LA CUESTION NACIONAL
(LOS FUNDAMENTOS DEL
LENINISMO)
J. V. Stalin
"Las
distintas reivindicaciones de la democracia -- dice Lenin --, incluyendo la de
la autodeterminación, no son algo absoluto, sino una partícula de todo el
movimiento democrático (hoy, socialista) mundial. Puede suceder que, en un caso
dado, una partícula se halle en contradicción con el todo; entonces, hay que
desecharla" (v. t. XIX, págs. 257-258).
Así
se plantea la cuestión de los distintos movimientos nacionales, y del carácter,
posiblemente reaccionario, de estos movimientos, siempre y cuando,
naturalmente, que no se los enfoque desde un punto de vista formal, desde el
punto de vista de los derechos abstractos, sino en un plano concreto, desde el
punto de vista de los intereses del movimiento revolucionario.
Otro
tanto hay que decir del carácter revolucionario de los movimientos nacionales
en general. El carácter indudablemente revolucionario de la inmensa mayoría de
los movimientos nacionales es algo tan relativo y peculiar, como lo es el
carácter posiblemente reaccionario de algunos movimientos nacionales concretos.
El carácter revolucionario del movimiento nacional, en las condiciones de la
opresión imperialista, no presupone forzosamente, ni mucho menos, la existencia
de elementos proletarios en el movimiento, la existencia de un programa
revolucionario o republicano del movimiento, la existencia en éste de una base
democrática.
La
lucha del emir de Afganistán por la independencia de su país es una lucha
objetivamente revolucionaria, a pesar de las ideas monárquicas del emir
y de sus partidarios, porque esa lucha debilita al imperialismo, lo descompone,
lo socava. En cambio, la lucha de demócratas y "socialistas", de
"revolucionarios" y republicanos tan "radicales" como
Kerenski y Tsereteli, Renaudel y Scheidemann, Chernov y Dan, Henderson y Clynes
durante la guerra imperialista era una lucha reaccionaria, porque el
resultado que se obtuvo con ello fue pintar de color de rosa, fortalecer y dar
la victoria al imperialismo. La lucha de los comerciantes y de los
intelectuales burgueses egipcios por la independencia de Egipto es, por las
mismas causas, una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar del
origen burgués y de la condición burguesa de los líderes del movimiento
nacional egipcio, a pesar de que estén en contra del socialismo. En cambio, la
lucha del gobierno "obrero" inglés por mantener a Egipto en una
situación de dependencia es, por las mismas causas, una lucha reaccionaria, a pesar del origen
proletario y del título proletario de los miembros de ese gobierno, a pesar de
que son "partidarios" del socialismo. Y no hablo ya del movimiento
nacional de otras colonias y países dependientes más grandes, como la India y China, cada uno de
cuyos pasos por la senda de la liberación, aun cuando no se ajuste a los
requisitos de la democracia formal, es un terrible mazazo asestado al
imperialismo, es decir, un paso indiscutiblemente revolucionario.
Lenin
tiene razón cuando dice que el movimiento nacional de los países oprimidos no
debe valorarse desde el punto de vista de la democracia formal, sino desde el
punto de vista de los resultados prácticos dentro del balance general de la
lucha contra el imperialismo, es decir, que debe enfocarse "no
aisladamente, sino en escala mundial" (v. t. XIX, pág. 257).
2) El movimiento de liberación de los pueblos
oprimidos y la revolución proletaria. Al resolver la cuestión nacional el
leninismo parte de los principios siguientes:
a) el mundo está dividido en dos campos: el que
integran un puñado de naciones civilizadas, que poseen el capital financiero y
explotan a la inmensa mayoría de la población del planeta, y el campo de los
pueblos oprimidos y explotados de las colonias y de los países dependientes,
que forman esta mayoría;
b) las colonias y los países dependientes,
oprimidos y explotados por el capital financiero, constituyen una formidable
reserva y el más importante manantial de fuerzas para el imperialismo;
c) la lucha revolucionaria de los pueblos
oprimidos de las colonias y de los países dependientes contra el imperialismo
es el único camino por el que dichos pueblos pueden emanciparse de la opresión
y de la explotación;
d) las colonias y los países dependientes más
importantes han iniciado ya el movimiento de liberación nacional, que tiene que
conducir por fuerza a la crisis del capitalismo mundial;
e) los intereses del movimiento proletario en
los países desarrollados y del movimiento de liberación nacional en las
colonias exigen la unión de estas dos formas del movimiento revolucionario en
un frente común contra el enemigo común, contra el imperialismo;
f) la clase obrera en los países desarrollados
no puede triunfar, ni los pueblos oprimidos liberarse del yugo del
imperialismo, sin la formación y consolidación de un frente revolucionario
común;
g) este frente revolucionario común no puede
formarse si el proletariado de las naciones opresoras no presta un apoyo
directo y resuelto al movimiento de liberación de los pueblos oprimidos contra
el imperialismo "de su propia patria", pues "el pueblo que
oprime a otros pueblos no puede ser libre" (Engels );
h) este apoyo significa: sostener, defender y
llevar a la práctica la consigna del derecho de las naciones a la separación y
a la existencia como Estados independientes;
i) sin poner en práctica esta consigna es
imposible lograr la unificación y la colaboración de las naciones en una sola
economía mundial, que constituye la base material para el triunfo del
socialismo en el mundo entero;
j) esta unificación sólo puede ser una
unificación voluntaria, erigida sobre la base de la confianza mutua y de
relaciones fraternales entre los pueblos.
De
aquí se derivan dos aspectos, dos tendencias en la cuestión nacional: la
tendencia a liberarse políticamente de las cadenas del imperialismo y a formar
Estados nacionales independientes, que ha surgido sobre la base de la opresión
imperialista y de la explotación colonial, y la tendencia al acercamiento
económico de las naciones, que ha surgido a consecuencia de la formación de un
mercado y una economía mundiales.
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