado como ideología rectora por la mayoría del pueblo de nuestro país? Desde luego que sí. El marxismo es una verdad científica y no teme a la crítica. Si temiese la crítica, si pudiese ser derrotado con críticas, no tendría valor alguno. ¿Acaso, de hecho, los idealistas no critican el marxismo a diario y por todos los medios? ¿Acaso los que se aferran a las ideas burguesas o pequeñoburguesas y no desean modificarlas, no critican el marxismo también por todos los medios? Los marxistas no deben temer la crítica, venga ésta de donde viniera. Por el contrario, los marxistas tienen que templarse, desarrollarse y ampliar sus posiciones precisamente a través de la crítica, en la tormenta de la lucha. La lucha contra las ideas erróneas puede compararse con la vacunación: el hombre está inmune contra la enfermedad una vez que la vacuna ha hecho efecto. La cosa creada en invernadero no puede tener gran vitalidad.”

Así como en cuanto a dogmatismo y revisionismo:

“A la par que criticamos el dogmatismo, debemos también atender a la crítica del revisionismo. El revisionismo u oportunismo de derecha es una tendencia ideológica burguesa; es más peligroso que el dogmatismo. Los revisionistas, oportunistas de derecha, alaban de palabra el marxismo; también atacan el ‘dogmatismo’, pero lo que atacan es precisamente la quintaesencia del marxismo. Combaten o tergiversan el materialismo y la dialéctica; combaten o intentan debilitar la dictadura democrática popular y la dirección del Partido Comunista; combaten o intentan debilitar la transformación y la construcción socialistas. Incluso después de la victoria fundamental de la revolución socialista en nuestro país, queda todavía un cierto número de gentes que sueñan con restaurar el sistema capitalista; estas gentes luchan contra la clase obrera en todos los frentes, incluido el ideológico. Y en esta lucha, tienen en los revisionistas a sus mejores asistentes.

Y resaltando el carácter más pernicioso del revisionismo:

Durante largo tiempo hasta la fecha la gente ha criticado mucho al dogmatismo. Es así como debe ser, pero con frecuencia descuida criticar al revisionismo. Tanto el dogmatismo como el revisionismo están contra el marxismo. El marxismo ciertamente tiene que avanzar; debe desarrollarse junto con la evolución de la práctica y no puede detenerse. Quedaría sin vida si permaneciera estancado y estereotipado. Pero los principios básicos del marxismo nunca deben ser violados de otra forma se cometerán yerros. Es dogmatismo enfocar al marxismo desde un punto de vista metafísico y considerarlo como algo rígido. Es revisionismo negar los principios básicos del marxismo y negar su verdad universal. El revisionismo es una forma de ideología burguesa. Los revisionistas niegan las diferencias entre el socialismo y el capitalismo, entre la dictadura del proletariado y la dictadura de la burguesía. Lo que propician es, de hecho, no la línea socialista sino la línea capitalista. En las circunstancias actuales, el revisionismo es más pernicioso que el dogmatismo. Una de las importantes tareas nuestras del momento, en el frente ideológico, es desplegar la crítica al revisionismo.” (“Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el trabajo de propaganda”).

En las ya referidas “Notas de lectura sobre el ‘Manual de la economía Política’ de la Unión Soviética”, se hace un importante deslinde sobre el surgimiento de las relaciones socialistas de producción y necesidad de combatir al revisionismo:

“El proletariado debe ‘unir en torno a sí a todos los trabajadores a fin de eliminar el capitalismo’ (Pág.327). Esta formulación es correcta. Pero aquí es preciso igualmente hablar de la toma del poder político. ‘El proletariado no encontrará jamás Una economía socialista completamente hecha’ y ‘los elementos de la economía socialista no pueden desarrollarse en una sociedad burguesa fundada sobre el sistema de la propiedad privada’ (Pág.328). En realidad, no solamente estos elementos ‘no pueden desarrollarse’ sino que no pueden ni siquiera existir. En una sociedad capitalista, los sectores socialistas de economía cooperativa y de economía del Estado no están siquiera en condiciones de nacer. Es evidente que no se puede hablar de su desarrollo. Es la diferencia principal entre nosotros y los revisionistas. Estos últimos dicen que en una sociedad capitalista ciertas empresas, tales como los servicios públicos urbanos, tienen un carácter socialista. Afirman que el pasaje al socialismo puede efectuarse pacíficamente, por la prolongación del capitalismo. Se trata de una grave deformación del marxismo.”

Y:

“En los planos ideológico, político y organizativo, la escisión entre los bolcheviques y los mencheviques en Rusia abrió el camino a la Revolución de Octubre. Si no hubiera habido lucha entre los bolcheviques y los mencheviques, si no hubiera habido lucha contra el revisionismo de la Segunda Internacional, habría sido imposible que la Revolución de Octubre triunfara. Luchando contra todos los revisionismos y todos los oportunismos, el leninismo nació y se desarrollo. Sin el leninismo no hubiera habido victoria de la revolución rusa.”

El Presidente Mao Tse-tung en los años sesentas sentó estas sustantivas y trascendentes conclusiones:

“En la lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo, todavía no se ha determinado quién vencerá a quién, puesto que es muy posible que el revisionismo triunfe y nosotros seamos derrotados. Nos valimos de esta posibilidad de ser derrotados para advertir al pueblo, encontramos que esto fue muy valioso para permanecer alertas contra el revisionismo y para prevenir y oponernos al revisionismo”.

Y sobre sus fuentes:

“La influencia burguesa es la fuente interna del revisionismo, y la capitulación ante la presión del imperialismo, su fuente externa”.

Así como la clave es:

“la cuestión de si la dirección del Partido y del Estado está en manos de los marxistas no de los revisionistas”.

La necesidad de destacar centralmente “el problema de prevenir la aparición del revisionismo”, lo cual demanda “ser verdaderos marxista-leninistas y no, como Jruschov, revisionistas disfrazados de marxista-leninistas”; y más aun nos emplaza: “hay que estar vigilantes contra el surgimiento del revisionismo, especialmente contra el surgimiento del revisionismo en el Comité Central de nuestro Partido”. Y apuntando a la raíz misma del problema, las dos grandes orientaciones estratégicas de: “Hay que combatir el egoísmo y criticar el revisionismo” y “Combatir el concepto de lo privado y repudiar el revisionismo”.

Asimismo, las siguientes conclusiones merecen destacarse muy especialmente por su inmensa repercusión en la lucha de clases internacional:

“El ascenso del revisionismo al Poder es, precisamente, el ascenso de la burguesía al Poder”.
“La Unión Soviética actualmente está bajo la dictadura de la burguesía, dictadura de la gran burguesía, dictadura de tipo fascista alemán, dictadura de tipo hitleriano”.
“La Unión Soviética, Yugoslavia y los otros países donde la camarilla revisionista contemporánea se encuentra en el Poder han cambiado o están en proceso de cambiar de color, restaurando el capitalismo y pasando de la dictadura del proletariado a la dictadura de la burguesía”.
Y: “Si los revisionistas llegan a usurpar la dirección en China, los marxista-leninistas de todos los países deberían denunciarlos y combatirlos con firmeza, ayudar a la clase obrera y a las masas populares chinas a oponerse al revisionismo.”

Además, comparando comunistas y revisionistas:

“En comparación con ustedes, la camarilla dirigente revisionista de la Unión Soviética, la camarilla de Tito de Yugoslavia y las otras camarillas de renegados y vendeobreros de toda calaña no son más que un montón de polvo mientras ustedes se yerguen como una elevada montaña que atraviesa las nubes. Son ellos sirvientes y cómplices del imperialismo ante quien se postran, en tanto que ustedes son intrépidos revolucionarios proletarios que se atreven a combatir contra el imperialismo y sus lacayos y a combatir contra todos los tiránicos enemigos del mundo.”

Y resaltando que el pueblo quiere la revolución, apoya el marxismo y rechaza el revisionismo:

“Los pueblos de todos los países, las masas populares, que constituyen más del noventa por ciento de la población total, invariablemente quieren la revolución y apoyarán al marxismo-leninismo. No respaldarán al revisionismo. Aunque por el momento algunos lo apoyan, terminarán por desecharlo. Ellos despertarán gradualmente, combatirán contra el imperialismo y los reaccionarios de todos los países, y lucharán contra el revisionismo.”

El Presidente Mao establece la inexorable perspectiva:

“Ya sea en China o en otros países del mundo, hablando en general, más del noventa por ciento de la población apoyará finalmente el marxismo-leninismo. En el mundo aún hay muchas personas que, debido al engaño de la socialdemocracia, el revisionismo, el imperialismo y toda la reacción, aún no han tomado conciencia política. Pero, de todos modos despertarán gradualmente y apoyarán el marxismo-leninismo. La verdad del marxismo-leninismo es irresistible. Las masas populares se levantarán invariablemente en revolución. La revolución mundial triunfará inexorablemente.”

¡Así será! ¡El marxismo-leninismo-maoísmo vencerá ineluctablemente!

Hemos considerado con amplitud y detenimiento cuatro cuestiones fundamentales del marxismo-leninismo-maoísmo:
1) la violencia revolucionaria,
2) la lucha de clases,
3) el socialismo y la dictadura del proletariado, y
4) la lucha contra el revisionismo.
Cuatro cuestiones fundamentales para cumplir nuestra área de conquistar el Poder en todo el país y, firmemente adheridos al internacionalismo proletario, servir a la revolución mundial; cuestiones fundamentales que, ante la nueva ofensiva contrarrevolucionaria revisionista, encabezada por Gorbachov y Teng, y la arremetida imperialista convergente, adquieren cada día mayor importancia y trascendencia. Cuatro cuestiones fundamentales que son, además de problemas candentes de la actualidad, parte medular del marxismo-leninismo-maoísmo; más aún tratándose del socialismo y la dictadura del proletariado que plantean no solo la cuestión trascendental de la construcción de la primera fase del comunismo sino el carácter de clase del Estado de todo el período de transición, dictadura del proletariado que es la esencia del socialismo y el eje histórico que lleva al comunismo. Así pues, enarbolar estas cuatro cuestiones fundamentales en la actualidad es parte insoslayable de enarbolar, defender y aplicar el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, la invencible y todo poderosa ideología del proletariado; haciendo cada vez más nuestro el gran llamado del Presidente Mao Tse-tung:

“¡Marxista-leninistas de todos los países, uníos; pueblos revolucionarios del mundo entero uníos; derrocad al imperialismo, al revisionismo contemporáneo y a todos los reaccionarios de los diversos países! ¡Se edificará, sin duda alguna, un mundo nuevo libre de imperialismo, de capitalismo y de todo sistema de explotación!”

Y así, reafirmándonos una vez más sobre la victoria ineluctable del marxismo-leninismo-maoísmo y del comunismo sobre la faz de la Tierra, cumplamos con la mayor firmeza y decisión los acuerdos de la reciente última sesión del Comité Central; principalmente lo sancionando en la III parte de “¡Desarrollemos la guerra popular y construyamos la conquista del Poder!:

“1. Dar gran salto en la incorporación de las masas a la guerra popular. La vieja sociedad peruana y su evolución solo dan y darán al pueblo mas hambre, explotación, opresión y genocidio, mientras a los jóvenes les niega el futuro. El problema de la tierra; la nueva acumulación; y el mayor dominio imperialista. La supuesta superación de la inflación y de la crisis golpeara al pueblo más brutalmente que nunca. El pueblo sólo tiene un camino: desarrollar la guerra popular y conquistar el Poder en todo el país. ¡Combatir y resistir por la guerra popular!

2. Desarrollar la guerra de movimientos: perspectiva necesaria. La guerra de movimientos y la guerra de guerrillas. La teoría y la línea militar del Partido. La guerra de movimientos paso necesario de la guerra popular. Estudiar la guerra de movimientos en el maoísmo y aplicarla cada vez más a nuestras condiciones concretas.

3. ¡Construir la conquista del Poder! ¡Construir y Conquistar el Poder en todo el país! y ¡Desarrollar la guerra Popular!, tres cuestiones indesligablemente unidas. Desarrollar la construcción del Nuevo Estado, cuestión básica y central de la construcción; formar gobierno y desarrollar la organización estatal. Construcción del Partido y del EGP. “Tres bases y tres guías”: ‘Fortalecer la consolidación y forjar cuadros’; ‘Potenciar el Ejército Guerrillero Popular e impulsar especialmente las fuerzas principales’; ‘Desarrollar el Nuevo Poder y construir Comités Populares Abiertos’. Campaña de “Apoyar el Nuevo Poder”. Campaña de Rectificación, lucha de dos líneas y combatir el revisionismo como peligro principal.

4. Servir a la revolución proletaria mundial. Internacionalismo proletario. Movimiento proletario internacional y movimiento de liberación nacional. Movimiento Revolucionario Internacionalista. Movimiento Comunista Internacional. “¡Proletarios y naciones oprimidos del mundo, uníos!”, “¡Proletarios de todos los países, uníos!”

5. CAMPAÑA. Apuntar contra las elecciones generales aplicando el boicot; seguir abriendo comités populares abiertos, desarrollando la guerra popular e impulsar la guerra de movimientos; todo en cumplimiento de las tareas políticas establecidas por el Partido.

6. ¡El Partido guiándose por el marxismo-leninismo-maoísmo, pensamiento gonzalo garantiza el rumbo de la revolución!”

Es dentro de este contexto y perspectiva que consideramos la segunda vuelta de las elecciones generales, a cumplirse en junio; y teniendo en cuenta la experiencia de la década transcurrida y, mas aun, los brillantes resultados obtenidos recientemente por la política de boicot, concretados en la forja y crecimiento de un masivo torrente antielectoral ligado al desarrollo de la guerra popular, se impone la necesidad política de seguir aplicando el boicot mas firme y decididamente hoy. La voz de orden es simple y concreta: ¡No votar! Y la consigna clara y resuelta: ¡Elecciones, no! ¡Guerra popular, sí!


¡VIVA EL X ANIVERSARIO DE LA GUERRA POPULAR!
¡ABAJO LA INTERVENCIÓN IMPERIALISTA, PRINCIPALMENTE YANQUI! ¡CONQUISTAR EL PODER EN TODO EL PAÍS!
¡VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ!
¡VIVA EL PRESIDENTE GONZALO!
¡GLORIA Al MARXISMO-LENINISMO-MAOISMO!

Mayo, 1990
PCP-COMITE CENTRAL

martes, 5 de febrero de 2013

LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO - LENIN


 
SOBRE LA LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO
(2 – Lenin)

Lenin desarrolló una extraordinaria lucha contra el viejo revisionismo cuya bancarrota se produjo en la I Guerra Mundial; de él dijo:

“El revisionismo o ‘revisión’ del marxismo es hoy una de las principales manifestaciones, si no la principal, de la influencia burguesa sobre el proletariado y de la corrupción burguesa de los proletarios”.

Señalando en 1899 y 1902, respectivamente:

“La socialdemocracia internacional atraviesa en la actualidad por un período de vacilación ideológica. Hasta ahora la doctrina de Marx y Engels era considerada como la base firme de la teoría revolucionaria; pero en nuestros días se dejan oír, por todas partes, voces sobre la insuficiencia y caducidad de esta doctrina. El que se declara socialdemócrata y tiene la intención de publicar un periódico socialdemócrata debe determinar con exactitud su posición frente a la cuestión que no apasiona solo, ni mucho menos, a los socialdemócratas alemanes.
Nosotros nos basamos íntegramente en la doctrina de Marx: ella transformó por primera vez el socialismo, de utopía, en una ciencia, echó las sólidas bases de esta ciencia y trazó el camino que había de tomar, desarrollándola y elaborándola en todos sus detalles. La doctrina de Marx descubrió la esencia de la economía capitalista contemporánea, explicando cómo el empleo del obrero, la compra de la fuerza de trabajo, encubre la esclavización de millones de desposeídos por un puñado de capitalistas, dueños de la tierra, de las fábricas, de las minas, etc. Esta doctrina demostró cómo todo el desarrollo del capitalismo contemporáneo se orienta hacia la substitución de la pequeña producción por la grande, creando las condiciones que hacen posible e indispensable la estructuración socialista de la sociedad. Ella nos enseñó a ver, bajo el manto de las costumbres arraigadas, de las intrigas políticas, de las leyes sabihondas y teorías hábilmente fraguadas, la lucha de clases, la lucha que se desarrolla entre las clases poseedoras de todo género y las masas desposeídas, el proletariado, quien está a la cabeza de todos los indigentes. La doctrina de Marx estableció las verdaderas tareas de un partido socialista revolucionario: no componer planes de reorganización de la sociedad ni ocuparse de la prédica a los capitalistas y sus acólitos de la necesidad de mejorar la situación de los obreros, ni tampoco urdir conjuraciones, sino organizar la lucha de clases del proletariado y dirigir esta lucha, que tiene por objetivo final la conquista del poder político por el proletariado y la organización de la sociedad socialista.” (“Nuestro Programa”).

“La socialdemocracia debe transformarse, de partido de la revolución social, en un partido democrático de reformas sociales. Bernstein ha apoyado esta reivindicación política con toda una batería de ‘nuevos’ argumentos y consideraciones bastante armoniosamente concordados. Ha sido negada la posibilidad de fundamentar científicamente el socialismo y de demostrar, desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia, su necesidad e inevitabilidad; ha sido negado el hecho de la miseria creciente, de la proletarización y de la exacerbación de las contradicciones capitalistas; ha sido declarado inconsistente el concepto mismo del ‘objetivo final’ y rechazada en absoluto la idea de la dictadura del proletariado; ha sido negada la oposición de principios entre el liberalismo y el socialismo; ha sido negada la teoría de la lucha de clases, pretendiendo que no es aplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.” (“¿Qué hacer?”).

Y resaltando su característica reptante:

“Cuando se habla de lucha contra el oportunismo, no hay que olvidar nunca un rasgo característico de todo el oportunismo contemporáneo en todos los terrenos: su carácter indefinido, difuso, inaprehensible. El oportunista, por su misma naturaleza, esquiva siempre plantear los problemas de un modo preciso y definido, busca la resultante, se arrastra como una culebra entre puntos de vista que se excluyen mutuamente, esforzándose por ‘estar de acuerdo’ con uno y otro, reduciendo sus discrepancias a pequeñas enmiendas, a dudas, a buenos deseos inocentes, etc., etc.” (“Un paso adelante, dos pasos atrás”).

Asimismo, combatiendo la negación de la lucha de clases y desenmascarando la colaboración de clases del revisionismo:

“En el campo de la política, el revisionismo intentó revisar realmente la base del marxismo, o sea, la teoría de la lucha de clases. La libertad política, la democracia, el sufragio universal –nos decían los revisionistas- destruyen la base para la lucha de clases y desmienten la vieja tesis del Manifiesto Comunista de que los obreros no tienen patria. Puesto que en la democracia impera la ‘voluntad de la mayoría’, no debemos ver en el Estado, según ellos, el órgano de la dominación de clases, ni negarnos a hacer alianzas con la burguesía progresiva, socialreformista contra los reaccionarios.
Es indiscutible que estas objeciones de los revisionistas se reducían a un sistema bastante armónico de concepciones, a saber: a las harto conocidas concepciones liberal-burguesas. Los liberales han dicho siempre que el parlamentarismo burgués suprime las clases y las diferencias de clase, ya que todos los ciudadanos sin excepción tienen derecho al voto y a intervenir en los asuntos del Estado. Toda la historia de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, y toda la historia de la revolución rusa, a comienzos del siglo XX, enseñan palpablemente cuan absurdos son tales conceptos. Bajo las libertades del capitalismo ‘democrático’, las diferencias económicas, lejos de atenuarse, se acentúan y se agudizan. El parlamentarismo no elimina, sino que pone al desnudo la esencia de las repúblicas burguesas más democráticas como órganos de opresión de clase. Ayudando a ilustrar y organizar a masas de población incomparablemente mas extensas que las que antes participaban de un modo activo en los acontecimientos políticos, el parlamentarismo prepara así, no la supresión de las crisis y de las revoluciones políticas, sino la mayor agudización de la guerra civil durante estas revoluciones. Los acontecimientos de París, en la primavera de 1871, y los de Rusia, en el invierno de 1905, pusieron de manifiesto, con excepcional claridad, cuán inevitablemente se produce esta agudización. La burguesía francesa, para aplastar el movimiento proletario, no vacilo ni un segundo en pactar con el enemigo de toda la nación, con las tropas extranjeras que habían arruinado a su patria. Quien no comprenda la inevitable dialéctica interna del parlamentarismo y del democratismo burgués, que conduce a solucionar la disputa por la violencia de las masas de un modo todavía más tajante que en tiempos anteriores, jamás sabrá desarrollar, sobre la base de este parlamentarismo, una propaganda y una agitación consecuentes desde el punto de vista de los principios, que preparen verdaderamente a las masas obreras para la participación victoriosa en tales ‘disputas’. La experiencia de las alianzas, de los acuerdos, de los bloques con el liberalismo socialreformista en la Europa occidental y con el reformismo liberal (demócratas constitucionalistas) en la revolución rusa, muestra de manera convincente que estos acuerdos no hacen más que embotar la conciencia de las masas, no reforzando, sino debilitando la significación real de su lucha, uniendo a los luchadores con los elementos menos capaces de luchar, con los elementos más vacilantes y traidores.” (“Marxismo y revisionismo”).

Y desentrañando su traición al socialismo y defensa de la democracia burguesa:

“La historia enseña que ninguna clase oprimida ha implantado ni ha podido implantar jamás su dominación sin atravesar un período de dictadura, es decir, de conquista del Poder político y de represión violenta de la resistencia opuesta siempre por los explotadores, la más desesperada y furiosa, una resistencia que no reparaba en crímenes. La burguesía, cuyo dominio defienden ahora los socialistas que hablan contra la ‘dictadura en general’ y enaltecen la ‘democracia en general’, conquistó el Poder en los países avanzados a costa de una serie de insurrecciones, de guerras civiles y de represión violenta contra los reyes, los feudales, los esclavistas y contra sus tentativas de restauración. Los socialistas de todos los países, en sus libros y folletos, en las resoluciones de sus congresos y en sus discursos de agitación, han explicado miles y millones de veces al pueblo el carácter de clase de estas revoluciones burguesas y de esta dictadura burguesa. Por eso, la actual defensa de la democracia burguesa en forma de discursos sobre la ‘democracia en general’ y el actual vocerío y clamor contra la dictadura del proletariado en forma de gritos sobre la ‘dictadura en general’, son una traición directa al socialismo, el paso efectivo al lado de la burguesía, la negación del derecho del proletariado a su revolución proletaria, la defensa del reformismo burgués precisamente en un momento histórico en que este reformismo ha fracasado en todo el mundo y en que la guerra ha creado una situación revolucionaria.” (“I Congreso de la Internacional Comunista”).

Por otro lado, analizando la aristocracia obrera como bastión social del revisionismo, en el II Congreso de la Internacional Comunista:

    “Una de las principales causas que dificulta el movimiento obrero revolucionario en los países capitalistas desarrollados es que, debido a las posiciones coloniales y a los superprovechos del capital financiero, etc., el capital, en estos países ha logrado separar una capa relativamente mas amplia y mas estable, una pequeña minoría, una aristocracia obrera. Esta goza de mejores condiciones de salario y esta sumamente imbuida del estrecho espíritu gremial y de perjuicios pequeñoburgueses e imperialistas. Este es el verdadero ‘bastión’ social de la II Internacional, de los reformistas y los ‘centristas’ y, en la actualidad, es casi el principal bastión social de la burguesía.”
“Aquí debemos preguntar: ¿Cómo se explica la firmeza de tales corrientes en Europa? ¿Y por qué este oportunismo es más fuerte en Europa Occidental que en nuestro país? Porque los países avanzados han creado y siguen creando su cultura mediante la oportunidad que tiene de vivir a expensas de mil millones de gentes oprimidas. Porque los capitalistas de estos países obtienen mucho más de lo que hubiesen sido capaces de obtener en forma de ganancias provenientes del robo a los obreros de sus propios países.
Antes de la guerra se calculaba que los tres países más ricos –Gran Bretaña, Francia y Alemania- obtenían solo de la exportación de capital, sin contar otros ingresos, ganancias de ocho mil a diez mil millones de francos por año.
No hace falta decir que de esta considerable cantidad es posible arrojar aunque sea 500 millones como limosna a los dirigentes obreros, a la aristocracia obrera, con el objeto de sobornarlos de diversa maneras. Todo el asunto se reduce precisamente al soborno. Este se hace de mil maneras diferentes: elevando la cultura en los mas grandes centros, creando instituciones docentes, creando miles de trabajos suaves para los dirigentes de las sociedades cooperativas, para los lideres tradeunionistas y para los lideres parlamentarios. Esto se realiza donde quiera que existan relaciones capitalistas modernas, civilizadas. Y estos miles de millones de superprovechos constituyen la base económica sobre la cual descansa el oportunismo en el movimiento obrero.”

Y sobre el revisionismo en cuanto producto de la concepción burguesa y de la influencia sobre el proletariado:

“¿En qué estriba su (del revisionismo) carácter inevitable en la sociedad capitalista? ¿Por qué es más profundo que las diferencias debidas a las particularidades nacionales y al grado de desarrollo del capitalismo? Porque en todo país capitalista existen siempre, al lado del proletariado, extensas capas de pequeña burguesía, de pequeños propietarios. El capitalismo ha nacido y sigue naciendo, constantemente, de la pequeña producción. El capitalismo crea de nuevo, infaliblemente, toda serie de ‘capas medias’ (apéndice de las fábricas, trabajo a domicilio, pequeños talleres diseminados por todo el país, en virtud de las exigencias de la gran industria, por ejemplo, de la industria de bicicletas y automóviles, etc.). Estos nuevos pequeños productores se ven nuevamente arrojados también. de modo no menos inevitable, a las filas del proletariado. Es perfectamente natural que la mentalidad pequeñoburguesa irrumpa de nuevo, una y otra vez, en las filas de los grandes partidos obreros.” (“Marxismo y revisionismo”).

Y:

“Así, pues, la exigencia de que la socialdemocracia revolucionaria diese un viraje decisivo hacia el socialreformismo burgués, iba acompañada de un viraje no menos decisivo hacia la crítica burguesa de todas las ideas fundamentales del marxismo. Y como esta ultima crítica contra el marxismo se venía realizando ya desde hacía mucho tiempo, desde de la tribuna política, desde las cátedras universitarias, en numerosos folletos y en una serie de tratados científicos; como toda la nueva generación de las clases ilustradas ha sido educada sistemáticamente, durante decenios, a base de esta crítica, no, es de extrañar que la ‘nueva’ tendencia ‘critica’ en el seno de la socialdemocracia haya surgido de golpe, completamente acabada, como Minerva de la cabeza de Júpiter. Por su contenido, esta tendencia no ha tenido que desarrollarse ni formarse; ha sido trasplantada directamente de la literatura burguesa a la literatura socialista.” (“¿Qué hacer?”).

Lenin calificó a los revisionistas como “mejores defensores de la burguesía que la propia burguesía”, en el II Congreso aludido dijo:

“No voy a extenderme sobre la manera concreta en qué debemos hacer esto: de esto me ocupo en mis tesis, que ya han sido publicadas mi tarea consiste en señalar las profundas raíces económicas de este fenómeno. La enfermedad es prolongada; la cura es aún mas prolongada que lo que los optimistas esperaban que fuese. El oportunismo es nuestro principal enemigo. El oportunismo en las filas más altas del movimiento obrero no es socialismo proletario, sino socialismo burgués. La práctica ha mostrado que estas gentes activas en el movimiento obrero que adhieren a esta tendencia oportunista son mejores defensores de la burguesía que la propia burguesía. Sin su dirección de los obreros, la burguesía no podría permanecer en el poder. Esto no solo esta probado por la historia del régimen de Kerensky en Rusia; esta también probado por la república democrática en Alemania, encabezada por su gobierno socialdemócrata; esta probado por la actitud de Albert Thomas hacia su gobierno burgués. Está probado por la experiencia análoga en Inglaterra y los Estados Unidos. He ahí donde está nuestro principal enemigo; y debemos vencer a este enemigo. Debemos abandonar este congreso con la firme determinación de llevar a cabo esta lucha en todos nuestros partidos hasta su verdadero fin. Esta es nuestra tarea principal.”

Y sobre “la única línea marxista”:

“Del ‘partido obrero burgués’ de las viejas tradeuniones, de la minoría privilegiada, distingue Engels la ‘masa inferior’, la verdadera mayoría y apela a ella, que no está contaminada de ‘respetabilidad burguesa’. ¡Ese es el guía de la táctica marxista!
Ni nosotros ni nadie puede calcular exactamente qué parte del proletariado es la que sigue y seguirá a los socialchovinistas y oportunistas. Sólo la lucha lo pondrá de manifiesto, sólo la revolución socialista lo decidirá definitivamente. Pero lo que si sabemos con certeza es que los ‘defensores de la patria’ en la guerra imperialista sólo representan una minoría. Y por esto, si queremos seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está todo el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden privilegios pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias burguesas, que, en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, de este modo enseñamos a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas las largas y penosas peripecias de las guerra imperialistas y de los armisticios imperialistas.
La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.” (“El imperialismo y la escisión del socialismo”).

Así como convocó a defender el marxismo y desarrollarlo pese a la grita de los revisionistas:

“Y ahora planteamos la pregunta: ¿qué aportaron de nuevo a esta doctrina aquellos bulliciosos ‘renovadores’, que tanto ruido han levantado en nuestros días, agrupándose en torno al socialista alemán Bernstein? Absolutamente nada: no impulsaron ni un paso adelante la ciencia que nos legaron, con la indicación de desarrollarla, Marx y Engels; no enseñaron al proletariado algunos nuevos métodos de lucha; no hicieron más que plegarse, recogiendo fragmentos de teorías atrasada predicando al proletariado, en lugar de la doctrina de la lucha, la de las concesiones a los enemigos más encarnizados del proletariado, a los gobiernos y partidos burgueses, que no se cansan de inventar nuevos métodos de persecución contra los socialistas. Uno de los fundadores y jefes de la socialdemocracia rusa, Plejanov tenía completa razón al someter a una crítica implacable la última ‘crítica’ de Bernstein, de cuyas concepciones también reniegan ahora los representantes de los obreros alemanes (en el Congreso de Hannóver).
Sabemos que estas palabras provocarán un montón de acusaciones que se nos echará encima: gritarán que queremos convertir el partido socialista en una Orden de ortodoxos’, que persiguen a los ‘herejes’ por su apostasía del ‘dogma’, por toda opinión independiente, etc. Conocemos todas estas frases cáusticas tan en boga. Pero, ellas no contienen ni un grano de verdad, ni un ápice de sentido común. No puede haber un fuerte partido socialista sin una teoría revolucionaria que agrupe a todos los socialistas, de la que éstos extraigan todas sus convicciones y la apliquen en sus procedimientos de lucha y métodos de acción. Defender la doctrina, que según su más profundo convencimiento es la verdadera, contra los ataques infundados y contra los intentos de empeorarla, no significa, en modo alguno, ser enemigo de toda crítica. Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible: estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida. Creemos que para los socialistas rusos es particularmente necesario impulsar independientemente la teoría de Marx, porque esta teoría da solamente los principios directivos generales, que se aplican en particular a Inglaterra, de un modo distinto que a Francia; a Francia, de un modo distinto que a Alemania; a Alemania, de un modo distinto que a Rusia.” (“Nuestro Programa”).

Y analizando el hundimiento del viejo revisionismo, en su muy importante obra “La bancarrota de la II Internacional” del año 1915, Lenin nos enseñó:

“Para los obreros conscientes, el socialismo es una convicción profunda y no una tapadera conveniente para ocultar tendencias conciliadoras pequeñoburguesas y de oposición nacionalista. Por bancarrota de la Internacional, estos obreros entienden la flagrante traición de la mayoría de los partidos socialdemócratas oficiales a sus convicciones y a las solemnes declaraciones hechas durante los discursos pronunciados en los congresos internacionales de Stuttgart y Basilea, en las resoluciones de estos congresos, etc. ... Es un hecho reconocido desde hace tiempo que, a pesar de todos los horrores y calamidades que provocan, las guerras reportan un beneficio más o menos grande al descubrir, denunciar y destruir implacablemente muchos elementos podridos, caducos y muertos de las instituciones humanas.”
“El oportunismo es el sacrificio de los intereses vitales de las masas en aras de los intereses momentáneos de una minoría insignificante de obreros, o dicho en otros términos, la alianza entre una parte de los obreros y la burguesía contra la masa proletaria. La guerra hace que esta alianza sea tanto más patente y forzosa. El oportunismo se ha ido incubando durante decenios por la especificidad de una época de desarrollo del capitalismo en que las condiciones de existencia relativamente civilizadas y pacificas de una capa de obreros privilegiados los ‘aburguesaba’, les proporcionaba unas migajas de los beneficios conseguidos por sus capitales nacionales y los mantenía alejados de las privaciones, de los sufrimientos y del estado de ánimo revolucionario de las masas que eran lanzadas a la ruina y que vivían en la miseria.”
“El socialchovinismo es el oportunismo tan maduro, tan fortalecido y envalentonado durante una larga época de capitalismo relativamente ‘pacífico’, tan cuajado ideológica y políticamente, tan ligado a la burguesía y a los gobiernos, que no es posible tolerar la existencia de tal corriente en el seno de los partidos obreros socialdemócratas.”
“Antes de la guerra, el oportunismo –si nos referimos a toda Europa- se encontraba, por decirlo así, en la adolescencia. Con la guerra ha llegado a la plena madurez y ya no se le puede devolver su ‘inocencia’ y su juventud. Ha madurado toda una capa social de parlamentarios, de periodistas, de funcionarios del movimiento obrero, de empleados privilegiados y de ciertos estratos del proletariado, capa social que se ha fundido con su burguesía nacional y a la que ésta ha sabido apreciar en su justo valor y ‘adaptar’. No es posible hacer girar hacia atrás o detener la rueda de la historia; pero lo que si se puede y se debe hacer es avanzar sin miedo y pasar de las organizaciones preparatorias y legales de la clase obrera, prisioneras del oportunismo, a unas organizaciones revolucionarias del proletariado que sepan no limitarse a la legalidad, que sepan ponerse a cubierto de la traición oportunista, a las organizaciones revolucionarias del proletariado que emprende la ‘lucha por el Poder’, por el derrocamiento de la burguesía.”

Y en “El oportunismo y la bancarrota de la II Internacional”, del 16:

    “El carácter relativamente ‘pacifico’ del período comprendido entre 1871 y 1914 ha alimentado el oportunismo, primero como estado de ánimo, luego como tendencia y, finalmente, como grupo o sector de burocracia obrera y compañeros de ruta pequeñoburgueses. Sólo pudieron tales elementos subordinar el movimiento obrero reconociendo de palabra los objetivos revolucionarios y la táctica revolucionaria. Solo pudieron conquistar la confianza de las masas jurando que todo el trabajo ‘pacifico’ no era sino una preparación para la revolución proletaria. Esa contradicción era un tumor que alguna vez había de reventar y ha reventado. Ahora toda la cuestión consiste en decidir si, como hacen Kautsky y Cía., hay que intentar introducir nuevamente ese pus en el organismo, en aras de la ‘unificación’ (con el pus), o si, para contribuir a la completa curación del organismo del movimiento obrero, es menester eliminar esa podré del modo mas rápido y cuidadoso, aunque este proceso produzca temporalmente agudo dolor.”



¡ELECCIONES, NO!
¡GUERRA POPULAR, SÍ!

Comité Central
Partido Comunista del Perú
1990

martes, 29 de enero de 2013

LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO - MARX

 
SOBRE LA LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO
(1 – Marx)

Finalmente, otra cuestión fundamental del marxismo-leninismo-maoísmo es la lucha contra el revisionismo; lucha necesaria, constante e implacable en defensa de la ideología del proletariado, e indispensable para desarrollar la revolución, conquistar el poder y persistir en la emancipación de la humanidad a través de la dictadura del proletariado y la dirección de partidos comunistas. En su época Marx y Engels, en setiembre de 1879, desenmascararon la esencia reformista y burguesa del programa sustentado en el llamado “Examen retrospectivo del movimiento socialista”, artículo escrito entre otros por E. Bernstein, el más tarde pontífice del viejo revisionismo:

“El reproche especial que aquí se le hace a Schweitzer es el de haber achatado el lassalleanismo, considerado aquí como un movimiento burgués democrático-filantrópico, reduciéndolo al nivel de una lucha unilateral de los obreros industriales por sus intereses. Pero, en realidad, resulta que Schweitzer acható el movimiento, haciéndolo más profundo, al darle el carácter de lucha de clases de los obreros industriales contra la burguesía. Más adelante se le reprocha el ‘haber ahuyentado a la democracia burguesa’. Pero, ¿qué tiene que hacer la democracia burguesa en las filas del Partido Socialdemócrata? (léase Partido Comunista) Si la democracia burguesa está integrada por ‘personas honradas’, no puede desear el ingreso en el Partido; y si a pesar de ello desea ingresar en él, sólo puede ser para hacer daño.
[…]
Así, pues, según estos señores, el Partido Social demócrata no debe ser un partido unilateralmente obrero, sino el partido universal ‘de todas las personas de verdaderos sentimientos humanitarios’. Y para demostrarlo, debe renunciar ante todo a las groseras pasiones proletarias y, dirigido por burgueses cultos y de sentimientos filantrópicos, ‘adquirir gustos finos’ y ‘aprender buenos modales’ (Pág.85). Entonces, los ‘toscos modales’ de ciertos lideres serán sustituidos por distinguidos ‘modales burgueses’ (¡como si la indecorosidad externa de aquellos a quienes se alude no fuese el menor de los defectos que se les puede imputar!).Entonces, tampoco tardarán en aparecer ‘numerosos partidarios procedentes de las clases cultivadas y ricas. Son estos elementos los que deben ser atraídos ante todo...si se quiere que la propaganda alcance éxitos tangibles’. El socialismo alemán ‘ha atribuido demasiada importancia a la conquista de las masas, a la vez que ha descuidado la propaganda enérgica (!) entre las llamadas capas altas de la sociedad’. Pero ‘al partido aún le faltan personas que pueden representarlo en el Reichstag’, y ‘es deseable, e incluso necesario, que las credenciales sean entregadas a personas que tengan tiempo y posibilidades de estudiar a fondo los problemas. Los simples obreros y los pequeños artesanos... sólo muy excepcionalmente pueden disponer del ocio necesario’. Así que, ¡elegid a los burgueses!
En una palabra, la clase obrera no es capaz de lograr por sí misma su emancipación. Para ello necesita someterse a la dirección de burgueses ‘cultivados y ricos’, pues sólo ellos ‘tienen tiempo y posibilidades’ de llegar a conocer lo que puede ser útil para los obreros. En segundo lugar, la burguesía no debe ser atacada en ningún caso, sino conquistada mediante una propaganda enérgica.
Pero si nos proponemos conquistar a las capas altas de la sociedad, o por lo menos a sus elementos bien intencionados en modo alguno debemos asustarlos. Y aquí es donde los tres de Zurich creen haber hecho un descubrimiento tranquilizador:
‘Precisamente ahora, bajo la presión de la ley contra los socialistas, el partido demuestra que no tiene la intención de recurrir a la violencia e ir a una revolución sangrienta, sino que por el contrario, está dispuesto... a seguir el camino de la legalidad, es decir, el camino de las reformas’. De este modo, si 500 o 600,000 electores socialdemócratas (la décima o la octava parte del censo electoral), dispersos, además, por todo el país, son lo bastante sensatos para no romperse la cabeza contra un muro y para no lanzarse, en la proporción de uno contra diez, a una ‘revolución sangrienta’, eso demuestra que han renunciado para siempre a utilizar cualquier gran acontecimiento de la política exterior y el ascenso revolucionario por él provocado, e incluso la victoria lograda por el pueblo en el conflicto que pueda producirse sobre esta base. Si alguna vez Berlín vuelve a dar pruebas de su incultura con otro 18 de marzo *, la socialdemocracia no participará en la lucha, como ‘cualquier chusma ansiosa de lanzarse a las barricadas’ (pág.88), sino que ‘seguirá el camino de la legalidad’, apaciguará la insurrección, retirará las barricadas y, en caso necesario, marchará con el glorioso ejército contra la masa unilateral, grosera e inculta. Y si esos caballeros afirman que no era tal la intención de sus palabras, ¿qué era, pues, lo que querían decir?
Pero aún falta lo mejor.
‘Cuanto más sereno, objetivo y circunspecto sea el partido en su crítica al orden actual y en sus propuesta de reforma, menos posibilidades habrá de que se repita la jugada, que ahora ha tenido éxito (al dictarse la ley contra los socialistas), y gracias a la cual la reacción consciente ha logrado meter en un puño a la burguesía, intimidada por el fantasma rojo’ (pág. 88).
Para liberar a la burguesía de toda sombra de temor, hay que demostrarle clara y palpablemente que el fantasma rojo no es más que eso, un fantasma que no existe en la realidad. Pero el secreto del fantasma rojo está precisamente en el miedo de la burguesía a la inevitable lucha a vida o muerte que tiene que librarse entre ella y el proletariado, está en el temor al inevitable desenlace de la actual lucha de clases. Acabemos con la lucha de clases y la burguesía, lo mismo que ‘todas las personas independientes’, ‘no temerá marchar del brazo con el proletariado’. Pero éste será precisamente quien se quede con un palmo de narices.
Por lo tanto, el partido debe demostrar con su acatamiento y humildad que ha renunciado para siempre a ‘los despropósitos y a los excesos’ que dieron pie a la promulgación de la ley contra los socialistas. Si promete voluntariamente no salirse del marco de esa ley, Bismarck y la burguesía serán naturalmente tan amables que la abolirán, pues ya no será necesaria.
‘Entiéndasenos bien’; nosotros no queremos ‘renunciar a nuestro partido ni a nuestro programa, pero consideramos que tenemos trabajo para muchos años si aplicamos todas nuestras fuerzas y todas nuestras energías a lograr ciertos objetivos inmediatos, que deben ser conseguidos por encima de todo antes de ponernos a pensar en tareas de mayor alcance’. Y entonces, los burgueses, los pequeño burgueses y los obreros, que ‘ahora se asustan...de nuestras reivindicaciones de largo alcance’, vendrán a nosotros en masa.
No se renuncia al programa; lo único que se hace es aplazar su realización... por tiempo indefinido. Se acepta el programa, pero esta aceptación no es en realidad para sí mismo, para seguirlo durante la vida de uno, si no únicamente para dejarlo en herencia a los hijos y a los nietos. Y mientras tanto, ‘todas las fuerzas y todas las energías’ se dedican a futilidades sin cuento y a un remiendo miserable del régimen capitalista, para dar la impresión de que se hace algo, sin asustar al mismo tiempo a la burguesía.
[…]
Tal es el programa de los tres censores de Zurich. Es de una claridad meridiana, sobre todo para nosotros, que desde 1848 conocemos al dedillo todos esos tópicos. Aquí tenemos a unos representantes de la pequeña burguesía llenos de miedo ante la idea de que los proletarios, impulsados por su posición revolucionaria, puedan ‘llegar demasiado lejos’. En lugar de una oposición política resuelta, mediación general; en lugar de la lucha contra el gobierno y la burguesía, intentos de convencerlos y de atraerlos; en lugar de una resistencia encarnizada a las persecuciones de arriba, humilde sumisión y reconocimiento de que el castigo ha sido merecido. Todos los conflictos impuestos por la necesidad histórica se interpretan como malentendidos y se da carpetazo a todas las discusiones con la declaración de que en lo fundamental todos estamos de acuerdo. Los que en 1848 actuaban como demócratas burgueses pueden llamarse hoy socialdemócratas sin ningún reparo. Lo que para los primeros era la república democrática es para los segundos la caída del régimen capitalista: algo perteneciente a un futuro muy remoto, algo que no tiene absolutamente ninguna importancia para la política del momento presente, por lo que puede uno entregarse hasta la saciedad a la mediación, a las componendas y a la filantropía. Exactamente lo mismo en cuanto a la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía. Se la reconoce en el papel, porque ya es imposible negarla, pero en la práctica se la difumina, se la diluye, se la debilita. El Partido Socialdemócrata no debe ser un Partido de la clase obrera, no debe despertar el odio de la burguesía ni de nadie. Lo primero que debe hacer es realizar una propaganda enérgica entre la burguesía; en vez de hacer hinca pie en objetivos de largo alcance, que asustan a la burguesía y que de todos modos no han de ser conseguidos por nuestra generación, mejor será que concentre todas sus fuerzas y todas sus energías en la aplicación de reformas remendonas pequeñoburguesas, que habrán de convertirse en nuevos refuerzos del viejo régimen social, con lo que, tal vez, la catástrofe final se transformara en un proceso de descomposición que se lleve a cabo lentamente, a pedazos y, en la medida de lo posible, pacíficamente. Esa gente es la misma que, son capa de una febril actividad, no sólo no hace nada ella misma, sino que trata de impedir que, en general, se haga algo más que charlar; son los mismos que en 1848 y 1849, con su miedo a cualquier acción, frenaban el movimiento a cada paso y terminaron por conducirlo a la derrota; los mismos que nunca advierten la reacción y se asombran extraordinariamente al hallarse en un callejón sin salida, donde la resistencia y la huida son igualmente imposibles; los mismos que se empeñan en aprisionar la historia en su estrecho horizonte de filisteos, y de los cuales la historia jamás hace el menor caso, pasando invariablemente al orden del día.
Por lo que respecta a sus convicciones socialistas, ya han sido bastante criticadas en el manifiesto del Partido Comunista, en el capítulo donde se trata del socialismo alemán o socialismo ‘verdadero’**. Cuando la lucha de clases se deja a un lado como algo fastidioso y ‘grosero’, la única base que le queda al socialismo es el ‘verdadero amor a la humanidad’ y unas cuantas frases hueras sobre la ‘justicia’.
[...]
En cuanto a nosotros, y teniendo en cuenta todo nuestro pasado, no nos queda más que un camino. Durante cerca de cuarenta años hemos venido destacando la lucha de clases como fuerza directamente propulsora de la historia, y particularmente la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado como la gran palanca de la revolución social moderna. Esta es la razón de que no podamos marchar con unos hombres que pretenden extirpar del movimiento esta lucha de clases. Al ser fundada la Internacional, formulamos con toda claridad su grito de guerra: la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos. No podemos, por consiguiente, marchar con unos hombres que declaran abiertamente que los obreros son demasiado incultos para emanciparse ellos mismos, por lo que tienen que ser liberados desde arriba, por los filántropos de la gran burguesía y de la pequeña burguesía.”


* Se refiere a la lucha revolucionaria de barricadas que tuvo lugar en Berlín el 18 y 19 de marzo de 1848.

** Ver Manifiesto, capítulo III, punto c).




¡ELECCIONES, NO!
¡GUERRA POPULAR, SÍ!

Comité Central
Partido Comunista del Perú
1990

martes, 22 de enero de 2013

DICTADURA DEL PROLETARIADO - Presidente Mao Tse-Tung


SOBRE EL SOCIALISMO Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO
(3 – Presidente Mao Tse-tung)

El Presidente Mao Tse- tung en su elevación del marxismo a una nueva, tercera y superior etapa ha desarrollado extraordinariamente el socialismo científico como teoría y practica de la revolución, principalmente con su inmarcesible desarrollo de la gran revolución cultural proletaria. Así, el Presidente Mao con la revolución cultural proletaria, como continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado, profundizo y desarrollo grandiosamente la cuestión fundamental del socialismo y la dictadura del proletariado; estableció la forma como desarrollar la revolución, en las condiciones de la sociedad socialista y bajo el Estado de dictadura del proletariado, para proseguir la marcha inexorable hacia el comunismo.
Veamos puntos y situaciones que llevaron a esta conclusión trascendente. Sobre la revolución, en “Sobre la camarilla contrarrevolucionaria de Ju Feng”, el Presidente Mao escribió:

“Excepto la revolución que sustituyo a la comunidad primitiva por la esclavitud, es decir, que reemplazó un sistema en el que no existía la explotación por otro de explotación, todas las demás revoluciones del pasado concluyeron en el reemplazo de un sistema de explotación por otro. Para ellas no era necesario ni posible aplastar definitivamente la contrarrevolución. Sólo nuestra revolución, la revolución de las masas populares dirigida por el proletariado y el Partido Comunista, tiene como meta la eliminación definitiva de todos los sistemas de explotación y todas las clases”.

Y sobre la “regla universal” de primero tomar el Poder para transformar la sociedad:

“Desde el punto de vista de la historia mundial, la revolución burguesa y el establecimiento de Estados burgueses tuvieron lugar antes y no luego de la revolución industrial. Aquí también la superestructura tuvo que ser transformada primero y el aparato de Estado puesto en su lugar antes que fuesen propagadas las ideas que permitían adquirir el poder real. Resulto de ello un sacudimiento profundo de las relaciones de producción. Cuando las nuevas relaciones de producción fueron bien establecidas, abrieron la vía al desarrollo de las fuerzas productivas. Pero un gran desarrollo de las fuerzas productivas proviene siempre de la transformación de las relaciones de producción. Tomemos el ejemplo de la historia del desarrollo del capitalismo. Al comienzo no hubo sino: un simple reagrupamiento de actividades; luego se crearon fábricas y talleres artesanales. En este estadio se establecieron las relaciones de producción capitalistas, pero los talleres artesanales no eran todavía la producción mecanizada. Las relaciones de producción capitalistas hicieron nacer necesidades de transformaciones técnicas, creando así las condiciones para la utilización de máquinas. En Inglaterra, la revolución industrial (fines del siglo XVIII- comienzos del siglo XIX) se produce luego de la revolución burguesa (que tuvo lugar después del siglo XVII). Igualmente en Alemania, Francia, Estados Unidos y Japón, el gran desarrollo industrial capitalista no comenzó si no luego de la transformación de la superestructura y de las relaciones de producción, transformación cuya forma varió según los países.
Primeramente crear opinión pública y apoderarse del poder político. Resolver el problema de los sistemas de propiedad luego, para llegar por fin a un gran desarrollo de las fuerzas productivas, he aquí la regla universal. Sobre tal punto, la revolución proletaria y la revolución burguesa se parecen fundamentalmente a pesar de ciertas diferencias. (Las relaciones de producción socialistas, por ejemplo, no existían antes de la revolución proletaria, mientras que las relaciones de producción capitalistas comenzaron a desarrollarse en la sociedad feudal.” (“Notas de lectura sobre el ‘Manual de Economía Política’ de la Unión Soviética”).

Así como sobre la necesidad de demoler la vieja superestructura para abolir las antiguas relaciones de producción:

“La historia de todas las revoluciones ha probado que no era necesario tener previamente desarrolladas las fuerzas productivas en su plenitud para poder transformar las relaciones de producción envejecidas. La revolución China comenzó por la propagación del marxismo. Gracias a esta propagación, nació una nueva opinión pública, facilitando así la revolución. Es necesario antes que nada demoler la antigua superestructura por la revolución para que las antiguas relaciones de producción puedan ser abolidas. Es después de la eliminación de éstas que se pueden crear nuevas relaciones de producción, abriendo una vía al desarrollo de las fuerzas productivas de la nueva sociedad. Solamente luego se puede desarrollar una gran revolución tecnológica, para desarrollar vigorosamente las fuerzas productivas, continuando al mismo tiempo la transformación de las relaciones de producción y las ideologías. El Manual no habla de las premisas materiales y no aborda más que raramente la superestructura.
Es decir el Estado de clase, la filosofía de clase y las ciencias de clase. La ciencia económica tiene por principal objeto de estudio las relaciones de producción. Pero es difícil separar la economía política y la concepción materialista de la historia. Es difícil explicar claramente los problemas relativos a la base económica y a las relaciones de producción sin tener en cuenta los problemas concernientes a la superestructura.” (Ibídem).

En cuanto a cómo surgió la Nueva China:

“Nuestra República Popular no fue formada de la noche a la mañana, sino que se desarrolló poco a poco partiendo de las bases revolucionarias. Algunas personalidades demócratas se han templado también en la lucha, en mayor o menor grado, y sufrieron junto a nosotros tribulaciones y penas. Algunos intelectuales se templaron en la lucha contra el imperialismo y las fuerzas reaccionarias, y muchos de ellos pasaron, después de la Liberación, por un proceso de transformación ideológica encauzada a trazar una clara distinción entre nosotros y el enemigo. La consolidación de nuestro Estado se debe, además, al hecho de que las medidas económicas que adoptamos son básicamente acertadas, a que la vida del pueblo es segura y mejora gradualmente, a que nuestra política respecto a la burguesía nacional y otras clases es asimismo correcta, etc.” (“Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo”).

Y en cuanto a la dictadura y sus funciones:

“Nuestro Estado es un Estado de dictadura democrática popular, dirigido por la clase obrera y basado en la alianza obrero-campesina. ¿Cuáles son las funciones de esta dictadura? Su primera función es reprimir dentro del país a las clases y elementos reaccionarios y a los explotadores que oponen resistencia a la revolución socialista, reprimir a los que sabotean la edificación socialista, es decir, resolver las contradicciones entre nosotros y el enemigo dentro del país. En esta esfera de nuestra dictadura están incluidas, por ejemplo, la detención y la condena a ciertos contrarrevolucionarios y, durante un determinado tiempo, la privación de derechos electorales y libertad de palabra a los terratenientes y los elementos de la burguesía burocrática. Para mantener el orden social y defender los intereses de las grandes masas populares, es igualmente necesario ejercer la dictadura sobre los ladrones, estafadores, asesinos, incendiarios, las bandas de malhechores y los diversos elementos perniciosos que violan seriamente el orden social. La dictadura tiene además otra función: defender nuestro país contra las actividades subversivas y la posible agresión de los enemigos exteriores. Cuando surge tal situación, la dictadura tiene a su cargo la tarea de resolver las contradicciones entre nosotros y el enemigo del exterior. El objetivo de la dictadura consiste en proteger a todo el pueblo para que pueda trabajar en paz y transformar a China, mediante la construcción, en un país socialista con una industria, una agricultura, una ciencia y una cultura moderna. ¿Quiénes ejercen la dictadura? Naturalmente, la clase obrera y el pueblo entero dirigido por ésta. La dictadura no se aplica dentro del pueblo. El pueblo no puede ejercer la dictadura sobre si mismo, ni una parte del pueblo puede oprimir a otra. Los que, en el seno del pueblo, violan las leyes, también deben ser castigados con arreglo a la ley, pero entre esto y la dictadura que reprime a los enemigos del pueblo existe una diferencia de principios. Dentro del pueblo se practica el centralismo democrático.” (Ibídem).

Y en lo referente a libertad y democracia:

“En realidad, en el mundo sólo hay libertad y democracia concretas, y no existen libertad ni democracia abstractas. En una sociedad donde existe lucha de clases, si hay libertad para que las clases explotadoras exploten al pueblo trabajador, no hay libertad para que éste no sea explotado; si hay democracia para la burguesía, no la hay para el proletariado y el resto del pueblo trabajador. En algunos países capitalistas también se permite la existencia legal de los Partidos Comunistas, pero únicamente en la medida en que esto no pone en peligro los intereses fundamentales de la burguesía; no esta permitida mas allá de ese limite. Los que piden libertad y democracia en abstracto creen que la democracia es un fin y no un medio. A veces la democracia parece un fin, pero en realidad es solo un medio. El marxismo nos enseña que la democracia forma parte de la superestructura y pertenece a la categoría de la política. Esto significa que, en fin de cuentas, la democracia sirve a la base económica. Lo mismo ocurre con la libertad. Tanto la democracia como la libertad son relativas y no absolutas, han surgido y se desarrollan en el curso de la historia. En el seno del pueblo, la democracia es correlativa con el centralismo, y la libertad, con la disciplina. Son dos aspectos opuestos de un todo único, contradictorios y a la vez unidos. No debemos recalcar unilateralmente uno de ellos negando el otro. En el seno del pueblo, no se puede prescindir de la libertad, tampoco se puede excluir la disciplina; no se puede prescindir de la democracia, tampoco se puede excluir el centralismo. Tal unidad de democracia y centralismo, de libertad y disciplina, constituye nuestro centralismo democrático. Bajo este sistema, el pueblo disfruta de una democracia y una libertad amplia, pero al mismo tiempo debe mantenerse dentro de los límites de la disciplina socialista. Esta verdad la comprenden bien las grandes masas populares.” (Ibídem).

Mas ya en marzo del 49 el Presidente Mao dijo:

“Triunfar en todo el país es solo el primer paso de una larga marcha de diez mil li. Este paso, aunque sea digno de nuestro orgullo, resulta relativamente minúsculo; lo que aun está por venir será mucho más digno de nuestro orgullo. La victoria de la revolución democrática popular de China, mirada retrospectivamente después de varios decenios, parecerá solo el breve prólogo de un largo drama. Un drama comienza por el prólogo, pero el prólogo no es la culminación. La revolución China es grandiosa, pero después de la revolución, el camino será aun mas largo y nuestra tarea, aún mas grandiosa y mas ardua”.

Así como en “Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo”, su gran obra de febrero del 57, especificó:

“Pero nuestro sistema socialista acaba de instaurarse; aún no esta cabalmente establecido ni consolidado por completo”. Y: “Toda cosa nueva experimenta dificultades y reveses en su crecimiento. Sueña quien crea que la causa del socialismo es como navegar viento en popa, empresa de éxito fácil en la que no se tropieza con dificultades ni se sufren reveses ni se requieren inmensos esfuerzos”.

En este mismo texto se reafirma la lucha de clases en el socialismo, y principalmente se sienta que en definitiva no esta resuelto quién vencerá a quien; esto es si el socialismo o el capitalismo vencerá políticamente, es decir en la lucha de clases actualmente en desarrollo, pues históricamente, en perspectiva, el socialismo necesariamente se impondrá; vencerá ineluctablemente:

“En China, aunque en lo fundamental se ha consumado la transformación social es la de la propiedad y han terminado las vastas y tempestuosas luchas de clase de las masas, características de los anteriores períodos revolucionarios, subsisten remanentes de las clases derrocadas: la clase terrateniente y la burguesía compradora; subsiste la burguesía, y la transformación de la pequeña burguesía solo acaba de empezar. La lucha de clases no ha terminado. La lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre las diferentes fuerzas políticas y entre el proletariado y la burguesía en el terreno ideológico, será aun larga, tortuosa y a veces incluso muy enconada. El proletariado aspira a transformar el universo según su concepción del mundo, y la burguesía, según la suya. A este respecto, aun no ha sido resuelta en definitiva la cuestión de quien vencerá: el socialismo o el capitalismo.”

En “Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre el trabajo de propaganda”, febrero de 1957, el Presidente Mao trata sobre las grandes transformaciones que genera el socialismo, su consolidación gradual, su necesidad de un largo período histórico para consolidarse y la seguridad de construir un Estado socialista:

“Estamos viviendo un período de grandes cambios sociales. Durante un largo tiempo la sociedad China ha estado sufriendo grandes transformaciones. La Guerra de Resistencia contra el Japón fue una de ellas y, la otra, la Guerra de Liberación. Pero el carácter del cambio actual es mucho mas profundo que el de los anteriores. Estamos ahora construyendo el socialismo. Cientos de millones de personas participan en el movimiento de transformación socialista. Las relaciones de clase están cambiando en todo el país. La pequeña burguesía agrícola y artesanal y la burguesía de la industria y el comercio han sufrido ambas un cambio. Se ha transformado el sistema económico de la sociedad; la economía individual es ahora economía colectiva y la propiedad privada capitalista esta siendo transformada en propiedad publica socialista. Cambios de tal magnitud, por supuesto se reflejan en la mentalidad de la gente. La existencia social del hombre determina su conciencia. La gente de diferentes clases, estratos y grupos sociales reaccionan de diverso modo ante los grandes cambios de nuestro sistema social. Las grandes masas del pueblo vehementemente los apoyan, dado que la vida misma confirmó que el socialismo es el único camino para China. Eliminar el antiguo sistema social y establecer uno nuevo, el sistema del socialismo, es una gran batalla, un gran cambio en el sistema social y en las relaciones de los hombres entre si. Debe decirse que, básicamente, la situación es saludable. Pero el nuevo sistema social recién ha sido establecido y requiere tiempo para su consolidación. No debe suponerse que el nuevo sistema puede ser totalmente consolidado en el mismo momento en que se implanta, porque eso es imposible. La consolidación debe ser gradual. Para lograr su firmeza final es necesario no sólo llevar a cabo la industrialización socialista del país y perseverar en la revolución socialista en el frente económico, sino también sostener constante y ardua lucha revolucionaria socialista y poner en ejecución la educación socialista en los frentes político e ideológico. Además, se requiere la contribución de diversos factores internacionales. En China la lucha para consolidar el sistema socialista, la lucha para decidir cual prevalecerá: el socialismo o el capitalismo, cubrirá un largo período histórico. Pero todos debemos advertir que este nuevo sistema del socialismo, incuestionablemente se consolidara. Con toda seguridad podemos construir un Estado socialista con moderna industria, moderna agricultura, y modernas ciencia y cultura.”

Otro problema sustantivo de la cuestión fundamental analizada, socialismo y dictadura del proletariado, es la construcción y desarrollo del socialismo; sobre éste el maoísmo parte de:

“¿qué pasara si nuestro país no establece una economía socialista? Se convertirá en un país revisionista, de hecho en un Estado burgués, y la dictadura del proletariado se transformara en dictadura de la burguesía; es mas, en una dictadura reaccionaria y fascista. Este es un problema que merece nuestra alta vigilancia y espero que los camaradas reflexionen seriamente sobre él”. “En cuanto a la construcción de una poderosa economía socialista, China requiere, no ya 50 años, sino cien o un tiempo aún más largo. En su país (Inglaterra), el desarrollo del capitalismo llevó varios centenares de años. Quedo fuera de la cuenta el siglo XVI, que forma parte de la Edad Media. Del siglo XVII hasta ahora, ya han pasado más de 360 años. En nuestro país, la construcción de una poderosa economía socialista, según mi cálculo, requerirá más de una centuria”.
“Más de tres siglos de desarrollo han necesitado las fuerzas productivas del capitalismo para llegar a lo que son hoy día. En comparación con el capitalismo, el socialismo tiene muchas ventajas. El desarrollo económico de nuestro país será mucho más rápido que el de los países capitalistas. Sin embargo, China tiene una inmensa población, su base es débil y su economía atrasada”.
“Si se emplearon tres siglos y varios decenios para construir una poderosa economía capitalista, ¿qué tiene de malo construir una poderosa economía socialista en nuestro país en un período de unos 50 a unos 100?”.

Y llama a pensar en que:

“Respecto a la construcción socialista, aún actuamos muy a ciegas. Para nosotros, la economía socialista es, en muchos aspectos, un incógnito reino de la necesidad”.

Así como, por otro lado, establece:

“¿Socialismo o comunismo? ¿En qué momento se puede decir que ha acabado la construcción del socialismo? Hemos formulado dos criterios:
1.      La conclusión de la construcción del socialismo se manifiesta por la aplicación general del sistema socialista de propiedad de todo el pueblo.
2.      Cuando el sistema de propiedad de todo el pueblo haya reemplazado al sistema de propiedad colectiva de las comunas populares.
Ciertos camaradas no están de acuerdo en distinguir ambos sistemas de propiedad. Pretenden que en las comunas populares sólo existe el sistema de propiedad de todo el pueblo. En realidad hay dos sistemas: Uno es el sistema de propiedad de todo el pueblo del tipo Aceria de Anshan, el otro es el sistema de propiedad de la gran colectividad de la comuna popular.
Si se ignora esto, ¿para qué sirve entonces la edificación socialista? Stalin trazó la línea de demarcación entre los dos sistemas y preconizó tres condiciones para pasar al comunismo. Dichas tres condiciones fundamentales no son malas.
Las dos primeras pueden ser resumidas como sigue:
1) aumento de la producción social; 2) pasaje del sistema de propiedad colectiva al sistema de propiedad de todo el pueblo; sustitución del sistema de intercambio de mercancías por un sistema de intercambio de productos; pasaje de la etapa del valor de cambio a la etapa del valor de uso. En China las dos condiciones significan: 1) aumentar enérgicamente la producción y desarrollar simultáneamente la industria y la agricultura, siempre conservando el principio de crecimiento preferencial de la industria pesada; 2) llevar el sistema de propiedad de la pequeña colectividad al nivel de sistema de propiedad de todo el pueblo. Quienes entre nosotros trazan líneas demarcatorias y pretenden que ya entramos en la era del sistema de propiedad de todo el pueblo se equivocan.

La tercera condición fijada por Stalin concierne a la cultura: preconiza un incremento de la educación física y de la educación de todo el pueblo. Para alcanzar este objetivo, Stalin propone cuatro medidas: 1) la jornada de trabajo de seis horas; 2) la institucionalización de la educación politécnica; 3) el mejoramiento de las condiciones de vivienda; 4) el aumento de salarios y la disminución de los precios.
Las tres condiciones de Stalin son excelentes, pero falta una condición político-ideológica. Dichas condiciones, citadas arriba, tienden esencialmente a aumentar la producción. Una abundancia muy grande de producción facilita, en efecto, el pasaje del sistema de producción colectiva al sistema de propiedad de todo el pueblo. Pero para aumentar la producción es preciso producir más, mas rápidamente, mejor y de una manera más económica. Y si se quiere llegar a ese resultado es preciso poner la política en el puesto de mando y esforzarse para alcanzar simultáneamente los cuatro objetivos: cantidad, rapidez, calidad, economía. También es preciso lanzar movimientos de rectificación para destruir la ideología del poder legal de la burguesía.
Sumar una forma de estructura tal como la comuna popular a un país como China es volver más fácil la realización de los cuatro objetivos: cantidad, rapidez, calidad, economía.
¿Cuál es la significación del sistema general de propiedad de todo el pueblo? Este sistema significa: 1) que los medios de producción de la sociedad pertenecen a todo el pueblo; 2) que los productos de la sociedad pertenecen a todo el pueblo.
¿Cuál es la naturaleza de la comuna popular? Es la unidad de base de la estructura social China que agrupa obreros, campesinos, soldados, intelectuales y comerciantes. Actualmente constituye la organización administrativa de base.
En cuanto a la milicia, está destinada a enfrentar al extranjero, particularmente al imperialismo.
La comuna popular es la mejor forma de organización para la realización de los dos pasajes: el pasaje del socialismo de hoy al sistema general de propiedad de todo el pueblo, y el pasaje del sistema general de propiedad de todo el pueblo al comunismo. Luego de estos pasajes, la comuna popular constituirá la estructura de base de la sociedad comunista.” (“Sobre ‘Problemas económicos del socialismo en la URSS’ de Stalin”).

Y sobre mercancía, valor y planificación:

“Si desarrollamos sensiblemente la producción mercantil, no es teniendo como objetivo un beneficio, sino en el interés del campesinado, de la alianza entre los obreros y los campesinos, del desarrollo de la producción”. “Luego de las campañas de rectificación contra los derechistas, el trabajo no es más una mercancía. No se trabaja más para obtener dinero sino para servir al pueblo. Esto es posible solamente si el trabajo no es más una mercancía”. “La ley del valor no desempeña un poder regulador. Este papel lo juega la planificación y el principio que consiste en poner la política en el puesto de mando. En la sociedad China, la ley del valor no desempeña un papel regulador, es decir un papel decisivo. Lo que juega un papel decisivo en la producción es la planificación.” (“Notas sobre ‘Problemas económicos del socialismo en la URSS’”).

Y:

“En el dominio del trabajo de planificación, si rehusamos hacer un balance y adoptamos la política de dejar hacer, si nos mostramos demasiado prudentes y excluimos toda audacia, se termina por destruir el desarrollo proporcionado. Estos métodos de trabajo son ambos erróneos. Un plan es una ideología. La ideología es el reflejo de una realidad y ella actúa sobre la realidad...Ello muestra claramente que cosas como los planes, que forman parte de las ideologías, tienen una gran influencia sobre el progreso o la ausencia de progreso de la economía, tanto como el ritmo de desarrollo económico.” (“Notas de lectura sobre el ‘Manual de Economía Política’ de la URSS”).

Y combatiendo la posición revisionista de los “estímulos materiales”:

“Algunos dicen que el socialismo debe prestar mayor atención al estimulo material que el capitalismo. ¡Tal tesis no tiene verdaderamente ningún sentido!”
“Considerar la distribución de los medios de consumo como una fuerza motriz decisiva es revisar el punto de vista de Marx...”
Así como: “El Manual prosigue en estos términos: ‘Antes que nada debemos extraer beneficios del factor que es el estimulo material’. Habla como si la actividad creadora de las masas dependiera de los intereses materiales. El Manual no pierde ocasión de hablar de los intereses materiales personales, como si buscara sin cesar llamar a dichos intereses para atraer a la gente. Ello refleja el espíritu de una parte considerable de los cuadros de los servicios económicos y de los cuadros dirigentes. Refleja igualmente una situación en la cual el trabajo político e ideológico no ha retenido suficientemente la atención. En estas condiciones no hay otra salida que apoyarse en los estímulos materiales. La primera mitad de la frase ‘de cada uno según a su capacidad, a cada uno según su trabajo’ se refiere a la necesidad de hacer un esfuerzo máximo por la producción. ¿Por qué entonces recortar dicha frase en dos y hablar de una manera parcial de los estímulos materiales? Si así se publicitan los intereses materiales el capitalismo se convierte en invencible”.
Y además: “Incluso si se admite que el estímulo material es un principio importante no puede ser de ninguna manera el único. Debe haber otro principio: aquél del estimulo del espíritu en el dominio político-ideológico. Además el estímulo material no puede ser tratado únicamente en términos de intereses personales. Debe ser tratado también en términos de intereses colectivos, de primacía de los intereses colectivos sobre los intereses personales, de prioridad de los intereses a largo plazo sobre los intereses provisorios, de primacía de los intereses generales sobre los intereses particulares.” (Ibídem).

Y considerando la vital importancia que para el desarrollo del socialismo tiene el campesinado, recordemos lo dicho por el Presidente Mao ya en el período de la resistencia antijaponesa:

“Durante miles de años, ha reinado entre las masas campesinas la economía individual, en la cual cada familia y hogar constituye una unidad productiva. Esta forma de producción individual, dispersa, fue el cimiento económico del régimen feudal, y hundió a los campesinos en una pobreza perpetua. El único camino para cambiar tal estado de cosas es la colectivización gradual”.

Y en 1953, al establecer las transformaciones socialistas de la agricultura como parte de la línea general:

“Si hablamos de la agricultura, el único camino para la agricultura de nuestro país es el camino socialista”.

Así como al criticar el otorgamiento de tierras predicado por el “Manual”, plantea el método de trabajo con el campesinado:

“Esto significa que el gobierno confisca las tierras para darlas a los campesinos a fin de que ellos puedan redistribuirlas. Se trata aquí de un espíritu de otorgamiento; no se compromete en la lucha de clases ni en los movimientos de masa. Esta concepción es en la realidad una concepción derechista. Nuestro método consiste en apoyarnos en los campesinos pobres, unirnos con los campesinos medios (campesinos medios inferiores) y apoderarnos de las tierra de los terratenientes. El Partido debe asumir la dirección de este proceso sin monopolizar el trabajo. Debemos adoptar una serie de medidas concretas: visitar a los campesinos pobres para encuestarlos sobre sus sufrimientos, reclutar activistas, reunir a todos aquellos que tienen el mismo origen de clase, constituir un núcleo sólido, convocar asambleas para que todos los que sufren cuenten sus sufrimientos, organizar las fuerzas de clase y desatar la lucha de clases.” (El ya citado “Notas...”).

Y sobre la alianza obrero-campesina, sustento de la dictadura del proletariado, y su desarrollo ligado a las transformaciones socialistas de la agricultura:

“Entre nosotros, la alianza de los obreros y de los campesinos pasó ya por dos etapas: la primera fundada sobre la revolución agraria; la segunda fundada en el movimiento de las cooperativas. Sin el movimiento de las cooperativas ciertamente se habría producido una bipolarización del campesinado, impidiendo así la consolidación de la alianza entre los obreros y campesinos tanto como el mantenimiento de una política de compras y ventas agrupadas por el Estado. Es solamente sobre la base de la cooperativización que la política de compras y ventas agrupadas del Estado puede ser mantenida y aplicada. Ahora nuestra alianza obrero-campesina deberá progresar apoyándose en la mecanización. Si no hay más que los movimientos cooperativos y de las comunas populares sin mecanización, la alianza obrero-campesina no podrá consolidarse. En el movimiento de las cooperativas, si no hay más que una pequeña cooperativización, la alianza obrero-campesina no podrá tampoco consolidarse. El movimiento de las cooperativas debe por consiguiente pasar a las comunas populares. Y la propiedad de los equipos de producción de base debe convertirse en propiedad de las comunas populares de base. La propiedad de las comunas populares debe, a su vez, convertirse en propiedad del Estado. Entonces, sobre la base de una combinación de la nacionalización y de la mecanización, nosotros podremos realmente consolidar la alianza obrero-campesina, haciendo desaparecer progresivamente las diferencias entre obreros y campesinos.” (Ibídem).

Así como sobre la transformación de los intelectuales:

“Ahora bien, es preciso transformar no solamente a los intelectuales burgueses sino también a los intelectuales de origen obrero o campesino que en muchos aspectos están influenciados por la burguesía. En el medio literario y artístico esta transformación ha sido demostrada por el caso de Liu Chao-Tang que, convertido en escritor, atacó vigorosamente al socialismo. La concepción del mundo de los intelectuales se manifiesta a menudo en su actitud ante el saber. ¿Este pertenece a ciertos individuos o a todo el mundo? Algunos consideran el conocimiento como su propiedad privada y esperan venderlo al mejor precio. Rehúsan venderlo mientras el precio no sea suficientemente elevado. Ellos son solamente expertos pero no son ‘rojos’. Ellos dicen que el Partido es ‘incompetente’ por lo tanto incapaz de dirigir a los ‘competentes’. Los que trabajan en el cine dicen que el Partido no puede dirigir el cine. Los que hacen danza afirman que el Partido no puede dirigir la danza. Y los que se embarcan en la investigación atómica afirman que el Partido no puede dirigir la investigación científica sobre la energía atómica. En una palabra, el Partido no puede dirigir absolutamente nada.
En el conjunto del proceso de la revolución socialista y de la edificación socialista, la transformación de los intelectuales constituye un problema muy importante. Nos equivocamos si no subrayamos este problema y adoptamos una actitud de compromiso frente a todo lo que es burgués.” (Ibídem).

Y en cuanto al proceso de la humanidad, la gran comprensión dialéctica de concebir el paso del socialismo al comunismo y el desarrollo de éste a través de la revolución:

“Ciertamente, el pasaje al comunismo no significa el derrocamiento de una clase por otra clase. Pero no puede decirse que no sea una revolución social, puesto que la sustitución de una relación de producción por otra relación de producción es un salto cualitativo, es decir una revolución. En China, la transformación de la economía individualista en economía colectiva y la transformación de la economía colectiva en economía de todo el pueblo constituyen revoluciones en el dominio de las relaciones de producción. No se puede decir que la conversión del principio socialista ‘a cada uno según su trabajo’ en el principio comunista ‘a cada uno según su necesidad’ no constituya una revolución en el dominio de las relaciones de producción. Ciertamente, el principio ‘a cada uno según sus necesidades’ será puesto en aplicación progresivamente. Es posible que cuando el aprovisionamiento de artículos de primera necesidad llegue a ser suficiente, nosotros los distribuyamos a cada uno según sus necesidades. Dicha distribución será extendida a otros artículos a medida que las fuerzas productivas se desarrollen.
Tomemos el ejemplo del desarrollo de las comunas populares chinas. En el momento de la conversión del sistema de propiedad en el nivel del equipo de base en sistema de propiedad en el nivel de comuna de base, ¿no se arriesga producir conflictos en una parte de la población? Dicho problema merece ser estudiado. Para realizar esta conversión, una de las condiciones determinantes es que los ingresos que provienen de la economía comunal constituyan más de la mitad de los ingresos globales de la comuna popular. La aplicación del sistema de propiedad en el nivel de la comuna popular de base es provechosa a los miembros ordinarios de la comuna. Por ello estimamos que la inmensa mayoría de la gente no se opondrá a dicho cambio. Pero en el momento del mismo, los antiguos cuadros de los equipos de producción perderán la dirección de dichos equipos y su poder administrativo disminuirá de manera pareja. ¿Se opondrán ellos entonces a dicha transformación?
En dicho proceso de transformación, es posible que surja el problema de ciertos ‘grupos que hayan adquirido privilegios’ y ello a despecho de que en una sociedad socialista las clases hayan sido abolidas. Los miembros de estos grupos, satisfechos del sistema existente, no desearan cambiar. La aplicación de los principios ‘a cada uno según su trabajo’ o ‘ganar más trabajando más’, por ejemplo, les es provechosa. En consecuencia, puede suceder que se sientan mal cuando dichos principios cedan su lugar al principio ‘a cada uno según sus necesidades’… Ahora bien, el establecimiento de todo nuevo sistema exige necesariamente la destrucción del anterior. La construcción sin destrucción no existe. Si se destruye se provoca la oposición de una parte de la gente. El hombre es un animal extraño. Cuando se encuentra en una situación privilegiada se muestra arrogante...No tener en cuenta ello es muy peligroso.” (Ibídem).

Y:

“Aunque no haya guerra en el sistema socialista, la lucha existe siempre, lucha de diferentes sectores en el seno del pueblo. Aunque en el sistema socialista no haya revolución en el curso de la cual una clase derroque a la otra, la revolución existe siempre. El paso del socialismo al comunismo es una revolución. El paso de un estadio a otro estadio del comunismo es también una revolución. Existen igualmente revoluciones técnicas y revoluciones culturales. El comunismo pasará necesariamente por muchos estadios. Habrá por consiguiente muchas revoluciones.”(Ibídem).

Fue en estas condiciones y sobre estas bases que el Presidente Mao Tsetung preparó y dirigió la Gran Revolución Cultural Proletaria, en cuya documentación sustancial estableció:

“La sociedad socialista cubre una etapa histórica bastante larga. Durante la etapa histórica del socialismo, aun existen clases, contradicciones de clase y lucha de clases; existen la lucha entre el camino socialista y el capitalista y el peligro de restauración capitalista. Es preciso comprender lo largo y complicado de esta lucha y elevar nuestra vigilancia. Es necesario realizar la educación socialista. Es necesario comprender y tratar de manera correcta el problema de las contradicciones de clase y de la lucha de clases y distinguir acertadamente las contradicciones entre nosotros y el enemigo de las existentes en el seno del pueblo, y tratarlas de manera correcta. De otro modo, un país socialista como el nuestro, se convertirá en su contrario, degenerara y se producirá la restauración. De ahora en adelante, debemos hablar de esto cada año, cada mes y cada día, de modo que tengamos una comprensión relativamente clara de este problema y sigamos una línea marxista-leninista.”(X Sesión Plenaria del VIII Comité Central del PCCH; 1962).

E invocando “no olvidar jamás las clases y la lucha de clases” en mayo del 63:

“La lucha de clases, la lucha por la producción, y la experimentación científica son los tres grandes movimientos revolucionarios para construir un poderoso país socialista. Estos movimientos constituyen una sólida garantía de que los comunistas se verán libres del burocratismo e inmunes contra el revisionismo y el dogmatismo y permanecerán siempre invencibles. Son una garantía segura de que el proletariado será capaz de unirse con las amplias masas trabajadoras y practicar una dictadura democrática. Si, en ausencia de estos movimientos, se dejase surgir a los terratenientes, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, elementos nocivos y otros monstruos, y frente a esto nuestros cuadros cerrasen los ojos e incluso, en muchos casos, no distinguieran entre los enemigos y nosotros, sino que colaboraran con ellos y quedaran corrompidos y desmoralizados; si con ello nuestros cuadros fueran arrastrados al campo enemigo o el enemigo lograra colarse en nuestras filas, y si muchos de nuestros obreros, campesinos e intelectuales fueran dejados indefensos ante las tácticas blandas y las duras del enemigo, entonces no haría falta mucho tiempo, tal vez solo algunos años o una década, o varias décadas a lo sumo, para que se produjera inevitablemente una restauración contrarrevolucionaria en escala nacional, el partido marxista-leninista se transformara en partido revisionista o partido fascista y toda China cambiará de color.”

Así como el punto 17 de la “Proposición acerca de la línea general del Movimiento Comunista Internacional”, de junio 63, documento redactado bajo dirección personal del Presidente Mao:

“La continuación de la lucha de clases durante un largo período histórico después de la toma del Poder por el proletariado, constituye una ley objetiva, independiente de la voluntad del hombre, sólo que la forma de la lucha de clases difiere de lo que era antes de la toma del Poder.
Después de la Revolución de Octubre, Lenin señaló en repetidas ocasiones:
Los explotadores derrocados tratan siempre, y en mil formas, de recobrar el ‘paraíso’ que les ha sido arrebatado.
En la atmósfera pequeñoburguesa, se engendran constantemente, por un proceso espontáneo, nuevos elementos capitalistas.
Debido a la influencia burguesa, así como al cerco y la actividad corruptora del ambiente pequeñoburgués, también pueden surgir elementos degenerados, o nuevos burgueses, en las filas de la clase obrera y entre los funcionarios de las instituciones del Estado.
El cerco capitalista internacional, la amenaza de intervención armada y las intrigas de descomposición pacífica por parte del imperialismo, constituyen las condiciones exteriores de la continuación de la lucha de clases en los países socialistas.
La vida ha confirmado estas conclusiones de Lenin.
En ningún país socialista, aunque hayan pasado decenios e incluso más tiempo después de la industrialización socialista y la colectivización de la agricultura, puede decirse que ya no existen lacayos burgueses, parásitos, especuladores, pillos, tunantes, maleantes, desfalcadores de fondos públicos y otros elementos por el estilo, gentes que Lenin denunció con energía y en repetidas ocasiones; ni tampoco se puede decir que a los países socialistas ya no les hace falta cumplir o que ya les es posible abandonar la tarea, planteada por Lenin, de ‘vencer ese contagio, esa peste, esa llaga que el socialismo hereda del capitalismo.’
En los países socialistas, se requiere un largo período histórico para resolver gradualmente la cuestión de ‘quién vencerá a quien’ –el socialismo o el capitalismo. La lucha entre el camino del socialismo y el del capitalismo abarca todo este período histórico. Esta lucha a veces se intensifica y a veces se calma, transcurre a modo de ondas, y en ocasiones incluso se vuelve muy violenta. Sus formas son variadas.
La Declaración de 1957 dice muy bien: ‘para la clase obrera, la toma del Poder no es más que el comienzo de la revolución, y no su coronamiento.’
Es erróneo y contrario a la realidad objetiva y al marxismo-leninismo negar la existencia de la lucha de clases en el período de la dictadura del proletariado y negar la necesidad de llevar hasta el fin la revolución socialista en los frentes económico, político e ideológico.”

En tanto que el 64 reiteraba:

“Se requiere un período muy dilatado para resolver la lucha de quién vencerá a quién: el socialismo o el capitalismo, en los frentes político e ideológico. Para conseguir el éxito no bastan unos decenios, se necesitarán de cien a centenas de años. En cuanto al tiempo, más vale prepararse para un período largo’ y no para uno corto; en cuanto al trabajo, más vale considerar la tarea como difícil que como fácil. Pensar y actuar de esta manera resulta más provechoso y menos perjudicial”

Y el año 65:

“El blanco principal del actual movimiento son los elementos con poder seguidores del camino capitalista dentro del Partido”.
“Entre los elementos con poder seguidores del camino capitalista, algunos actúan sobre el escenario mientras otros operan entre bastidores”
Apoyándolos “hay algunas gentes a nivel superior –en las comunas, territorios, distritos, prefecturas, e incluso a nivel provincial y en departamentos centrales- que se oponen a la construcción del socialismo.”

El poderoso desarrollo de la Gran Revolución Cultural Proletaria comenzó en 1966; en el hito inicial de la misma, la “Circular del Comité Central del Partido Comunista de China”, mayo 66, el Presidente Mao escribió párrafos sustantivos. Refiriéndose a los representantes de la burguesía:

“Existe un número de tales representantes en el Comité Central del Partido y en los organismos partidarios, gubernamentales y otros a los niveles central, provincial, municipal y de región autónoma”.

Y:

“¿Acaso se puede permitir igualdad alguna en los problemas fundamentales como la lucha del proletariado contra la burguesía, la dictadura del proletariado sobre la burguesía, la dictadura del proletariado en la superestructura -incluidos los diversos terrenos de la cultura-y los incesantes esfuerzos del proletariado por depurar al Partido Comunista de los representantes de la burguesía infiltrados en sus filas, los cuales agitando ‘banderas rojas’, combaten la bandera roja? Los viejos socialdemócratas durante las últimas décadas, y los revisionistas contemporáneos desde hace más de diez años, jamás han permitido que exista igualdad alguna entre el proletariado y la burguesía. Niegan por completo que la historia de la humanidad de los varios milenios es la historia de la lucha de clases, niegan por completo la lucha de clases del proletariado contra la burguesía, y niegan por completo la revolución del proletariado contra la burguesía y su dictadura sobre ella. Por el contrario, ellos son lacayos fieles de la burguesía y el imperialismo y, asociados con éstos, insisten en la ideología burguesa de la opresión y explotación al proletariado y en el sistema social capitalista, y combaten la ideología marxista-leninista y el sistema social socialista. Forman una gavilla de contrarrevolucionarios anticomunistas y antipopulares. La lucha que libran contra nosotros es una lucha a muerte, y en ella no cabe ninguna igualdad. Por lo tanto, nuestra lucha contra ellos tiene que ser también una lucha a muerte. Entre nosotros y ellos no existen en absoluto relaciones de igualdad, sino relaciones de opresión de una clase por otra, es decir, de la dictadura del proletariado sobre la burguesía; no pueden existir relaciones de ninguna otra índole, como las de una supuesta igualdad, de coexistencia pacifica entre las clases explotadas y las explotadoras, de humanidad, justicia y virtud, etc.”
“No hay construcción sin destrucción. La destrucción significa crítica y repudio, significa revolución. La destrucción quiere decir razonamiento, y razonamiento es construcción. La destrucción va primero, y en su curso ya implica la construcción.”
“De hecho, aquellos elementos con poder seguidores del camino capitalista dentro del Partido que apoyan a los tiranuelos de academia burgueses, y aquellos representantes de la burguesía infiltrados en el Partido que protegen a esos tiranuelos, son en verdad grandes tiranuelos del Partido que no leen libros ni periódicos, que no mantienen contacto con las masas, ni poseen ningún conocimiento, que se apoyan únicamente en ‘actuar en forma arbitraria y reprimir a la gente con su autoridad’ y usurpan el nombre del Partido.”
“Han dejado salir de sus guaridas a todos los monstruos y demonios, que han saturado, durante muchos años, nuestros periódicos, la radiodifusión, revistas y libros, manuales, discursos, obras literarias y artísticas, películas, la ópera y el drama, los quyi (narraciones artísticas), artes plásticas, música, danzas, etc. Al hacer todo esto, no han abogado nunca por la necesidad de aceptar la dirección del proletariado ni de solicitar la ratificación de nadie.”
“Mantener en alto la gran bandera de la revolución cultural proletaria, denunciar por completo la posición reaccionaria burguesa de las llamadas ‘autoridades académicas’ anti-Partido y antisocialistas, criticar y repudiar a fondo las ideas reaccionarias burguesas en los círculos académicos, educacionales, periodísticos, literarios y artísticos y editoriales, y apoderarse de la dirección en estos dominios de la cultura. Para realizarlo, hay que, al mismo tiempo, criticar y repudiar a los representantes burgueses que se han infiltrado en el Partido, el Gobierno, el ejército y los diversos sectores culturales, y depurar a todos estos de dichos representantes burgueses o remover algunos de ellos de sus cargos. Sobre todo, no debemos confiar a esos elementos la dirección del trabajo de la revolución cultural. Pero, en realidad, muchos de ellos han estado o están asumiendo este trabajo, lo cual resulta extremadamente peligroso.”
“Los representantes burgueses que se han infiltrado en el Partido, el Gobierno, el ejército y los diversos sectores culturales, son un grupo de revisionistas contrarrevolucionarios que se apoderarán del Poder y convertirán la dictadura del proletariado en dictadura de la burguesía si se les presenta la oportunidad. A algunas de estas personas, ya las hemos calado; a otras todavía no. Y en algunas todavía confiamos y las preparamos para ser nuestros continuadores. Por ejemplo, gente tipo Jruschov todavía anida a nuestro lado; los comités del Partido a todo nivel deben prestar plena atención a esto.”

Aparte, el Presidente Mao además estableció:

“La presente gran revolución cultural es sólo la primera, y en el futuro habrá sin duda muchas otras. En la revolución, el problema de quién vencerá a quién sólo será resuelto en un largo período histórico. Si no se resuelven adecuadamente las cosas, en cualquier momento habrá posibilidad para una restauración capitalista. Todos los miembros del Partido Comunista y el pueblo de todo el país no deben pensar que todo será resuelto después de una o dos grandes revoluciones culturales, o inclusive tres o cuatro. Debemos estar siempre muy alertas y jamás bajar la vigilancia.”

Y definiendo los objetivos y esencia políticos de esa grandiosa revolución, hito trascendental de la revolución proletaria mundial:

“La presente Gran Revolución Cultural Proletaria es completamente necesaria y muy oportuna para consolidar la dictadura del proletariado, prevenir la restauración del capitalismo y construir el socialismo.”
La Gran Revolución Cultural Proletaria es, en esencia, una gran revolución política emprendida, en las condiciones del socialismo, por el proletariado contra la burguesía y todos las demás clases explotadoras; es la continuación de la prolongada lucha entre el Partido Comunista de China y las amplias masas populares revolucionarias bajo su dirección, por una parte, y los reaccionarios del Kuomintang, por la otra; es la continuación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía.”

Y destacando su función en lo económico:

La Gran Revolución Cultural Proletaria es una poderosa fuerza motriz para el desarrollo de las fuerzas productivas sociales de nuestro país”. Y en lo ideológico su problema básico guiado por el principio de “combatir el concepto de lo privado, y criticar y repudiar el revisionismo”; pues, “la gran revolución cultural proletaria es una gran revolución que llega al alma misma de la gente y esta destinada a resolver el problema de su concepción del mundo”.

Insistiendo sobre este punto, el Presidente, el año 67, ante la delegación militar de Albania dijo:

“Ahora me gustaría hacerles una pregunta: ¿Cuál creen Uds. que es la meta de la gran revolución cultural? (Algunos asistentes responden: ‘luchar contra los dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del partido). luchar contra los dirigentes seguidores del camino capitalista es la tarea principal, pero de ninguna manera la meta. La meta es resolver el problema de la concepción del mundo; es la cuestión de extirpar las raíces del revisionismo.
El Comité Central ha puesto énfasis una y otra vez en que las masas se deben educar y liberar a si mismas, porque la concepción del mundo no se les puede imponer. Para transformar la ideología es necesario que las causas externas actúen a través de las causas internas, aunque éstas últimas son lo principal. ¿Cómo podría llamarse una victoria la gran revolución cultural si no se transforma la concepción del mundo? Si no se transforma la concepción del mundo, aunque haya ahora 2,000 dirigentes seguidores del camino capitalista en esta gran revolución cultural, habrá 4,000 la próxima vez.”

Gran Revolución Cultural Proletaria en la cual:

“Se justifica la rebelión contra los reaccionarios”; “la clase obrera debe dirigirlo todo” y “El proletariado debe ejercer una dictadura omnímoda sobre la burguesía en la superestructura, incluidos todos los dominios culturales”.

Revolución cuya complejidad y difícil condición se expresan magistralmente así:

“En el pasado, combatimos por el Sur y el Norte; era relativamente fácil hacer tales guerras, pues el enemigo era evidente. Esta Gran Revolución Cultural Proletaria es mucho más difícil que ese tipo de guerra.”
“El problema está en que se confunden los que han cometido errores ideológicos con aquellos cuyas contradicciones con nosotros son las que existen entre nosotros y el enemigo, y es difícil por un tiempo diferenciarlos.”

Gran Revolución que en la tempestad revolucionaria de Shanghai, enero del 67, enarboló el llamamiento del Presidente Mao de:

“¡Revolucionarios proletarios, uníos para arrebatar el Poder al puñado de dirigentes seguidores del camino capitalista dentro del Partido”; y su importante instrucción: “El ejército Popular de liberación debe apoyar a las amplias masas de la izquierda”.

Conformándose los comités revolucionarios para ejercer la dirección unificada de la revolución, forma de Poder concretada en:

“La experiencia fundamental del comité revolucionario reside en tres puntos: primero, tiene representantes de los cuadros revolucionarios; segundo, tiene representantes de las fuerzas armadas; tercero, tiene representantes de las masas revolucionarias. Se forma así una integración triple revolucionaria. El comité revolucionario debe ejercer una dirección unificada, acabar con la superposición excesiva en la estructura administrativa, tener ‘menos pero mejores tropas y una administración más simple’ y organizar un grupo dirigente revolucionarizado que se mantenga en contacto con las masas.”

Gran Revolución que asimismo se desarrolló siguiendo el principio de “empeñarse en la revolución y promover la producción, el trabajo y los preparativos para enfrentar la guerra”, dentro del concepto estratégico de “hacer preparativos para enfrentar la guerra, hacer preparativos contra las calamidades naturales y hacerlo todo en bien del pueblo”.
La Gran Revolución Cultural Proletaria, como continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado, marca así el rumbo de la revolución proletaria mundial en su heroica e irrefrenable marcha al comunismo; y en la más gigantesca epopeya revolucionaria de la humanidad conquistó victorias imperecederas para el proletariado internacional. Sin embargo, en 1968, con profunda comprensión de la historia y del internacionalismo proletario, el Presidente Mao nos enseñó:

“Hemos conquistado grandes victorias. Pero, la clase derrotada seguirá haciendo forcejeos. Esa gente existe todavía, y también esa clase. Por eso, no podemos hablar de victoria final. No podemos hacerlo incluso en los próximos decenios. No debemos perder la vigilancia. Según el punto de vista leninista, la victoria final de un país socialista no sólo requiere los esfuerzos de su propio proletariado y de sus amplias masas populares, sino que depende, además, del triunfo de la revolución mundial y de la abolición del sistema de explotación del hombre por el hombre en todo el globo terrestre, o sea, la emancipación de toda la humanidad. Por lo tanto, es erróneo, contrario al leninismo, y no corresponde a la realidad hablar a la ligera de la victoria final de la revolución en nuestro país.”

En abril de 1969, el Presidente Mao dijo:

“Parece imprescindible realizar la Gran Revolución Cultural Proletaria, pues nuestra base no es sólida. A juzgar por mi observación, temo que en una mayoría bastante grande de fábricas –no digo todas, ni la abrumadora mayoría de ellas- la dirección no estaba en manos de los genuinos marxistas y las masas obreras. No es que no hubiera buenas gentes entre aquellos encargados y la dirección de las fábricas. Las había. Había buenas gentes entre los secretarios, subsecretarios y miembros de los comités del Partido y entre los secretarios de las células del Partido pero seguían la línea de Liu Shao-chi, simplemente recurrían al incentivo material, ponían las ganancias al mando y, en vez de promover la política proletaria, daban premios, y cosas por el estilo”. “Pero había de hecho gentes malas en las fábricas” “Esto demuestra que no se ha finalizado la revolución.”

Y apuntando contra el derecho burgués:

“Lenin habló de un Estado burgués sin capitalistas construido para proteger el derecho burgués. Nosotros mismos hemos construido un Estado como ese, en que las cosas no difieren mucho de las de la vieja sociedad, pues hay jerarquización y rigen un sistema salarial de ocho categorías, la distribución según el trabajo y el intercambio de valores iguales”.

Combatiendo el revisionismo del viento revocatorio anti-revolución cultural de Teng y sus secuaces, el Presidente Mao planteó:

“Luego de la revolución democrática, los obreros, los campesinos pobres y campesinos medios inferiores no se han detenido y quieren hacer la revolución. En cambio, una parte de los militantes del Partido se muestran renuentes a seguir adelante, y algunos han retrocedido y se han puesto contra la revolución. ¿Por qué? Porque éstos, como altos funcionarios que han llegado a ser, buscan proteger los intereses de los altos funcionarios”.

“Sucede que la revolución socialista les cae sobre su propia cabeza, y así durante la cooperativización agrícola ya hubo en el Partido quienes se opusieron, y cuando se critica el derecho burgués, su sentimiento es de rechazo. Se está haciendo la revolución socialista, sin embargo no se comprende dónde está la burguesía. Está justamente dentro del Partido Comunista, y son los dirigentes seguidores del camino capitalista en el Partido. Los seguidores del camino capitalista siguen todavía su camino”.

“Revocar veredictos justos va en contra de la voluntad del pueblo”.

“Sin lucha es imposible avanzar”. “Siendo los millones, ¡¿podemos prescindir de la lucha?!”.

“¡Qué es eso de tomar las tres instrucciones como clave! La estabilidad y su unidad no significan renunciar a la lucha de clases. La lucha de clases es como la cuerda clave de una red y todo lo demás son mallas”.

“Esta persona no se empeña en la lucha de clases; nunca ha mencionado esta clave. Sigue todavía con su ‘gato blanco o gato negro’, sin hacer distinción entre el imperialismo y el marxismo”.

Y sintetizando la lucha de clases en China y el PCCH:

“Llevamos 50 años cantando La Internacional; sin embargo, en 10 ocasiones aparecieron en nuestro Partido quienes intentaron crear la división. A mi modo de ver, eso va a ocurrir aún 10, 20, 30 veces más. ¿No lo creen ustedes? Aunque no lo crean, yo lo creo de todas maneras. ¿Dejarán de existir las luchas cuando hayamos llegado al comunismo? No lo creo. Aun en el comunismo, habrá igualmente luchas, sólo que serán luchas entre lo nuevo y lo caduco, entre lo correcto y lo erróneo. Incluso de aquí a decenas de miles de años, lo erróneo tampoco valdrá ni podrá sostenerse.”

    “En China, desde que el emperador fue derribado en 1911, ningún reaccionario ha sido capaz de mantenerse por mucho tiempo en el Poder. La dominación más larga de la reacción (Chiang Kai-shek) sólo duró 20 años, pero él también se vino abajo cuando el pueblo se Levantó en rebelión. Chiang Kai shek subió al Poder valiéndose de la confianza depositada en él por Sun Yat-sen y de la Academia de Juangpu que tenía a su cargo y reuniendo en torno suyo a una gran pandilla de reaccionarios. Una vez que él se volvió contra el Partido Comunista, prácticamente toda la clase terrateniente y toda la burguesía lo apoyaron. Además, el Partido Comunista carecía de experiencias en aquél entonces. De este modo, Chiang Kai-shek logró imponerse temporalmente, con gran regocijo. Durante estos 20 años, no obstante, nunca logró unificar el país. Tuvo lugar en ese tiempo la guerra entre el Kuomintang y el Partido Comunista, las guerras entre el Kuomintang y los diferentes caudillos militares, la guerra entre China y el Japón y, finalmente, la guerra civil gran escala, de 4 años, que arrojó a Ching Kni-shek hacia un grupo de islas. Si la derecha lleva a cabo un golpe de Estado anticomunista en China, estoy seguro de que no conocerá tampoco la paz, y muy probablemente su dominación será de corta vida, ya que esto no podrá ser tolerado por ninguno de los revolucionarios, que representan los intereses del pueblo, constituido por más del 90 por ciento de la población.” “Conclusión: las perspectivas son brillantes, pero el camino tiene vueltas y revueltas, frases estas ya consabidas.”

En 1975, “Renmín Ribao” y “Hongqi” publicaron la siguiente Nota a la publicación “Marx, Engels y Lenin, Sobre la dictadura del proletariado”:

“Nuestro gran líder el Presidente Mao impartió hace poco una importante instrucción acerca de la cuestión de la teoría.
El Presidente Mao dijo: ¿POR QUE LENIN HABLABA DE LA NECESIDAD DE EJERCER LA DICTADURA SOBRE LA BURGUESÍA? ES PRECISO TENER UNA CLARA COMPRENSIÓN DE ESTA CUESTIÓN. LA FALTA DE CLARIDAD AL RESPECTO CONDUCIRÁ AL REVISIONISMO. HAY QUE HACERLO SABER A TODA LA NACIÓN.
Refiriéndose al sistema socialista, el Presidente Mao indicó: EN UNA PALABRA, CHINA ES UN PAÍS SOCIALISTA. ANTES DE LA LIBERACIÓN NO DIFERÍA MUCHO DEL CAPITALISMO. AHORA TODAVÍA PRACTICA UN SISTEMA SALARIAL DE OCHO GRADOS, LA DISTRIBUCIÓN A CADA UNO SEGÚN SU TRABAJO Y EL INTERCAMBIO POR MEDIO DEL DINERO, LOS CUALES APENAS SON DISTINTOS DE AQUELLOS EXISTENTES EN LA VIEJA SOCIEDAD. LO DIFERENTE ES QUE EL SISTEMA DE PROPIEDAD HA CAMBIADO. Señaló: NUESTRO PAÍS PRACTICA AHORA UN SISTEMA DE MERCANCÍAS, Y EL SISTEMA SALARIAL ES DESIGUAL, CUYO EL DE OCHO GRADOS, ETC. ESTO SOLO PUEDE SER RESTRINGIDO BAJO LA DICTADURA DEL PROLETARIADO. COMO CONSECUENCIA, SERIA MUY FÁCIL PARA TIPOS COMO LIN PIAO IMPULSAR EL SISTEMA CAPITALISTA SI SUBIERAN AL PODER. POR ESO, DEBEMOS ESTUDIAR MAS OBRAS MARXISTA-LENINISTAS.
El Presidente Mao puntualizó además: LENIN DIJO: “LA PEQUEÑA PRODUCCIÓN ENGENDRA CAPITALISMO Y BURGUESÍA CONSTANTEMENTE, CADA DÍA, CADA HORA, DE MODO ESPONTANEO Y EN MASA”. ESTO TAMBIÉN OCURRE EN UNA PARTE DE LOS OBREROS Y UNA PARTE DE LOS MIEMBROS DEL PARTIDO. TANTO EN LAS FILAS DEL PROLETARIADO COMO ENTRE LOS TRABAJADORES DE LOS ORGANISMOS OFICIALES HAY PERSONAS QUE INCURREN EN EL ESTILO DE VIDA BURGUÉS.
La instrucción del Presidente Mao dilucida profundamente la teoría marxista sobre la dictadura del proletariado y destaca la suma importancia que tiene el estudio de la teoría de la dictadura del proletariado en la actualidad. Esto debe merecer gran atención de todos los camaradas del Partido y del pueblo entero.”


¡ELECCIONES, NO!
¡GUERRA POPULAR, SÍ!

Comité Central
Partido Comunista del Perú
1990