SOBRE LA LUCHA DE CLASES
(3 – Presidente Mao Tse-Tung)
Y para concluir esta cuestión fundamental, la lucha de clases, en los propios textos de los clásicos del marxismo, veamos lo establecido por el Presidente Mao Tse-tung sobre el imperialismo, tema clave por él desarrollado; comencemos por la naturaleza de tigre de papel del imperialismo y la reacción:
“Todos los reaccionarios son tigres de papel. Parecen temibles, pero en realidad no son tan poderosos. Visto en perspectiva, no son los reaccionarios sino el pueblo quien es realmente poderoso”. Y: “Estados Unidos es un tigre de papel. No crean ustedes en él. Se puede agujerearlo de un solo golpe. La Unión Soviética revisionista también es un tigre de papel”.
Y sobre el doble carácter del imperialismo y la reacción:
“Así como en el mundo no hay nada sin doble naturaleza (ésta es la ley de la unidad de los contrarios), también el imperialismo y todos los reaccionarios tienen un doble carácter: son a la vez tigres auténticos y tigres de papel. En la historia, antes de conquistar el Poder y durante algún tiempo después de haberlo conquistado, la clase de los esclavistas, la clase terrateniente feudal y la burguesía eran vigorosas, revolucionarias y progresistas; eran tigres auténticos. Pero, con el tiempo, como sus contrarios -la clase de los esclavos, el campesinado y el proletariado-crecían y se fortalecían gradualmente, luchaban contra ellas y se volvían más y más formidables, estas clases gobernantes se transformaron poco a poco en su reverso, se transformaron en reaccionarias, en retrógradas, en tigres de papel, y finalmente fueron derrocadas, o serán derrocadas, por el pueblo. Las clases reaccionarias, retrógradas y decadentes conservaban este doble carácter incluso en la lucha a muerte que el pueblo sostenía contra ellas. Por una parte, eran tigres auténticos, devoraban a la gente, la devoraban por millones y decenas de millones. La causa de la lucha popular atravesaba un período de dificultades y penalidades y un camino lleno de recodos. En China, para destruir la dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, el pueblo chino necesito más de cien años y perdió decenas de millones de vidas antes de lograr la victoria en 1949. ¡Fíjense! ¿No eran tigres vivos, tigres de hierro, tigres auténticos? Sin embargo, al final se transformaron en tigres de papel, tigres muertos, tigres de requesón de soya. Estos son hechos históricos. ¿No ha visto y oído contar la gente tales hechos? En verdad ha habido millares y decenas de millares de ellos. ¡Millares y decenas de millares! Por lo tanto, el imperialismo y todos los reaccionarios, mirados en su esencia, en perspectiva, desde el punto de vista estratégico, deben ser considerados como lo que son: tigres de papel. En esto se basa nuestro concepto estratégico. Por otra parte, también son tigres vivos, tigres de hierro, tigres auténticos, que devoran a la gente. En esto se basa nuestro concepto táctico.” (“Intervención en Reunión del Buró Político en Wuchang”).
En cuanto a la ley del imperialismo y, como contraparte, la del pueblo:
“Provocar disturbios, fracasar, volver a provocar disturbios, fracasar de nuevo, y así hasta la ruina: ésta es la lógica de los imperialistas y de todos los reaccionarios del mundo frente a la causa del pueblo, y nunca marcharan en contra de esta lógica. Esta es una ley marxista. Cuando decimos que ‘el imperialismo es feroz’, queremos decir que su naturaleza nunca cambiará, que los imperialistas nunca abandonaran sus cuchillas de carnicero ni se convertirán jamás en Budas, y así hasta su ruina.
Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo, volver otra vez a luchar, y así hasta la victoria: ésta es la lógica del pueblo, y el tampoco marchara jamás en contra de ella. Esta es otra ley marxista. La revolución del pueblo ruso siguió esta ley, y la ha seguido también la revolución del pueblo chino.” (“Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha”).
Y los pueblos del mundo no necesitan del imperialismo:
“Todas las naciones oprimidas quieren la independencia.
Todo está sujeto a cambio. Las grandes fuerzas decadentes tendrán que ceder el lugar a las pequeñas fuerzas nacientes. Las fuerzas pequeñas se transformarán en grandes, porque la gran mayoría de la gente exige el cambio. La fuerza del imperialismo norteamericano, que es grande, pasará a ser pequeña, debido a que el pueblo norteamericano también esta descontento con el gobierno de su país.
[…]
La dominación de Chiang Kai-shek en China, reconocida por los gobiernos de todos los países del mundo, perduró veintidós años, representando la mayor fuerza del país. Nuestra fuerza era pequeña; aunque, en un tiempo, nuestro Partido llegó a tener unos cincuenta mil militantes, sólo le quedaron unos miles luego de la represión contrarrevolucionaria. El enemigo hacia estragos por todas partes. Pero también esta vez rigió la misma ley: Los poderosos fracasaron, pues se hallaban separados del pueblo, en tanto que los débiles salieron victoriosos, porque estaban vinculados con el pueblo y trabajaban por él. Este fue efectivamente el desenlace.
En los tiempos de nuestra guerra contra el Japón, éste era muy poderoso, las tropas kuomintanistas se encontraban arrinconadas en regiones apartadas, y las fuerzas armadas dirigidas por el Partido Comunista sólo podían hacer la guerra de guerrillas en las zonas rurales detrás de las líneas enemigas. El Japón ocupó grandes ciudades como Pekín, Tientsin, Shanghai, Nankin, Wuján y Cantón. Sin embargo, igualmente en virtud de esta ley, el militarismo japonés, así como la Alemania hitleriana, se vino abajo al cabo de unos pocos años.
Nosotros pasamos por numerosas dificultades: Fuimos expulsados del Sur y obligados a ir al Norte, y el número de nuestros efectivos se redujo de varios centenares de miles a unas decenas de miles. Al final de la Gran Marcha de veinticinco mil li, sólo nos quedaban veinticinco mil hombres.
[…]
En la actualidad, el imperialismo norteamericano exhibe una gran fuerza, pero en realidad no la tiene. Políticamente es muy débil, porque está divorciado de las grandes masas populares y no agrada a nadie; tampoco agrada al pueblo norteamericano. Aparentemente es muy poderoso, pero en realidad no tiene nada de temible: Es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecho de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia. Pienso que Estados Unidos no es más que un tigre de papel.
Toda la historia, la milenaria historia de la sociedad de clases de la humanidad, ha confirmado este punto: Lo poderoso tiene que ceder su lugar a lo débil. Esto también es así en América.
Sólo podrá haber paz cuando haya sido eliminado el imperialismo. Llegará el día en que el tigre de papel será destrozado. Pero no desaparecerá por sí mismo; para ello hace falta el golpe del viento y la lluvia.
Cuando afirmamos que el imperialismo norteamericano es un tigre de papel, estamos hablando en términos estratégicos. Visto como un todo, debemos despreciarlo; pero, en cuanto a cada una de sus partes, debemos tomarlo muy en serio. El posee garras y dientes. Para acabar con él hemos de hacerlo por partes. Si, por ejemplo, tiene diez dientes y en el primer golpe le arrancamos uno, le quedarán nueve; le arrancamos otro más y le quedarán ocho. Cuando le hayamos quitado todos los dientes, le quedaran todavía las garras. Siempre que procedamos paso a paso y de modo concienzudo, conseguiremos finalmente el éxito.
Desde el punto de vista estratégico, se debe despreciar por completo al Imperialismo norteamericano, mientras que en lo táctico hay que tomarlo muy en serio. En la lucha contra él, es necesario prestar atención a cada batalla y a cada caso. Actualmente, Estados Unidos es un país poderoso; pero, examinándolo con una óptica amplia, en su conjunto y en perspectiva, se hallará que este tigre morirá sin remedio, porque es impopular, aplica una política que no complace a nadie, y oprime y explota a los pueblos. Vistas así las cosas, no tiene nada de temible y podemos despreciarlo. Sin embargo, Estados Unidos todavía cuenta con cierta fuerza, produce anualmente más de cien millones de toneladas de acero y atropella a la gente por todas partes. Se hace por eso necesario proseguir la lucha contra él, empeñar grandes esfuerzos en ello y arrebatarle posición por posición. Esto requiere tiempo.
Todo parece indicar que los países de América, Asia y África tendrán que seguir peleando con Estados Unidos hasta el fin, hasta que el viento y la lluvia destruyan este tigre de papel.
En interés de la lucha contra el imperialismo norteamericano, los latinoamericanos de ascendencia europea deben unirse con la población indígena en los países donde la haya. Se puede, me parece, diferenciar a los blancos, de ascendencia europea, en dos partes: los dominantes y los dominados. Así, los blancos oprimidos podrán fácilmente acercarse a los indígenas, pues su situación es la misma.
Nuestros amigos latinoamericanos, asiáticos y africanos y nosotros estamos todos en la misma posición y realizamos el mismo trabajo haciendo algo en favor de los pueblos para disminuir la opresión que sobre éstos ejerce el imperialismo. Si hacemos bien ese trabajo, podremos liquidar de raíz la opresión imperialista. En este sentido somos camaradas.
En la lucha contra la opresión imperialista, ustedes y nosotros tenemos idéntica naturaleza; lo único que nos diferencia es la ubicación geográfica, la nacionalidad y el idioma. En cambio, somos diferentes por naturaleza de los imperialistas y el solo verlos nos produce malestar.
¿Para qué se necesita el imperialismo? No lo necesita el pueblo chino, no lo necesitan los demás pueblos del mundo. No hay necesidad de que exista el imperialismo.” (“El imperialismo norteamericano es un tigre de papel”).
Y sobre la guerra como continuación de la política y solución del problema de la conquista y defensa del Poder. Comencemos por la condición inevitable de revolución y guerra revolucionaria en la sociedad de clases:
“La guerra, que ha existido desde la aparición de la propiedad privada y las clases, -es la forma más alta de lucha para resolver las contradicciones entre clases, naciones, Estados o grupos políticos, cuando estas contradicciones han llegado a una determinada etapa de su desarrollo.” (“Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China”).
“En la sociedad de clases, las revoluciones y las guerras revolucionarias son inevitables; sin ellas, es imposible realizar saltos en el desarrollo social y derrocar a las clases dominantes reaccionarias, y, por lo tanto, es imposible que el pueblo conquiste el Poder” (“Sobre la contradicción”)
“La historia demuestra que las guerras se dividen en dos clases: las justas y las injustas. Todas las guerras progresistas son justas y todas las que impiden el progreso son injustas. Los comunistas nos oponemos a todas las guerras injustas, que impiden el progreso, pero no estamos en contra de las guerras justas, progresistas. Los comunistas, lejos de oponernos a estas últimas, participamos activamente en ellas.” (“Sobre la guerra prolongada”).
“La guerra, ese monstruo de matanza entre los hombres, será finalmente eliminada por el progreso de la sociedad humana y lo será en un futuro no lejano. Pero solo hay un medio para eliminarla: oponer la guerra a la guerra, oponer la guerra revolucionaria a la guerra contrarrevolucionaria, oponer la guerra revolucionaria nacional a la guerra contrarrevolucionaria nacional y oponer la guerra revolucionaria de clase a la guerra contrarrevolucionaria de clase” (“Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China”).
En cuanto al lado positivo de la guerra:
“Una gran revolución no puede evitar pasar por una guerra civil. Esta es una ley. Si no se ve más que el lado negativo de la guerra y no su lado positivo no se tiene mas que una visión parcial del problema de la guerra. Hablar únicamente del carácter destructivo de la guerra es perjudicial para la revolución popular” (“Notas de lectura sobre el ‘Manual de Economía’ de la Unión Soviética”).
Y frente a la reaccionaria posición de centrar en las armas:
“Esta es la llamada teoría de que ‘las armas lo deciden todo’ teoría mecanicista y punto de vista subjetivo y unilateral sobre el problema de la guerra. Nuestro punto de vista es opuesto a esta teoría; no solo tenemos en cuenta las armas, sino también los hombres. Las armas son un factor importante en la guerra, pero no el decisivo. El factor decisivo es el hombre, y no las cosas. La correlación de fuerzas es determinada no sólo por la potencia militar y económica, sino también por los recursos humanos y el apoyo popular. La potencia militar y económica es manejada por el hombre.” (“Sobre la guerra prolongada”). Igualmente: “Desde que la historia existe, en las guerras revolucionarias, los que tienen armas de calidad inferior han vencido siempre a los que tienen armas de calidad superior. En China, durante los períodos de la guerra civil, la guerra de resistencia contra el Japón y de la Guerra de Liberación, no teníamos el poder en todo el país y no poseíamos arsenales modernos. Querer disponer absolutamente de las armas más modernas antes de comprometerse en la guerra, antes de emprender la guerra, es desarmarse a sí mismo.” (“Notas de lectura sobre el ‘Manual de Economía’ de la Unión Soviética”).
Resaltando la actividad consciente en la acción bélica, el Presidente Mao estableció:
“La actividad consciente es un rasgo característico del hombre, quien lo manifiesta intensamente en la guerra. La victoria o la derrota en una guerra depende, por supuesto, de las condiciones militares, políticas, económicas y geográficas de ambos bandos, de la naturaleza de la guerra que hace cada uno y del apoyo internacional de que uno y otro gozan, pero no sólo de estos factores; todos ellos no hacen más que proporcionar la posibilidad de la victoria o la derrota, y no deciden por sí solos el desenlace de la guerra. Para decidirlo, es preciso agregar el esfuerzo subjetivo, esto es, la dirección y realización de la guerra, la actividad consciente en ella.
Quienes dirigen una guerra no pueden pretender ganarla traspasando los limites impuestos por las condiciones objetivas, pero sí pueden y deben, dentro de tales limites, esforzarse con su actividad consciente por alcanzar la victoria. El escenario de la acción para los mandos de una guerra debe construirse dentro de lo que permiten las condiciones objetivas, pero en este escenario pueden dirigir la representación de muchos dramas marciales, grandiosos y llenos de sonido y color. Sobre la base material objetiva dada, los mandos de la Guerra de Resistencia deben poner en juego su capacidad y conducir a todas sus fuerzas para aplastar a los enemigos de la nación, transformar la situación actual en que nuestra sociedad y nuestro país sufren la agresión y la opresión, y crear una nueva China libre e igual en derechos; es en este sentido que puede y debe ejercerse nuestra capacidad subjetiva para dirigir la guerra. No queremos que ninguno de nuestros mandos de la Guerra de Resistencia se aparte de las condiciones objetivas y se convierta en un impulsivo que actúe de manera arrebatada, pero debemos alentar a cada uno de ellos para que se transforme en un jefe valeroso y sagaz. Nuestros mandos deben poseer no sólo el denuedo necesario para aplastar al enemigo, sino también la capacidad para dominar el curso entero de la guerra en todas sus vicisitudes y en todo su desarrollo. Nadando en el océano de la guerra, un mando no sólo debe evitar hundirse, sino también asegurarse la llegada a la orilla opuesta con brazadas medidas. La estrategia y la táctica, como leyes de la dirección de la guerra, constituyen el arte de nadar en el océano de la guerra.” (“Sobre la guerra prolongada”).
Y en relación con la bomba atómica ("tigre de papel"), el chantaje atómico y la guerra mundial:
“Nosotros nos guiamos por estos dos principios: Primero, no queremos la guerra y, segundo, si alguien nos invade, le daremos un resuelto contragolpe. Es en este espíritu en el que educamos a los militantes del Partido Comunista y a todo nuestro pueblo. El chantaje atómico de los EE.UU. no intimida al pueblo chino. Nuestro país tiene 600 millones de habitantes y 9.600.000 Kilómetros cuadrados de superficie. Ese montoncillo de bombas atómicas que poseen los EE.UU. no es suficiente para acabar con los chinos. Aun en el caso de que los EE. UU., contando con bombas atómicas de un poderío mucho mayor que el actual, las arrojaran sobre China hasta horadar el globo terrestre y volarlo, eso, aunque podría ser un acontecimiento de gran magnitud para el sistema solar, no significaría mucho para el universo en su conjunto.
Nosotros solemos decir que lo que tenemos es mijo más fusiles. Los EE.UU., en cambio, poseen aviones más bombas atómicas. Pero, si los EE.UU., con sus aviones y bombas atómicas, desencadenan una guerra de agresión contra China, ésta, con su mijo y sus fusiles, saldrá triunfante. Los pueblos del mundo entero nos apoyarán. Como resultado de la Primera Guerra Mundial, en Rusia se liquidó al zar, así como a los terratenientes y a los capitalistas. La Segunda Guerra Mundial condujo al derrocamiento de Chiang Kai-shek y de los terratenientes en China y a la emancipación de los países de Europa Oriental y algunos otros países asiáticos. Si los EE.UU. desatan una tercera conflagración mundial--admitamos que dure ocho o diez años--, el resultado será la liquidación de las clases dominantes de los EE.UU. y de Inglaterra y demás países cómplices y la transformación de la mayor parte del mundo en países dirigidos por partidos Comunistas. Las guerras mundiales nunca terminan en favor de los belicistas, sino de los partidos comunistas y los pueblos revolucionarios del mundo. Si los belicistas desencadenan la guerra, no deben culparnos de la revolución en que nos alzaremos, o sea, culparnos de ‘actividades subversivas’, término tan manoseado por ellos. Mientras no desaten la guerra, podrán prolongar un poco su existencia en este planeta. Cuanto más temprano la desaten, más pronto serán barridos de la faz de la Tierra. Llegado ese momento, se fundará una ONU de los pueblos, con sede posiblemente en Shanghai o en algún lugar de Europa o en la misma Nueva York, si para entonces los belicistas norteamericanos han sido liquidados totalmente.” (“La bomba atómica no intimada al pueblo chino”).
Firme posición ligada al gran llamamiento:
“¡Pueblos de todo el mundo, unámonos y opongámonos a la guerra de agresión que desencadene cualquier imperialismo o el socialimperialismo, opongámonos especialmente a la guerra de agresión en la cual se usen bombas atómicas como armas! Si tal estalla, ¡los pueblos del mundo entero debemos eliminarla con la guerra revolucionaria, y debemos hacer los preparativos ahora mismo!”.
Y la trascendental tesis:
“En cuanto al problema de la guerra mundial no existen mas que dos posibilidades: o la guerra hace estallar la revolución, o la revolución impide la guerra.”
Finalmente, en este punto, el centro de la teoría y práctica militar del marxismo-leninismo-maoísmo es la guerra popular, planteada en los siguientes términos en “Sobre el Gobierno de Coalición”, partiendo del ejército de nuevo tipo que, bajo la dirección de un verdadero Partido Comunista, es el único capaz de desarrollarla:
“Este ejército es poderoso porque todos sus hombres poseen una disciplina consciente; se han unido y luchan, no por los intereses egoístas de unos cuantos individuos o de un reducido grupo, sino por los intereses de las grandes masas populares y de toda la nación. El único propósito de este ejército es mantenerse firmemente junto al pueblo chino y servirlo de todo corazón.
Guiado por tal propósito, este ejército tiene un espíritu intrépido; está decidido a vencer a todo enemigo y jamás se dejará someter. Sean cuales fueren las dificultades y privaciones, mientras quede un solo hombre, continuará luchando.
Guiado por tal propósito, este ejército ha alcanzado una excelente unidad tanto en lo interno como en lo externo. En el orden interno, existe unidad entre oficiales y soldados, entre los niveles superiores e inferiores y entre el trabajo militar, el político y el de los servicios de retaguardia. En el orden externo, existe unidad entre el ejército y el pueblo, entre el ejército y los organismos gubernamentales y entre nuestras tropas y las tropas amigas. Todo lo que perjudique a la unidad debe ser eliminado.
Guiado por tal propósito, este ejército aplica una política correcta para ganarse a los oficiales y soldados del enemigo, así como en el trato a los prisioneros. Acoge y reeduca en forma apropiada a todos aquellos que se rinden voluntariamente, se pasan a nuestro lado o, después de deponer las armas, se muestran dispuestos a incorporarse a la lucha contra el enemigo común. Prohíbe matar, maltratar o humillar a los prisioneros.
Guiado por tal propósito, este ejército ha elaborado una serie de principios estratégicos y tácticos indispensables para la guerra popular. Sabe realizar la ágil y flexible guerra de guerrillas de acuerdo con las cambiantes condiciones concretas, y también hacer la guerra de movimientos.
Guiado por tal propósito, este ejército ha creado un sistema de trabajo político indispensable para la guerra popular y cuyo objetivo es promover la unidad en sus propias filas, la unidad con los ejércitos amigos y la unidad con el pueblo, desintegrar las fuerzas enemigas y garantizar la victoria en el combate.
Guiado por tal propósito, todo este ejército, en las condiciones de la guerra de guerrillas, puede dedicarse, y efectivamente se dedica, en los intervalos entre batalla y batalla y en las horas que le deja libres el adiestramiento militar, a la producción de cereales y demás artículos de primera necesidad para poder autoabastecerse totalmente, en un 50 por ciento o en una proporción menor, y así superar las dificultades económicas, mejorar sus condiciones de vida y aliviar la carga del pueblo. Además, en sus diversas bases de apoyo militares, utilizando todas las posibilidades, ha establecido un buen número de pequeñas fábricas de armamento.
Este ejército es poderoso, además, porque en coordinación con él combaten vastas organizaciones armadas de masas: los cuerpos populares de autodefensa y las milicias. En las regiones liberadas de China, todos los hombres y mujeres jóvenes o de mediana edad están organizados en cuerpos populares antijaponeses de autodefensa sobre la base de la voluntariedad y de los principios democráticos y sin apartarse de la producción. La flor y nata de dichos cuerpos, excepto aquellos que se incorporan al ejército o a las unidades guerrilleras, pasa a formar las milicias populares. Sin la cooperación de estas fuerzas armadas de masas no seria posible derrotar al enemigo.
Este ejército es poderoso, finalmente, porque se divide en dos partes: las fuerzas principales y las fuerzas regionales; las primeras se mantienen listas en todo momento para operar en cualquier región, y las segundas se dedican defender sus propias regiones y atacar allí al enemigo, en coordinación con las milicias populares y los cuerpos de autodefensa. Esta división del trabajo ha recibido el sincero apoyo del pueblo. De no ser por esta correcta división del trabajo, si, por ejemplo, se prestara atención sólo al papel de las fuerzas principales descuidando el de las regionales, tampoco sería posible derrotar al enemigo en las condiciones de las regiones liberadas de China. Las fuerzas regionales han organizado numerosos destacamentos de trabajo armados compuestos de hombres bien preparados y, por lo tanto, más aptos para el trabajo militar, político y de masas, que penetran profundamente en la ‘retaguardia enemiga dentro de la retaguardia enemiga’, lo atacan y movilizan a las masas para la lucha antijaponesa, en coordinación con las operaciones militares frontales de las diversas regiones liberadas. Estos destacamentos han obtenido grandes éxitos.
En las regiones liberadas de China, respondiendo al llamamiento del Poder democrático y bajo su dirección, toda la población civil que se opone a la agresión japonesa se ha agrupado en organizaciones obreras, campesinas, juveniles, femeninas, culturales, profesionales, etc., que cumplen fervientemente todo tipo de tareas en apoyo del ejército. Se trata no solamente de movilizar a la gente para que ingrese en el ejército, transporte víveres para éste, se preocupe por las familias de los soldados y ayude a las tropas a superar sus dificultades materiales, sino también de movilizar a las unidades guerrilleras, las milicias populares y los cuerpos de autodefensa, para que ampliamente realicen ataques por sorpresa y coloquen minas, efectúen acciones de reconocimiento, eliminen a los agentes del enemigo, transporten y protejan a los soldados heridos y ayuden directamente al ejército en sus operaciones. Al mismo tiempo, todo el pueblo de las regiones liberadas trabaja con entusiasmo en la construcción política, económica, cultural y sanitaria. A este respecto, lo más importante es que se moviliza a toda la población para la producción de cereales y demás artículos de primera necesidad, y que en todas las entidades oficiales y escuelas, salvo casos excepcionales, se dedica el tiempo libre a la producción con miras al autoabastecimiento; esto, sumado a la campaña por la producción emprendida con el mismo propósito por el pueblo y el ejército, ha creado un gran auge de la producción, lo que ha permitido sostener la prolongada Guerra de Resistencia. El enemigo ha causado daños extraordinariamente graves en las regiones liberadas de China; y las inundaciones, sequías y plagas también las azotan con frecuencia. Sin embargo, bajo la dirección del Poder democrático, el pueblo ha superado y supera en forma organizada esas dificultades, y las grandes campañas de masas para exterminar langosta, domeñar los ríos y proporcionar socorro a las víctimas de las calamidades naturales, han dado resultados sin precedentes en la historia; todo esto nos ha permitido preservar por largo tiempo en la Guerra de Resistencia contra el Japón. En resumen, todo para el frente, todo para la derrota de los agresores japoneses y para la liberación del pueblo chino: esta es la consigna general, la política general del ejército y el pueblo de las regiones liberadas de China.
He aquí la verdadera guerra popular. Sólo con una guerra así podemos vencer al enemigo de la nación. El Kuomintang sufre derrotas precisamente porque se opone con frenesí a la guerra popular.
Una vez equipado con armas modernas, el ejército de las regiones liberadas de China se hará aún más poderoso y podrá derrotar definitivamente a los agresores Japoneses.”
Y dentro de esta misma cuestión fundamental, la lucha de clases, en el Presidente Mao, veamos otro tema básico: masas y revolución. Tomemos como punto de partida las siguientes posiciones de principio del maoísmo:
“El marxismo consiste en miles de verdades, pero todas se reducen a una sola: ‘La rebelión se justifica’. Durante miles de años se decía que es justo oprimir, es justo explotar y está mal rebelarse. Este veredicto fue revocado solamente con la aparición del marxismo. Es una gran contribución. Fue mediante la lucha que el proletariado aprendió esta verdad, y Marx sacó la conclusión. Y a partir de esta verdad, sigue la resistencia, lucha y batalla por el socialismo”.
“La Internacional y el artículo de Lenin expresan cabalmente un punto de vista y una concepción del mundo marxistas. Lo que dicen es que los esclavos deben alzarse y luchar por la verdad. Nunca ha habido un salvador supremo, ni podemos atenernos a dioses o emperadores. Nuestra salvación: depende completamente de nosotros mismos. ¿Quién ha creado el mundo de los hombres? Nosotros, las masas trabajadoras...”.
“El pueblo, y sólo el pueblo, es la fuerza motriz que hace la historia mundial”.
“Bajo la dirección del Partido Comunista, mientras existan los hombres, se podrá realizar toda clase de milagros”.
“Ir contra la corriente es un principio del marxismo-leninismo”.
“Las clases luchan, unas salen victoriosas, otras quedan eliminadas. Así es la historia, así es la historia de la civilización de los últimos milenios. La interpretación de la historia desde este punto de vista es el materialismo histórico; desde el punto de vista contrario, el idealismo histórico”.
Y: “Los comunistas jamás renunciarán a su ideal de socialismo y comunismo”.
Y sobre el proletariado, la última clase de la historia:
“El proletariado es la mas grande clase en la historia de la humanidad”.
“… aplicar la enseñanza de Marx de que solo emancipando toda la humanidad puede el proletariado alcanzar su propia emancipación final”.
“… debemos apoyarnos de todo corazón en la clase obrera”.
“… la clase obrera debe dirigirlo todo”.
“Por su parte, la clase obrera debe elevar constantemente su conciencia política en el curso de la lucha”.
Y: “La clase obrera transforma a toda la sociedad en la lucha de clases y en la lucha contra la naturaleza; al mismo tiempo, se transforma a sí misma. La clase obrera debe aprender sin cesar en el trabajo, superar poco a poco sus defectos, y nunca debe estancarse.”
Así como sobre el campesinado, principalmente pobre, y sus luchas:
“Eso es lo que algunos llaman cometer ‘excesos’, ‘sobrepasar los límites justos al corregir un error’ y ‘cometer actos abusivos’. Tales opiniones parecen razonables, pero en realidad son también erróneas. En primer lugar, son los propios déspotas locales, shenshi malvados y terratenientes sin ley quienes han forzado a los campesinos a actuar así. Por siglos, se han aprovechado de su poder para tiranizar y pisotear a los campesinos; de ahí que estos hayan reaccionado tan enérgicamente. Las rebeliones más violentas y los desórdenes mas graves han tenido lugar invariablemente allí donde los déspotas locales, shenshi malvados y terratenientes sin ley habían perpetrado los peores ultrajes. La mirada de los campesinos es penetrante. Se dan perfecta cuenta de quién es malo y quién no lo es, quién es el peor y quién no es tan perverso, quién merece severo castigo y quién trato clemente, y muy rara vez el castigo no corresponde al crimen. En segundo lugar, hacer la revolución no es ofrecer un banquete, ni escribir una obra, ni pintar un cuadro o hacer un bordado: no puede ser tan elegante, tan tranquila y delicada, tan apacible, amable, cortés, moderada y magnánima. Una revolución es una insurrección, es un acto de violencia mediante el cual una clase derroca a otra. La revolución en el campo es una revolución mediante la cual el campesinado derroca el poder de la clase terrateniente feudal. Sin recurrir a la máxima fuerza, el campesinado jamás lograría derrocar el poder de los terratenientes, profundamente arraigado a través de los milenios. El campo necesita de un poderoso auge revolucionario, pues solo este puede agitar a los millones y millones de campesinos y convertirlos en una gran fuerza. Los ‘excesos’ arriba mencionados son precisamente producto de la fuerza de los campesinos despertada por el poderoso auge revolucionario en las zonas rurales. Estos ‘excesos’ son sumamente necesarios en el segundo período del movimiento campesino, el de acción revolucionaria. En este período, es imprescindible imponer la autoridad absoluta de los campesinos, prohibir toda crítica malévola a las asociaciones campesinas, derrocar todo el poder de los shenshi, derribarlos por tierra e, incluso, ponerles el pie encima. Los llamados ‘excesos’ en este segundo período tienen, todos, un significado revolucionario. Para decirlo con toda franqueza, en todas las aldeas se necesita un breve período de terror. De lo contrario, resulta absolutamente imposible aplastar las actividades de los contrarrevolucionarios en el campo y derrocar el poder de los shenshi. Para corregir un error, hay que sobrepasar los límites justos; de otra manera, el error no será corregido. Los que critican los ‘excesos’ aparentemente se diferencian de los que gritan ‘Muy mal’, pero en el fondo unos y otros comparten el mismo punto de vista y sostienen la misma teoría de los terratenientes, que defiende los intereses de las clases privilegiadas. No podemos dejar de combatir resueltamente esta teoría, que obstaculiza el ascenso del movimiento campesino y, por consiguiente, socava la revolución.
[…]
En suma, todos los que en otros tiempos eran despreciados y arrojados al barro y pisoteados por los shenshi y que no tenían un lugar en la sociedad ni derecho a opinar, ahora han levantado la cabeza. No solo han levantado la cabeza sino que se han tomado el Poder. Ellos son ahora los dueños de las asociaciones campesinas de los cantones (el nivel más bajo), a las que han transformado en una fuerza terrible. Levantan sus ásperas y ennegrecidas manos y las ponen sobre la cabeza de los shenshi...Los campesinos dictan órdenes y lo dirigen todo. Aquellos que eran inferiores a todos, están ahora por encima de todos, y por eso se afirma que ‘el mundo se ha vuelto patas arriba’.
[…]
Se ha señalado más arriba que los campesinos han llevado a cabo una obra revolucionaría nunca antes realizada y que han cumplido una importante labor para la revolución nacional. Pero ¿es que en esta gran obra revolucionaria, en esta importante labor revolucionaria, han tomado parte todos los campesinos? No. Hay tres categorías de campesinos: ricos, medios y pobres...
[…]
Los campesinos pobres siempre han sido la fuerza principal en la ardua lucha en el campo. Tanto en la fase de actividad clandestina como en la de actividad abierta, siempre han luchado con energía. Son ellos los más dispuestos a aceptar la dirección del Partido Comunista. Son enemigos jurados de los déspotas locales y shenshi malvados y, sin la menor vacilación, asaltan sus fortalezas. Dicen a los campesinos ricos: ‘Ya hace mucho que ingresamos en la asociación campesina. ¿Por qué ustedes siguen vacilando?’ Y los campesinos ricos les responden en tono burlón: ‘no tienen ustedes ni una teja encima de la cabeza, ni una pulgada de tierra bajo los pies’. ¿Qué les puede impedir afiliarse a las asociaciones campesinas?...
[…]
La inmensa masa de los campesinos pobres, que representa el 70 por ciento de la población rural, es la columna vertebral de las asociaciones campesinas, la vanguardia en la lucha por el derrocamiento de las fuerzas feudales y los gloriosos pioneros en el cumplimiento de la grandiosa tarea revolucionaria, que durante tantos anos ha estado sin realizar. De no ser por la clase de los campesinos pobres (la ‘chusma’, como les llaman los shenshi), habría sido imposible crear la actual situación revolucionaria en el campo, y no se podría derrocar a los déspotas locales y shenshi malvados y dar cima a la revolución democrática. Por ser los mas revolucionarios, los campesinos pobres han conquistado la dirección de las asociaciones campesinas...
[…]
Esta dirección de los campesinos pobres es absolutamente necesaria. Sin los campesinos pobres, no hay revolución. Negar su papel es negar la revolución. Atacarlos es atacar a la revolución. Ellos no se han equivocado en su orientación revolucionaria fundamental.” [“Investigación del movimiento campesino de Junan” (déspotas locales y shenshi malvados: los terratenientes, campesinos ricos. Funcionarios retirados o gente acaudalada de la vieja sociedad china que, con su influencia y poder, hacían y deshacían en el campo)].
El presidente Mao Tse-tung planteó que la lucha de clases había ingresado a una “gran época de cambio radical”; esta tesis de capital importancia debe orientar nuestra lucha y, en consecuencia, tomar del maoísmo todo aquello que sirva a tal fin. Así, partir de lo establecido por él en 1962:
“Los próximos 50 a 100 años más o menos, a partir de hoy, serán una gran época de cambio radical del sistema social en el mundo, una época que estremecerá la tierra, una época con la que ninguna otra época histórica anterior podrá compararse. Viviendo en ella, debemos estar listos para librar grandes luchas que tendrán muchas características diferentes a las formas de lucha del pasado.”
Época dentro la cual precisa, en los siguientes términos, la perspectiva del imperialismo y tarea de los pueblos del mundo:
“Los imperialistas no vivirán mucho porque perpetran insistentemente toda clase de maldades. Se dedican exclusivamente a sostener a los reaccionarios antipopulares de distintos países. Invaden y ocupan por la fuerza muchas colonias, semicolonias y establecen muchas bases militares. Amenazan la paz con la guerra atómica. De esta manera, los imperialistas han forzado a más del 90 por ciento de los habitantes del mundo a ponerse en pie y luchar en masa contra ellos o a prepararse para hacerlo. Pero en la actualidad los imperialistas existen todavía, aún mandan a la baqueta en Asia, África y América Latina. En Occidente, aún oprimen a las masas populares de sus propios países. Esta situación ha de cambiar. El poner término a la agresión y a la opresión perpetradas por el imperialismo, por el imperialismo de los EE.UU. en particular, es la tarea de los pueblos de todo el mundo.” (A los corresponsales de la Agencia Sinjua).
De igual forma, define un nuevo período histórico:
“El revisionismo soviético y el imperialismo norteamericano, confabulándose entre sí, han perpetrado tantas maldades e infamias que los pueblos revolucionarios del mundo entero no les dejarán impunes. Los pueblos de todos los países están levantándose. Se ha iniciado un nuevo período histórico de lucha contra el imperialismo norteamericano y el revisionismo soviético”.
Esta época y sus condiciones concretas demandan darle importancia pertinente a las contradicciones entre los países imperialistas:
“Debemos considerar las luchas entre los países imperialistas como acontecimientos importantes. Lenin y Stalin las consideraban como tales. Calificaban tales luchas de fuerzas de reserva de la revolución China también se benefició de dichas luchas en el tiempo en que organizaba sus bases de apoyo revolucionarias En el pasado existían en China contradicciones entre los diferentes grupos de la clase terrateniente y de los compradores. Detrás de dichas contradicciones se disimulaban las diferentes contradicciones entre los diferentes países imperialistas. Durante el tiempo que hemos podido extraer provecho de estas contradicciones en el plano del imperialismo, no debimos combatir directamente en un mismo período más que una parte de las fuerzas enemigas y no todas esas fuerzas reunidas. Además, a menudo hemos podido encontrar tiempo para descansar y reagruparnos.
El número elevado de contradicciones internas del imperialismo ha sido una de las causas más importantes de la consolidación de la victoria de la Revolución de Octubre. En la época hubo una intervención armada de 14 países. Pero las tropas enviadas por cada uno de los países eran poco numerosas Por otra parte, los países no estaban de acuerdo entre ellos y se producían intrigas entre unos y otros. Sucedió la misma cosa durante la guerra de Corea. Los Estados Unidos y sus aliados no actuaron de común acuerdo. La guerra no se extendió pues lo que, por una parte, los Estados Unidos vacilaban y, por otra parte, Inglaterra y Francia no la querían. La burguesía internacional está actualmente muy inquieta. Cada vez que el viento agita la hierba, ella tiene miedo. Es muy vigilante, pero en su casa el desorden es grande.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, las crisis económicas de la sociedad capitalista son diferentes de las que se producían en tiempos de Marx. Evolucionan. Antes generalmente se producían cada siete, ocho o diez años; ahora, de la Segunda Guerra Mundial hasta 1959, en un lapso de catorce años se produjeron tres crisis económicas capitalistas.
La situación internacional actual es mucho más tensa que la que se conoció luego de la Primera Guerra Mundial. En tal momento, el capitalismo se encontraba todavía en un período de estabilidad relativa. La revolución fracaso en todos los países a excepción de la Unión Soviética. Inglaterra y Francia ostentaban un aire orgulloso y la burguesía de todos los países no tenía todavía demasiado a la Unión Soviética. El sistema del colonialismo imperialista permanecía todavía intacto aunque se arrebataron sus colonias a Alemania. Luego de la Segunda Guerra Mundial, tres potencias imperialistas vencidas se hundieron. Inglaterra y Francia, debilitadas, declinaron. La revolución socialista triunfó en mas de diez países. El sistema colonialista se desintegraba, el mundo capitalista no había encontrado la estabilidad relativa que conoció después de la Primera Guerra Mundial.” (“Anexo a ‘Notas sobre Problemas Económicos del Socialismo en la URSS’, de Stalin”).
Es en este marco y sus características que el Presidente Mao plantea su tesis de “Tres mundos se delinean”, concretada así en 1974:
“A mi juicio, los EE.UU. y la Unión Soviética constituyen el primer mundo; fuerzas intermedias como el Japón, Europa y Canadá integran el segundo mundo, y nosotros formamos parte del tercero.”
“El tercer mundo comprende una gran población. Toda Asia, excepto el Japón pertenece al tercer mundo; África entera pertenece también a éste, e igualmente América Latina.”
Tesis absolutamente opuesta a la revisionista “teoría de los tres mundos” de Teng y su pandilla. La tesis de “tres mundos se delinean” está ligada a posiciones sostenidas por el Presidente Mao, el año 46, en “Conversación con A. L. Strong”:
“Los EE.UU. y Unión Soviética están separados por una extensa zona en que hay muchos países capitalistas, coloniales y semicoloniales de Europa, Asia y África. Antes que los reaccionarios norteamericanos hayan subyugado a estos países, no se puede hablar de un ataque a la Unión Soviética.”
Y, el año 57, en “Discurso en una conferencia de secretarios”:
“Problemas internacionales. En el Medio Oriente se han producido los acontecimientos del canal de Suez. Un hombre llamado Nasser nacionalizó el canal; otro, llamado Eden, envió allí un contingente de soldados y desató una guerra; enseguida, un tercero llamado Eisenhower trató de expulsar a los ingleses con el fin de apoderarse del lugar. La burguesía inglesa, vieja picara y gran tramposa desde su origen, es una burguesía más hábil que ninguna otra en determinar cuándo se impone llegar a un compromiso. Sin embargo, resulta que ahora ha dejado caer el Medio Oriente en manos de los norteamericanos. ¡Que garrafal error! ¿Cuántos de este calibre pueden contarse en su historia? Pero, ¿por qué esta vez perdió la cabeza e incurrió en semejante error? Porque, no pudiendo mantener el aplomo ante la enorme presión de los norteamericanos, trató de recuperar el Medio Oriente y poner a raya a los EE.UU. ¿Era Egipto el principal blanco contra el cual estaba vuelta la lanza de Inglaterra? No. Su acción apuntaba contra los EE.UU. al mismo tiempo que la acción norteamericana apuntaba contra Inglaterra.
Estos acontecimientos nos permiten ver dónde se halla el punto clave de las luchas en el mundo de hoy. Claro está que los países imperialistas viven contradicciones muy agudas con los países socialistas, pero lo que hacen ahora es tomar como pretexto la lucha contra el comunismo para disputarse esferas de influencia. ¿Cuáles son las esferas que se disputan? Zonas de Asia y África habitadas por mil millones de personas. En la actualidad, sus disputas se concentran en el Medio Oriente, región de gran importancia estratégica, y sobre todo en la zona del canal de Suez, en Egipto. En el conflicto que allí se vive convergen dos tipos de contradicciones y tres fuerzas distintas. Esos dos tipos de contradicciones son: primero, las contradicciones interimperialistas, o sea, las existentes entre los EE.UU. e Inglaterra y entre los EE.UU. y Francia y, segundo, las contradicciones entre las potencias imperialistas y las naciones oprimidas. De las tres fuerzas en juego, la primera son los EE.UU., la mayor potencia imperialista; la segunda, Inglaterra y Francia, países imperialistas de segundo orden, y la tercera, las naciones oprimidas. El principal escenario de la actual disputa imperialista lo constituyen Asia y África, donde han surgido movimientos de independencia nacional. Los EE.UU. recurren a medios tanto militares como no militares; es así como han actuado en el Medio Oriente.”
Finalmente en esta cuestión fundamental, la lucha de clases, y particularmente en esta “gran época”; veamos cómo planteamos la lucha por la revolución en función del socialismo y el comunismo, la gran meta insoslayable de la humanidad, siguiendo el maoísmo:
“El comunismo es la ideología completa del proletariado y, a la vez, un sistema social. Difieren de cualquier otra ideología y sistema social, y son los más completos, progresistas, revolucionarios y racionales de la historia humana.” (“Sobre la nueva democracia”).
Y:
“El socialismo terminará por reemplazar al sistema capitalista; ésta es una ley objetiva, independiente de la voluntad del hombre. Por mucho que los reaccionarios traten de frenar la rueda de la historia, tarde o temprano se producirá la revolución y, sin duda alguna, triunfará.” (“Discurso en la reunión del Soviet Supremo de la URSS en conmemoración de la Gran Revolución Socialista de Octubre”).
Este es el punto de partida necesario al cual debe agregarse la necesidad del Partido Comunista:
“Para realizar la revolución, hace falta un partido revolucionario. Sin un partido revolucionario, sin un partido revolucionario creado sobre la teoría revolucionaria marxista-leninista y en el estilo revolucionario marxista-leninista, es imposible conducir a la clase obrera y las amplias masas populares a la victoria en la lucha contra el imperialismo y sus lacayos. En más de cien años transcurridos desde el nacimiento del marxismo, sólo gracias al ejemplo que dieron los bolcheviques rusos al dirigir la Revolución de Octubre y la construcción socialista y al vencer la agresión del fascismo, se han formado y desarrollado en el mundo partidos revolucionarios de nuevo tipo. Con el nacimiento de los partidos revolucionarios de este tipo, ha cambiado la fisonomía de la revolución mundial. El cambio ha sido tan grande que se han producido, en medio del fuego y el trueno, transformaciones del todo inconcebibles para la gente de la vieja generación. El Partido Comunista de China es precisamente un partido creado y desarrollado a ejemplo del Partido Comunista de la Unión Soviética. Con el nacimiento del Partido Comunista, la fisonomía de la revolución China tomó un cariz enteramente nuevo. ¿Acaso no es suficientemente claro este hecho?”. (“Fuerzas revolucionarias del mundo, uníos”).
Partido que hoy no puede ser sólo marxista-leninista sino marxista-leninista-maoísta. Partido que se guía por:
“El que sea correcta o no la línea ideológica y política lo decide todo. Cuando la línea del Partido es correcta, lo tenemos todo; si no tenemos hombres, los tendremos; si no tenemos fusiles los conseguiremos, y si no tenemos el poder, lo conquistaremos. Si la línea es incorrecta, perderemos lo que hemos conquistado.”
Partido que tiene en cuenta que:
“Para derrocar el Poder político es siempre necesario, ante todo, crear opinión publica y trabajar en el terreno ideológico. Así proceden las clases revolucionarias, y también las clases contrarrevolucionarias.”
Así como, al dirigir la revolución, que:
“Cuando su existencia se ve amenazada, la clase explotadora emplea siempre la violencia. Desde que ella entrevé una revolución se esfuerza por aniquilarla por la violencia... La clase explotadora no emplea solamente la violencia para luchar contra el régimen popular luego del establecimiento por el pueblo de un poder revolucionario; ella utiliza también la violencia para reprimir al pueblo revolucionario, desde el momento en que éste se lanza a tomar el Poder.”
Y:
“Todos los reaccionarios intentan eliminar la revolución por medio de matanzas en masa y piensan que cuanta más gente asesinen tanto más débil será la revolución. Pero, en contra de este de ser subjetivo de la reacción, los hechos muestran que cuanta más gente asesina la reacción, mayor es la fuerza de la revolución y más se acercan los reaccionarios a su fin. Esta es una ley ineluctable.”
Y principalmente que:
“Todas las luchas revolucionarias del mundo tienen por objetivo tomar el Poder y consolidarlo”.
“Todas las fuerzas reaccionarias al borde de su extinción libran invariablemente luchas de agonía”.
“Los pueblos y naciones oprimidos no deben, en modo alguno, confiar su liberación a la `sensatez' del imperialismo y sus lacayos. Sólo podrán lograr la victoria fortaleciendo su unidad y perseverando en su lucha”.
“¡Pueblos De todo el mundo, tened coraje, atreveos a luchar, desafiad las dificultades y avanzad en oleadas, y así el mundo entero pertenecerá a los pueblos. Todos y cada uno de los monstruos serán liquidados!”
Partido para el que:
“La política es el punto de partida de todas las acciones prácticas de un partido revolucionario, y se manifiesta en el proceso y el resultado final de sus acciones. Toda acción de un partido revolucionario es la aplicación de su política. Si no aplica una política correcta, aplica una errónea; si no aplica determinada política de modo consciente, la aplica a ciegas. Lo que llamamos experiencia es el proceso y el resultado final de la aplicación de una política. Sólo a través de la práctica del pueblo, es decir, por la experiencia, se puede verificar si una política es correcta o errónea y determinar hasta qué grado lo es. Pero la práctica de los hombres, especialmente la práctica de un partido revolucionario y de las masas revolucionarias, esta necesariamente ligada con una u otra política. Por tanto, antes de emprender cualquier acción, debemos explicar a los militantes del Partido y a las masas la política que hemos formulado a la luz de las circunstancias dadas. De otro modo, los militantes del Partido y las masas se apartarán de la dirección de nuestra política, actuarán a ciegas y aplicaran una política errónea.” (“Sobre la política concerniente a la industria y el comercio”).
Y en cuya construcción se sujeta a lo establecido por el Presidente Mao:
“Las formas organizativas revolucionarias deben servir a las necesidades de la lucha revolucionaria. Cuando una forma organizativa ya no concuerda con las necesidades de la lucha, debe ser abolida”.
Y “la tarea de organización debe estar subordinada a la tarea política.”
Y a la gran orientación:
“… el frente único, la lucha armada y la construcción del Partido constituyen las tres cuestiones fundamentales que enfrenta nuestro Partido en la revolución China. Comprender correctamente estas tres cuestiones y su interconexión equivale a dirigir de manera acertada toda la revolución China.”
Y concibiendo el Partido como una contradicción desarrollarlo en medio de la lucha de dos líneas en su seno, sujetándose a:
“O el viento del Este prevalece sobre el del Oeste, o el viento del Oeste prevalece sobre el del Este; no hay lugar a conciliación en el problema de las dos líneas.”; así como “campañas de rectificación” para desarrollar la consolidación partidaria en lo ideológico, político y organizativo.
Por otro lado, al tratar el problema nacional partir de:
“La lucha nacional es, en último término, un problema de la lucha de clases.”
Tener en cuenta que:
“Los grandes países y los países ricos desprecian a los pequeños países y a los países pobres. Los países occidentales despreciaron siempre a Rusia. La China de hoy todavía es despreciada. Y no es sin razón que los otros nos desprecian, puesto que estamos en retraso... El desprecio de otros hacia nosotros nos es, sin embargo, beneficioso. Nos obliga a trabajar y a progresar.”
Y considerar seriamente el problema de las minorías nacionales:
“El número de personas que pertenecen a las minorías nacionales excede, en nuestro país, los 30 millones. Aunque solo representan el 6 por ciento de la población de China, habitan extensas regiones que constituyen del 50 al 60 por ciento de la superficie total del país. Por eso es de necesidad imperiosa fomentar las buenas relaciones entre la nacionalidad jan y las minorías nacionales. La clave de este problema está en superar el chovinismo de gran jan. Al mismo tiempo, hay que superar también el nacionalismo local en aquellas minorías nacionales en donde existe. Tanto el chovinismo de gran jan como el nacionalismo lo cual desfavorecen la unidad entre las nacionalidades; éstas son contradicciones en el seno del pueblo que debemos superar.” (“Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo”).
En cuanto a estrategia y táctica:
“En el curso de un largo período hemos llegado a formarnos es te concepto para la lucha contra el enemigo: estratégicamente, debemos desdeñar a todos nuestros enemigos, pero tácticamente, debemos tomarlos muy en serio. Es decir, al considerar el todo, debemos despreciar al enemigo, pero tenerlo muy en cuenta en cada una de las cuestiones concretas. Si no despreciamos al enemigo al considerar el todo, caeremos en el error de oportunismo. Marx y Engels no eran más que dos personas, pero ya en su tiempo declararon que el capitalismo seria derribado en todo el mundo. Sin embargo, al enfrentar las cuestiones concretas y a cada uno de los enemigos en particular, si no los tomamos muy en serio, cometeremos el error de aventurerismo. En la guerra, las batallas sólo pueden ser dadas una por una y las fuerzas enemigas, aniquiladas parte por parte. Las fábricas sólo pueden construirse una a una. Los campesinos sólo pueden arar la tierra parcela por parcela. Incluso al comer pasa lo mismo. Desde el punto de vista estratégico, tenemos en poco el comer una comida: estamos seguros de poder terminarla. Pero en el proceso concreto de comer, lo hacemos bocado por bocado. No podemos engullir toda una comida de un golpe. Esto se llama solución por partes. Y en la literatura militar se llama destruir las fuerzas enemigas por separado.” (“Intervención en la Conferencia de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de Moscú”).
Complementándola con lo que el propio Presidente Mao estableciera en “A propósito de nuestra política”:
“En las relaciones con las distintas clases del país, aplicar la política fundamental de desarrollar las fuerzas progresistas, ganarse a las intermedias y aislar a las recalcitrantes anticomunistas”; y: “En la lucha contra los recalcitrantes anticomunistas, explotar las contradicciones, ganarse a la mayoría, combatir a una minoría y aplastar a los enemigos uno por uno; luchar con razón, con ventaja y en sobrepasarse.”
Dentro de esta perspectiva los intelectuales, las mujeres y los jóvenes deben guiarse por:
“Sin la participación de los intelectuales revolucionarios, la victoria de la revolución es imposible”.
“Los intelectuales no lograrán nada si no se integran a las masas de obreros y campesinos. En definitiva, la línea divisoria entre los intelectuales revolucionarios y los no revolucionarios o contrarrevolucionarios consiste en si están dispuestos a integrarse con las masas de obreros y campesinos y si lo hacen en la práctica”.
Las mujeres partiendo de:
“La mujer representa la mitad de la población. La condición económica de la mujer trabajadora y la opresión que padece, como nadie, demuestran que la mujer necesita urgentemente la revolución, y que es una fuerza que ha de determinar la victoria o la derrota de la revolución”.
Y siguiendo el principio maoísta de que la emancipación de la mujer es parte de la emancipación del proletariado, deben coger firmemente:
“El día en que las mujeres de todo el país se alcen será el momento de la victoria de la revolución China”.
“La verdadera igualdad entre el hombre y la mujer sólo puede alcanzarse en el proceso de la transformación socialista de la sociedad en su conjunto”; y: “Uníos, tomad parte en la producción y las actividades políticas para mejorar la situación económica y política de la mujer”.
Y los jóvenes:
“El mundo es de ustedes, y también de nosotros; pero, en última instancia, es de ustedes... El mundo les pertenece”.
“La juventud es la fuerza más activa y vital de la sociedad. Los jóvenes son los mas ansiosos de aprender, y los menos conservadores en su pensamiento”.
Y: “¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario? ¿Cómo discernirlo? Sólo hay un criterio: si está dispuesto a fundirse, y se funde en la práctica, con las grandes masas obreras y campesinas. Es revolucionario si lo quiere hacer y lo hace; de otro modo es no-revolucionario o contrarrevolucionario. Si se identifica hoy con las masas obreras y campesinas, es hoy revolucionario; si mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en no-revolucionario o en contrarrevolucionario”.
Por su parte, los comunistas, los miembros del Partido Comunista, siempre se sujetarán a estas sabias palabras:
“Los comunistas en todo partimos de los intereses supremos de las grandes masas del pueblo... estamos convencidos de la completa justicia de nuestra causa... no nos detendremos ante ningún sacrificio personal y estamos dispuestos en todo momento a dar nuestras vidas por esta causa.”
Y además: “Deben estar especialmente vigilantes contra los arribistas y conspiradores como Jruschov, y evitar que tales malvados usurpen, sea al nivel que fuere, la dirección del Partido y del Estado.”
Pero no solamente los comunistas, sino los revolucionarios y todo el pueblo deben tener siempre presente que:
“Excepto los desiertos, allí donde hay grupos de gente, éstos se componen invariablemente de izquierda, centro y derecha. Esto seguirá siendo así incluso dentro de diez mil años.”
“Cada vez que se levanta un tifón, los vacilantes, incapaces de resistirlo, se tambalean: Esto es una ley. Les aconsejo a todos ustedes que presten atención a este problema. Después de tambalearse unas cuantas veces, algunas personas cogen experiencia y dejan de hacerlo. Pero hay un tipo de personas que nunca dejarán de vacilar, tal como ocurre con el arroz y otros cultivos semejantes que, por tener un tallo tan delgado, oscilan con cada golpe de viento. El sorgo y el maíz poseen mejores condiciones, pues sus tallos son relativamente gruesos. Sólo los grandes árboles se yerguen inconmovibles. El tifón vuelve cada año, e igual ocurre con los tifones ideológicos y políticos en el plano nacional y en el internacional. Se trata de un fenómeno natural de la sociedad. Un partido es un género de sociedad, una sociedad política. La primera categoría de sociedades políticas la constituyen los partidos. Un partido es una organización de clase.”
“Cuando se encuentran en una situación desventajosa, los representantes de las clases explotadoras suelen recurrir a la táctica de ofensiva como medio de defensa, con el fin te preservar hoy su existencia y facilitar su desarrollo futuro. Inventan cosas de la nada y fabrican rumores en las narices de la gente, o echan mano de algunas apariencias de un asunto para lanzar ataques contra su esencia, o cantan loas a unos y atacan a otros, o inflan tal o cual problema para ‘abrir algunas brechas’ y colocarnos de este modo en una posición difícil. En resumen, siempre estudian con qué tácticas enfrentarnos y ‘exploran el terreno’ para alcanzar su objetivo. A veces, ‘se tienden haciéndose los muertos’ en espera de la oportunidad de un ‘contraataque’. Tienen largos años de experiencia en la lucha de clases y saben valerse de distintas formas de lucha, tanto legales como ilegales. Nosotros, como militantes revolucionarios, debe conocer sus artimañas y estudiar sus tácticas a fin de vencerlos. No debemos, por ningún motivo, comportarnos como letrados ingenuos abordando de manera simplista la compleja lucha de clases.”
Y: “En cuanto a nosotros atañe, considero que es malo si una persona, partido, ejército o centro de enseñanza no es atacado por el enemigo, porque eso significa que nos hemos hundido en el mismo pantano que él. Es bueno si el enemigo nos ataca, pues eso prueba que hemos deslindado campos con él. Y mejor aún si el enemigo nos ataca con furia y nos pinta de negro y carentes de toda virtud, porque eso no solo testimonia que hemos deslindado campos, sino también que hemos alcanzado notables éxitos en el trabajo.”
Y seguros de que:
“Un gran desorden bajo los cielos conduce a un gran orden bajo los cielos”, guiarnos siempre por estas luminosas palabras del Presidente Mao Tse-tung:
“El mundo está progresando y el futuro es brillante; nadie puede cambiar esta tendencia general de la historia... En una palabra, las perspectivas son brillantes, pero el camino tiene vueltas y revueltas.”
“Siempre que el pueblo de un país pequeño o se levantarse en lucha, se atreva a empuñar las armas y tome en sus manos el destino de su propio país, podrá indefectiblemente derrotar la agresión de un país grande. Esta es una ley de la historia.”
“La presente Gran Revolución Cultural Proletaria es completamente necesaria y muy oportuna para consolidar la dictadura del proletariado, prevenir la restauración del capitalismo y construir el socialismo.”
“Subsiste el peligro de una nueva guerra mundial; los pueblos del mundo deben estar preparados. No obstante, la principal tendencia del mundo actual es la revolución.”
“El reemplazo de lo viejo por lo nuevo es una ley universal, eterna e ineludible.”
“Nada es imposible en el mundo si uno se atreve a escalar las alturas.”
ELECCIONES, NO!
¡GUERRA POPULAR, SI!
Comité Central
Partido Comunista del Perú
1990