ALEMANIA. JEFES,
PARTIDO, CLASE, MASA
LENIN
(«La enfermedad
infantil del "izquierdismo" en el comunismo.» .1920)
El solo hecho de preguntar: "¿dictadura del partido o bien
dictadura de clase?, ¿dictadura (partido) de los jefes o bien dictadura
(partido) de las masas?" acredita la más increíble e irremediable
confusión de ideas. Hay gentes que se esfuerzan por inventar algo enteramente
original y no consiguen más, en su afán de sabiduría, que caer en el ridículo.
De todos es sabido que las masas se dividen en clases, que oponer las masas a
las clases no puede permitirse más que en un sentido, si se opone una mayoría
aplastante, en su totalidad, sin distinguirse las posiciones ocupadas con relación
al régimen social de la producción, a categorías que ocupan una posición
especial en este régimen; que las clases están generalmente, en la mayoría de
los casos, por lo menos en los países civilizados modernos, dirigidas por
partidos políticos; que los partidos políticos están dirigidos, por regla
general, por grupos más o menos estables de las personas más autorizadas,
influyentes, expertas, elegidas para los cargos más responsables y que se
llaman jefes. Todo esto es el abecé, todo esto es sencillo y claro. ¿Qué
necesidad había de poner en su lugar no sé qué galimatías, no sé qué nuevo
"volapuk"(1)? Por un lado, estas gentes, por lo visto, se han
desorientado, cayendo en una situación difícil, cuando la sucesión rápida de la
vida legal e ilegal del partido altera las relaciones ordinarias, normales y simples
entre los jefes, los partidos y las clases.
(...)
Negar la necesidad del partido y de la disciplina del partido, he aquí
el resultado a que ha llegado la oposición. Y esto equivale a desarmar completamente
al proletariado en provecho de la burguesía. Esto da por resultado los vicios
pequeñoburgueses: dispersión, inconstancia, falta de capacidad para el dominio
de sí mismo, para la unión de los esfuerzos, para la acción organizada que
producen inevitablemente, si se es indulgente con ellos, la ruina de todo
movimiento revolucionario del proletariado.
(...)
Por otra parte, salta a la vista el uso irreflexivo y arbitrario de
algunas palabras "de moda" en nuestra época, como "la
masa", "los jefes". La gente ha oído muchos ataques contra los
"jefes" y se los ha aprendido de memoria, ha oido cómo les oponÍan a
la "masa", pero no se ha tomado el trabajo de reflexionar acerca del
sentido de todo esto. Al final de la guerra imperialista y después de ella, es
cuando con más vivacidad y relieve se ha manifestado el divorcio entre
"los jefes" y "la masa" en todos los países. La causa
principal de este fenómeno ha sido explicada muchas veces por Marx y Engels, de
1852 a 1892, tomando el ejemplo de Inglaterra. La situación monopolista de
dicho país dio origen al nacimiento de una "aristocracia obrera"
oportunista, semipequeñoburguesa, salida de la "masa". Los jefes de
esta aristocracia obrera se pasaban constantemente al campo de la burguesia y
eran mantenidos por ella directa o indirectamente. Marx mereció el odio, que le
honra, de estos canallas, porque les tildó públicamente de traidores. El
imperialismo moderno (del siglo XX) ha creado también en favor de algunos
países adelantados una situación privilegiada, monopolista, y sobre este
terreno ha surgido en todas partes, dentro de la II Internacional, ese tipo de
jefes traidores, oportunistas, socialchovinistas, que defienden los intereses
de su corporación, de su reducida capa de aristocracia obrera. Estos partidos
oportunistas se han separado de las "masas", es decir, de los
sectores más vastos de trabajadores, de la mayoría de los mismos, de los
obreros peor retribuidos. La victoria del proletariado revolucionario es imposible si no se lucha
contra semejante mal, si no se desenmascara, si no se afrenta, si no se expulsa
a los jefes oportunistas social traidores; tal es la política que ha llevado a
la práctica la III Internacional. Pero llegar con este pretexto a contraponer,
en términos generales, la dictadura de las masas a la dictadura de los jefes,
es un absurdo ridículo y una imbecilidad. Lo más divertido es que, de hecho, en
el lugar de los antiguos jefes que se atenían a las ideas comunes sobre las cosas
simples, se destacan (encubriéndolo con la consigna de "abajo los
jefes") jefes nuevos que dicen tonterías y disparates que escapan a todo
calificativo.
(1). Volapuk : idioma internacional artificial,
inventado en 1879 por el alemán Schleyer, que no alcanzó a popularizarse.
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