miércoles, 5 de julio de 2017

TEORÍA MARXISTA DE LA VIOLENCIA


TEORÍA MARXISTA DE LA VIOLENCIA: GILBERT MURY

En los años setenta el campo comunista encabezado por el Partido Comunista de China estaba compuesto, además de Albania, por numerosos partidos y organizaciones presentes en todos los continentes, un campo heterogéneo, donde, junto a la dirección de las luchas de millones de personas en todo el mundo contra el imperialismo y el revisionismo como enemigo principal, también se expresaron problemas ideológicos y políticos. Como ejemplo de estos problemas, en el Estado Español bajo la dictadura fascista las direcciones del PTE y la ORT tomaron el camino de las alianzas “democráticas”, legitimando la dictadura de la gran burguesía española bajo su forma pluripartidista y la vía de la “acumulación de fuerzas”, electoralismo y “frentes amplios” como camino hacia el “socialismo”, el final de este trayecto llegó con la desaparición del PTE-ORT tras la capitulación de sus dirigentes. En Francia el PCFML encontró su “burguesía nacional” en de Gaulle, convirtiéndose en la “izquierda” de un sector de la burguesía imperialista francesa. En otros lugares las organizaciones m-l no pasaron de ser pequeños grupúsculos dogmáticos, incapaces de aplicar el pensamiento mao tsetung a la realidad concreta de cada país.

El autor del documento que presentamos hoy es Gilbert Mury. Activista comunista muy ligado al PTA, fue el único invitado a título personal al VI Congreso del PTA. El texto es tanto un ejemplo de las posiciones revolucionarias defendidas dentro del movimiento comunista internacional en los años setenta del siglo pasado, como de alguno de sus problemas, fundamentalmente la falta de una toma de posición firme por la Gran Revolución Cultural Proletaria, cuando no una oposición en la práctica.

En el texto se hace un balance de la experiencia de la aplicación de la dictadura del proletariado:

Las condiciones históricas de la toma del poder, especialmente en Rusia, no permitieron la aplicación inmediata de una democracia conforme a las exigencias de la Comuna de París. Pero sí fueron tomadas en cuenta por la gran revolución cultural proletaria. Los militantes chinos han puesto constantemente el acento en la necesidad de lograr una democracia `como la Comuna´. Y toda la lucha contra el burocratismo, contra la transformación de ciertos responsables del Partido y del Estado en una nueva clase dominante ha tendido a concretar el esquema comunitario definido por Marx y Engels y retomado por Lenin.”

La vía trazada por la Comuna de París –todo el poder al pueblo bajo la dirección de la clase obrera- ha sido finalmente seguida por dos de los países –el más poblado y el más pequeño- en que se establecieron relaciones socialistas de producción. Pero fue necesario transitar por un camino distinto al de la Comuna, y un desvío semejante condujo a la multiplicación de instituciones burocráticas, en especial en la Unión Soviética”.

Podía definirse dialécticamente la diferencia entre las dos vías elegidas por los grupos de países en los cuales se produjo la revolución socialista: en uno de los campos, la acumulación de áreas de la vida política y social, en que las decisiones son tomadas por los miembros del aparato, superó después de la muerte de Stalin, el umbral que separa el poder obrero –amenazado por deformaciones burocráticas- de un poder ejercido por una burguesía burocrática sobre la clase obrera y las otras capas populares. Pero paralelamente, los lazos entre militantes, intelectuales, cuadros políticos fieles al maoísmo, por una parte y las masas por la otra, se fortalecen y profundizan. Tan es así, que en el momento de combate decisivo, las fuerzas de la democracia obrera, de la dictadura del proletariado, del poder popular, han aplastado a los responsables de la corriente burocrática y agrupado a los confundidos y equivocados bajo la bandera de la Comuna. Así el umbral cualitativo, franqueado en ese momento de la evolución, no fue el mismo en los dos casos”

Centrando en la cuestión fundamental del Poder, de los viejos partidos revisionistas y de los nuevos, la clase obrera sólo puede esperar el fascismo:

Resumiendo, el paso de la toma revolucionaria del poder a la democracia de masas plantea un problema real ( …) frente a quién hable de socialismo, los obreros exigen que se demuestre que se trata de dar poder al pueblo (…)
Resumiendo, el hecho de que el PCF no aparezca más ante los obreros como el que quiere hacer la revolución, es más tranquilizante en la medida que esta revolución improbable sería –con él- burocrática y autoritaria.”

Dejando claro que el Estado burgués en cualquiera de sus formas es sólo y nada más que una herramienta para que la burguesía ejerza su dictadura, incluso cuando socializa los medios de producción, su destrucción violenta a través de la guerra popular es una necesidad ineludible para la clase obrera dirigida por su Estado Mayor, el Partido Comunista. La violencia revolucionaria no es “defensiva”, como pregona el nuevo y el viejo revisionismo, que es la puerta abierta a la capitulación ante el imperialismo y la reacción (negociaciones, acuerdos de paz, cretinismo parlamentario, constituyentes, etc.):

El capitalismo se define así por la utilización de fuerzas colectivas de producción en el marco de la propiedad privada de los medios de producción. Aún en una perspectiva burguesa, esta contradicción es el principio del paso de una etapa a la otra: el capitalismo liberal no permite a las pequeñas empresas del siglo XIX manejar un universo de máquinas gigantescas que exigen inversiones proporcionales. Entonces la burguesía socializa a su manera la propiedad: crea sociedades `por acciones´ y `trusts´. Entran en el capitalismo de los monopolios, en el imperialismo. Luego recurre al guardián de sus intereses generales, al Estado que toma a cargo los servicios esenciales y las industrias básicas deficitarias. Y este es el capitalismo moderno o capitalismo monopolista de Estado”

La lucha. Sólo la lucha permite a los oprimidos tomar conciencia de sus fuerzas y de sus necesidades, de alejarse de la mediocridad cotidiana (…) Este combate está dirigido contra una clase dominante poderosamente organizada para imponer sus coacciones, e incluso para emplear la fuerza armada cuando las mistificaciones ideológicas no le son suficientes. No se puede en consecuencia, más que oponer la violencia de las masas a la del Estado. Pero. ¿Puede suceder que el proletariado renuncie a enfrentar al Estado, y darse una perspectiva política de toma del poder? Es una ilusión imaginar un reino de paz –sería la paz de los cementerios.”

Los herederos políticos de Marx y Engles son los que hoy tienen confianza en la lucha violenta y armada de las masas para voltear al régimen capitalista. Los fundadores del materialismo histórico siempre han planteado esta regla.”

Para finalizar la presentación del documento es necesario señalar lo erróneo de la equiparación que hace Gilbert Mury de la Gran Revolución Cultural Proletaria con la lucha contra el burocratismo de los albaneses, tema que volveremos a abordar. Tras la experiencia de Nepal, la rendición de las FARC ante el imperialismo yanqui apadrinada por Cuba y otros revisionistas como el PCE del Estado español, la participación del Partido Comunista de Filipinas (representado por miembros del Frente) en el gobierno reaccionario y vendepatria de Duterte, la coalición formada por el YPG, el PKK, la superpotencia yanqui y el sionismo contra los pueblos árabes, etc., se hace evidente que no basta con levantar lucha armada, es imprescindible desarrollar guerra popular apuntando a lo más alto del maoísmo, la Gran Revolución Cultural Proletaria como se está plasmando en la guerra popular en el Perú dirigida omnímodamente por el PCP y su CC. Hoy no es suficiente con ser marxista-leninista; negar el maoísmo, negar la Revolución Cultural, es desviar a la clase obrera de la toma cabal del Poder en favor de la reacción interna y el imperialismo, los ejemplos ahí están. 


Enlace al documento:

GILBERT MURY - TEORÍA MARXISTA DE LA VIOLENCIA



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