AVANCE DE LA REVISTA SOL ROJO Nº 47:
¿TERCERMUNDISMO O MAOÍSMO?
¿Qué es el “tercermundismo”? El término se ha usado para denominar principalmente a dos diferentes fenómenos:
1) El “Movimiento de Países No Alineados”
(MPNA), es decir la agrupación de países que tiene su origen en la
Conferencia de Bandung de 1955, promovida por Nasser, Nehru, Sukarno,
Tito y otros. En síntesis fue un “antiimperialismo” bajo la dirección
de la burguesía con el motivo de buscar una posición más favorable para
algunos países oprimidos dentro del sistema imperialista, a través de
acuerdos con las superpotencias y potencias imperialistas, es decir un
“antiimperialismo” opuesto a la revolución proletaria.
2) El “tercermundismo” que se presenta
como un “desarrollo” o una “aplicación” del marxismo-leninismo o del
marxismo-leninismo-maoísmo, y tiene su origen en grupos de
intelectuales y organizaciones principalmente en los países
imperialistas en los años 60-70. Lo que planteaban los teoréticos del
“tercermundismo” (Arghiri Emmanuel, Immanuel Wallerstein, Samir Amin y
Gottfred Appel son los más conocidos) en síntesis era que la
explotación imperialista del tercer mundo no solo había generado una
aristocracia obrera y un revisionismo socialchovinista en los países
imperialistas, sino que toda la clase obrera en estos países se había
convertido en aristocracia obrera, es decir en una clase ya no
revolucionaria sino aliada con la burguesía imperialista. La conclusión
de los seguidores de tal “tercermundismo” es que no es posible hacer
la revolución en los países imperialistas y que, consecuentemente, para
los comunistas y antiimperialistas en estos países solo quedaría
dedicarse a apoyar a las luchas en el tercer mundo en vez de organizar
al proletariado y construir los Partidos Comunistas para derrocar a su
propia burguesía y construir el Poder proletario a través de la guerra
revolucionaria.
En el presente artículo, a la luz del
marxismo-leninismo-maoísmo, vamos a centrar en el segundo tipo de
“tercermundismo” aunque este, como vamos a ver, tiene puntos
fundamentales en común con la política del MPNA y con otras “teorías
antiimperialistas” burguesas o pequeñoburguesas. Ver por ejemplo el
llamado “poscolonialismo” o la “teoría poscolonial”, que no es nada más
que el “postmodernismo” aplicado al tema del
imperialismo/antiimperialismo, planteando en esencia que “el marxismo
no es válido” para los pueblos oprimidos del tercer mundo, porque es
“occidental” y “eurocentrista”. Lo que todos estos “antiimperialismos”
no marxistas tienen en común es precisamente eso: negar, combatir y/o
revisar al marxismo; negar el papel del proletariado como clase
dirigente en la revolución en cada país y a nivel mundial, y así
socavar la unión entre el movimiento de liberación nacional y el
movimiento proletario internacional.
La posición marxista-leninista-maoísta
La posición de los
marxistas-leninistas-maoístas es clara: la contradicción naciones
oprimidas – imperialismo hoy es la contradicción principal en el mundo,
y las naciones oprimidas del tercer mundo son la base de la revolución
mundial. Como el PCP lo ha definido en su Línea Internacional:
“Nuestro Partido sostiene que en el mundo actual hay tres contradicciones fundamentales: 1) Contradicción naciones oprimidas, de un lado, contra superpotencias imperialistas y potencias imperialistas, de otro lado, ahí está encerrada la tesis de tres mundos se delinean y formulamos así porque el meollo de esa contradicción es con las superpotencias imperialistas pero también se da contradicción con las potencias imperialistas. Esta es la contradicción principal y su solución es el desarrollo y triunfo de revoluciones de nueva democracia. 2) Contradicción proletariado-burguesía, tiene como solución la revolución socialista y en perspectiva la revolución cultural proletaria. 3) La contradicción interimperialista: entre las superpotencias, superpotencias y potencias imperialistas y potencias imperialistas entre sí, lo que lleva a guerra por la hegemonía mundial y guerras imperialistas, de rapiña a las que el proletariado debe contraponer la guerra popular y en perspectiva la guerra popular mundial. La contradicción socialismo-capitalismo no la ponemos hoy porque sólo se da a nivel ideológico y político pues no existe como Estado, hoy no hay sistema socialista, lo hubo y sostener que existe hoy es plantear en esencia que la URSS es socialista, lo cual es revisionismo.” (Partido Comunista del Perú – Línea Internacional, 1988)
Y como establece el Presidente Gonzalo en la Entrevista de 1988:
“…nosotros insistimos en que la contradicción naciones oprimidas, por un lado, y, por el otro, superpotencias imperialistas y potencias imperialistas es la principal y de gran trascendencia para la revolución mundial; tiene que ver, a nuestro juicio, con el peso de la masa en la historia, es evidente que la inmensa mayoría de las masas que pueblan la Tierra viven en las naciones oprimidas; es evidente, también, que éstas crecen cuatro veces más rápidamente de lo que crecen las poblaciones que viven en países imperialistas. […]Creemos firmemente en esto y no es por un chauvinismo de ser pertenecientes, como dicen algunos, a países o naciones oprimidas, no es eso; ésa es la tendencia que se ve en la historia y ése es el peso de la masa en la historia y es que los hechos, además, vienen demostrando que donde se está hundiendo y socavando más y más el imperialismo es en la lucha que se libra en las naciones oprimidas; son hechos irrebatibles, por lo tanto, consideramos que esa contradicción principal es de gran trascendencia y va a definir el barrimiento del imperialismo y de la reacción de la faz de la Tierra, siempre y cuando se ponga como mando y guía de la revolución mundial el marxismo-leninismo-maoísmo, que se desarrollen partidos comunistas sobre esa ideología y que se asuma la guerra popular, una vez más, según el tipo de revolución y las condiciones específicas.” (Entrevista al Presidente Gonzalo) [nuestro énfasis, SR]
Además, el PCP destaca que existe una
situación revolucionaria en desarrollo desigual en el mundo, incluidos
los países imperialistas:
“Y Europa donde se desarrollan persistentes acciones militares antiimperialistas, siendo necesario estudiar la ideología y la política que los sustenta, la clase a la cual sirven, su ligazón con la ideología del proletariado y su papel dentro de la revolución proletaria mundial, como su posición frente al revisionismo contemporáneo; movimientos que expresan la existencia de situación revolucionaria en desarrollo desigual en el Viejo Continente.” [el subrayado es nuestro – SR]
Es decir que la lucha de las naciones
oprimidas contra el imperialismo es base de la revolución mundial y va a
definir el barrimiento del imperialismo, bajo la condición de que el
proletariado la dirija con su ideología el marxismo, hoy el
marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo. La contradicción
principal determina como se expresan y desarrollan las otras
contradicciones, pero no las anula. Además: “cualquiera de las
cuatro contradicciones fundamentales puede ser principal según la
circunstancia específica de la lucha de clases, transitoriamente o en
determinados países” (Línea Internacional); por ejemplo, en un
país imperialista la contradicción proletariado – burguesía sigue
siendo la principal. La contradicción naciones oprimidas – imperialismo
no niega la contradicción fundamental entre el proletariado y la
burguesía, y no niega el papel histórico del proletariado, la única
clase capaz de dirigir la revolución. No niega que la situación
revolucionaria en desarrollo desigual se expresa también en los países
imperialistas. Como vamos a ver, eso es precisamente lo que los
“tercermundistas” quieren negar: el marxismo, la dirección proletaria, la existencia de una situación revolucionaria y la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial.
Un libro tercermundista
En 2018 se publicó en inglés el libro The
Global Perspective: Reflections on Imperialism and Resistance (La
Perspectiva Global: Reflecciones sobre el Imperialismo y la
Resistencia) del autor danés Torkil Lauesen. Desde 1968 hasta los años 80, Lauesen era miembro de un grupo (M-KA – Grupo de Trabajo Comunista - Manifiesto)
en Dinamarca originalmente encabezado por Gottfred Appel y guiado por
su “teoría” tercermundista, la cual consideraban un “desarrollo” o una
“aplicación” del marxismo-leninismo-pensamiento mao tsetung. Aplicando
esa “teoría” en la práctica este grupo se dedicó a formar contactos con
diferentes movimientos de liberación nacional en el tercer mundo y a
recoger recursos para estos movimientos, incluso con acciones armadas
para confiscar tales recursos. El grupo se disolvió en 1989 cuando
Lauesen y otros miembros fueron detenidos y encarcelados. Hoy, Lauesen
junto con Zak Cope y otros intelectuales siguen publicando libros y
textos promoviendo su tesis “tercermundista” adaptada a las nuevas
“teorías izquierdistas” de moda.
El libro de Lauesen, como muchos de los
textos “tercermundistas”, hace un resumen de la historia del
imperialismo, del revisionismo socialchovinista y como este ha formado
el pensamiento y la política del movimiento obrero en los países
imperialistas. En sí, este resumen y los datos presentados serían
beneficiosos de estudiar para la mayoría de “izquierdistas” en estos
países que son formados por más de cien años del revisionismo
socialchovinista que todavía constituye el fundamento ideológico de
todo tipo de organizaciones revisionistas y anarquistas. Ahí, Lauesen
refiere a las posiciones correctas de Marx, Engels y Lenin sobre el tema
de la explotación de las colonias y las implicaciones de ella para la
lucha de clases en los países imperialistas:
“Irlanda es el baluarte de la aristocracia inglesa. La explotación de esta tierra no es sólo una fuente importante de su riqueza material; es su mayor poder moral. Representan de hecho el dominio de Inglaterra sobre Irlanda. Irlanda es, por lo tanto, el gran medio a través del cual la aristocracia inglesa mantiene su dominio en la propia Inglaterra.
Por otro lado: si mañana se retiraran el ejército y la policía inglesa de Irlanda, tendríamos inmediatamente una revolución agraria en Irlanda. La caída de la aristocracia inglesa en Irlanda, sin embargo, significaría y necesariamente causaría su caída en Inglaterra. Esto último cumpliría la condición previa para una revolución proletaria en Inglaterra.” (Carta de Karl Marx a Sigfrid Meyer y August Vog, 1870)
"El capitalismo intentó superar las contradicciones de su estructura social. La sociedad burguesa es una sociedad de clases. Pero el capital de los grandes estados “civilizados” se esforzó en ahogar las contradicciones sociales. A expensas de los pueblos coloniales a los que destruía, el capital compraba a sus esclavos asalariados, creando una comunidad de intereses entre los explotadores y los explotados, comunidad de intereses dirigida contra las colonias oprimidas y los pueblos coloniales amarillos, negros o rojos. Encadenaba al obrero europeo o norteamericano a la “patria” imperialista." (I Congreso de la Internacional Comunista; Plataforma de la Internacional Comunista, 1919)
En las citas de Bernstein,
como la siguiente, se ve el origen del socialchovinismo que hoy sigue
siendo una de las características principales del revisionismo: "Las
colonias están ahí, y es preciso ocuparse de ellas; estimo que cierta
tutela de los pueblos civilizados sobre los pueblos no civilizados es
una necesidad." (Bernstein), y Lauesen explica: "Las conexiones
establecidas por Bernstein entre los intereses de la clase obrera
alemana y el colonialismo eran lógicas. Sólo el colonialismo hizo
posible mejorar la situación de los trabajadores europeos. Las
ganancias coloniales permitieron al capital mitigar las contradicciones
sociales dentro de los países europeos. Ayudó a convertir a las clases
peligrosas en ciudadanos leales. El espectro de la revolución estaba
contenido." (Lauesen, Torkil. The Global Perspective: Reflections on
Imperialism and Resistance . Kersplebedeb Publishing. Kindle Edition.)
Entonces, sobre el origen y
el carácter del revisionismo, del reformismo y de todo el oportunismo
socialchovinista todo está claro, y sigue siendo válida y correcta la
posición de Lenin:
“…los países adelantados han creado y siguen creando su cultura con la posibilidad de vivir a expensas de mil millones de habitantes oprimidos. Porque los capitalistas de estos países reciben mucho por encima de lo que podrían recibir como ganancia por el expolio de los obreros de su país. [...] Y esos miles de millones de superganancias son la base económica en que se apoya el oportunismo en el movimiento obrero." (Informe sobre la situación internacional y las tareas fundamentales de la Internacional Comunista, 1920)
El tercermundismo contra el marxismo
Aunque quieren presentarse
como luchadores contra el socialchovinismo y buenos ayudantes a las
luchas antiimperialistas, los “tercermundistas” en su análisis de la
historia y de la situación actual abandonan el marxismo y llegan a las
mismas conclusiones de la reacción y todo el revisionismo; que el
marxismo ha “fallado” debido a su “dogmatismo”, que la revolución
mundial está en “repliegue”, que hay que buscar “nuevos métodos” y ante
todo, que no es posible ni deseable organizar al proletariado para
hacer la revolución en los países imperialistas. En vez de movilizar a
la clase para combatir y aplastar al socialchovinismo, plantean
capitular ante el mismo. Niegan lo establecido por Lenin:
“Ni nosotros ni nadie puede calcular exactamente qué parte del proletariado es la que sigue y seguirá a los socialchovinistas y oportunistas. Sólo la lucha lo pondrá de manifiesto, sólo la revolución socialista lo decidirá definitivamente. Pero lo que sí sabemos con certeza es que los "defensores de la patria" en la guerra imperialista sólo representan una minoría. Y por esto, si queremos seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden privilegios pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias burguesas, que, en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, de este modo enseñamos a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas las largas y penosas peripecias de las guerras imperialistas y de los armisticios imperialistas.
La única línea marxista en el movimiento obrero mundial consiste en explicar a las masas que la escisión con el oportunismo es inevitable e imprescindible, en educarlas para la revolución en una lucha despiadada contra él, en aprovechar la experiencia de la guerra para desenmascarar todas las infamias de la política obrera liberal-nacionalista, y no para encubrirlas.” (V.I. Lenin – El imperialismo y la escisión del socialismo, 1916)
Según Lauesen, el leninismo “fracasó”: “Lenin
quería movilizar al proletariado por debajo del nivel superior de los
trabajadores mejor pagados y sindicalizados. Su estrategia fracasó.”
(Lauesen, torkil. La perspectiva global: reflexiones sobre el
imperialismo y la resistencia.) Este tema es recurrente en el libro: “El
socialismo de estado no proporcionó el ejemplo de un mundo mejor que
habíamos esperado; Faltaban tanto las estructuras democráticas como el
progreso económico” (ibid.).
Así como el “ex-maoísta”
Avakian y otros revisionistas, Lauesen plantea que las revoluciones
socialistas “fracasaron” porque los comunistas eran “dogmáticos” y
“nacionalistas”: “Los intereses nacionales de los estados
socialistas a menudo pesaban más que la solidaridad internacional en la
lucha contra el imperialismo. Esto contribuyó a la disminución del
movimiento antiimperialista a fines de los años setenta.”(ibid.) Para Lauesen, lo que “contribuyó a la disminución”
no era el revisionismo, sino el “dogmatismo” de los comunistas que
lucharon contra este revisionismo. Para Lauesen, el problema con las
luchas en Vietnam, Palestina y otros lugares no era el bastón de mando
del socialimperialismo soviético y la influencia del revisionismo
contemporáneo, sino que los comunistas guiados por el Presidente Mao
habían “dividido” a las fuerzas revolucionarias: “[la crítica
china] causó una gran división en el movimiento socialista internacional
que tuvo consecuencias negativas para los socialistas de todo el
mundo. En retrospectiva, creo que la política soviética de
"coexistencia pacífica" fue correcta. […]En M-KA, vimos a la Unión
Soviética como un aliado táctico. "En nuestra colaboración práctica con
los movimientos de liberación en África y Oriente Medio, vimos que la
Unión Soviética estaba desempeñando un papel positivo en el terreno".
Así como niega que se
restauró el capitalismo en la Unión Soviética (en 1956), convirtiéndola
en una superpotencia socialimperialista, Lauesen hoy considera que
China no es una superpotencia imperialista sino que “Abrirá nuevas ventanas de oportunidad para un cambio social radical” y que “el gobierno chino representa cada vez más los intereses del Sur Global en los debates internacionales.” (ibid.).
Lauesen y los “tercermundistas” han sustituido al marxismo por el
pragmatismo, y niegan descaradamente la lucha entre la posición
proletaria, el marxismo, y la posición burguesa dentro de las filas
proletarias, el revisionismo. Consecuentemente plantea que “El
socialismo realmente existente, y con él el movimiento antiimperialista
de los años 70 y 80, desapareció con el colapso de la Unión Soviética
en 1991. (ibid.)” Son las mismas posiciones revisionistas que
encontramos en otros “ex-marxistas” como los Zapatistas en Mexico (los
cuales Lauesen ensalza como ejemplo de los “nuevos métodos” que tienen
que reemplazar el marxismo “autoritario” y “dogmático) y los seguidores
de Öcalan, así como en todo tipo de organizaciones revisionistas y
socialchovinistas de los países imperialistas.
Negando al proletariado como clase dirigente
Para sustentar sus
revisiones del marxismo, los tercermundistas han tenido que abandonar
la definición marxista de lo que es una clase. Según Lauesen, “El término "clase" se usa para agrupar a personas con el mismo estatus económico.” (ibid.) –
es decir más o menos la misma definición vulgar que la burguesía
quiere imponer. Para los marxistas, las clases se definen por su
relación con los medios de producción, y por su conciencia de clase.
Aplicando esa definición científica, vemos que aunque las diferencias
en nivel de vida, salarios etc. entre diferentes grupos de proletarios
sí pueden afectar cómo se desarrolla la lucha de clases, no cambia el
hecho fundamental de que todos los proletarios son explotados por los dueños de los medios de producción, y que la contradicción entre el proletariado y la burguesía es una contradicción antagónica, que
no se puede resolver sino con la revolución proletaria y la
destrucción de la burguesía como clase, sea en un país oprimido o en un
país imperialista. Esta es una verdad objetiva, científica y marxista.
Aquí vemos el fondo del revisionismo
tercermundista: negar la revolución proletaria, reemplazándola con una
supuesta “revolución de los pobres contra los ricos”, con una versión
más del “anticapitalismo” no proletario que ya hemos visto en
movimientos como “Occupy”, “Attac” y otros, es decir movimientos bajo
dirección burguesa que en última instancia solo sirven para movilizar a
las masas en torno a supuestas reformas dentro del sistema, por un
“capitalismo más humano”. Lauesen refiere a tales movimientos en
términos positivos, pero la revolución proletaria, como definida en el
Manifiesto Comunista, ya no sería válida: “Cuando El Manifiesto
Comunista fue escrito en 1848, el llamado a los 'proletarios de todos
los países' a unirse no parecía utópico. Lo hace hoy, si consideramos
tanto realidades históricas como contemporáneas. ¿Existe realmente una
clase obrera unida por la explotación?” (ibid.). Aplicando su definición burguesa de las clases, llega a la conclusión que todos los “tercermundistas” tienen en común: “Los trabajadores del Norte Global tienen un interés objetivo en preservar el sistema.” (ibid.)
Es decir que para los
“tercermundistas” el problema de hacer la revolución en un país
imperialista no es un problema de factores subjetivos, de conciencia de
clase, de la necesidad de combatir al revisionismo socialchovinista y
de construir los Partidos Comunistas. Para ellos el problema no está en
que sectores (e incluso grandes sectores) de la clase obrera están
bajo la influencia de la ideología y la política de la burguesía
imperialista y sus lacayos revisionistas, sino que estos obreros
“objetivamente” no tienen interés en destruir el sistema de explotación
y opresión. No es raro que los teoréticos “tercermundistas” tengan que
recurrir a las “teorías” de las clases explotadoras para “sustentar” a
tales tonterías, porque con el marxismo no se puede. En realidad, las
condiciones objetivas para la revolución en los países imperialistas
existen y se expresan cada vez más en las luchas actuales.
Aunque Lauesen admite que hay problemas
con la teoría “tercermundista” que él y su organización aplicaron en
los años 70-80, y admite que el sistema imperialista hoy está en crisis
y que las “condiciones objetivas para el cambio social son buenas”,
en sus conclusiones finales se une con todos los demás revisionistas y
socialchovinistas, planteando que el marxismo y la revolución
proletaria han “fracasado”, que no hay que destruir a los viejos Estados
reaccionarios y construir los nuevos – porque “las herramientas del poder estatal son herramientas efectivas de opresión; No son herramientas efectivas de cambio” (ibid.). En vez de la revolución proletaria, Lauesen propone seguir el ejemplo de los Zapatistas, de “no tomar el Poder, sino ejercerlo”
(Subcomandante Marcos). Enumera tantos ejemplos de organizaciones,
gobiernos y movimientos reformistas y “postmarxistas” que supuestamente
representan el “nuevo camino” que hay que seguir, pero no menciona ni
con una palabra la guerra popular en Perú, que desde su inicio en 1980
se desenvuelve como faro y guía para millones de revolucionarios
obreros y campesinos en el mundo, y la guerra popular en la India solo
la menciona incidentalmente.
Conclusiones
La situación actual es que
el imperialismo se encuentra en su crisis general y última, estamos
entrando en una nueva gran ola de la revolución proletaria mundial y
una situación revolucionaria en desarrollo desigual se expresa en todo
el mundo. La revolución proletaria mundial está en su ofensiva
estratégica. Mientras los imperialistas desenvuelven su nuevo reparto
del mundo y se preparan para una tercera guerra mundial imperialista
por la hegemonía mundial y para repartirse el botín (las naciones
oprimidas), las fuerzas revolucionarias avanzan contra viento y marea,
como se expresa en las guerras populares y luchas armadas bajo la
bandera del maoísmo en Perú, en India, en Filipinas y otros lugares, en
las luchas de liberación nacional en el tercer mundo y en las luchas
violentas y heroicas del proletariado incluso en los países
imperialistas. Los países oprimidos son la base de la revolución
mundial, y cuando las guerras populares del mundo converjan en una
guerra popular mundial contra la guerra mundial imperialista, las
fuerzas de las naciones oprimidas cercarán a las superpotencias y
potencias imperialistas, unidas con las fuerzas revolucionarias que
luchan dentro de las entrañas de la bestia en los países imperialistas.
En los países imperialistas la
contradicción proletariado–burguesía sigue siendo la contradicción
principal, expresándose en luchas violentas en los barrios proletarios,
en huelgas y en protestas contra el viejo orden. El avance de las
revoluciones en el tercer mundo inevitablemente va agudizando a las
condiciones objetivas en los países imperialistas, generando cada vez
más condiciones para la revolución en las entrañas de la bestia. El
imperialismo, la reacción y el revisionismo hoy se esfuerzan para
reforzar la retaguardia imperialista*, utilizando el revisionismo
socialchovinista, el fascismo y el liberalismo para movilizar a las
masas en servicio de la guerra imperialista y la dictadura burguesa,
pero al mismo tiempo ya vemos que hay nuevas organizaciones en estos
países que están por asumir el maoísmo y construir o reconstituir sus
Partidos Comunistas como Partidos marxistas-leninistas-maoístas
militarizados, aplicando la ideología universal a las condiciones
específicas para preparar, iniciar y desarrollar la guerra popular.
La esencia del “tercermundismo” es negar
estas verdades marxistas y reemplazarlas con viejas y podridas
“teorías” burguesas. Algunos lo hacen en forma más abierta, como
Lauesen; otros pretenden presentar su “tercermundismo” como un
“desarrollo” o una “aplicación” del marxismo-leninismo-maoísmo, pero en
todos los casos no es nada más que un pretexto para no hacer el
trabajo revolucionario en los países imperialistas; para postergar la
revolución y limitarse al trabajo legal de crear opinión pública o
“apoyar” a las luchas en el tercer mundo. Los comunistas, por otro
lado, enarbolamos el principio de que el mejor apoyo a las revoluciones
en otros países es hacer la revolución en su propio país.
“En este sentido pensamos la gran importancia de la contradicción principal que planteamos. Hay quienes no creen así y piensan que en el fondo no creemos en la revolución en los países imperialistas; creemos que estas revoluciones son una necesidad histórica y que el desarrollo de la contradicción principal les da condiciones mejores, y que hasta una guerra mundial dará mejores condiciones para que hagan la revolución y se hará porque es una necesidad; al fin y al cabo, tienen que confluir las dos grandes fuerzas, las dos grandes revoluciones: la revolución democrática y la revolución socialista para que triunfe la revolución en el mundo, sino no se podría barrer al imperialismo ni a la reacción de todo el globo. Eso es lo que pensamos.Para nosotros, se nos plantea, cuál es el punto clave: es el marxismo-leninismo-maoísmo porque el problema es tener una línea ideológica y política justas y correctas, y no puede haber línea política justa y correcta si no hay justa y correcta ideología; por eso creemos que la clave de todo es la ideología: el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente el maoísmo. En segundo lugar: desarrollar partidos comunistas, ¿por qué?, porque las masas están sedientas de revolución, las masas están expeditas y claman revolución; así que el problema no está en ellas, el proletariado clama revolución, las naciones oprimidas, los pueblos del mundo claman revolución, entonces necesitamos desarrollar partidos comunistas, el resto, reitero, lo hacen las masas que son la que hacen la historia y van a barrer al imperialismo y a la reacción mundial con guerra popular.” (Entrevista al Presidente Gonzalo, 1988)
_______________________________________
* "lo más
importante de todo consiste en que la socialdemocracia [el
revisionismo] es el principal vehículo del pacifismo imperialista en el
seno de la clase obrera; por consiguiente, es el sostén fundamental del
capitalismo en la clase obrera para la gestación de nuevas guerras e
intervenciones. / Mas, para preparar nuevas guerras, no basta solamente
con el pacifismo, aunque éste sea apoyada por una fuerza tan
considerable como la socialdemocracia. Para ello se necesitan, además,
ciertos medios de aplastamiento de las masas en los centros del
imperialismo. El imperialismo no puede hacer la guerra sin reforzar la
retaguardia imperialista. No se puede forzar la retaguardia imperialista
sin aplastar a los obreros. Para ello, precisamente, existe el
fascismo. (J.V. Stalin - Balance del pleno de Julio del C.C. del
P.C.(b) de la U.R.S.S.)
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