CAMPAÑA CONTRA EL VIEJO Y EL NUEVO REVISIONISMO
«Hay
una clase de teoría que sostiene que en la sociedad humana sólo
existen contradicciones entre nosotros y nuestros enemigos, pero no
contradicciones en el seno del pueblo; que en la sociedad socialista,
entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, entre
la superestructura y la base económica, existe sólo el aspecto de
conformidad mutua y no el aspecto de contradicción; que, en la
construcción del socialismo debemos confiar sólo en la técnica y
no en las masas; que no hay necesidad de desarrollar el sistema
socialista, sino sólo de consolidarlo, e incluso si éste debe ser
desarrollado y marchar adelante hacia el comunismo, no es necesario
emprender una lucha ni pasar por un salto cualitativo; de este modo
el proceso de la revolución ininterrumpida de la sociedad humana
llega hasta este punto y no más lejos. Esto, en términos de
pensamiento filosófico, es una concepción metafísica y no una
concepción dialéctica»
(¡Unidos
por la Bandera Revolucionaria de Lenin! Informe rendido en la reunión
conmemorativa del 90 aniversario del nacimiento de Lenin, convocada
por CC del PCCh, 22 de abril de 1960, Pekín)
«La
contradicción es universal, absoluta; existe en los procesos de
desarrollo de todas las cosas y recorre cada proceso del comienzo
hasta el fin»
(Presidente
Mao Tsetung. Sobre la Contradicción. 1937)
Tras
el XX Congreso del PCUS se hizo evidente que las afirmaciones del
camarada Stalin sobre la imposibilidad de la restauración del
capitalismo en la URSS mostraban falta de comprensión plena sobre
las contradicciones de clase existentes en la sociedad socialista que
además relajaron la vigilancia de la clase obrera y su dictadura
sobre la burguesía:
En
1929 Stalin escribía:
«Se
hunde y se hace añicos la última esperanza de los capitalistas de
todos los países, que sueñan con restaurar en la U.R.S.S., el
capitalismo: `el sacrosanto principio de la propiedad privada´. Los
campesinos, quienes ellos consideran como el material que abona el
terreno para el capitalismo, abandonan en masa la tan ensalzada
bandera de la `propiedad privada´ y pasas a los cauces del
colectivismo, del socialismo. Se hunden las esperanzas de la
restauración del capitalismo.»
Diez
años más tarde en la Historia
del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S.,
sobre la situación de la lucha de clases se dice:
«En
1936, la U.R.S.S. presentaba ya un panorama distinto. La Economía de
la U.R.S.S. había cambiado radicalmente. Por esta época, habían
sido totalmente liquidados los elementos capitalistas, y el sistema
socialista había triunfado en todas las ramas de la Economía
nacional. La potente industria socialista rebasaba en siete veces la
producción de antes de la guerra y había desalojado completamente
la industria privada. En la agricultura, había triunfado, con los
koljoses y los sovjoses, la producción socialista mayor del mundo,
una producción mecanizada y equipada con arreglo a la nueva técnica.
Los kulaks habían sido totalmente liquidados como clase, y el sector
individual no desempeña ya ningún papel importante en la Economía
del país. Toda la circulación de mercancías estaba concentrada en
manos del Estado y de las cooperativas. La explotación del hombre
por el hombre había sido destruida para siempre.»
«Quedaban
solamente algunos vestigios insignificantes de las clases
explotadoras suprimidas, cuya total liquidación era cuestión de
poco tiempo.»
Tras
el XX Congreso del PCUS y la restauración del capitalismo en la
URSS, la experiencia de la Yugoslavia revisionista de Tito y los
acontecimientos de Hungría, unido a la propia experiencia de los
intentos de restauración del capitalismo en la República popular
China, la línea roja dirigida por el Presidente Mao Tsetung pone
atención especial sobre la existencia de contradicciones antagónicas
(proletariado-burguesía) y no antagónicas (en el seno del pueblo)
en la sociedad socialista y la cuestión de cómo resolver estas
contradicciones para evitar la restauración del capitalismo.
En
una entrevista realizada por Álvarez del Vayo a Chou En-lai en 1958,
el dirigente chino explica con estas palabras el peso puesto en la
cuestión de la existencia de contradicciones en la sociedad
socialista por la línea roja del Presidente Mao Tsetung, frente a
las posiciones que ponían el acento en la unidad y armonía dentro
de la sociedad socialista:
«Lo
primero que hay que tener presente es que si nuestra experiencia en
el pasado de la lucha revolucionaria era grande, nos faltaba
experiencia en cuanto a la construcción. Ha habido que construir, y
que aprender a construir al mismo tiempo. La revolución triunfó, y
vino la segunda gran cuestión: proceder a las transformaciones
socialistas por métodos pacíficos. Transformar quinientos millones
de chinos en el campo en cooperativas; convertir a los que trabajan
en artesanía en cooperativas artesanos; transformar a la industria
incorporando a su desarrollo fuerzas nacionales de ayer en empresas
mixtas donde el capital particular se combina con el capital del
Estado, de manera que la propiedad privada se convierta en propiedad
de todo el pueblo; todo ello significa en una palabra, que la
sociedad china ha pasado por un cambio fundamental. En este proceso
han hecho su aparición contradicciones de distinto tipo. Las
contradicciones se dan no sólo en la sociedad de clase, sino también
en la sociedad socialista, y existirán también en la sociedad
comunista de mañana. La cuestión está en descubrirlas, enfrentarse
con ellas y resolverlas. En eso estamos hoy.»
Las
nuevas contradicciones que surgen con la construcción de la sociedad
socialista, de las que habla Chou En-lai, comenzaron el mismo día de
la proclamación de la República Popular China. En 1953 esta lucha
entre los dos caminos: el camino del pueblo y el de la restauración
capitalista es evidente dentro del Partido Comunista Chino y la lucha
abierta entre la línea roja del Presidente Mao Tsetung y el
oportunismo de derechas de Liu Sao-chi y Teng se hace más aguda. En
1951 Liu afirmaba que "es imposible construir el socialismo con
lo que existe". En 1952,
Yang Hsien-chen inventó su teoría de la «síntesis de la base
económica» que proponía la combinación de la economía socialista
con la economía capitalista en apoyo a las posiciones de Liu
Shao-chi.
El
26 de marzo de 1953 se publicaba en Renmin Ribao, un documento donde
se negaba el alcance del Movimiento de Ayuda Mutua y Cooperación
Agrícola, que se sumaba a la campaña de la derecha de tachar este
movimiento de masas dirigido por el Partido Comunista como
“aventurerismo de izquierda”. Anteriormente, Liu Shao-Chi levantó
el programa contrarrevolucionario de “consolidación del sistema de
nueva democracia”. El Presidente Mao Tsetung criticó, combatió y
aplastó este programa de restauración del capitalismo: “la idea
de instaurar el orden social de la nueva democracia no corresponde
con la situación real de la lucha y obstaculiza el desarrollo de la
causa socialista” (1953). “Luego del triunfo de la revolución
democrática, algunos permanecen ideológicamente en esta etapa. No
comprenden el cambio fundamental que se opera en la naturaleza de la
revolución y persisten en `su nueva democracia´ en vez de emprender
la transformación socialista” (1953). Vemos como para la derecha,
como en la actualidad, nunca hay «condiciones» para la revolución.
Sólo
tras la muerte del Presidente Mao Tsetung y el golpe de Estado
contrarrevolucionario Teng pudo llevar sus «cuatro modernizaciones»
adelante, el camino de la burguesía burocrática china, una vez en
el Poder, no era nada nuevo.
En
1964 el economista Evsei Liberman, una rata revisionista soviética,
sintetiza y divulga en varios artículos publicados en la prensa rusa
aspectos del programa de restauración capitalista en la URSS,
defendiendo el papel regulador del mercado en una economía
«socialista» junto con el papel de la rentabilidad económica de
las empresas y el estímulo material como palancas de la economía:
«Está
en curso un experimento muy importante en la industria de la
confección. Desde julio de 1964 los complejos Bolcheviska de Moscú
y Maiak de Gorki elaboran automaticamente sus planes basándose en
las condiciones de los almacenes relacionados con ellos. El trabajo
se valora, ante todo, por la forma en que los consumidores adquieren
los productos y con un índice cualitativo único: el de la
rentabilidad. Los incentivos para los trabajadores de estas empresas
se basan también en las ganancias y llegan hasta el 50% de los
salarios. El volumen de las primas y las persona que tienen derecho a
percibirlas se dejan a la discreción de la misma empresa».
«Estas
condiciones han sido creadas por la ciencia económica soviética por
el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS.»
«Con
este sistema, las empresas no tendrán necesidad de recibir índices
cualitativos desde arriba, del Gosplan o del Consejo de Economía
Nacional. Al ser estimulada a buscar un alta rentabilidad, la misma
empresa encontrará en sus planes la mejor combinación entre los
índices cuantitativos y cualitativos.»
En
concreto, las «reformas» refuerzan el poder de los gerentes y
directivos dentro de las empresas y la autonomía de éstas, a nivel
estatal aseguran el Poder de unos pocos, la burguesía burocrática,
sobre la riqueza que crea la clase obrera y sobre la fuerza de
trabajo. Durante el XXII Congreso del PCUS Jruschov lanza la
siguiente directiva: «Hemos de potenciar el papel del beneficio, de
la rentabilidad. Para conseguir un mejor cumplimiento de los planes
tenemos que dar a la empresa mayores posibilidades de disponer del
beneficio para estimular el trabajo de su colectivo y aumentar la
producción». La «economía», que es presentada por el
revisionismo como un asunto técnico y «científico» en manos de
unos pocos que «conocen» las «leyes objetivas» del desarrollo
económico, tiene como una de sus metas la justificación del
sometimiento de la clase obrera a la burguesía:
«La
dirección planificada de arriba abajo debe orientarse a desarrollar
rápidamente e introducir la nueva maquinaria. En todos los sectores
de la economía nacional hay que perfeccionar y observar
rigurosamente normas científicamente fundamentadas, de utilización
de los medios de producción»
(Programa
del Partido Comunista de la Unión Soviética. Aprobado por el XXII
Congreso del PCUS. Ediciones en lenguas Extranjeras.1961)
«La
automatización y la mecanización múltiples son la base material de
la transformación paulatina del trabajo socialista en trabajo
comunista»
(Ibid.)
«El
crecimiento de la efectividad de la producción industrial en las
condiciones actuales depende de una serie de factores entre los
cuales se nombran habitualmente los siguientes: (...) En resumen
todos los factores se reducen a tres pilares en los cuales descansa
la intensificación: la técnica, la ciencia y la organización»
(G.Vólkov.
El Hombre y la Revolución Científico-Técnica.Editorial Progreso.
Moscú. 1975)
La
línea roja dirigida por el Presidente Mao Tsetung defendió y aplicó
que los cuadros deben ser primero rojos y después expertos, dejando
claro que lo importante es la meta y que en el socialismo la
«economía» está al servicio de la meta, el comunismo y no al
revés. El Presidente Mao Tsetung defendió de forma cabal y demostró
en la práctica que la principal fuerza productiva es la clase obrera
dirigida por su Partido, todos los revisionistas han tachado esto de
subjetivismo. Para los seguidores de la vía capitalista la
«economía» es un asunto de «expertos», y por tanto las masas y
la política tienen que estar fuera de la economía, y por extensión
de todas las ciencias. En definitiva, la construcción del socialismo
dependería del manejo de esta «ciencia» por unos pocos «expertos»
y el sometimiento de la clase obrera a la técnica y a una
construcción «racional» y «científica» de la economía.
Esto
nos remite al debate y lucha de dos líneas que sobre los problemas
económicos en el socialismo se dio en la URSS entre la línea roja,
con el camarada Stalin a la cabeza, y la derecha dentro del PCUS en
los años 50:
«El
camarada Yaroshenko piensa que basta con alcanzar una `organización
racional de las fuerzas productivas´ para que el paso del socialismo
al comunismo transcurra sin grandes dificultades. Considera que eso
basta y sobra para la transición al comunismo. Declara sin más ni
más que `la lucha fundamental por la construcción de la sociedad
comunista se reduce, en el socialismo, a la lucha por organizar con
acierto las fuerzas productivas y por usarlas racionalmente en la
producción social´ (Véase el discurso en el Pleno). El camarada
Yaroshenko proclama solemnemente que: `El comunismo es la
organización científica superior de las fuerzas productivas en la
producción social´.
Resulta,
a lo que se ve, que toda la esencia del régimen comunista está
comprendida en la `organización racional de las fuerzas
productivas´.
(...)
Tal
es el punto de vista del camarada Yaroshenko.¿Qué puede decirse de
este punto de vista? No es cierto (...)»
«El
camarada Yaroshenko no comprende que no se puede obtener una
abundancia de productos que permita cubrir todas las necesidades de
la sociedad ni pasar a la fórmula `a cada cual según sus
necesidades´, mientras subsistan fenómenos económicos como la
propiedad de determinados grupos, de los Koljoes, la circulación
mercantil y otros»
(J.
Stalin. 1952)
«El
error fundamental de los camaradas Sánina y Vénzher consiste en que
no comprenden el papel y el significado de la circulación mercantil
en el socialismo, no comprenden que es incompatible con la
perspectiva del paso del socialismo al comunismo. Piensan, que por
lo visto, que la circulación mercantil no es óbice para pasar del
socialismo al comunismo, que la circulación mercantil no puede
impedir esta transición, este es un profundo error nacido de la
incomprensión del marxismo»
(J.
Stalin. 1952)
Aunque
Stalin combatió las posiciones de los seguidores de la vía
capitalista dentro del Partido y sus «soluciones» técnicas, la
práctica del PCUS bajo la dirección del camarada Stalin fue muy
diferente al camino del PCCh dirigido por el Presidente Mao Tsetung.
Mientras que para Stalin las relaciones de producción (1) (que son
la clave, el punto de partida como afirma Marx, y no la técnica) se
transformarían mediante las medidas administrativas tomadas por los
«organismos dirigentes», el Presidente Mao Tsetung puso en primer
plano la lucha de clases y la «línea de masas». Veamos lo que
plantea Stalin:
«La
misión de los organismos dirigentes consiste en advertir
oportunamente las contradicciones cuando están gestándose y tomar a
tiempo las medidas necesarias para eliminarlas mediante la adaptación
de las relaciones de producción al incremento de las fuerzas
productivas. Esto se refiere, ante todo, a fenómenos económicos
como la propiedad de determinados grupos, de los koljoes, y la
circulación mercantil.»
(J.
Stalin. 1952)
Pero
la lucha de dos líneas de los años cincuenta dentro del PCUS sobre
la cuestión económica no fue algo excepcional. A finales de los
años 20 dentro de la Administración Científico-Técnica,
dependiente del Consejo Supremo de Economía Nacional (VSNKn), se
desarrolló la posición de «el futuro pertenece a los
ingenieros-administradores y a los administradores-ingenieros».
Bujarin que perteneció al VSNKn también defendió repetidamente
esta consigna. Otro contrarrevolucionario que también anteriormente
ya tomó posición por esta tesis es Trotsky: «el marxismo considera
el desarrollo de la técnica como el resorte principal del progreso y
construye el programa comunista sobre la dinámica de las fuerzas
productivas».
La
crítica de Teng al Gran Salto Adelante y al Presidente Mao Tsetung,
que coincide palabra a palabra, sílaba a sílaba, letra a letra, con
la de Hoxha y la del viejo y nuevo revisionismo, es la siguiente:
«Los
errores comenzaron a ocurrir en los últimos años de los cincuenta,
el Gran Salto Adelante, por ejemplo. Pero eso no fue culpa exclusiva
del Presidente Mao tampoco. La gente alrededor de él se dejó llevar
también. Hemos actuado en contravención directa de las leyes
objetivas, tratando de impulsar la economía. Como nuestros deseos
subjetivos iban en contra de las leyes objetivas, las pérdidas eran
inevitables. Sin embargo, es el presidente Mao, quien debe ser
considerado el principal responsable del Gran Salto Adelante»
Pero
no se trata de negar las leyes de la economía, sino de que en el
socialismo persisten los dos caminos y que los comunistas
desarrollamos y construimos la economía en función de una meta: el
comunismo. Mientras que la derecha propuso, y ha aplicado cuando ha
tomado el Poder, dentro de su programa contrarrevolucionario de
restauración del capitalismo, los logros de la ciencia-técnica y
una férrea disciplina para la clase obrera como motor del
«socialismo», el Presidente Mao Tsetung defendió y aplicó poner
la política al mando. Lo importante es la meta, luego se pueden
cometer errores, y habrá necesidad de desarrollar campañas de
rectificación, pero siempre en función de nuestra meta: el
comunismo.
Esta
lucha entre los dos caminos es una lucha por el Poder, lo fundamental
del maoísmo, una lucha entre la profundización de la dictadura del
proletariado o la restauración del capitalismo. El Presidente Mao
Tsetung señala con claridad el papel fundamental de las
masas
(2)
en
la construcción del socialismo en combate a los revisionistas viejos
y nuevos y a sus «leyes objetivas»:
“La agricultura en china debe ser mecanizada, pero no de forma dogmática.
El problema más importante consiste en saber cómo seguir la línea de masas y no apartarse de éstas al introducir la mecanización de la agricultura. No se pueden frenar los conocimientos ni avanzar sin una línea de masas. (…) la mecanización agrícola y las masas campesinas deben estar unidas como los dedos de la mano”
(Presidente
Mao Tsetung, 1956).
La
línea negra de Liu-Teng partía de la posición de que no era
posible la colectivización del campo sin tener primero tractores y
que por tanto, era imposible pasar a la etapa socialista de la
revolución:
«sin
máquinas, ninguna granja colectiva puede ser consolidada...sólo
podemos administrar granjas colectivas si disponemos de máquinas»,
«solamente con la nacionalización de la industria podremos podremos
ofrecer a los campesinos un gran número de máquinas y sólo
entonces será posible proceder a la nacionalización de la tierra y
a la colectivización agrícola...
Es
imposible construir el socialismo con lo que actualmente existe en el
campo.»
(Liu
Shao-Chi)
Para
acabar asegurando, que ni con tractores se podía colectivizar la
agricultura:
«El
campo chino tiene una mano de obra abundante y gran población. El
sistema agrícola es complejo, de modo que la mecanización no puede
ser realizada.»
(Liu
Shao-Chi)
Esto
es lo que la derecha llamó «falta de condiciones objetivas» y
planteó la necesidad de un periodo intermedio entre la toma del
Poder y la revolución socialista, para que supuestamente
desarrollando el capitalismo en el campo se crearan las condiciones
«objetivas» para la revolución socialista. Lo concreto es que
todas las variantes de la tesis revisionista de las «fuerzas
productivas» relegan a las masas y a la clase obrera a la obediencia
ciega en nombre de la «ciencia» y otorga el papel de sujeto
dirigente de la sociedad a una minoría de técnicos y burócratas
seguidores de la vía capitalista. El camino que propone Liu, con el
desarrollo del mercado privado, la extensión de la propiedad
privada, el desarrollo desigual entre campo y ciudad, poniendo el
acento en el interés personal, promoviendo el estímulo material,
etc., engendra las condiciones materiales para la restauración del
capitalismo, la ruina para las masas y el desborde de la ideología
burguesa dentro de la sociedad socialista.
El
camino seguido en la República Popular China con el Presidente Mao a
la cabeza fue otro. Poner en el centro la lucha de clases, la
movilización de las masas dirigidas por el Partido Comunista como el
principal factor de producción, por tanto, transformar las
relaciones de producción mediante la lucha de clases, demostrando en
la práctica que éste es el único camino para liberar las fuerzas
productivas rumbo al comunismo.
El
Gran Salto Adelante, que se corresponde con el Segundo Plan
Quinquenal, es por tanto un paso más en la profundización de la
dictadura del proletariado, aplastando la tesis de la etapa
intermedia. Sobre unas condiciones materiales objetivas dadas por el
cumplimiento de los objetivos del Primer Plan Quinquenal, el Partido
Comunista Chino dirigido por el Presidente Mao Tsetung, puso énfasis
en la «línea de masas» para desarrollar la economía y cumplir con
los objetivos de este Segundo Plan Quinquenal, criticando en la
práctica la vía capitalista de los revisionistas soviéticos:
«En
la página 563, (del Manual de Economía Política de la Unión
Soviética. 1960), se dice... `es necesario tener tractores antes de
pasar a la cooperativización´. (...)
No
es posible un desarrollo grande de las fuerzas productivas de la
sociedad si no ha habido antes una transformación de las relaciones
de producción. Se trata de una ley universal. En algunos países de
Europa del Este la cooperativización agrícola progresa muy
lentamente. No se puede considerar terminada en el momento actual. La
razón principal no es que estos países carezcan de tractores, (...)
sino que la reforma agraria se realiza en estos países de arriba
abajo y con espíritu de concesión. (...) Además, después de haber
implantado la reforma agraria, estos países no golpearon el hierro
mientras estaba caliente; de esta forma la reforma ha sido frenada
durante cinco o seis años por lo menos. En China pasó exactamente
lo contrario. Aplicamos la línea de masas, movilizamos a los
campesinos pobres y a los estratos inferiores de los campesinos
medios a fin de desarrollar la lucha de clases, confiscamos la
totalidad de las tierras de los propietarios de bienes raíces,
distribuimos entre los campesinos las tierras que sobraban a los
campesinos ricos, adoptamos el principio de reparto igualitario de
tierras para cada habitante (esto supone una revolución muy grande
en el campo). Inmediatamente después de la reforma agraria
desencadenamos un amplio movimiento de asistencia mutua de
cooperativismo, canalizando así continua y progresivamente a los
campesinos por el camino del socialismo. Creamos un Partido y un
ejército poderoso. Cuando nuestro ejército se dirigió hacia el
Sur, llevó consigo equipos enteros de dirigentes destinados a
trabajar en todas las provincias, regiones, distritos y comarcas. Una
vez llegados a su destino, estos equipos penetraban profundamente en
las aldeas, visitaban a los pobres para preguntarles cuáles eran sus
sufrimientos, reunían a todos aquellos que tuviesen el origen de
clase y organizaban a los elementos activos entre los campesinos
pobres y los estratos inferiores de los campesinos medios.»
(Presidente
Mao Tsetung. 1960)
Este
es el camino que sigue la guerra popular en el Perú. Las masas
comprenden y encarnan el maoísmo a través de las acciones en medio
de la guerra popular. El Partido Comunista las moviliza, y de las
masas más avanzadas salen los militantes y cuadros del Partido y los
soldados del EPL. Se construye Nuevo Poder, nueva cultura, nueva
economía y nueva política, a la vez que se va destruyendo el viejo
Estado parte por parte hasta la toma del poder en todo el país, para
comenzar, de inmediato, la revolución socialista, y mediante
revoluciones culturales llegar al comunismo.
El
Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, por tanto, son clave
para desenmascarar al falso comunismo y por esto el odio de los
revisionistas y sus ataques tanto al Gran Salto como a la Gran
Revolución Cultural Proletaria. La cuestión es si el proletariado y
las masas dirigidas por su Partido Comunista van a permitir que se
desarrollen las viejas ideas, hábitos, costumbres de la burguesía
en la nueva sociedad carcomiendo los cimientos del Nuevo Poder, la
nueva política, la nueva economía y la nueva cultura, o van a
combatirlas para conjurar la restauración capitalista y asegurar la
dirección proletaria. La Gran Revolución Cultural Proletaria es por
tanto hoy día un punto fundamental para asegurar la dirección
proletaria de la revolución y aplastar el falso «maoísmo»:
«Así
mismo consideramos que la revolución en Nepal no tenía resuelto la
conquista del poder cabal y completa para el proletariado, ni de
proseguir la Revolución a través de la Gran Revolución Cultural
Proletaria. Esto los llevo a capitular, al cretinismo parlamentario
como su par de la LOD acá en el Perú»
(CC
del PCP. Diciembre 2015)
En
la actualidad el nuevo revisionismo con membrete de maoísta a la vez
que realiza sus «homenajes» a la Gran Revolución Cultural
Proletaria en pasado, levanta un «maoísmo» respetable para la
burguesía, conciliador con el imperialismo y la reacción, niega la
lucha de dos líneas, y expresa esta conciliación con la burguesía
de la misma forma que Luis Miguel canta al liberalismo y a la
conciliación: «soy como quiero ser, a nadie impongo mis ideas y
respeto las de cada quien por muy extrañas que sean, por eso soy
como quiero ser y amo la libertad de vivir como yo quiera, por eso
quiero que sepas que no cambiarás mi senda....» con el sueño vano
de conjurar la guerra popular mundial e impedir la dirección
proletaria de la revolución, por eso los revisionistas, «nuevos» y
«viejos», tratan de aislar al PCP, a la guerra popular en el Perú
y niegan la existencia de su Comité Central.
(1)
«Relaciones que los hombres establecen en su proceso vital social en
la producción de su vida social» (K. Marx)
«Relaciones
sociales en las que los hombres producen» (K. Marx.)
«Individuos
que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos
socialmente determinados: este es naturalmente el punto de partida.»
(K. Marx. Introducción general a la crítica de la economía
política. 1857).
Cuadernos de Pasado y Presente. Buenos Aires. 1974)
(2)
«De todos los instrumentos de producción, el mayor poder productivo
es la misma clase revolucionaria» (C.Marx. Miseria de la Filosofía.
Ed. Aguilar. Madrid. 1973. Pag. 244)
Bibliografía:
Alvarez
del Vayo, J. Reportaje en China. Ed. Grijalbo. México. 1958
China:
antecedentes de la revolución cultural. Tres documentos
fundamentales. Ediciones la Larga Marcha. Buenos Aires. 1973
C.Marx.
Miseria de la Filosofía. Ed. Aguilar. Madrid. 1973
Deng
Xiaoping. Entrevista de la periodista italiana Oriana Fallaci a Deng
Xiaoping. 1980
Engelborghs,
M. La China Rural. Ed. Fontanella. Barcelona. 1975
Historia
del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S. T.II. Emiliano
Escolar. Madrid. 1976
Liberman.
Plan y Beneficio en la Economía Soviética. Ariel. Barcelona. 1968
Loren
R. Graham. El Fantasma del Ingeniero Ejecutado. Ed. Crítica.
Barcelona. 2001
Mao
Tsetung. La construcción del socialismo: textos inéditos
presentados por Hu Chi-hsi. Ed. Fundamentos. Madrid. 1977
Mao
Tsetung. Textos Escogidos. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekin.
1976
Mao
Tsetung. Obras Escogidas del Presidente Mao Tsetung. T.V. Ed.
Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekin. 1976
Programa
del Partido Comunista de la Unión Soviética. Aprobado por el XXII
Congreso del PCUS. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Moscú. 1961
Stalin,
J. Obras. T.XV. (1934-1952). Ediciones Vanguardia Obrera, S.A.
Madrid. 1984
Stalin,
J. Obras Escogidas. Casa Editora «8 Nëntori». Tirana. 1981
Tissier,
P. China. Transformaciones Rurales y Desarrollo Socialista. Ed. Siglo
XXI. Madrid. 1979
Tres
importantes luchas en el frente filosófico de China (1949‑1964).
Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín. 1976
Trotsky.
La Revolución Traicionada. Ed. Pathfinder. Nueva York. 1992
DOCUMENTOS:
https://docs.google.com/file/d/0B8BcgVoOBmLeZnlRSlZURmpnSjA/edit
No hay comentarios:
Publicar un comentario