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miércoles, 14 de marzo de 2018

A. KOLLONTAI: LA MUJER EN EL DESARROLLO SOCIAL




Entre los meses de abril, mayo y junio de 1921 A. Kollontai impartió 14 lecciones ante mujeres estudiantes que se incorporarían después al trabajo político en las secciones femeninas. El objetivo de las conferencias era dar a las estudiantes una idea básica tanto de la posición comunista sobre la cuestión de la mujer como mostrar la nueva situación de la mujer en la sociedad socialista: 

“Las nuevas relaciones sociales, así como también la situación de la mujer, se encuentran ligadas indisolublemente a la estructura y organización del sistema económico. El desarrollo de  una producción socialista origina la disolución de la familia tradicional y con ello hace posible  una creciente igualdad de derechos y una posición más libre de la mujer en la sociedad”
(A. Kollontai: del Prólogo a la “La mujer en el desarrollo social”.Oslo, 1925)

De esta serie de conferencias para mujeres, presentamos la lección número ocho, en la que A. Kollontai combate al feminismo burgués, partiendo de la experiencia práctica de la lucha de las mujeres obreras por su emancipación..


jueves, 1 de marzo de 2018

8 de MARZO: HUELGA FEMINISTA

  Manifestación en Gijón años 70,s

8 de MARZO: HUELGA FEMINISTA

Este 8 de marzo está convocado un paro general feminista de 24 horas. Motivos no faltan para esta movilización y así lo han recogido los sindicatos convocantes: violencia machista, dificultad al acceso al mercado laboral para las mujeres, precariedad laboral, temporalidad, la brecha salarial entre trabajadores y trabajadoras, etc.
Esta convocatoria de huelga ya ha hecho visible tanto la lucha de dos líneas entre feminismo burgués y feminismo proletario como la existencia de ideas machistas y reaccionarias en nuestros compañeros de trabajo y de lucha.
Por un lado CC.OO y UGT, ya están haciendo su labor de dividir a las mujeres obreras el 8 de marzo y convocan paros de dos horas, no sumándose a la convocatoria de 24 horas, con la filosofía de siempre, movilizar pero dentro de los límites de la respetabilidad burguesa, no sea que la rabia acumulada de la mujer obrera desborde la legalidad burguesa.
El feminismo burgués continúa con la consigna de “lo personal es político”, asumida por Podemos, consigna que ha llevado a la lucha por cambiar leyes y políticas públicas dentro del marco del Estado burgués con el siguiente resultado: las nuevas leyes “feministas”no han acabado con las lacras de la mujer proletaria ni acabarán con ellas, al mismo tiempo que ocultan que la relación entre empresario/a y empleada no es una relación entre iguales, es injusta, de explotación y de opresión. La realidad del mercado laboral, independiente de las “políticas de igualdad”, no ha impedido que el trabajo doméstico, de limpieza, el relacionado con los cuidados personales, etc. se realice por mujeres, principalmente inmigrantes. Mujeres que acceden al mercado de trabajo desorganizadas, como mano de obra barata, con la premura de llegar a final de mes, aunque sea por 600 euros.
Además las mujeres obreras y estudiantes revolucionarias no sólo se enfrentan al feminismo burgués, sino también al boicot de compañeros de trabajo y de lucha. Se exige que esta huelga tenga una dirección proletaria, que el feminismo proletario se imponga al feminismo burgués. Ya les decimos, eso no va a pasar, la dirección de esta huelga será reformista, como han sido las grandes movilizaciones de masas y grandes huelgas de las últimas décadas. Pero es una huelga a la que se ha sumado una nueva generación de mujeres revolucionarias, obreras y estudiantes, que están trabajando por sacar la huelga de los grandes centros de trabajo y de la administración pública para movilizar a las mujeres que trabajan en pequeñas empresas, en el pequeño comercio, en el trabajo doméstico, a las mujeres que trabajan gratis cuidando de sus casas y de sus hijos, a las viudas que en su mayoría sobrevive con pensiones que rozan el umbral de la pobreza, etc. Una nueva generación de mujeres revolucionarias que de forma consciente apuntan a movilizar a lo más hondo y más profundo de las mujeres proletarias, apuntando al socialismo y al comunismo. Mujeres que se están forjando en la lucha, rompiendo con el feminismo burgués que bajo la falsa bandera de“la igualdad” dentro del Estado burgués, trabaja para dividir a la clase obrera, entre mujeres y hombres, tratando de desviar la lucha de la mujer obrera de la conquista del Poder. Mujeres que señalan la criminal complicidad del feminismo burgués, liberal o revisionista, con la guerra imperialista contra los pueblos del tercer mundo, como ahora en el Medio Oriente y de la que forma parte el Estado imperialista español
¡ROMPER LAS CADENAS! ¡DESENCADENAR LA FURIA DE LA MUJER COMO UNA FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!
¡VIVA EL FEMINISMO PROLETARIO!
¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER A TRAVÉS DE LA CONQUISTA DEL PODER!
¡VIVA EL MAOÍSMO, ABAJO EL REVISIONISMO!
mar-armado.blogspot.com

miércoles, 8 de marzo de 2017

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER!


¡Proletarios de todos los países, uníos!

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER!
¡CONSTRUIR EL MOVIMIENTO FEMENINO COMO PARTE DE Y SIRVIENDO A LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL!
"El problema femenino es una cuestión importante para la lucha popular. Y su importancia es hoy mayor porque se intensifican acciones tendientes a la movilización de las mujeres; movilización necesaria y fructífera desde la posición de la clase obrera y al servicio de las masas populares, pero que impulsada por y en beneficio de las clases explotadoras actúa como elemento de divisionismo y freno de la lucha popular.
En este nuevo período de politización de las masas femeninas en el cual nos desenvolvemos, teniendo como base una mayor participación económica de las mujeres en el país, es indispensable prestar seria atención al problema femenino en tanto estudio e investigación, incorporación política y consecuente labor organizativa. Tarea que plantea tener presente la gran tesis de Mariátegui que enseña: ‘LAS MUJERES COMO LOS HOMBRES SON REACCIONARIAS, CENTRISTAS O REVOLUCIONARIAS, NO PUEDEN, POR CONSIGUIENTE, COMBATIR JUNTAS LA MISMA BATALLA. EN EL ACTUAL PANORAMA HUMANO LA CLASE DIFERENCIA A LOS INDIVIDUOS MAS QUE EL SEXO’. Así, desde el comienzo, la necesidad de una comprensión científica del problema femenino exige partir incuestionablemente de la concepción de la clase obrera, del marxismo."

"En tanto que la tesis de la liberación femenina históricamente aparece como una tesis burguesa en cuyo fondo se oculta la contraposición de hombres y mujeres por el sexo y se camufla la raíz de la opresión de la mujer; hoy vemos como se desenmascara cada vez más la liberación femenina como feminismo burgués, que apunta a la división del movimiento popular apartando del mismo a las masas femeninas y que busca principalmente oponerse al desarrollo del movimiento femenino bajo la guía y conducción de la clase obrera."
(EL MARXISMO, MARIATEGUI Y EL MOVIMIENTO FEMENINO - PCP-CC 1975)

En esta ocasión del día de la mujer, el Movimiento Popular Perú - como organismo generado del Partido Comunista del Perú para el trabajo en el extranjero - dirige sus calurosos saludos comunistas a las combativas masas femeninas del proletariado y de los pueblos del mundo; a las camaradas militantes, combatientes y masas que dan sus vidas en las guerras populares bajo la bandera roja del maoísmo en Perú, en India y otros lugares; en las luchas de liberación nacional contra las superpotencias y potencias imperialistas, y a las luchas masivas y violentas por las reivindicaciones y contra la política reaccionaria, antiobrera, antifemenina y chovinista en los mismos países imperialistas. 

Hoy vemos en todas estas luchas como se confirma cada vez más lo establecido por nuestro Partido: que la agudización de la lucha de clases impulsa la movilización de las mujeres, pero que la lucha de las mujeres por su emancipación, cuando es "impulsada por y en beneficio de las clases explotadoras actúa como elemento de divisionismo y freno de la lucha popular". El imperialismo, la reacción y el revisionismo, en su negro e imposible sueño de contener y aplastar la revolución y salvar su podrido sistema de explotación y opresión, actúan sistemáticamente y muy conscientemente para utilizar la opresión de la mujer - y la lucha contra esta misma opresión - en servicio de la contrarrevolución y de las guerras imperialistas de rapiña y reparto del mundo.  El feminismo burgués y pequeño burgués hoy se han convertido en una parte central de la retórica y política de los Estados imperialistas y reaccionarios; para justificar sus guerras de agresión y para movilizar las masas femeninas bajo dirección burguesa y dividir al proletariado. En síntesis, la tarea reaccionaria del imperialismo y la reacción en cuanto a la mujer - tarea en la cual cuentan con la ayuda del revisionismo de viejo y nuevo cuño - es "principalmente oponerse al desarrollo del movimiento femenino bajo la guía y conducción de la clase obrera", y la tarea del proletariado es movilizar a las masas femeninas como parte de y sirviendo a la revolución mundial, es decir como parte de y sirviendo a la lucha por la reconstitución de los Partidos Comunistas y la preparación, el inicio y el desarrollo de la guerra popular en cada país. Porque, como nos enseña el Presidente Mao: "la verdadera igualdad entre el hombre y la mujer solo puede alcanzarse en el proceso de la transformación socialista de la sociedad en su conjunto"

El feminismo burgués y pequeño burgués sirven a desviar las luchas justas de las mujeres explotadas y oprimidas del camino revolucionario y convertirlas en fichas de ajedrez; ver como la lucha de las mujeres kurdas es utilizada por un puñado de dirigentes revisionistas y oportunistas en el PKK/YPG para promover su colaboración con el imperialismo, con sus alabanzas a la “democracia occidental” y sus posiciones reaccionarias como la de la supuesta “naturaleza pacífica” de la mujer. En EE.UU., las mujeres se movilizan contra el nuevo gobierno reaccionario de Trump y su política abiertamente chovinista y antifemenina, pero sin dirección proletaria las protestas son utilizadas por una fracción de la burguesía imperialista contra otra fracción de la misma clase dominante; en supuesta defensa de la “democracia” y la “libertad”, pero en realidad en defensa del Estado imperialista, de la dictadura burguesa. En todo el mundo, tal feminismo bajo dirección burguesa sirve a desviar las mujeres de su verdadera emancipación y dividir a la clase obrera poniendo hombres contra mujeres. 

La esencia de esta política y de su sustento ideológico – el liberalismo, la “libertad individual”, el “interseccionalismo” etc. – es combatir al marxismo y evitar que las luchas femeninas se desarrollen desde una posición de clase proletaria y bajo dirección del proletariado para aplastar y barrer todo el sistema imperialista y su doble explotación y opresión de la mujer, construyendo y defendiendo la nueva sociedad con los fusiles en los manos del pueblo, en guerra popular dirigida omnímodamente por el Partido Comunista. Contra el feminismo burgués y pequeño burgués ponemos el feminismo proletario, y cabe recordar lo planteado por la fundadora del Día de la mujer, Clara Zetkin: "Las mujeres socialistas de todas las naciones reconocemos el imperialismo como el enemigo que ahora está conduciendo a los pueblos a luchar entre sí, a fin de agotarse y esclavizarnos. No hay posibilidad de ningún pacto entre el imperialismo y el socialismo" y “la propaganda femenina debe tocar todos los asuntos de gran importancia para el movimiento proletario en general. De hecho, la tarea principal es despertar la conciencia de clase de las mujeres e incorporarlas en la lucha de clases.”
 
Lo decisivo para poder construir el movimiento femenino proletario es enarbolar, defender y aplicar el marxismo, es decir hoy su tercera, nueva y superior etapa el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo, y combatir implacablemente al revisionismo y al liberalismo dentro y fuera de nuestras filas. Los revisionistas, que promueven el feminismo burgués y pequeño burgués junto con su cretinismo parlamentario, su reformismo y su capitulacionismo, no están por la emancipación de la mujer; están por defender el viejo y podrido sistema que oprime a las mujeres y hombres trabajadores en todo el mundo. Llamamos a todas las comunistas y revolucionarias del mundo a aprender de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, en la cual las inmensas masas de obreras y campesinas, bajo la dirección del Presidente Mao, se levantaron en rebelión contra el puñado de dirigentes seguidores del camino capitalista – Liu Shao-Chi, Teng y su camarilla – quienes propugnaban el regreso de las mujeres al hogar, es decir separándolas de la producción social, de la lucha de clases, de la revolución. 

Llamamos a las feministas proletarias de todo el mundo a forjarse como dirigentes y combatientes en medio de las luchas populares y como parte de la lucha por reconstituir los Partidos Comunistas en cada país como Partidos marxistas-leninistas-maoístas militarizados. No podemos permitir que las clases explotadoras usurpen y utilicen nuestra lucha justa por la emancipación de la mujer. ¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!

¡VIVA EL FEMINISMO PROLETARIO!
¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER A TRAVÉS DE LA CONQUISTA DEL PODER!
¡VIVA EL MAOÍSMO, ABAJO EL REVISIONISMO!
¡GUERRA POPULAR HASTA EL COMUNISMO!

Movimiento Popular Perú
8 de marzo de 201

jueves, 24 de marzo de 2016

Documento del CC del PCP por el Día de la Mujer.

¡Proletarios de todos los países, uníos!



¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER!
¡LA CONQUISTA DEL PODER PROLETARIO EMANCIPARÁ A LA MUJER!

Comité Central
Partido Comunista del Perú
Marzo de 2016
 


Ediciones
Bandera Roja
reproducido por el
MOVIMIENTO POPULAR PERÚ
Marzo de 2016

[Preparado para la Internet por la revista Sol Rojo]




Proletarios de todos los países, uníos!
 

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER!
¡LA CONQUISTA DEL PODER PROLETARIO  EMANCIPARÁ  A LA MUJER!

¡Camaradas revolucionarios proletarios, mandos y combatientes del Ejército Popular de Liberación, y jóvenes combatientes guardias rojos, les extiendo mis saludos de la gran revolución cultural proletaria!
¡Aprendo de ustedes, camaradas! ¡Les saludo, camaradas!
No encuentro palabras para expresar la alegría que embarga mi corazón.
Pasando revista a LA GRAN REVOLUCIÓN CULTURAL PROLETARIA en los dos años y tanto transcurridos, vemos cuántas tempestades hemos atravesado. Siguiendo a nuestro gran líder el Presidente Mao y avanzando valientemente, hemos destruido al fin y en forma definitiva la línea revisionista contrarrevolucionaria encabezada por el Jruschov chino en el Partido….
Al mando de nuestro gran líder el Presidente Mao, la clase obrera, esta fuerza principal, subió el 27 de julio al escenario de la lucha, crítica y transformación de la superestructura. Le respalda el Ejército Popular de Liberación. Los jóvenes combatientes guardias rojos, y todos los profesores, empleados y trabajadores que quieren hacer la revolución deben dar la bienvenida a este acto de la clase obrera y aceptar su dirección. No permitimos que los elementos nocivos, aunque pocos en número, pongan obstáculos. Debemos sacar a estos elementos perniciosos que sabotean la lucha, crítica y transformación…
Tenemos aún una gran cantidad de trabajo por delante, verdaderamente una gran cantidad: la lucha, crítica y transformación, la rectificación y construcción del Partido y la depuración de las filas de clase. Enfrentaremos muchas cosas que aún no conocemos. Por tanto, ¡debemos seguir la enseñanza de nuestro gran líder el Presidente Mao de prevenirnos contra el engreimiento y la precipitación, mantener en alto la gran bandera roja del pensamiento de Mao Tse-tung y avanzar triunfalmente!
- Camarada Chiang Ching,
Pekín Informa, No. 37 (septiembre 18) de 1968, pág. 8

"Estas simples observaciones muestran la certeza de la tesis de la emancipación de la mujer la que se concibe como parte de la liberación del proletariado. En tanto que la tesis de la liberación femenina históricamente aparece como una tesis burguesa en cuyo fondo se oculta la contraposición de hombres y mujeres por el sexo y se camufla la raíz de la opresión de la mujer; hoy vemos como se desenmascara cada vez más la liberación femenina como feminismo burgués, que apunta a la división del movimiento popular apartando del mismo a las masas femeninas y que busca principalmente oponerse al desarrollo del movimiento femenino bajo la guía y conducción de la clase obrera."
- Comité Central, Partido Comunista del Perú - El marxismo, Mariátegui y el movimiento femenino

"Las mujeres que son la mitad del mundo y desarrollar el movimiento femenino por la emancipación de la mujer, tarea que es obra de las mujeres mismas pero bajo la dirección del Partido."
- Presidente Gonzalo



El 8 de marzo DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, saludamos a la mujer obrera, campesina, maestra, minera,  ama de casa, a todas las mujeres del mundo y del pueblo peruano, que luchan y contienden en las peores condiciones de opresión y explotación contra el  sistema imperialista, contra el imperialismo yanqui  que marcha en recesión y perdida de su papel de gendarme único. Saludamos las luchas heroicas  que  día a día  la mujer  en el Medio Oriente, África, Asia, América y Europa desarrollan, guerras por liberación nacional, algunas con guerra popular y otras con luchas armadas, no solo por la defensa de sus derechos fundamentales.  Van avanzado en comprender y aplicar creadoramente que todas las luchas deben estar dirigidas  bajo la dirección de un Partido Comunista apertrechado con la ideología comunista de hoy el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo. Su emancipación va de la mano con la conquista del poder del proletariado y todo lo demás es quimera y cháchara burguesa, solo del cañón de los fusiles saldrá su ansiada liberación.

La camarada Chiang Ching, gran dirigente, demanda a todo el pueblo a proseguir la Gran Revolución Cultural Proletaria para garantizar la continuidad de la Revolución socialista,  camarada forjada en la guerra popular con gran visión política llama a todo el pueblo chino a continuar y tensar fuerzas para luchar dentro y fuera del Partido. Duro golpe para las negras organizaciones revisionistas que agrupan a las mujeres para que sean generadoras de mano de obra barata, generadoras de inmigrantes, generadoras de PBI como trata de blanca como en Italia, para enfrascarlas en lucha de géneros, en luchas de preferencia de sexo, por la “democratización de la sociedad peruana”, elecciones, etc., banderas traposas que desenrumban su verdadero papel de mujer revolucionaria y combatiente. Pero las mujeres del mundo luchan heroicamente con armas en la mano insuflando a todas las mujeres oprimidas a templar el acero y combatir al revisionismo a lo largo y ancho del mundo.

En el Perú el capitalismo burocrático que  desarrolla  este gobierno, va despojando de sus tierras a los campesinos y pobladores a favor de las mineras. Criminalizando las protestas del pueblo, es decir a sangre y fuego aplica los planes del Banco mundial, del  imperialismo yanqui, de los BRICS, y no olvidemos que este gobierno ganó con los votos  de la LOD y su MOVADEF y revisionistas de toda laya (CGTP, Patria roja, PC unidad etc.) y hoy se rasgan las vestiduras, acaso nos olvidamos como los Humalas, las Martinas en Villa Maria del Triunfo y San Juan de Lurigancho ¿no hacían campañas? Por eso es que no quieren que las mujeres eleven sus luchas, sino que solo pidan una ración más del vaso de leche, un menú más al comedor popular o una escalera para sus barrios, una beca, cunas más. Eso es lo que necesitan las mineras, los  armadores pesqueros, las empresas petroleras y la banca financiera, un gobierno que promueva la  “INCLUSION” para que el pueblo este adormecido con autoridades corruptas para esquilmar a más no poder.

Rendimos  homenaje a todas las mujeres que van avanzando en luchar por su emancipación y nos reafirmamos en proseguir  luchando junto con sus  organizaciones, rechazamos la represión y la criminalización de la protesta popular.

¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER A TRAVÉS DE LA CONQUISTA DEL PODER! ¡GUERRA POPULAR SI, ELECCIONES NO! ¡EN DEFENSA DE LAS  DE LAS PRISIONERAS DE GUERRA EN EL PERÚ Y EL MUNDO! ¡QUE EL MAOISMO PASE A COMANDAR LA NUEVA GRAN OLA DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL! ¡OPONERNOS A UN NUEVO REPARTO DEL MUNDO, CON GUERRA POPULAR!

Partido Comunista del Perú - Comité Central
Marzo de 2016





martes, 8 de marzo de 2016

¡VIVA EL FEMINISMO PROLETARIO!



¡Proletarios de todos los países, uníos!


¡APLASTAR AL IMPERIALISMO Y AL PATRIARCADO CON GUERRA POPULAR!

En nombre de nuestra Jefatura el Presidente Gonzalo, nuestro Partido Comunista del Perú, su Comité Central y todo su sistema de dirección, dirigimos nuestros saludos comunistas a todas las obreras y mujeres trabajadoras del mundo en este Día de la mujer. Saludamos la lucha heroica de las compañeras comunistas y revolucionarias, militantes, combatientes y masas que se han destacado en la lucha del proletariado internacional para tomar el Poder y la lucha de los pueblos oprimidos para su liberación nacional, y entre ellas nuestras heroínas y dirigentes proletarias como Luisa Michel, Nadezhda Krúpskaya, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, camarada Chiang Ching,  Liu Ju-lan, camarada Norah y otras. Dirigimos un saludo especial a las compañeras que hoy avanzan como ejemplos ante el mundo de dar la vida por el Partido y la revolución en las heroicas luchas armadas y guerras populares bajo la bandera del maoísmo en Perú, India, Filipinas, Turquía y otros lugares, destacando la necesidad e importancia histórica de la movilización de las mujeres en el Medio Oriente en lucha armada contra el imperialismo y todos sus lacayos, por su verdadera liberación conjuntamente con la liberación nacional y la toma del Poder para el proletariado y el pueblo, y no por la “democracia occidental” o los “derechos humanos” del imperialismo.
Nos reafirmamos en nuestra posición marxista-leninista-maoísta, pensamiento gonzalo, que sólo con la derrota final del imperialismo y todo el sistema de explotación y opresión, sólo con la abolición de la propiedad privada y las clases sociales, será posible aplastar totalmente al patriarcado y la opresión de la mujer; y que sólo con la movilización ideológica y política de la mujer, con su incorporación plena en la producción y la lucha de clases, será posible para el proletariado asumir plenamente su papel histórico, derrotar al imperialismo y llegar a nuestra meta final el siempre dorado Comunismo. 

El feminismo proletario se distingue y está opuesto a los feminismos promovidos por la burguesía. Aunque el feminismo burgués y pequeño burgués tienen su origen en las revoluciones burguesas y como parte de estas en el pasado han asumido la lucha por los derechos de la mujer, en la etapa imperialista del capitalismo – su etapa superior y última – estos feminismos se han convertido cada vez más en instrumentos ideológicos y políticos del imperialismo, la reacción y el revisionismo para mantener e intensificar su explotación y opresión del proletariado y los pueblos oprimidos. Vemos hoy más que nunca la necesidad de las mujeres proletarias - como parte indispensable de la lucha contra el patriarcado – de rechazar, aplastar y desenmascarar ante las masas el papel reaccionario del feminismo burgués y pequeño burgués e imponer el feminismo proletario.
¿Cómo sirve el feminismo burgués como arma ideológica y política contrarrevolucionaria? Sirve como pretexto para justificar las guerras de agresión contra los países oprimidos del tercer mundo; promoviendo la cultura patriarcal y decadente del imperialismo (y los avances superficiales y limitados en la posición de la mujer que este sistema permite) como parte de la llamada “democracia occidental” y su guerra "contra el terrorismo" o "contra la dictadura", es decir su guerra genocida de reparto. Sirve como arma ideológica reaccionaria para desviar la lucha de clases, para crear una falsa unidad “por encima de las clases” y así someter y organizar a las mujeres proletarias y trabajadoras en formas corporativas bajo dirección burguesa y con promesas hipócritas de “libertad individual”, “mejores condiciones de vida” o “educación” para ser consumistas dentro del viejo orden, sostenedoras del sistema. El feminismo pequeño burgués, aunque tiene sus contradicciones con la gran burguesía así como con el proletariado, hoy sirve como un instrumento más del imperialismo, sirviendo a los intereses de la gran burguesía imperialista. Es un feminismo que no ve la opresión de la mujer como una forma y una parte de la explotación y la opresión capitalista, sino como una cuestión individual y moral; así, en vez de una lucha de los explotados y oprimidos contra la ideología y política patriarcal para poder unirnos y derrotar a nuestro enemigo de clase, proponen una "guerra entre los sexos", contribuyendo así a dividir a nuestra clase. Las feministas pequeño burguesas por su carácter de clase no quieren ni pueden abolir la propiedad privada y toda explotación, sino que por el contrario se basan en el individualismo y utilizan su feminismo como un método para hacer sus carreras y medrar dentro del sistema imperialista. Consecuentemente, se prestan fácilmente a los planes y las tareas reaccionarias planteadas por el imperialismo: de atacar al marxismo y difundir el revisionismo, el liberalismo y el anarquismo en las filas del pueblo, y de justificar la guerra imperialista de reparto en marcha. Como ejemplo, ver como hoy promueven la ideología y política abiertamente anti-marxista, colaboracionista y pro-imperialista de Öcalan y su PKK/PYD en nombre de tal feminismo, pero no dicen nada sobre las heroínas proletarias y revolucionarias que dan sus vidas como militantes y combatientes en las guerras populares en Perú, en la India, Turquía, Filipinas y otros lugares. Ver como algunas de estas feministas revisionistas en Europa ahora demandan que los Estados burgueses "tomen medidas contra el islamismo", un pretexto para intensificar la represión y la violencia reaccionaria contra la población de los barrios proletarios y para dividir aún más a la clase con racismo y chovinismo, todo en nombre de la “democracia” y del mismo feminismo burgués y pequeño burgués. 

En síntesis, es urgente intensificar y avanzar en nuestra tarea de armarnos con el feminismo proletario y organizar a las mujeres explotadas y oprimidas bajo dirección proletaria - con Partidos Comunistas marxistas-leninistas-maoístas militarizados - en todos los países del mundo, iniciando y desarrollando guerras populares. Nuestro feminismo proletario debe combatir a las posiciones reaccionarias – liberales y revisionistas así como burguesas, feudales, idealistas y religiosas - y toda opresión de la mujer dentro de las filas del pueblo con el fin de unirnos en la lucha a muerte contra el imperialismo, la reacción y el revisionismo – y no para dividirnos y ponernos a la cola de la gran burguesía. No es posible asumir estas tareas con la conciliación, sino solamente con la lucha implacable contra el feminismo burgués y pequeño burgués. Estudiar y sacar lección de la experiencia extensa de nuestra clase en combatir al patriarcado y romper con todas las viejas ideas sobre la "naturaleza deficitaria de la mujer", incorporando a las mujeres en la producción y la lucha de clases como parte de las revoluciones democráticas, socialistas y culturales.

¡ROMPER LAS CADENAS! ¡DESENCADENAR LA FURIA DE LA MUJER COMO UNA FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!
¡ABAJO EL PATRIARCADO!
¡ABAJO EL FEMINISMO BURGUÉS Y PEQUEÑO BURGUÉS!
¡VIVA EL FEMINISMO PROLETARIO!
¡APLASTAR AL IMPERIALISMO Y AL PATRIARCADO CON GUERRA POPULAR!
¡POR LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER, CONQUISTANDO EL PODER CON GUERRA POPULAR!
Movimiento Popular Perú
8 de marzo de 2016

domingo, 8 de marzo de 2015

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER!




SOL ROJO:

!VIVA EL DÍA DE LA MUJER!
¡LAS MUJERES LLEVAN SOBRE SUS ESPALDAS LA MITAD DEL CIELO Y DEBEN CONQUISTARLA!

Con motivo del día de la mujer publicamos aquí un extracto del libro "La mitad del cielo", que nos da ejemplos brillantes de los enormes avances del movimiento femenino proletario en la revolución china, principalmente durante la Gran Revolución Cultural Proletaria. Son ejemplos concretos de cómo el feminismo proletario y toda la lucha por la emancipación de las mujeres necesariamente tiene que ser una lucha contra el revisionismo y el oportunismo dentro y fuera de nuestras filas, y que esa lucha inevitablemente es parte de la lucha del proletariado en su conjunto para aplastar y barrer al imperialismo y la reacción, continuar la lucha de clases bajo la dictadura del proletariado y marchar hasta nuestra meta final el Comunismo. Publicamos el extracto junto con una introducción al libro, hecha por el blog "Mar armado de masas". El libro completo se puede descargar aquí.
/Sol Rojo, 8 de marzo de 2015

"LA MITAD DEL CIELO" - COMENTARIO DEL BLOG "MAR ARMADO DE MASAS":
"La mitad del Cielo» es el testimonio de un grupo de mujeres en su viaje por la República Popular China durante la Gran Revolución Cultural Proletaria, en plena campaña contra Lin Piao. Entre estas 12 mujeres había estudiantes, empleadas de oficina, la mujer de un obrero, todas militantes por la liberación de la mujer. Este testimonio es sintetizado por Claudie Broyelle, que lamentablemente capituló poco después y se pasó a las filas de Teng, el imperialismo y la reacción. Ahora ya conocemos el resultado de la restauración del capitalismo en China. A ojos del feminismo burgués China es un país adelantado en cuanto a la situación de la mujer. Hay mujeres empresarias, políticas, escritoras, científicas, etc., pero el problema de la mujer no está resuelto. La situación de la mujer en el campo ha retrocedido en décadas. La vida de las niñas recién nacidas no tiene ningún valor. En la ciudad la mayor parte de las mujeres viven en condiciones de miseria y explotación. La inevitable crisis del capitalismo en China muestra un porvenir todavía mucho más negro para la mujer obrera y campesina.
Durante la Revolución en China millones de mujeres se movilizaron dirigidas por el PCCH. La participación de la mujer en la guerra contra la invasión japonesa aplastó la idea reaccionaria de que las mujeres «sólo sirven para el trabajo doméstico». La reforma agraria, donde también millones de mujeres participaron de forma activa, tuvo como resultado la demolición del sistema patriarcal-feudal. Las campesinas conquistaron títulos de propiedad personales sobre la tierra, dejaron de ser la “esposa de...”. La Revolución de Nueva Democracia demolió la antigua estructura familiar, la mujer dejó su minoría de edad respecto al hombre y pasó a estar en la vanguardia de las transformaciones revolucionarias. Hizo más por la mujer la reforma agraria: “¡la tierra para quien la trabaja!”, que los millones de discursos sobre la igualdad con que bombardea a la mujer obrera y pobre el imperialismo, la reacción y el revisionismo.
Durante la Gran Revolución Cultural Proletaria más de 300 millones de mujeres se movilizaron contra el revisionismo de Liu, Teng y Lin Piao, lucha entre el camino comunista y el camino capitalista. Se crearon talleres colectivos de trabajo doméstico, comedores colectivos, se apuntaba a que la sociedad fuera responsable de los hijos y que éstos no fueran responsabilidad de la familia (propiedad de...) ni del Estado. El objetivo fue acabar con el carácter privado de la familia y de las tareas domésticas liberando a la mujer totalmente del mundo del hogar. Chian Ching es la mejor expresión de la incorporación de millones de mujeres dirigidas por el Partido de la clase obrera, el PCCH, a la transformación revolucionaria de la sociedad y al combate contra la restauración del capitalismo.
Este es el valor de este libro, presentar la experiencia más avanzada de la lucha de la mujer por su emancipación en una sociedad socialista. El Movimiento Femenino en la República Popular China combatió tanto las posiciones de Liu Shao Chi, que defendía el papel tradicional de la mujer sometida al poder marital, como las de Lin Piao, que afirmaba que la revolución ya estaba concluida, impidiendo la lucha consecuente por su emancipación y la transformación revolucionaria de la sociedad dirigida por el Partido Comunista Chino hasta el comunismo.
Hoy, la base de masas de la revolución proletaria mundial está en el Tercer Mundo y son millones de proletarias y campesinas pobres las que se han incorporado para combatir al imperialismo, la reacción y al revisionismo. Combate que va unido al de su emancipación. Es fácil comprobar la incorporación de la mujer bajo la bandera del maoísmo a las guerras populares en el Perú, India, Turquía, etc., pues su liberación está unida al triunfo de la clase obrera. En el Perú la guerra popular dirigida por el PCP no sólo ha movilizado a la mujer en el campo y la ciudad, desde la lucha reivindicativa hasta la guerra popular, sino que en el Nuevo Poder ha conquistado el papel que la vieja sociedad le niega. Como fruto de su participación en la guerra popular muchas mujeres han llegado a ser y son cuadros dirigentes del Partido.
Por todo esto, millones de mujeres se han incorporado a las filas de la revolución proletaria de forma consciente y dirigidas por verdaderos partidos comunistas como en el Perú, el PCP, partido marxista-leninista-maoísta-pensamiento gonzalo, principalmente pensamiento gonzalo, aplastan el cretinismo parlamentario, destruyen la vieja sociedad a la vez que van construyendo la nueva, demostrando que su presente y futuro está unido a la transformación revolucionaria del mundo.
Claudie Broyelle capituló a la par que la burguesía tomaba el poder en China, y no ha sido la única que ha capitulado, abandonando las filas del proletariado y de la revolución.
Hoy podemos ver también cómo los vacilantes, los pusilánimes, los elementos más atrasados abandonan las banderas del maoísmo. Sólo fueron compañeros de viaje mientras pudieron sacar beneficio personal de las noticias que daba la prensa burguesa de la guerra popular en el Perú o, en su momento, de Nepal. Hoy forman parte del basurero de la Historia.
Sin embargo, qué es lo que debemos tener en cuenta nosotros, como comunistas, al leer este libro: que la construcción de una nueva Sociedad es posible. El carácter testimonial de este libro nos demuestra que llegar al dorado comunismo no es una mera frase de cliché, sino una maravillosa y tangible realidad.
Para esto sirve este libro: para armar nuestras cabezas de roja ideología de clase, y para henchir nuestros corazones plenos de optimismo revolucionario.

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PRIMERA PARTE

EL TRABAJO TRASFORMA A LAS MUJERES, QUIENES TRASFORMAN EL TRABAJO

Al día siguiente de la liberación, en 1949, China se topaba con este problema: ¿cómo hacer entrar a la producción social a millones y millones de mujeres confinadas desde siempre a las estrechas tareas do­mésticas? Para operar este desquiciamiento, China poseía triunfos muy favorables. En particular la victoria de la revolución, coronando veinte años de guerra nacional y civil, había trasformado profundamente la antigua sociedad, destruido caras completas de la vieja ideología de la inferioridad de las mujeres. Éstas, por millones, habían participado activamente en la guerra antijaponesa, en las regiones liberadas, habían ejercido el poder directamente, y con frecuencia de ma­nera preponderante; habían tomado a su cargo en numerosos lugares las tareas de producción agrícola. En el contexto de esta rica experiencia es donde se situaba la cuestión de proseguir su emancipación. Había ahí una adquisición extremadamente importante sobre la cual el movimiento femenino podía apoyarse para abordar la nueva etapa.

EL TRABAJO NO SIEMPRE ES LIBERADOR 

No obstante, si China es hoy en día prácticamente el único país del mundo en donde la inmensa mayoría de las mujeres participan en la producción social, esto no se ha hecho sin tropiezos. Algunas cifras hacen reflexionar. Por ejemplo, en Shanghai, en 1966, en vísperas de la Revolución Cultural, más de la mitad de las mujeres habían abandonado su trabajo y re­gresado a sus hogares. Esto se explica en parte por la política del Partido Comunista Chino, política impulsada por Liu Shao-chi1, que hacía una intensa propaganda para ese regreso al hogar. Por otra parte, esto tomaba formas muy diversas. Aquí se alababan las cualidades “irremplazables” de la madre para educar a los hijos; allá se afirmaba sin ambages que las mujeres no eran buenas para nada, demasiado limitadas intelectualmente para aprender un oficio; más allá se lanzaba el argumento del insuficiente número de guarderías, de comedores, para impedir trabajar a las mujeres. En cuanto a las que trabajaban, se trataba de dar como significación a su trabajo: un salario de segunda, ¡para mejorar su situación! (“trabajen para nutrir y vestir mejor a su familia”)2. Sin duda en ese concierto reaccionario había con qué desalentar buenas voluntades; pero eso sólo no era suficiente para explicar el carácter relativamente masivo del regreso al hogar. Hay que investigar las razones de fondo en el trabajo mismo, en su organización. Si no, no se comprende cómo, mujeres que estuvieran tratando de conseguir su liberación ejerciendo un oficio, se dejaran convencer por teorías retrógradas. Es que en realidad ellas no conquistaban, o por lo menos no en todas partes, su liberación. Y por otra parte, ahí donde existía un tipo de trabajo realmente liberador, no se asistía a tal reflujo de mujeres fuera de las fábricas. En la fábrica de Chau Yan, que nosotras visitamos, solamente unas diez mujeres “regresarían tras la puerta de su casa”, como dicen los chinos.

Ya nadie puede ahora estar satisfecho con el es­quema soviético: “He aquí una fábrica del Estado, y el Estado es el partido, y el partido son las masas, por lo tanto esta fábrica es tuya obrero, q.e.d."No, esto ya no pasa. Si se me dice: “Esta fábrica es tuya, es del pueblo”, pero que obedezca ciegamente las órdenes de los directores, que no comprenda nada de mi máquina y todavía menos del resto de la fábrica, si no sé en lo que se convierte mi producto ya terminado ni por qué se ha producido, si trabajo rápidamente, muy rápidamente por el sueldo, si me aburro a morir esperando toda la semana el domingo, y la salida durante toda la jomada, si soy todavía más inculta que al principio después de años de trabajo, entonces es que esta fábrica no es mía, ¡no es del pueblo! Si la producción continúa funcionando según una organización de tipo capitalista, es decir respetando y profundizando la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual según criterios de utilidades y de rentabilidad, si la producción marcha a golpes de reglamentos burgueses, disciplina ciega y estímulos materiales, por un lado los que piensan y por el otro los que ejecutan, entonces los que son menos instruidos, y en particular las mujeres, son también los más oprimidos.
Si finalmente un número importante de mujeres había podido dejarse convencer de los beneficios del regreso al fogón, es en primer lugar porque en ciertas fábricas la lucha de clase entre la burguesía y el proletariado no había permitido todavía vencer a la burguesía en ese terreno. El trabajo, por ese hecho, permanecía sometido a criterios burgueses. No, la producción capitalista no puede “liberar” a las mujeres porque, por otra parte, jamás ha liberado a los hombres. Nosotras, que todas habíamos trabajado en fábricas, recordábamos las eternas discusiones con las otras mujeres al respecto: “Si mi marido ganara lo suficiente yo me quedarla en casa”, “Cuando yo me case ya no trabajaré”, esto volvía constantemente. Aun si las mismas afirmaban al día siguiente que “Por nada del mundo quisieran quedarse en casa porque se aburrirían demasiado”. Ese estado de espíritu vacilante no hace más que traducir la situación especialmente ambigua de las obreras de un país capitalista. Una experiencia del trabajo social suficiente para hacemos medir la “mezquindad” del trabajo doméstico, pero un trabajo social suficientemente vacío de sentido como para hacer que se reflejara como un “lujo” la vida en la casa, momentáneamente inaccesible. En una fábrica de televisores, Chantal, una soldadora, me había dicho: “El lunes en la mañana, al ver toda la semana ante mí, envidio a las que pueden quedarse en casa; el domingo en la noche, después de una jornada de ‘limpieza’, las compadezco,”

Empero si la participación de las mujeres en el trabajo social no las ha liberado, sin embargo ha constituido un factor decisivo de toma de conciencia de su opresión, de la socialización de su revuelta. Ha entrañado una toma de conciencia masiva de nuestra opresión: la “feminitud”, o la desgracia de ser mujer.

CAPÍTULO 1

LA VÍA DE INDUSTRIALIZACIÓN CHINA Y LA LIBERACIÓN DE LAS MUJERES

NI TRABAJO, NI SALARIO, ¡Y ELLAS PERMANECIERON EN LA FÁBRICA!

La fábrica de material médico Chau Yan en Pekín tiene mal aspecto. Algunas edificaciones de ladrillo de un sólo piso, en un patio que parece el de una escuela. Sin embargo, ahí suceden, discretamente, cosas decisivas para el porvenir de las mujeres. Fuimos recibidas ahí dos o tres días después de nuestra llegada, en una salita blanca, alrededor de una gran mesa, apretando con los dedos fríos las tazas hirvientes; Ma Yu Yin, una obrera de unos cincuenta años, nos cuenta la historia de esta fábrica:

En este barrio, hasta 1958, la mayoría de las mujeres permanecían todavía en sus casas al servicio de su familia, sus quehaceres, el cuidado de los hijos... Fue entonces cuando el país entero se levantó para realizar “el gran salto adelante”, es decir que todas las energías se movilizaron para franquear una nueva etapa de trasformación de la sociedad. En los campos, los campesinos reagrupaban las cooperativas de formación superior para crear comunas populares; la industria se descentralizaba ampliamente, en los lugares más apartados uno veía desarro­llarse pequeñas unidades de producción industrial. Y nosotras, las mujeres, ¿debíamos permanecer en casa, al margen de la tempestad? El presidente Mao nos excitó a “contar con nuestras propias fuerzas, desligarnos de las tareas domésticas y participar en las actividades producti­vas y sociales’. Nosotras queríamos responder a esa excitativa, dar también el gran salto adelante. Pero ¿cómo arreglárnoslas? Fue entonces cuando en este distrito una veintena de mujeres se decidieron a “franquear la puerta de la familia” para crear una fábrica de barrio. Para tal efecto, el comité de manzana nos prestó dos hangares vacíos. Viendo las cosas desde cierto ángulo se puede decir que teníamos todo en contra: éramos pocas, sin ningún equipo, sin guarderías ni comedores, sin ninguna experiencia en producción (todas éramos amas de casa), ni siquiera sabíamos qué producir. Pero por otro lado teníamos grandes triunfos en la mano: no era para aportar un poco más de comodidad a nuestra familia por lo que habíamos decidido trabajar: queríamos trasformar la sociedad, trasformar la condición femenina. ¡Que las mujeres abrieran la puerta de la casa que les obstruía la vista! No queríamos ya servir a nuestra familia, queríamos servir al pueblo. 

Finalmente, después de una encuesta entre los habitantes del barrio, decidimos producir artículos de primera necesidad que les hacían falta: ollas, tubos para estufa, cacerolas, etc. Llevamos de nuestras casas nuestras propias herramientas: martillos, pinzas, algunos destornilladores, clavos, etc. No teníamos más. Fuimos a las fábricas a recoger placas de metal, tubos de hierro, y nos pusimos a trabajar. A veces venían obreras después de su trabajo a mostramos cómo emplear tales o cuales medios. Otro problema grave era el cuidado de los niños. 

Por ejemplo, esta camarada que está aquí tenía cinco. Nos las arreglábamos como podíamos; los mayores cuidaban de los más pequeños; algunas, apoyadas por sus madres o suegras, podían confiárselos a ellas. También había vecinas que aprobaban lo que hacíamos y que nos daban una mano. Se puede decir que ese problema se resolvió por la ayuda mutua en esa época. Durante todo ese período, no recibimos ningún salario. Con frecuencia nos quedábamos en la fábrica hasta tarde en la noche para terminar algún trabajo que nos habíamos fijado. 

Aumentar la producción y profundizar los conocimientos

Finalmente, después de andar a tientas, logramos producir con nuestras manos ollas y tubos para estufas. Esta producción fue aceptada por el Estado. Fue nuestra pri­mera victoria. ¡Cómo! ¿Simples amas de casa sin calificación habían logrado, ayudándose mutuamente, a fuerza de energía y obstinación, fabricar utensilios domésticos de suficiente calidad como para que el Estado los comprara? Aumentó nuestro empeño. Se decidió entonces diversificar esa producción de acuerdo a las necesidades del pueblo; según una encuesta que nos permitió conocer nuevas necesidades locales, comenzamos la fabricación de dispositivos médicos: placas de protección contra rayos X, armarios aislantes. Utilizamos para eso máquinas viejas que ya no servían; las desmontamos, reparamos y trasformamos nosotras mismas para aumentar nuestra productividad y facilitar nuestro trabajo. Esto era más complejo y requería más conocimientos que la fabricación de ollas.
Habíamos fijado en el taller un cartel con esta frase del presidente Mao: Hoy los tiempos han cambiado, lo que puede hacer un hombre, también lo puede hacer una mujer. En el fondo no había ninguna razón para que las mujeres no pudiéramos construir aquellos dispositivos. A veces, ante las dificultades, el desaliento se abatía sobre algunas de nosotras. Decían: “Para qué todos estos esfuerzos, no triunfaremos. No tenemos instrucción, los dispositivos médicos son demasiado difíciles de producir, valdría más dedicarse a las ollas.” Discutíamos entre nosotras. “No estamos aquí para enriquecernos, mucho menos para enriquecer a algún ‘amo’. El pueblo tiene necesidad de esos dispositivos ¡y nosotras, las mujeres, bajaremos los brazos ante los fracasos! Durante siglos y siglos las mujeres climas han sido consideradas como bestias. Nosotras formamos parte de la clase obrera, ¿cómo podrá ésta dirigir el país si la mitad de sus miembros permanece inculta, incapaz de asimilar técnicas nuevas? ¡No sabemos nada! Muy bien, ¡aprendamos! ¡En páginas blancas es en donde se escriben las más bellas historias!” Y nos volvíamos a entregar a la tarea, recuperada nuestra confianza. Con la ayuda de otras fábricas que nos enviaron gente experimentada para asesoramos, logramos producir no solamente placas de protección y almarios aislantes, sino también grandes esterilizadores de alta temperatura y lámparas infrarrojas. Después del examen, el Estado nos confió esta labor de producción y nuestra fábrica tomó su nombre actual de “Fábrica de material médico de Chau Yan”. En ese momento, nuestras filas se habían engrosado, éra­mos un poco más de trescientas, entre las cuales había una veintena de hombres. En 1960, construimos otros cuatro talleres en el patio sin pedir ni un centavo al Estado, simplemente recolectando ladrillos provenientes de antiguas construcciones. Construimos ese mismo año un comedor y una guardería en el recinto de la fábrica. Todo ello con nuestras manos; nosotras podemos construir el socialismo con nuestras manos. 

Un ejemplo de resistencia femenina que triunfa

En la fábrica había un ambiente de solidaridad, de dina­mismo y de abnegación. No era raro ver a las obreras quedarse después de su jomada de trabajo para terminar una tarea, o para entrenarse en una técnica difícil. Por supuesto que no estábamos obligadas a hacerlo ni tampoco se nos pagaba por ese “suplemento”. ¿Debe una recibir primas por hacer la revolución? Pues estaba bien de lo que se trataba. Por otra parte, nuestra experiencia no a todo el mundo le agradaba. En 1961, una parte de la dirección de la fábrica, completamente cegada por las órdenes de la municipalidad de Pekín3 decidió “racionalizar” la producción; decidió que éramos demasiado numerosas para el trabajo que había que hacer, que debíamos dejar de fabricar ollas puesto que en adelante seríamos una fábrica de material médico. ¡Con qué desprecio hablaba de nuestras ollas! Según esta “reorganización” una buena parte de nosotras debía regresar a casa. Creían convencemos diciendo que “los salarios de los hombres serían aumentados a fin de que pudiéramos quedamos en casa para ocupamos de la familia”. ¿No era todo más simple de esta manera? Pero esos proyectos chocaron con una viva resistencia de las mujeres que declararon: “¡No regresaremos a nuestros fogones, no abandonaremos nuestro lugar!” La vida en la fábrica se volvió muy tensa. Hubo una lucha encarnizada entre esa parte de la dirección que quería hacer marchar la fábrica en función de utilidades inmediatas, que, sobre todo, no quería qué las obreras se liberaran, y la gran mayoría de las obreras que querían continuar en la misma vía. 

Esa lucha se llevó conscientemente. Comprendíamos lo que se arriesgaba. En la mayoría de los casos, nuestros maridos y los demás hombres nos apoyaban. Esto se explica; lo que pasaba en Chau Yan no era un hecho aislado. En todas las fábricas había una ofensiva reaccionaria orquestada por Liu Shao-chi enfocada ya a restablecer las normas capitalistas de producción, ya a impedir que las masas las destruyeran. Eso explica que los hombres que también tenían que enfrentar esta ofensiva burguesa comprendieran y apoyaran generalmente la resistencia de las mujeres. Como para muchas de nosotras ya no había trabajo, tampoco había salario. Pero eso no importó. ¿No nos dan trabajo? ¡Nos lo inventaremos nosotras mismas! ¿No tenemos salario? ¡Nos mantendremos ayudándonos mutuamente! Pedimos a otras fábricas que nos confiaran trabajos que veníamos a realizar en “nuestra fábrica”; algunas obreras llevaban a la fábrica materiales de demolición (ladrillos, láminas de acero, etc.) que nosotras recuperábamos, limpiábamos y que así podían ser vueltos a utilizar. El trabajo de las obreras era útil, aunque no fuera “rentable”; lo habíamos probado. No obstante, no todas fueron capaces de superar esas pruebas, pero eran raras, apenas unas quince. Se fueron a trabajar a grandes fábricas, o bien volvieron a sus casas. Durante la Revolución Cultural comprendimos todavía mejor la naturaleza profunda de esa política reaccionaria. Realizamos campañas de denuncia del método de la pretendida “racionalización”. La mayoría de los que habían apoyado las posiciones de Liu Shao-chi descubrieron a qué intereses habían servido; ahora trabajan entre nosotras codo con codo. De las mujeres que habían dejado la fábrica, casi todas han regresado a trabajar aquí. Recientemente, las obreras de esta fábrica han logrado la fabricación de silicio. Anteriormente, las obreras de aquí eran todas antiguas amas de casa, en general relativamente mayores, de cuarenta a cincuenta años. Ahora hay también jóvenes diplomadas de las escuelas que enseñan sus conocimientos a las mayores, al mismo tiempo que aprenden de ellas las cualidades de rebeldía revolucionaria y de firmeza proletaria de las antiguas amas de casa. En el barrio, prácticamente ya no hay mujeres que permanezcan en casa, salvo las que son demasiado viejas o que tienen mala salud, pero hasta para ellas la vida ha cambiado. Se ayudan mutuamente y toman a su cargo ciertas tareas domésticas para aligerar a las que trabajan fuera; organizan la vida política y cultural de los barrios; no están ya aisladas como antes. Este cambio es el resultado de la “partida” de millares de mujeres hacia las actividades productivas y sociales. En cuanto a nosotras, por supuesto que somos asalariadas, y es importante haber conquistado nuestra independencia económica; pero hay que comprender que lo que es todavía más importante es estar al mismo nivel en el mundo, preocuparse de los asuntos colectivos en lugar de estar preocupadas por los solos problemas familiares. Hemos hecho de la producción un arma para liberamos, para servir mejor al pueblo chino y a la revolución mundial.
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1 Liu Shao-chi, ex presidente de la República Popular China.
2 Cf. boletín de Chine nouvelle núm. 61, de marzo de
1968, p. 8, núm. 031406, “los chinos estigmatizan la línea revisionista en el movimiento de las mujeres”.
3 La municipalidad de Pekín era un bastión de los partidarios de Liu Shao-chi. Intervenía con frecuencia en las direcciones de las fábricas para que éstas “racionalizaran” el trabajo, como entre nosotros; intentaba reducir el poder de los obreros.