martes, 31 de julio de 2018

SOBRE LA CUESTIÓN CATALANA



Cartel del PCE (i), años 70´s

Como preparación para el próximo 11 de septiembre en Cataluña, vamos a presentar varios documentos, comenzando por el elaborado para el blog  mar armada de masses, que centra en un punto fundametal: la dirección proletaria de la revolución,  negada y combatida por el viejo y el nuevo revisionismo, como ha puesto en evidencia el apoyo al "Procés", con su dirección reaccionaria, por todo tipo de organizaciones revisionistas, algunas autodenominadas como "maoístas".


                 ACERCA DE LA CUESTIÓN CATALANA

Han pasado unos meses y el “Procés” independentista catalán parece superado, al menos temporalmente. Es hora de ampliar nuestro balance respecto a la lucha de clases en Catalunya en los últimos tiempos.

Los marxista-leninista-maoístas afirmamos el carácter de nación de Catalunya y su derecho a la separación del Estado Español. Además, hemos estado y estaremos en todo momento en la lucha contra la represión estatal por defender e intentar ejercitar este derecho.

Por otra parte, la cuestión de las nacionalidades en el Estado (y en concreto de la catalana) ha sido históricamente, y es, uno de los grandes temas de la lucha de clases española y resurge periódicamente, coincidiendo precisamente con los momentos de crisis del Estado. Por tanto, hay que analizar algunas cuestiones al respecto:

Sobre Catalunya


La situación de Catalunya respecto al Estado no es la de una dependencia colonial o semicolonial, sino dominación imperialista. La burguesía catalana (y otras clases y fracciones de clase como la aristocracia obrera) se han beneficiado también del imperialismo del Estado Español, ejercido principalmente en Latinoamérica y África, Por citar un ejemplo, en las “maquilas” de Tánger tienen su actividad unas 600 empresas españolas deslocalizadas, explotando brutalmente y en situación de semiesclavitud a la mano de obra marroquí, principalmente campesina y femenina. De ellas, unas 100 son catalanas (aunque la Generalitat sólo reconoce unas 50 por el cambio de sede social de Catalunya a otros lugares de España a raíz del “Procés”). Tenemos, pues, una dominación imperialista pero no colonial o semicolonial (al menos en los casos gallego, vasco y catalán, situación diferente es el de las africanas Islas Canarias en posible situación semicolonial, además de otros pequeños enclaves coloniales).

Sobre la dirección del “Procés”


“La burguesía de la nación oprimida, que se ve acosada por todas partes, entra, naturalmente en movimiento. Apela a “los de abajo en su país” comienza a gritar acerca de la “patria”, queriendo hacer pasar su propia causa por la causa de todo el pueblo… Y “los de abajo” no siempre permanecen sordos a sus llamadas.
“Así comienza el movimiento nacional.
“Que el proletariado se coloque bajo la bandera del nacionalismo burgués, depende del grado de desarrollo de las contradicciones de clase, de la conciencia y de la organización del proletariado. El proletariado consciente tiene su propia bandera ya probada, y no necesita marchar bajo la bandera de la burguesía”
Stalin, “el marxismo y el problema nacional”, 1912-13, pag. 23

Las masas populares catalanas son un ejemplo por su constancia y la envergadura de sus movilizaciones en estos últimos 6 años (incluidas las movilizaciones posteriores a la aplicación del artículo 155 y la supresión de la autonomía). Pero, una cosa es el carácter de clase de los movilizados por el “Procés” (básicamente pequeña burguesía, aunque arrastrando importantes apoyos populares, incluso sectores obreros) y otra la dirección del movimiento. Una parte de la gran burguesía catalana (representada por PP y Ciudadanos; pero también por patronales, círculos de empresarios, entidades bancarias  más o menos autónomas, etc.) es contraria a la independencia, pero otra parte de esta gran burguesía catalana (emergente y representada por Jordi Pujol i CiU) dirige el “Procés”·

Ya en 1975, Jordi Pujol invitó a sus partidarios “a participar en la política” y desde entonces, Convergencia, aliada con sus socios del Opus Dei (Unió), ha sido pieza clave y uno de los puntales del régimen nacido en la llamada “Transición Democrática” (con el abogado Roca como uno de los padres de la actual Constitución Española, además del intento fracasado de hacer de Convergencia un partido estatal). Éste fue un sector emergente de la oligarquía financiera (Banca Catalana y otras entidades menores, todas integradas junto con buena parte de sus Consejos de Administración finalmente en el BBVA).

 Jordi Pujol unificó y dirigió de forma mafiosa la sanidad catalana, colaboró con los sucesivos partidos que dirigieron el Estado contra los intereses de los trabajadores y los pueblos, incluido el pueblo catalán. Pujol fue visto como “un gran hombre de Estado” en Madrid y ejerció un eficaz control político e ideológico sobre el pueblo catalán en estos 40 años de democracia burguesa. Artur Mas empezó los recortes en sanidad y educación antes que lo hiciera el PP en todo el Estado. Acosado por su corrupción Convergencia cambió su nombre por “Partit Demócrata de Catalunya” (PDECat), aunque ha seguido su política antiobrera y antipopular tanto en Catalunya como en Madrid.

Con la entrada en la Unión Europea y al dejar de ser España el casi único mercado de la industria catalana, con la llegada de la crisis del 2008, este sector apostó como medida de defensa de sus intereses por el “Procés” y lo ha dirigido en la práctica. Las vacilaciones y la poca consistencia independentista de esta dirección (como ellos mismos han reconocido) se han visto con posterioridad a la aplicación del artículo 155 por el Estado.

Sobre la dirección proletaria de la revolución

“Por otra parte, los socialistas de las naciones oprimidas deben defender y poner en práctica con especial ahinco la unidad completa e incondicional, incluyendo en ello la unidad organizativa, de los obreros de la nación oprimida con los de la nación opresora. Sin eso, no es posible defender la política independiente del proletariado y su solidaridad de clase con el proletariado de otros países, en vista de todos los engaños, traiciones y fraudes de la burguesía”.
Lenin, “El derecho de las naciones a la autodeterminación”, 1914

“La nación tiene derecho a organizarse autonómicamente. Tiene derecho incluso a la separación. Pero esto no significa que deba hacerlo bajo cualesquiera condiciones, que la autonomía o separación sean siempre y en todas partes ventajosas para la nación, es decir, para la mayoría de ella, o sea para las capas populares”.
Stalin, “El marxismo y el problema nacional”, 1912-13, pag. 28


La postura de la clase obrera de la nación oprimida que aspira a su independencia debe ser la de máxima unidad con la clase en el Estado y a nivel internacional. Y la lucha por sus intereses, con una política independiente de clase.

El derecho a la autodeterminación de las naciones no implica que el proletariado de la nación oprimida y su partido no deba denunciar los manejos imperialistas, las maniobras de su burguesía y la dirección del proceso de autodeterminación. Y defienda una opción independiente en todo este proceso. Debe explicar con fuerza la situación política global (lucha y guerra interimperialista por un nuevo reparto del mundo) y la necesidad de la revolución social, incluso para conseguir una auténtica libertad para el pueblo catalán.

Estamos en la época de la revolución proletaria, en concreto en la ofensiva estratégica de la revolución proletaria mundial. Lo que sucedió hace un siglo (en 1917) en Rusia marca este momento histórico. Pero también lo marcan las circunstancias históricas de Catalunya y España en aquella época. Con el potente despertar del movimiento obrero organizado (por ejemplo, la huelga de “La Canadiense”) y su trayectoria posterior, la burguesía catalana comprendió (y nunca lo ha olvidado) que las contradicciones con la clase obrera eran más importantes, agudas y decisivas que las que tenía con las clases que dominan el Estado Español.

La revolución proletaria es la necesaria e inevitable en esta época y la única que puede garantizar el fin de la opresión nacional y una verdadera independencia y libertad. Sin embargo, aun sin revolución proletaria es posible un proceso de independencia formal como el que se ha intentado actualmente bajo la dirección de la gran burguesía catalana (la pequeña burguesía es incapaz de dirigir el “Procés”), pero hay que ver con qué costes  y las contrapartidas del necesario apoyo imperialista para conseguirlo. Véase el caso de los Balcanes o de determinadas independencias formales africanas.

El Frente Patriótico


Se entiende por “Frente Patriótico” (FP) a los intentos de la pequeña burguesía independentista de un país avanzado de llegar a acuerdos o involucrar en su lucha nacional a su burguesía imperialista, profundamente enemiga del proletariado y de los pueblos.

El FP ha tenido y tiene profundas raíces en Catalunya y en el Estado Español. A finales de los 80 hubo un duro enfrentamiento entre las dos formaciones independentistas más importantes, el “Moviment de Defensa de la Terra” (MDT) sector “Independentistes dels Paisos Catalanas” (IPC) y Catalunya Lliure. Estas dos formaciones independentistas en varios 11 de Septiembre (Diada - Fiesta nacional catalana) se enfrentaron por el control del “Fossar de les Moreres” (símbolo y lugar emblemático de la resistencia catalana al rey Felipe V en 1714, donde se recuerda cada año, precisamente el 11 de septiembre, este hecho histórico). Catalunya Lliure defendía la alianza con su gran burguesía para la independencia, es decir, subordinaba la lucha de clases a las necesidades de la lucha nacional. Era la época de los tímidos intentos de los independentistas catalanes, entonces minoritarios de emular en Catalunya la lucha armada contra el Estado que desarrollaba Euskal Herria. En aquella ocasión, los maoístas, que colaboramos con algunos independentistas en el “Comité Catalá de Solidaritat amb la Revolució Peruana”, participamos indirecta pero activamente en el debate y consideramos que nuestra influencia fue importante.

De mayor calado, fueron diez años más tarde los acuerdos de Estella en el País Vasco, acuerdos que representaron allí el preludio de la situación actual. En Catalunya, estos acuerdos en Euskal Herria representaron la ruptura de la unidad de acción de maoístas con sectores independentistas y la disolución de la “Plataforma de Solidaridad Catalunya – Euskal Herria”, de la que los maoístas fuimos creadores.

En plena crisis final del imperialismo es fundamental combatir con fuerza la alianza para la independencia de la pequeña burguesía catalana y sectores populares con el enemigo de clase local (la gran burguesía catalana), alianza que es una subordinación a los intereses de esta gran burguesía contra los intereses de la clase obrera y del pueblo.

En estos meses que han pasado de aplicación del artículo 155, se ha confirmado la traición a su propia gente  y a los sectores populares de esta dirección gran burguesa del “Procés”, Como alternativa hay que promover las luchas de la clase y de las masas populares por sus intereses en el objetivo de una revolución que cambie el podrido, caduco y cruel sistema imperialista que lleva a la gran mayoría de la población a la miseria. Pequeños pero importantes destellos los podemos encontrar en el combate de la “Marea Pensionista” (a nivel estatal Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones), en la lucha de los mataderos de Vic o de los emigrantes.

Catalunya y la inmigración

Catalunya es una tierra de inmigrantes. No se entendería la actualidad de esta nación sin Estado sin las potentes inmigraciones del siglo XX e inicios del actual. De menos de 2 millones de habitantes de 1900 se ha pasado a los 7.600.000 actuales Las sucesivas llegadas, procedentes principalmente de sectores campesinos, han ido nutriendo unos pocos las filas de la pequeña burguesía urbana (tiendecitas y bares), y la mayoría, de la clase obrera.

La cuestión nacional tiene siempre un componente sentimental y cultural como señala Stalin en su definición de nacionalidad. Pero, por la propia dirección política del “Procés” se ha planteado la independencia casi exclusivamente desde los sentimientos de nación, evitando en todo momento la politización y movilización de la clase obrera, aún sabiendo que esos sentimientos son casi inexistentes dentro de la inmigración de los años sesenta del siglo XX, y más en la reciente, procendente en su gran mayoría de fuera del Estado. Esta última inmigración, que vive y trabaja desde hace muchos años en Catalunya, carece de todo tipo de derechos, desde trabajo digno a vivienda digna, con muchas dificultades para legalizar su situación, mano de obra sobreexplotada, sin DNI, ni siquiera pudo votar el 1 de octubre, en el referendum independentista, ni el 23 de diciembre, en las elecciones autonómicas convocadas por el Estado español.

No es de extrañar, pues, que gran parte de los trabajadores explotados y oprimidos, afectados por la crisis y planteándoseles sólo, sin otras contrapartidas, la dicotomía sentimental Catalunya – España, se radicalizaran en contra del “Procés” o, sencillamente, pasaron del tema.

Hay que señalar que en la crisis final del imperialismo, lo que está en el candelero es la revolución proletaria y no hay ya pasos intermedios ni transformaciones pendientes para llegar a ella. El Estado Español es imperialista, aunque subordinado a otros imperialismos, pero en ningún caso es un país semicolonial. No representa ya un avance una república burguesa, como algunos revisionistas defienden, ni la supresión de la monarquía. En Catalunya y en todo el Estado es preciso la constitución de un partido marxista-leninista- maoísta, principalmente maoísta que asegure la independencia de la clase obrera y dirija a la clase y a las masas en el camino de la Guerra Popular y de la toma del Poder, destruyendo el Estado imperialista y asegurando la verdadera libertad de los pueblos del Estado. 


Mar armada de masses – julio de 2018

 Texto original en catalán