LA JUVENTUD
ESTA DISPUESTA A “VIAJAR” EN LAS CUATRO DIRECCIONES *
Chan Feng-meí
(Secretaría
de la célula general de la Liga de la Juventud
Comunista
en la brigada de producción Taikou, comuna Chang-
tien,
distrito Kuantien, Liaoning.)
“Cuando los
padres viven, los hijos no deben ir lejos”. Esto constituye un importante
contenido en la reaccionaria doctrina de Confucio, cuya influencia es amplia y
debe ser censurada.
¿Por qué
Confucio planteó ritos y reglamentos como el que acabamos de citar? Sólo se
puede encontrar la respuesta en la lucha de clases que se desarrollaba en la época
en que vivió Confucio y en la posición política de éste.
Confucio vivió
en las postrimerías del Período de Primavera y Otoño, período que registra un
tremendo cambio social, el paso del sistema esclavista al sistema feudal. La
clase terrateniente recién surgida rivalizó con la reaccionaria clase de los
esclavistas, en lo económico, político e ideológico y lanzó vigorosos ataques
contra ella, a la vez que los esclavos se levantaban en rebelión contra los
propietarios esclavistas. Bajo esta situación revolucionaria llena de
desórdenes bajo el cielo, la reaccionaria clase esclavista no solamente cayó en
desintegración en lo tocante a la dominación económica y política, sino que
también marchaba hacia la descomposición ideológica y moral en las relaciones
de clan y tribu. Por aquel entonces, los ministros no eran fieles a sus reyes,
los hijos no sentían amor por los padres y los hermanos menores no obedecían a
los mayores; los esclavos escapaban y los hijos se iban lejos de sus hogares, todo
esto destruía los conceptos tradicionales que sobre la familia tenía la clase
de los esclavistas, debilitaba y perjudicaba su dominación reaccionaria. Bajo
estas circunstancias, Confucio, colocándose en la posición reaccionaria
esclavista, planteó una serie completa de ritos y reglamentos, incluyendo el
reaccionario programa de “cuando los padres viven, los hijos no deben ir
lejos”, tendientes todos ellos a salvaguardar la clase esclavista.
El núcleo del
sistema ético de Confucio es lo que él llamó “piedad filial y deber fraternal”.
Confucio abogó porque estos postulados fueran tomados como regla de virtud de
la gente determinando que los hijos debían tomar por objetivo de su vida el
sostener a sus padres, en caso contrario, según este abogado de los esclavistas,
sería “despiadado” y “carente de virtud” y debería ser condenado. Confucio
perseguía, al formular estos conceptos éticos de clan y tribu, proteger el
sistema filial y legal esclavista “desde el supremo del Estado hasta el linaje
familiar”. Al propagar que los hijos tuvieran piedad por sus padres, que los
hijos debían actuar alrededor de los padres y, al difundir que los padres
debían respetar y tener filialidad por el soberano, Confucio deseaba que todos
los padres actuaran alrededor del “hijo del cielo”. En realidad, lo esencial de
su exigencia era que las gentes “se dominaran a sí mismos y retornaran a los
ritos”, que no “causaran daño a los superiores y desórdenes” y fueran dóciles “hijos
piadosos”, “pueblo sumiso” de la tiranía esclavista. Confucio planteó los
reglamentos y la doctrina filial de “cuando los padres viven, los hijos no deben
ir lejos”, precisamente para lograr su finalidad criminal de defender la
dominación reaccionaria de la clase esclavista. Pero esto no podía ser más que
una quimera.
El marxismo
considera que las relaciones entre padres e hijos y las relaciones familiares
en una sociedad clasista sólo pueden ser las existentes entre las clases. A una
etapa histórica determinada, corresponden determinadas relaciones de familia
que sólo pueden ser producto de las determinadas relaciones de producción existentes
en dicha etapa histórica. A medida que se desarrollan y cambian las relaciones
de producción, se desarrollan y cambian, correspondientemente, las relaciones
de familia y sus conceptos. Esta es una tendencia histórica que ningún
reaccionario es capaz de impedir. Los ritos y reglamentos reaccionarios de
Confucio con toda su doctrina no lograron salvar de la ruina a la clase esclavista
ni tampoco salvaron de la desintegración y la ruina a las familias aristócratas
esclavistas. La causa radica en que el programa de Confucio representa la reacción.
Confucio no quiso que los demás “fueran lejos” para organizar la rebelión
contra los propietarios de esclavos, pero, él mismo “viajaba lejos” por los
diferentes Estados a fin de dar sugerencias y planes a la clase esclavista de
los diversos lugares, sin sentir ningún cansancio. Es claro que Confucio se
oponía solamente al “viaje” revolucionario y no al contrarrevolucionario. En
cuanto a esto último, no sólo no se oponía, sino que era el primero que
encabezaba la violación de su propio rito, dejando así, al desnudo, su esencia
de reaccionario.
Durante más de
dos mil años, todo personaje representante de las clases explotadoras, traficó
siempre con esa mercancía negra de la reaccionaria “doctrina filial”, como opio
espiritual que adormece a la juventud, a fin de defender la dominación
reaccionaria. Los arribistas e intrigantes antipartido Liu Shao-chi y Lin Piao,
depositaron sus esperanzas, de hacer realidad su sueño de restaurar el
capitalismo, en la joven generación; por ello, se opusieron y sabotearon en lo
posible la integración de los Jóvenes instruidos con los obreros y campesinos,
izaron de nuevo la bandera negra de la “tienda de Confucio” para invocar su
espíritu y deliraron diciendo: “Si no sabes ser buen hijo, ¿cómo podrás ser un hombre?”,
“la nostalgia del pueblo natal es sentimiento general de la gente”. Esta es una
nueva edición del reaccionario programa confuciano de “cuando los padres viven,
los hijos no deben ir lejos”. Ellos intentaban en vano envenenar a la juventud
con “sentimientos entre madre e hijos”, “amor a los propios hijos” y cosas de semejante
“naturaleza humana”, para hacer que los jóvenes concentraran su visión en el
pequeño círculo de los padres y de’ la familia, haciéndoles así olvidar los intereses
fundamentales del proletariado en su totalidad la causa del Partido, la gran
meta de la revolución, y convertirlos en mediocres con corta vista.
Taimadamente y partiendo de los conceptos de “virtud”, de “fidelidad y fllialidad”
de clase explotadora, traficaban con las siniestras mercancías del apriorismo
idealista e inculcaban en los jóvenes la teoría de “estudiar para ser
funcionario”, llamándoles a “no prestar oído a lo que sucede fuera de la
ventana y concentrar su atención en la lectura de los libros de los santos y
sabios”, pregonando que “al obtener fama, ilustras a tu familia y tus
antepasados sienten gran honor”. Utilizaban el egoísmo burgués para seducir a
la juventud a fin de que siguiera el camino siniestro de apartarse de la
política proletaria, se divorciara de las masas obreras y campesinas y de las
tres prácticas revolucionarias — la lucha por la producción, la lucha de clases
y la experimentación científica —, a fin de que se convirtiera en aristocracia
espiritual burguesa que desprecia el trabajo manual, con el objetivo de hacer
de la juventud una “fuerza servil” e instrumentos dóciles para la restauración
capitalista. Pero la historia ha demostrado que esta artimaña no fue más que una
vana intención.
El marxismo
considera que en una sociedad de clases la moral tiene un carácter clasista.
Engels señaló: “Hasta hoy toda teoría moral ha sido, en última instancia, producto de
las condiciones económicas de la sociedad en el período correspondiente. Y como
hasta el día la sociedad se ha agitado entre antagonismos de clase la moral ha
sido siempre una moral de clase.” La moral del proletariado toma los
mayores intereses y exigencias del proletariado y del resto del pueblo
trabajador como su norma más alta y tiene como principio de su moral el servir
a los intereses de la abrumadora mayoría de la gente en el mundo. Sienta sobre la base clasista las relaciones
familiares, sirve a la consolidación y desarrollo de la base económica
socialista, a la consolidación y fortalecimiento de la dictadura del
proletariado. El proletariado considera que si su clase en su conjunto no logra
sus intereses, tampoco se lograrán los intereses de los padres, de la familia,
ni de los individuos. El “viajar lejos” o no, no obedece a las necesidades de
los padres sino a las de la revolución. La revolución no se limita a un lugar
fijo (no tiene campos delimitados ni es estática) y los jóvenes deben tener una
firme voluntad para “viajar” en las cuatro direcciones. Nosotros, los jóvenes, instruidos
bajo la educación cuidadosa del Partido Comunista y del Presidente Mao y sobre
todo a través del temple que nos ha dado la Gran Revolución Cultural Proletaria
y la campaña de critica a Lin Piao y Confucio, llegamos a comprender plenamente
que las falacias difundidas por estafadores del tipo de Liu Shao-chi y Lin Piao,
falacias como la del “sentimiento entre madre e hijos”, “amor del hijo”,
envenenan el alma y son como suave puñal que mata sin que aflore la sangre. Este
entendimiento ha afirmado aún más nuestra decisión de seguir el camino de la integración
con los obreros y campesinos. Millones de jóvenes revolucionarios instruidos, tras
condenar seriamente las falacias de Liu Shao-chi y Lin Piao sobre “estudiar
para ser funcionario”, “ir al campo para obtener un barniz de revolucionario”,
“transformación mediante trabajo forzoso”, etc. se deciden a entregar toda su
vida al Partido, a ir a las zonas rurales, a las regiones fronterizas y a
aquellos lugares que presentan mayores dificultades, ya que se trata de una
gran revolución que modifica las costumbres y los hábitos viejos, censurando
severamente los viejos conceptos tradicionales representados por la doctrina de
Confucio y Mencio.
Respondiendo
al gran llamamiento del Presidente Mao, en 1968 yo vine desde a ciudad Lüta a
establecerme aquí, en la brigada de producción Taikou de la comuna Changtien.
En estos años de vida en el amplio escenario del campo, he salido al encuentro
de la tempestad y he enfrentado al mundo limpiando ‘de mi mente las influencias
dejadas por los viejos conceptos que nos hacen menospreciar a los campesinos y
huir de las labores. Gracias a la ayuda y a la educación que los campesinos pobres
y campesinos medios de la capa inferior me han brindado, mi conciencia política
e ideológica se ha elevado considerablemente. La práctica de estos años me ha hecho
comprender profundamente que ir a las zonas rurales a integrarse con las masas
obreras y campesinas es un camino que se necesita seguir para llegar a ser continuadores
de la causa revolucionaria del proletariado, que se trata de un problema de importancia
fundamental para el largo período de la consolidación de la dictadura del
proletariado y para prevenir la restauración del capitalismo. Los hechos han
corroborado que, para los jóvenes instruidos, el ir a las zonas rurales implica
una enorme significación en la tarea por eliminar las diferencias entre la ciudad
y el campo, entre los obreros y los campesinos, entre el trabajo intelectual y
el trabajo manual. Los jóvenes instruidos constituyen una fuerza vigorosa para
transformar las costumbres y hábitos viejos en el campo y para transformar la
sociedad.
En un patio no
es posible adiestrar caballos alados ni en el florero pueden crecer pinos
milenarios. Los jóvenes revolucionarios debemos poner la mirada en todas partes, ir al campo, a las zonas fronterizas,
a los lugares donde más nos necesiten. Debemos asumir la importante
responsabilidad que nos asigna la historia y consagrar nuestra juventud a la
realización del comunismo.
*Obreros, campesinos y soldados critican a lin Piao y
Confucio. Ediciones en lenguas extranjeras,
Pekín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario