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jueves, 6 de febrero de 2014

PRESIDENTE GONZALO (JEFATURA X)






LÍNEA DE CONSTRUCCIÓN DE LOS TRES INSTRUMENTOS DE LA REVOLUCIÓN



Somos plenamente conscientes de que ninguna clase ha logrado en la historia instaurar su dominio si no ha promovido a sus jefes políticos, a sus representantes de vanguardia, capaces de organizar el movimiento y dirigirlo; y el proletariado peruano en medio de la lucha de clases ha generado la dirección de la revolución y su más alta expresión: la Jefatura del Presidente Gonzalo que maneja la teoría revolucionaria, tiene un conocimiento de la historia y una comprensión profunda del movimiento práctico; quien en dura lucha de dos líneas ha derrotado al revisionismo, al liquidacionismo de derecha e izquierda, a la línea oportunista de derecha y al derechismo; ha reconstituido el Partido, lo dirige en la guerra popular y ha devenido en el más grande marxista-leninista-maoísta viviente, gran estratega político y militar, filósofo; maestro de comunistas, centro de unificación partidaria. La reacción tiene dos principios para destruir la revolución: aniquilar dirección y aislar la guerrilla de las masas pero en síntesis su problema es aniquilar dirección pues es la que permite mantener el rumbo y materializarlo. Nuestro Partido ha definido que la dirección es clave y es obligación de todos los militantes bregar constantemente por defender y preservar la dirección del Partido y muy especialmente la dirección del Presidente Gonzalo, nuestra Jefatura, contra cualquier ataque dentro y fuera del Partido y sujetarnos a su dirección y mando personal enarbolando las consignas de Aprender del Presidente Gonzalo y Encarnar el pensamiento gonzalo.




ENTREVISTA AL PRESIDENTE GONZALO (1988)


En nuestro Partido, revolución y guerra popular, el proletariado ha generado también un conjunto de jefes por necesidad y casualidad históricas, en el sentido de Engels; es una necesidad que se generen jefes y un jefe, pero quiénes lo sean en concreto lo define la casualidad, o sea el conjunto de condiciones específicas que se concretan en un lugar y momento determinados. Así también en nuestro caso se ha generado una Jefatura; primero fue reconocida en el Partido, en la Conferencia Nacional Ampliada de 1979; pero esta cuestión encierra una cuestión básica insoslayable que merece destacar: no hay Jefatura que no se sustente en un pensamiento, cualquiera sea el grado de desarrollo que el mismo tenga. El que haya devenido quien habla en jefe del Partido y de la revolución, como dicen los acuerdos, tiene que ver con la necesidad y la casualidad histórica y, obviamente, con el pensamiento gonzalo; nadie sabe qué es lo que la revolución y el Partido pueden hacer con cada uno de nosotros, y cuando tal cosa se especifica lo único que cabe es asumir la responsabilidad.

Nos hemos movido dentro de la tesis de Lenin que es justa y correcta; el problema del culto a la personalidad es una posición revisionista. Y a Lenin nos advirtió contra el problema de la negación de los jefes, así como destacó la necesidad de que la clase, el Partido, la revolución promuevan a sus propios dirigentes, más dirigentes a jefes y a Jefatura. Hay una diferencia que vale resaltar, dirigente es un cargo orgánico en tanto que jefes y Jefatura los entendemos como reconocimiento de autoridad partidaria y revolucionaria, adquirida y probada en larga brega, de quienes en la teoría y la práctica demuestran que son capaces de encabezarnos y guiarnos hacia el avance y la victoria en la consecución de nuestros ideales de clase. Jruschov levantó el problema del culto a la personalidad para combatir al camarada Stalin, pero ése fue un pretexto como sabemos todos, en el fondo era para combatir la dictadura del proletariado. Hoy mismo Gorbachov vuelve a enarbolar el culto a la personalidad, como también lo hicieron los revisionistas chinos Liu Shao-chi y T eng Siao-ping. Es en consecuencia una tesis revisionista que apunta en esencia contra la dictadura del proletariado y contra las jefaturas y jefes del proceso revolucionario general para descabezarlo. En nuestro caso a dónde apuntaría en concreto, a descabezar la guerra popular; nosotros no tenemos aún dictadura del proletariado sino un Nuevo Poder que se desenvuelve según normas de nueva democracia, o de dictadura conjunta de obreros, campesinos y progresistas. En nuestro caso apunta pues, principalmente, a descabezar; y bien sabe la reacción y sus sirvientes por qué lo hacen, porque no es fácil generar jefes y jefatura. Y una guerra popular, así como se desarrolla en el país, necesita de jefes y de una Jefatura, de alguien que la represente y la encabece y de un grupo capaz de comandarla indoblegablemente. En síntesis, el culto a la personalidad es una siniestra tesis revisionista, que no tiene nada que ver con nuestra concepción sobre jefes que se ciñe al leninismo.

EL DIARIO: Presidente, cambiando un poco, en los documentos del Partido Comunista se plantea que Ud. es el Jefe del Partido y de la r evolución. ¿Qué implicancia tiene y cómo se opone a la tesis r evisionista del culto de la personalidad?

PRESIDENTE GONZALO: Aquí tenemos que recordar la tesis de Lenin sobre el problema de la relación masas-clases-Partidos-jefes. Consideramos que la revolución, el Partido, la clase generan jefes, generan un grupo de jefes; en toda revolución ha sido así. Si pensamos, por ejemplo, en la Revolución de Octubre, tenemos a Lenin, Stalin, Sverdlov y unos cuantos nombres más, un pequeño grupo; lo mismo en la revolución China, también tenemos un pequeño grupo de jefes: el Presidente Mao T setung, y los camaradas Kang Sheng, Chiang Ching, Chan Chung-chao entre otros. Toda revolución es así, entonces esto también se da en la nuestra; no podríamos ser excepción, acá no vale que toda regla tiene excepción, acá se trata del cumplimiento de leyes. Todo proceso, pues, tiene jefes pero tiene un jefe que sobresale sobre los demás o que encabeza a los demás, según las condiciones porque no podríamos ver a todos los jefes con igual dimensión: Marx es Marx, Lenin es Lenin, el Presidente Mao es el Presidente Mao, y cada uno es irrepetible y nadie es igual a ellos.

En nuestro Partido, revolución y guerra popular, el proletariado ha generado también un conjunto de jefes por necesidad y casualidad históricas, en el sentido de Engels; es una necesidad que se generen jefes y un jefe, pero quiénes lo sean en concreto lo define la casualidad, o sea el conjunto de condiciones específicas que se concretan en un lugar y momento determinados. Así también en nuestro caso se ha generado una Jefatura; primero fue reconocida en el Partido, en la Conferencia Nacional Ampliada de 1979; pero esta cuestión encierra una cuestión básica insoslayable que merece destacar: no hay Jefatura que no se sustente en un pensamiento, cualquiera sea el grado de desarrollo que el mismo tenga. El que haya devenido quien habla en jefe del Partido y de la revolución, como dicen los acuerdos, tiene que ver con la necesidad y la casualidad histórica y, obviamente, con el pensamiento gonzalo; nadie sabe qué es lo que la revolución y el Partido pueden hacer con cada uno de nosotros, y cuando tal cosa se especifica lo único que cabe es asumir la responsabilidad.

Nos hemos movido dentro de la tesis de Lenin que es justa y correcta; el problema del culto a la personalidad es una posición revisionista. Y a Lenin nos advirtió contra el problema de la negación de los jefes, así como destacó la necesidad de que la clase, el Partido, la revolución promuevan a sus propios dirigentes, más dirigentes a jefes y a Jefatura. Hay una diferencia que vale resaltar, dirigente es un cargo orgánico en tanto que jefes y Jefatura los entendemos como reconocimiento de autoridad partidaria y revolucionaria, adquirida y probada en larga brega, de quienes en la teoría y la práctica demuestran que son capaces de encabezarnos y guiarnos hacia el avance y la victoria en la consecución de nuestros ideales de clase.

Jruschov levantó el problema del culto a la personalidad para combatir al camarada Stalin, pero ése fue un pretexto como sabemos todos, en el fondo era para combatir la dictadura del proletariado. Hoy mismo Gorbachov vuelve a enarbolar el culto a la personalidad, como también lo hicieron los revisionistas chinos Liu Shao-chi y Teng Siao-ping. Es en consecuencia una tesis revisionista que apunta en esencia contra la dictadura del proletariado y contra las jefaturas y jefes del proceso revolucionario general para descabezarlo. En nuestro caso a dónde apuntaría en concreto, a descabezar la guerra popular; nosotros no tenemos aún dictadura del proletariado sino un Nuevo Poder que se desenvuelve según normas de nueva democracia, o de dictadura conjunta de obreros, campesinos y progresistas. En nuestro caso apunta pues, principalmente, a descabezar; y bien sabe la reacción y sus sirvientes por qué lo hacen, porque no es fácil generar jefes y jefatura. Y una guerra popular, así como se desarrolla en el país, necesita de jefes y de una Jefatura, de alguien que la represente y la encabece y de un grupo capaz de comandarla indoblegablemente. En síntesis, el culto a la personalidad es una siniestra tesis revisionista, que no tiene nada que ver con nuestra concepción sobre jefes que se ciñe al leninismo.


martes, 28 de enero de 2014

PRESIDENTE MAO TSE-TUNG (JEFATURA IX)




SOBRE EL PROBLEMA DE STALIN COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA
DEL CC DEL PCUS (II)
Por la Redacción del Renmin Ribao y
la Redacción de la revista Hongqi
(13 de septiembre de 1963)


La dirección del PCUS negó por completo a Stalin bajo el rótulo de la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”.

Al plantear la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”, los dirigentes del PCUS no se propusieron, como decían, restablecer “las normas de vida del Partido y principios de dirección leninistas”. Por el contrario, contravinieron a la teoría de Lenin sobre la relación entre jefes, partido, clase y masas, y al principio del centralismo democrático del Partido.

Los marxista-leninistas sostienen que todo partido revolucionario del proletariado, para ser el verdadero Estado Mayor del proletariado en la lucha, debe resolver acertadamente el problema de la relación entre jefes, partido, clase y masas, y organizarse según el principio del centralismo democrático. Semejante partido debe tener un núcleo dirigente más o menos estable, compuesto de un número de jefes probados en largas luchas que sepan conjugar la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución.

Los jefes del partido del proletariado, ya sean miembros del Comité Central o de los comités locales, surgen de la lucha de clases y del movimiento revolucionario de las masas.

Son infinitamente fieles a las masas, están íntimamente ligados a ellas, saben sintetizar con acierto sus ideas y poner luego en práctica las ideas así sintetizadas. Los jefes de este tipo son representantes verdaderos del proletariado y generalmente reconocidos como tales por las masas. La presencia de jefes de este tipo en un partido del proletariado es indicio de la madurez política de dicho partido; en ellos reside la esperanza de la victoria de la causa del proletariado.

Lenin tenía toda la razón cuando decía:

Ninguna clase en la historia ha podido subir al Poder a menos que destacara a sus jefes políticos, a sus representantes avanzados, capaces de organizar movimientos y dirigirlos” (1)
.
También decía:

Es una tarea difícil y de larga duración formar a jefes del Partido, experimentados y de alto prestigio. Pero, sin ello, la dictadura del proletariado y la ‘voluntad única’ de éste no son más que frases vacías.” (2)

El Partido Comunista de China siempre se ha atenido a la teoría marxista-leninista sobre el papel de las masas populares y del individuo en la historia, a la teoría marxista-leninista sobre la relación entre jefes, partido, clase y masas, y al centralismo democrático del Partido. Persistimos constantemente en la dirección colectiva, pero nos oponemos al empequeñecimiento del papel de los jefes. Concedemos importancia al papel de los jefes, pero nos oponemos a todo elogio del individuo que sea desmesurado y no responda a la realidad, y nos oponemos a la exageración de su papel. Ya en 1949, a sugerencia del camarada Mao Tse-tung, el Comité Central del PCCh adoptó una resolución según la cual se prohibe celebrar públicamente los cumpleaños de los dirigentes del Partido y denominar lugares, calles o empresas con sus nombres.

Nuestra posición consecuente y justa difiere en forma radical de la llamada “lucha contra el culto a la personalidad” planteada por la dirección del PCUS.

Se torna más y más claro que, al plantear la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”, los dirigentes del PCUS no se proponen desarrollar la democracia, aplicar la dirección colectiva ni oponerse a la exageración del papel del individuo, como lo declaran, sino que persiguen objetivos totalmente ocultos.

1 Lenin, “La tarea urgente de nuestro movimiento”, Obras Completas, t. IV.
2 Lenin, “Una carta a los comunistas alemanes”, Obras Completas, t. XXXII.




PROPOSICIÓN
ACERCA DE LA LINEA GENERAL
DEL MOVIMIENTO
COMUNISTA INTERNACIONAL
RESPUESTA DEL
COMITÉ CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE CHINA
A LA CARTA DEL
COMITÉ CENTRAL DEL
PARTIDO COMUNISTA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA
DEL 30 DE MARZO DE 1963
(14 de junio de 1963)



(20)Desde hace unos años, algunos, violando la teoría íntegra de Lenin sobre la relación entre jefes, partido, clase y masas, han planteado la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”; esto es erróneo y perjudicial.

La teoría de Lenin es como sigue:

a) Las masas se dividen en clases;

b) Las clases están generalmente dirigidas por partidos políticos;

c) Los partidos políticos los dirigen, por regla general, grupos más o menos estables de las personas más autorizadas, influyentes, expertas, elegidas para los cargos más responsables y que se llaman jefes.

Lenin dijo: “todo esto es el abecé”.

El partido del proletariado es el Estado Mayor revolucionario y combativo del proletariado. Todo partido proletario debe practicar el centralismo basado en la democracia y formar una fuerte dirección marxista-leninista antes de poder erigirse en vanguardia organizada y combativa. Plantear la llamada “lucha contra el culto a la personalidad” es, en realidad, contraponer los jefes a las masas, socavar la dirección única del partido basada en el centralismo democrático, debilitar la fuerza combativa del partido y desintegrar sus filas.

Lenin criticó los puntos de vista erróneos que contraponen los jefes a las masas. Dijo que esto “es un absurdo ridículo y una imbecilidad”.

El Partido Comunista de China siempre se ha opuesto a exagerar el papel del individuo, ha defendido y aplicado persistentemente el centralismo democrático dentro del Partido, y ha abogado por la ligazón de la dirección con las masas, considerando que, para dirigir con acierto, hay que saber sintetizar las opiniones de las masas.

Algunos vienen efectuando intensamente la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”, cuando en realidad hacen todo lo posible para denigrar el partido proletario y la dictadura del proletariado. Al mismo tiempo, no se les escapa ningún medio para ensalzar el papel de ciertos individuos, achacando a otros todos los errores y atribuyéndose todos los éxitos a sí mismos.



SOBRE EL PROBLEMA
DE STALIN
COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA
DEL CC DEL PCUS (II)
Por la Redacción del Renmin Ribao y
la Redacción de la revista Hongqi
(13 de septiembre de 1963)



Se torna más y más claro que, al plantear la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”, los dirigentes del PCUS no se proponen desarrollar la democracia, aplicar la dirección colectiva ni oponerse a la exageración del papel del individuo, como lo declaran, sino que persiguen objetivos totalmente ocultos.

¿Cuáles son, en última instancia, los objetivos de la “lucha contra el culto a la personalidad” sostenida por los dirigentes del PCUS?

Para decirlo con franqueza, no son sino los siguientes:

1. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, contraponer a Stalin, jefe del Partido, a las organizaciones del partido, al proletariado y a las masas populares;

2. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, denigrar al partido proletario, la dictadura del proletariado y el sistema socialista; 

3. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, elevarse a sí mismos y atacar a los revolucionarios fieles al marxismo-leninismo, a fin de abrir el camino a la usurpación de la
dirección del Partido y del Estado por parte de los intrigantes revisionistas;

4. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, intervenir en los asuntos internos de los partidos y países hermanos y esforzarse por derribar a voluntad la dirección de los partidos y países hermanos;

5. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, atacar a los partidos hermanos que se atienen al marxismo-leninismo y escindir el movimiento comunista internacional.

La “lucha contra el culto a la personalidad” planteada por Jruschov es una infame intriga política. Semejante persona, como lo señalaba Marx, “como teórico es un cero a la izquierda, pero las intrigas son su elemento.”(1)

La carta abierta del Comité Central del PCUS dice que, “al desenmascarar el culto a la personalidad y luchar contra sus consecuencias”, ellos “colocan en alto lugar a los dirigentes que ... gozan ... de merecida autoridad”. ¿Qué significan estas palabras? Significan que mientras arrastran por el barro a Stalin, los dirigentes del PCUS ponen a Jruschov por las nubes.

1 Marx, “Marx a Bolte”, Obras Escogidas de Marx y Engels (en dos tomos), t. II




SOBRE EL PROBLEMA
DE STALIN
COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA
DEL CC DEL PCUS (II)
Por la Redacción del Renmin Ribao y
la Redacción de la revista Hongqi
(13 de septiembre de 1963)

La carta abierta del Comité Central del PCUS calumnia la posición marxista-leninista en que perseveramos, diciendo que nosotros intentamos “imponer a los demás partidos el orden, la ideología y la moral, las formas y método de dirección, que florecieron en el período del culto a la personalidad”. Semejante afirmación revela aún más lo absurda que es la llamada “lucha contra el culto a la personalidad”.




SOBRE EL PROBLEMA
DE STALIN
COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA
DEL CC DEL PCUS (II)
Por la Redacción del Renmin Ribao y
la Redacción de la revista Hongqi
(13 de septiembre de 1963)


No es nada nuevo en la historia del movimiento comunista internacional, sino una vil treta ya calada por la gente hace mucho tiempo, que los enemigos del marxismo-leninismo utilicen expresiones tales como la “lucha contra el culto a la personalidad” para vilipendiar a los líderes del proletariado y menoscabar la causa de éste.

Durante el período de la I Internacional, el intrigante Bakunin utilizó semejantes expresiones para injuriar a Marx. Al principio, en su deseo de ganarse mañosamente la confianza de Marx, le escribió: “Soy su discípulo, y me siento orgulloso de ello.”(1)

Más tarde, al fracasar su tentativa de usurpar la dirección de la I Internacional, injurió a Marx, diciendo que Marx, “como alemán y judío, es de pies a cabeza un autoritario”(2), un “dictador”(3).

Durante el período de la II Internacional, el renegado Kautsky utilizó similares expresiones para injuriar a Lenin. Levantó calumnias contra Lenin, llamándolo “el dios de los monoteístas”, y diciendo que había “reducido el marxismo no sólo a la condición de una religión de Estado, sino también a la de una superstición medieval u oriental” (4).

Durante el período de la III Internacional, el renegado Trotski también utilizó semejantes expresiones para injuriar a Stalin. Dijo que Stalin era un “déspota” (5) y que “Stalin, el burócrata, estableció el infame culto al jefe, atribuyéndole santidad” (6).

La camarilla titoísta del revisionismo contemporáneo también recurre a semejantes expresiones para injuriar a Stalin, llamándolo “dictador” en un “régimen de absolutismo personal”.

Como se ve, la “lucha contra el culto a la personalidad” que ha planteado la dirección del PCUS tiene su origen en Bakunin, Kautsky, Trotski y Tito, y es utilizada por ellos para oponerse a los líderes del proletariado y socavar el movimiento revolucionario proletario.

Así como los oportunistas en el movimiento comunista internacional no lograron negar a Marx, Engels ni Lenin con sus difamaciones, tampoco Jruschov logrará negar a Stalin con las suyas.

Lenin señaló que una posición privilegiada no aseguraba el éxito de la difamación.

Jruschov pudo aprovecharse de su posición privilegiada para sacar el cuerpo de Stalin del Mausoleo de Lenin; pero nunca logrará, aprovechándose de su posición privilegiada, arrancar la gran imagen de Stalin del corazón de los pueblos de la Unión Soviética y del mundo entero.

Jruschov puede aprovecharse de su posición privilegiada para adulterar de una u otra manera el marxismo-leninismo; pero nunca logrará, aprovechándose de su posición privilegiada, echar por tierra el marxismo-leninismo, que Stalin defendió y que defienden todos los marxista-leninistas del mundo.


(1) M.A. Bakunin, Carta a K. Marx, 22 de diciembre de 1868, Die Neue Zeit, N.°
1, 1900.
(2)Franz Mehring, Karl Marx, la Historia de su Vida.
(3)Engels, “Engels a A. Bebel”, 20 de junio de 1873, Obras Escogidas de Marx
y Engels (en dos tomos), t. II.
(4)Kautsky, La Socialdemocracia contra el Comunismo.
(5)Trotski, Stalin, una Estimación del Hombre y su Influencia.
(6)Trotski, La Burocracia Stalinista y el Asesinato de Kirov, 28 de diciembre de
1934




POR QUÉ CAYÓ JRUSCHOV
Editorial de la revista Hongqi
(21 de noviembre de 1964)

 
En los últimos once años, valiéndose del prestigio del Partido Comunista de la Unión Soviética y del primer país socialista edificados bajo la dirección de Lenin y Stalin, y yendo en contra del verdadero deseo del pueblo soviético, Jruschov hizo todos los males que su poder le permitió. Estos males pueden ser resumidos como sigue: 1. So pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”, vituperó con el lenguaje más soez a Stalin, líder del Partido Comunista de la Unión Soviética y del pueblo soviético. Al oponerse a Stalin, él se opuso al marxismo-leninismo. Procuró borrar de un plumazo todos los grandes éxitos logrados por el pueblo soviético a lo largo del período de la dirección de Stalin, con el fin de denigrar la dictadura del proletariado, el sistema socialista, el gran Partido Comunista de la Unión Soviética, la gran Unión Soviética y el movimiento comunista internacional. Al proceder así, Jruschov proporcionó la más sucia arma a los imperialistas y reaccionarios de todos los países en sus actividades antisoviéticas y anticomunistas.