ENTREVISTA CON EL ESCRITOR
ALEMÁN EMILIO LUDWIG
(Extracto)
5
de diciembre de 1931
LUTDWIG: Le agradezco en extremo que haya tenido a
bien recibirme. Llevo más de veinte años estudiando la vida y la actividad de
eminentes personalidades históricas. Creo que conozco bien a la gente, pero, en cambio, no
entiendo nada de las condiciones sociales y económicas.
STALIN: Es usted modesto en exceso.
LUDWIG: No; es exactamente como lo digo. Por esta
precisa razón le haré preguntas que quizá le parezcan extrañas. Hoy mismo he
visto aquí, en el Kremlin, algunas reliquias de Pedro el Grande, y la primera
pregunta que quiero hacerle es la siguiente: ¿Admite usted un paralelo entre su
persona y Pedro el Grande? ¿Se Considera usted como el continuador de la obra de
Pedro el Grande?
STALIN: De ningún modo. Los paralelos históricos son
siempre aventurados. Ese paralelo carece de sentido.
LUDWIG: Pero Pedro el Grande hizo mucho por el
desarrollo de su país, para trasplantar a Rusia la cultura occidental.
STALIN. ― Sí, naturalmente, Pedro el Grande hizo
mucho para elevar a la clase de los terratenientes y para desarrollar a la
naciente clase de los comerciantes. Pedro el Grande hizo mucho por crear y
consolidar el Estado nacional de los terratenientes y de los comerciantes.
Tengo que añadir que la elevación de la clase de los terratenientes, la ayuda
prestada a la clase naciente de los comerciantes y la consolidación del Estado
nacional de esas clases se efectuaron a costa de los campesinos siervos, que
eran esquilmados implacablemente.
En Cuanto a mí, no soy más que un discípulo de Lenin,
y el fin de mi vida es ser su digno discípulo.
El objetivo a que he consagrado mi vida es la
elevación de otra clase: la clase obrera. Mi objetivo no es consolidar un
Estado "nacional" cualquiera, sino consolidar un Estado Socialista y, por lo tanto, un Estado internacional,
cuyo robustecimiento contribuye Siempre a fortalecer a toda la clase obrera
internacional. Si cada uno de mis pasos en la labor para elevar a la clase
obrera y consolidar el Estado Socialista de esta clase no persiguiera el fin de
asegurar y mejorar la situación de la clase obrera, estimaría que mi vida no
tenía sentido.
Ya ve usted que su paralelo no es acertado. En Cuanto
a Lenin y a Pedro el Grande, este último fue una gota de agua en el mar, y
Lenin, todo un océano.
LUDWIG: El marxismo niega que el individuo desempeñe
un gran papel en la historia. ¿No ve usted una contradicción entre la concepción
materialista de la historia y el hecho de que usted reconozca, a pesar de todo,
el gran papel de las personalidades históricas?
STALIN: No, no hay en esto ninguna contradicción. El
marxismo no niega en modo alguno el papel de las personalidades eminentes, como
tampoco niega que los hombres hacen La historia. En la Miseria de la filosofía y
en otras obras de Marx puede usted hallar la afirmación de que son precisamente
los hombres quienes hacen la historia. Pero, naturalmente, los hombres no hacen
la historia obedeciendo a su fantasía, como les viene a la cabeza. Cada nueva
generación encuentra condiciones determinadas, ya dadas cuando ella aparece. Y
el valor que representan los grandes hombres depende de en qué medida saben
comprender correctamente estas condiciones y cómo modificarlas. Si no comprenden
estas condiciones y quieren modificarlas según les sugiere su fantasía, caen en
la situación del Quijote. Así, pues, y exactamente según
Marx, no se debe oponer los hombres a las condiciones. Son precisamente los
hombres los que hacen la historia, pero sólo en la medida en que comprenden
bien las condiciones dadas con que se encuentren y sólo en la medida en que
comprenden cómo se debe modificarlas. Así es, por lo menos, como comprendemos a
Marx nosotros, los bolcheviques rusos. Y hemos estudiado a Marx durante decenios.
LUDWIG. -— Hace aproximadamente treinta años, cuando
estudiaba yo en la Universidad, muchos profesores alemanes, que se consideraban
partidarios de la concepción materialista de la historia, nos inculcaban la
idea de que el marxismo niega el papel de los héroes, el papel de las
personalidades heroicas en la historia.
STALIN. ― Eran vulgarizadores del marxismo. El
marxismo nunca ha negado el papel de los héroes. Por el contrario, reconoce que
el papel que representan es considerable, pero con las reservas que acabo de hacer.
LENIN COMO ORGANIZADOR Y JEFE
DEL PARTIDO COMUNISTA DE RUSIA
23
de abril de 1920
Hay dos grupos de marxistas. Ambos actúan bajo la
bandera del marxismo y Se consideran marxistas "genuinos". Sin
embargo, distan mucho de ser idénticos. Es más: los separa un abismo, pues sus
métodos de trabajo son diametralmente opuestos.
El primer grupo se limita, por lo común, a reconocer
verbalmente el marxismo en lo externo, a proclamarlo solemnemente. Por
incapacidad o por falta de deseo de penetrar en la esencia del marxismo, por
incapacidad o por falta de deseo de llevarlo a la práctica, este grupo
convierte los vivos y revolucionarios principios del marxismo en fórmulas sin
vida y que nada dicen.
Este grupo no basa su actividad en la experiencia, en
las enseñanzas del trabajo práctico, sino en citas de Marx. No saca sus
instrucciones y directivas del análisis de la realidad viva, sino de analogías
y de paralelos históricos. El divorcio entre las palabras y los hechos es el
principal mal de este grupo. De aquí sus desilusiones y su eterno descontento
con la suerte, que lo traiciona a cada paso y lo deja "con un palmo de
narices". Este grupo lleva el nombre de menchevismo (en Rusia), de
oportunismo (en Europa). El camarada Tyszka (Jogiches) caracterizó con bastante
tino a este grupo en el Congreso de Londres, cuando dijo que no se mantenía en
el punto de vista del marxismo, sino que yacía sobre él.
El segundo grupo, por el contrario, traslada el
centro de gravedad del problema, del reconocimiento verbal del marxismo, a su
aplicación, a su realización práctica. Este grupo concentra principalmente su
atención en determinar las vías y los medios para la realización del marxismo
que correspondan a la situación y en modificar esas vías y esos medios cuando
la situación cambia. Este grupo no saca sus instrucciones y sus directivas de
analogías y paralelos históricos, sino del estudio de las condiciones
circundantes. Este grupo no basa su actividad en citas y máximas, sino en la
experiencia práctica, comprobando cada paso suyo en la experiencia, aprendiendo de sus
propios errores y enseñando a los demás a construir una nueva vida. Esto
explica, en rigor, por que no hay divorcio entre las palabras y los hechos en
la actuación de este grupo y por que en ella la doctrina de Marx conserva toda
Su vital fuerza revolucionaria.
Se pueden aplicar con toda razón a este grupo las
palabras de Marx de que los marxistas no pueden contentarse con interpretar el
mundo, Sino que deben ir más lejos, para transformarlo. Este grupo lleva el
nombre de bolchevismo, de comunismo.
El organizador y el jefe de este grupo es V. I.
Lenin.
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